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¿Qué¿ ¿El viejo ha cambiado de idea después de todo? ¿Si no, por qué todavía estáis en los asientos baratos?
¿Qué es lo que te molesta más, Ansgar? ¿Que haya cerrado el trato con el jeque o que mi marido sea el nuevo presidente de la junta?
Pero queridísima Tanja, ¿por qué debería molestarme por eso?
Nuestra compañía se ha ganado un inversor millonario y yo disfrutaré viendo cómo él fracasa.
Muy interesante, teniendo en cuenta que tu nombre es la definición de "fracaso", según el diccionario.
¡Vaya, por Dios! ¿Va a ser una de esas tardes deprimentes de chistes baratos?
Ah.
Bien, ya estáis todos aquí.
Ya no puedo más con "buenas noticias".
Quiero pediros que estéis libres para la comida de mañana.
El jeque Kamar quiere despedirse de nosotros, así que lo he invitado a almorzar.
¿Yo tengo que estar allí?
Bueno, según tengo entendido, quiere conocer a toda la familia.
- ¿Y a quién incluye exactamente en eso? - A todos los Lahnsteins y a sus respectivas parejas.
Oh, entonces tendréis que jugar a ser el matrimonio perfecto un día más. ¿Crees que lo conseguirás?
¡Puaj!
- He perdido el apetito. - Eso significa que puedo invitar a Marlene, ¿verdad?
- Hmm. Podría llegar a ser una tarde interesante, después de todo.
Papa, no has respondido a mí pregunta. ¿Puedo llevar a Marlene o no?
Bueno, me parece una idea estupenda.
¿Cuándo se tiene la oportunidad de ofender a dos personas al mismo tiempo con tu estilo de vida anormal?
Rebecca puede llevar a quien quiera, me tiene sin cuidado. Disculpadme.
Ups. Parece que alguien más ha perdido el apetito.
Dios, ¡cállate la boca, Ansgar!
- Desafortunadamente, estoy de acuerdo con Ansgar. - ¿Qué? Algo mal estoy haciendo.
El jeque Kamar valora la cultura y la tradición... SU cultura y SU tradición.
Me lo imagino teniendo... dificultades con la idea de... dos mujeres queriéndose y viviendo juntas abiertamente.
- Sebastian, dudo mucho que anularía el contrato por eso. - De todos modos, él cree que está invirtiendo en una familia tradicional y conservadora.
Presentarle el estilo de vida liberal de alguno de los Lahnsteins, puede que eso haga que se eche atrás.
- ¿Qué propones? - Evitar posibles conflictos y que Rebecca venga sola.
Lo siento, ¡pero se trata de un contrato de un millón de euros!
Bueno, todos respetamos al jeque Kamar, su cultura y sus valores. A cambio, espero que él respete los valores de nuestra familia.
Si Rebecca quiere, Marlene también está invitada.
Bueno, ahí está: la tonta senilidad de la edad.
En esta familia, todos pueden amar, vivir y encontrar la felicidad a su manera.
Si un trato depende de cosas así, no lo acepto.
¡Eso, eso!
- ¿De verdad tu padre quiere que venga mañana? - Sí.
Ha dicho claramente que quiere que estés allí.
¿Qué pasa con los demás? ¿Con Tristan?
Bueno, no estaba precisamente entusiasmado, pero... está bien.
- Uhm. - Ehi, ¿qué tal si muestras un poco de entusiasmo?
- ESTOY entusiasmada. - ¿Pero?
Es solo que no sé si mañana es el momento adecuado para eso.
Quiero decir, por lo que he podido entender, el trato con ese jeque es muy importante.
- ¿Y? - Bueno, ¿qué pasa si tiene problemas con que dos mujeres estén juntas?
Que los tenga. Si no defendemos nuestra relación, ¿cómo podemos esperar que lo hagan los demás?
Sabes qué significa eso: que ya no tenemos que escondernos de nada ni de nadie.
Al fin y al cabo, eso es lo que siempre hemos querido.
Porfa.
¿Significa que iremos juntas?
Sí.
¡Un almuerzo para tantas personas! Y tengo que enterarme en el último minuto, ¡otra vez!
¿Y qué es lo que quieren? Cordero con menta y todo esto para el desayuno.
¡Yo quiero también un gran cerdo asado!
Estoy de coña.
- Estaba riendo para adentro. - Bueno, en cuanto hayas terminado con eso, seguramente podrás explicar...
- ... por qué el whisky de mi suite se ha acabado otra vez. - ¡Probablemente porque usted lo ha bebido!
- Respuesta equivocada, ¡Linse! - No soy responsable de su whisky.
- ¡Equivocada, otra vez! Ahora vete, ¡volando! - Qué amable es usted hoy.
Y se lo consigue hoy, hasta te dejaré beber un poco.
Creo que te vendría bien.
Después de todo, no es fácil... imagínatelo.
Tu propia hermana, tomada del brazo con la mujer con la que te gustaría casarte.
Y todo esto con la bendición de tu propio padre.
- Oh, ¡está vivo! - ¿Qué quieres, Ansgar?
- Nada, solo me preocupo de tu estado emocional. - Mi "estado emocional" no es asunto tuyo.
Oh, sí que lo es, cuando se trata de un socio tan importante como el jeque Kamar.
¡Cállate la boca!
- Su whisky. - Bueno, ¡aquí lo tienes!
Parece que no es usted el único que va a tener un día interesante mañana.
¡Una mañana encantadora!
No esperaría eso de tu ex, pero por lo menos tu hermana podría tener un poco de decoro.
Jeque Kamar, estamos encantados de darle la bienvenida en nuestra casa.
- Le presento mi mujer... - Encantada de conocerle.
El placer es todo mío. Me alegro de conocer al resto de la familia.
Oh, ya hemos tenido el placer. Aunque todavía no me has presentado a tu mujer.
Eso es porque me gusta guardar lo mejor para el final. Jeque Kamar... Tanja, mi mujer.
Encantada. Espero que le haya gustado la corbata que le envié.
Oh, naturalmente. Estoy deseando que llegue la ocasión de ponérmela.
Porque a mí también me gusta guardar lo mejor para el final.
- Mi hijo Hagen y su mujer Dana. - Hola. Encantado de conocerles.
- Mi hija Rebecca. - Jeque Jamar.
Mucho gusto.
¿Conde Lahnstein?
- Está bendecido con unas hijas hermosas. - Uhm. Marlene no es mi hija...
Es la acompañante de Rebecca.
Vale... ¿entonces es una amiga?
No, es mi pareja.
- Uhm. - Uhm... uhm.
- Vale, ¿ella... es suya? - Sí.
- Es una mujer hermosa. - ¡Lo sé!
Si ya no la quiere, la voy a comprar por, digamos... ¿15 camellos?
No menos de 40.
No menos de 40...
¡Esa es buena! Ha estado muy bien.
Sabe... no todos en mi país toleran su estilo de vida.
También una de mis hermanas... quería a una mujer.
Bueno, creo que fue buena idea dejar que Rebecca invitara a Marlene.
Yo también lo creo.
Dé gracias a Dios por vivir en un país en el que no hay que temer las reacciones violentas.
Aunque aquí también viven las personas que tienen problemas con la homosexualidad.
- Bueno, lo más probable es que vivan en todas partes. - Seguro.
Pero ustedes tienen una familia que os apoya. Y eso... eso es lo más importante.
- Sí. Y estamos muy contentas. - Brindamos por ello.
Perdonadme... tendríamos que acompañar a los demás en el salón junto con la chimenea.
- Tristan, sé que esto no es fácil para ti. - Papá, por favor... ahórrate la compasión, ¿eh?
- ¿Por qué nadie me ha preguntado a MÍ por cuántos camellos te vendería? - ¿Cuántos habrías pedido?
No te cambiaría por ningún camello. Quiero decir, ¿qué hago yo con un camello? Ni siquiera puedo comerlo.
- Eres una AUTÉNTICA romántica. - ¡Lo sé!
- Ha ido todo muy bien, ¿verdad? - Yo diría que ha sido el bautismo de fuego, por decirlo así.
- Aun así, me alegro de que se haya acabado todo. - De ahora en adelante, será todo más fácil.
- ¿Lo prometes? - Lo prometo.
- ¿Pasa algo? - Me preocupa Tristan.
Pero él estuvo de acuerdo en que Marlene viniera al almuerzo.
Sí, sí, eso es lo que dijo, pero...
Lo he estado observando... veros juntas le hace daño.
Sí. Sin duda, no es fácil para él.
Rebecca...
Quiero que Marlene y tú seáis felices.
Y si os queréis, os defenderé delante de todo el mundo.
Pero...
¿Pero?
Me importa también la felicidad de Tristan, y necesita más tiempo para aceptar la situación.
Sí.
Entonces, ¿qué esperas de nosotras?
Os pediría que... os refrenéis un poco.
¿Cómo, exactamente?
Ayudaría si... vuestros encuentros tuvieran lugar fuera del castillo, por el momento.