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¿Querés votar bien? Hace falta más que información.
- ¿CÓMO VOTAR BIEN? -
Necesitamos procesar la información con la mente abierta y de forma confiable, o no nos sirve de nada.
Y la mayoría de nosotros somos muy malos en eso.
Imaginen dos doctores que quieren curar pacientes. El primero, Quinton, no se guía por la evidencia científica.
Sigue a su corazón. Cuando forma sus opiniones médicas, sólo cree lo que SIENTE correcto.
La segunda, Edna, tiene una mentalidad científica.
No sólo sigue a su corazón. Basa sus creencias en la mejor evidencia disponible.
¿Cuál doctor quisieras que te ayudara - Quinton o Edna?
Apuesto que dirán Edna. Quinton tiene buenas intenciones pero no ayuda a nadie.
Desafortunadamente, como votantes, hay razón para pensar que la mayoría somos
más como Quinton que como Edna.
La investigación muestra que la mayoría de los votantes sufren de muchos sesgos cognitivos, más allá de su afiliación política.
Un sesgo cognitivo es un patrón sistemático de desviación del pensamiento racional.
Para la mayoría de los votantes, no importa si leen las noticias o estudian las plataformas de los candidatos.
Sus votos reflejan sus prejuicios. Para votar bien, debemos superar nuestros prejuicios.
¿Cuáles son algunos de los peores sesgos? Nombraré cuatro importantes.
Primero, el "sesgo de optimismo", por el que sobreestimamos la probabilidad de que nuestras decisiones
producirán buenos resultados y subestimamos la probabilidad de que terminarán mal.
Ignoramos la posibilidad de consecuencias no previstas.
Segundo, el "sesgo de confirmación" por el que tendemos a buscar y aceptar cualquier evidencia que
apoye nuestras opiniones actuales pre-existentes e ignoramos, rechazamos o desconfiamos de la evidencia
que socava nuestras opiniones actuales.
Tercero, el "sesgo grupal", por el que tratamos los desacuerdos políticos como batallas entre equipos rivales.
Tendemos a creer que cualquier cosa que haga nuestro equipo, no importa cuán mala,
es buena sólo porque la hizo nuestro equipo. Tendemos a creer que el otro equipo es malo
sin importar lo que haga. Perdonamos rápidamente a nuestro lado y condenamos rápidamente al otro.
Cuarto, el "sesgo de acción", con el que siempre sentimos que tenemos que hacer algo en vez de no hacer nada.
A veces la mejor respuesta es sentarse y esperar hasta que sepamos más, porque algo que querramos hacer
puede generar nuevos problemas.
Estos cuatro sesgos son comunes en la mayoría de la gente. Si somos honestos con nosotros mismos, probablemente
reconoceremos más de uno de ellos en nuestras decisiones y conductas pasadas.
¿Cómo podemos tratar de evitar estos sesgos al votar?
Bueno, acá hay algunos pasos que todo votante debería considerar.
Primero, no te etiquetes. Una vez que te identificas con un grupo, te sientes tentado a mostrar
lealtad al equipo incluso cuando deberías ser escéptico. Mantenete independiente.
Segundo, escucha al otro lado y poné a prueba tu opinión.
Encuentra y lee las críticas más inteligentes a tu opinión y las mejores defensas de otras posiciones.
Por un tiempo, deja de leer cosas que apoyen tus opiniones actuales.
Tercero, pará y pensá. Nuestros problemas podrán ser urgentes, pero justo por eso debemos evitar decisiones apresuradas
y falsas soluciones. Tomá tiempo, da un paso atrás, deja que se enfríen tus emociones y analiza
cuidadosamente los problemas antes de llegar a una opinión.
Cuarto, evita las noticias y enfocate en las ciencias sociales. Las noticias a menudo no son más que ruido.
El sensacionalismo es lo que vende y suele llevar a errores. Si quieres ser un buen votante, aprende
las cuestiones básicas de la economía, la sociología y la ciencia política.
Quinto, asumí que las cosas saldrán mucho peor que lo esperado. Cualquier cosa que tu lado proponga hacer,
haz tu mejor estimado de los beneficios y reducilo a la mitad. Luego haz tu mejor
estimado de los costos y duplícalo. Si deja de valer la pena, entonces no votes a favor.
Recuerda, no le haces un favor a nadie votando irresponsablemente.
La mayoría de nosotros puede votar bien pero, igual que con todo, hacerlo bien implica esfuerzo.