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Paz y misericordia de Alá.
El placer más grande en la vida es hacer
lo que te dicen que no puedes hacer.
Me llamo Amjad Al Noor.
Trabajo como director de una productora de medios en Arabia Saudita.
Me gradué en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas hace 3 años.
Después de 4 años en la universidad,
—repetí un año— me di cuenta después de la graduación
de que todo lo que sabía sobre economía
es que en árabe la palabra "economía" se escribe sin "hamza".
Está mal escribir "economía" con "hamza".
Eso fue lo único que aprendí en la Facultad de Economía.
De hecho, no quería estudiar eso.
Hoy no hablaré de mi humilde experiencia cinematográfica.
Hablaré de eso que les atrapa
y la gente les vive diciendo: ¡no, no puedes hacerlo!
Todo el mundo sueña con practicar un pasatiempo
y que ese pasatiempo luego sea la fuente de ingresos.
Permítanme remontarme cien años atrás.
Cuando era niño, teníamos esta cámara.
Desde que nací puse la mira en esa cámara vieja que ni siquiera funcionaba.
Me encantaba mirar a mi familia sin que lo supieran
a través del visor de la cámara.
Me gustaba sentarme por ahí, mirando las vidas que llevaban.
Todo a través de la cámara.
Quizá ese fue el primer signo de mi pasión por la cinematografía y el cine.
Por lo tanto, veía todo desde el visor de la cámara y no con el ojo desnudo.
Pasaron los años después de esos incidentes.
Después de ser admitido en la escuela, recibí mi primer regalo de lujo: ¡una Playstation!
El problema fue que mi padre nos prohibió jugar incluso los fines de semana.
Solía decir que los fines de semana eran días de clase. Jugábamos en vacaciones.
Eso hizo que mis amigos no quisieran venir a casa.
Éramos la casa aburrida a la que nadie quería ir los fines de semana.
Para guardar las apariencias, porque nadie quería venir a casa,
inventé un juego. Era esa serie de TV llamada "Mataaeb" que significa "Problemas".
Incluso nuestros amigos saudíes solían ver ese programa.
Todos veíamos "Problemas".
Como no teníamos patio, mis amigos y yo solíamos ir a la azotea
a escenificar los episodios del programa. Claro, yo era el director y ellos los actores.
Yo me ponía muy serio, y si alguno se reía o cometía algún error o algo así
repetíamos toda la escena. Yo solía gritar "Corten".
Teníamos una almohada, y esa almohada era mi cámara.
En mi primer trabajo como director, mi cámara era una almohada.
Gloria a Alá, años más tarde, en la misma azotea donde solía filmar con una almohada
junto a un amigo filmamos un cortometraje llamado: "Ejército de EE.UU., me has dañado".
(Video) Estoy bien, pero siempre digo que la ausencia de evidencia no es evidencia de la ausencia.
¿Qué?
Simplemente que no haya evidencia de algo no quiere decir que no exista.
No significa que hay evidencia de que algo no existe.
¿Qué?
¿De qué país eres?
¿Qué?
No he oído hablar de ese país.
¿Hablan español en Qué?
¿Qué?
¡Español maldición!
¿Lo hablas?
Sí.
Entonces, ¿entiendes lo que estoy diciendo?
Sí.
Bien, estoy diciendo
que se conoce lo conocido, y que se conoce lo desconocido.
Pero también se desconoce lo desconocido. Cosas que no conocemos que no conocemos.
¿Qué?
Dilo de nuevo, dilo de nuevo.
¡Atrévete a decir "qué" otra maldita vez! (Fin Video)
(Aplausos) Gracias, esa fue la misma azotea que usé para filmar con una almohada un episodio de "Problemas".
En vacaciones, cuando solíamos jugar con la PlayStation
—era lo único que hacíamos casi todo el tiempo—
conocí el juego llamado "Driver".
Claro, todos conocemos el juego "Driver".
Me encantaba ese juego, no por conducir a la deriva y todo eso,
sino que me encantaba jugar ese juego
porque al final de cada episodio, una opción te permitía aparecer como director de cine.
O sea que el juego que acababas de jugar, podía volverse a filmar.
Se podía incluso elegir los ángulos de cámara y hacer lo uno quisiera,
como un director de cine que filma lo que se está jugando.
Solía jugar dos minutos
y sentarme durante horas y horas a trabajar en la edición y dirección del juego que había jugado.
En mi imaginación no tenía una cámara, pero en mi mente, no la necesitaba.
Porque yo estaba dirigiendo una persecución policial por las calles de San Francisco.
Así que no necesitaba una cámara, ¿por qué iba a necesitarla?
Después de ese período, llegó la etapa universitaria.
Tenía que decidir qué estudiar.
Sabía que quería ser director
pero no sabía qué debía estudiar para ser director.
Por ejemplo, ¿se estudiaba algo? Yo no quería ser director de programas de TV.
No me digan que tengo que estudiar medios para trabajar como director.
Yo quería dirigir cine, teatro, etc.
No me atrevía a decirle a mi familia que quería ser director.
Para nosotros los sudaneses esto de ser director es una tontería.
¡Director de cine!
Mi madre con su sabiduría...
—los mejores campos son la ingeniería o la medicina—
mi madre sabía que yo era lento en matemática y de mi falta de memoria.
Le dije que me gustaría estudiar algo que dejara dinero,
no le dije que quería estudiar dirección;
ella dijo: "Bueno, por qué no estudias economía, eso estudiaba Salah Idris".
(Aplausos)
"Sea que estudies economía como Salah Idris o estudies", dijo. "Alto, quedémonos con eso de Salah Idris".
Entré a la universidad y estudié economía. Pasaban los años y no tenía idea de lo que estaba haciendo.
Solía pasar mis vacaciones en Arabia Saudita. Trabajaba en centros comerciales vendiendo perfumes.
Cuando venía un cliente le mostraba las fragancias.
Para escapar del estado de ánimo de estudiar algo que no me interesaba,
decidí ahorrar dinero de este trabajo y comprar una cámara
mientras mis amigos solían salir, escribir sus números de teléfono en tarjetas y dárselas a las chicas.
Claro, no teníamos un folleto TEDx para escribir el número y dárselo a una chica guapa.
En ese momento mi principal preocupación era la de ahorrar dinero suficiente para comprar mi primera cámara de vídeo.
De hecho, yo estaba muy emocionado, cuando compré mi primera cámara de vídeo.
Fui a casa, y también había comprado un trípode y soporte,
lo monté en la sala de estar, apunté a la puerta y la conecté a la TV.
Así que cuando alguien entraba, se veía a sí mismo en la TV.
La primera persona en entrar fue mi padre; por desgracia, no estaba grabando.
Cuando entró mi padre, yo esperaba que me digera algo genial.
Al verse en la TV
sus primeras palabras fueron: "¿Cuánto costó eso?" (Risas)
Claro, esa fue mi primera frustración en el cine, ¡ni siquiera empezaba todavía!
Al recibirme de la universidad, la cosa se puso seria.
Tenía que conseguir un empleo.
No podía quedarme de brazos cruzados; ellos esperaban que empezara a trabajar.
No quería repetir el mismo error de trabajar en una especialidad que no me gustaba.
Así que no trabajé.
Tuve oportunidades de empleo. Lo máximo que trabajé fueron 11 días.
La presión familiar y de mi padre era enorme. Estando en casa, venían y me preguntaban:
"¿Conseguiste un empleo?"
Gloria a Alá, fue una conciliación con nuestro Señor.
Como dice el Dr. Anwar: "Inténtalo con todo el corazón servidor de Alá, el resto depende de Alá".
Y el resto depende de ti servidor de Alá.
Gloria a Alá, la recompensa vino de Alá mientras dormía en casa.
Un amigo ingeniero buscaba empleo, fue a una empresa donde le dijeron:
"No necesitamos ingenieros, pero si conoces a alguien que haga cine, dile que venga".
Para salir de la depresión en la que estaba sumido
tomé mi cámara, produje mi primera película y la subí a YouTube.
Subí a YouTube la primera película con montaje y música. Su nombre era "Buenas noches árabes".
En esa película representé 6 personajes.
Esa película se hizo viral entre mis amigos. Fue un sentimiento increíble.
Por primera vez me sentí como una celebridad.
Como yo era uno de los famosos
todos mis amigos hablaban de la película.
Mi padre, que solía decir "Despilfarraste el dinero en esa cámara",
no podía creerlo; cuando llegaban visitas, ¡les mostraba la película!
Cuando mi amigo fue a esa empresa y le dijeron que no necesitaban un ingeniero,
él les mostró la película y, de inmediato, ¡me contrataron!
Claro, la película era de bajo presupuesto. Me contrataron porque como "productora"
si yo con tan pocos recursos pude producir, entonces se dieron cuenta de que definitivamente era posible.
Gracias a Alá, sigo trabajando en una productora.
Gracias a Alá, a lo que me dedico, mi pasión, se volvió mi fuente de ingresos.
Quiero decir, definitivamente todos los presentes alguna vez
pensaron en hacer algo y alguien los frenó diciendo: "¿En serio?"
Como dije al principio, el placer más grande de la vida es hacer lo que te dicen que no puedes hacer.
Por eso mi mensaje para quien quiere hacer algo
que la gente dice que no es posible es:
no se vuelvan locos, en vez de eso, agradézcanles.
¡Es la mejor motivación que pueden tener!
Cuando alguien les diga que no se puede
el mejor ejemplo son los niños; si uno quiere que hagan algo
solo les dice que no lo hagan. Y lo harán, a pesar de todo.
Solo porque tocamos ese punto débil, que no podemos hacerlo.
Les diría a toda las personas ambiciosas aquí presentes, a quienes tienen un sueño,
les diría, ¡no lograrán su sueño!
(Aplausos)
Además, sobre filmar en Sudán.
Claro, nuestro cine está limitado
dado que vivo en Arabia Saudita.
La imagen de Sudán en el mundo árabe —y no estamos hablando de EE.UU. o Europa,
estoy hablando de la imagen de Sudán en los vecinos árabes—
no se imaginan la imagen terrible que tienen.
Una vez un amigo vio la torre Al Fatih y preguntó: "¡¿Tienen eso en Sudán?!"
Las personas tienen una imagen espantosa, y no los culpo en absoluto.
No les estamos reflejando nuestra hermosa imagen.
Si le preguntamos a alguien en la calle, a alguien sin hogar, por ejemplo;
si le preguntamos: "¿De qué color son los taxis en Egipto?"
Dirá: "¡*** y blanco!"
Las películas se lo han retratado hasta el hartazgo, aunque él nunca haya estado en Egipto.
Todos pueden hablar con acento egipcio, porque miran sus películas.
Para mí, la mejor manera de mostrar el país,
de exponer tu país a la gente, es con la industria del cine.
Se nos dice que somos la nación de la lectura, pero nadie busca en la red sobre Sudán.
¿Qué es Sudán? ¿Cuál es la historia de Sudán? Nadie se sienta a leer la Wikipedia de Sudán.
Pero cuando uno hace una película sobre Sudán
una película interesante, definitivamente la gente la mira.
Hace un tiempo hice una película sudanesa llamada "120 segundos".
Esta película se hizo viral en Arabia Saudita.
Demostró mis dichos. Los comentarios más agradables vinieron de no sudaneses, de los árabes.
"Realmente, ¡los sudaneses no están tan mal!"
Cualquier cineasta tiene en mente que si un sudanés hace algo, nadie lo verá.
Por el contrario, a la gente le interesa saber de Sudán y qué es Sudán.
Confíen en mí, la mejor forma de comunicar es a través de las películas.
No estoy hablando de grandes presupuestos, solo una cámara, buenas imágenes y subirlas a YouTube.
Todo el mundo verá a Sudán.
Al final, volveré sobre mis palabras:
"El placer más grande de la vida es hacer lo que te dicen que no puedes hacer".
Por una sola razón, si lo haces, dices lo que sientes en dos palabras.
Cuando finalmente lo logras, vienes y dices a quienes decían que no podrías:
¡Aquí estoy!
(Aplausos)
Muchas gracias. Salam alikum.