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Horacio Vogelfang: Porque hay niños que esperan un corazón
Preparar esta presentación acerca de algunos aspectos
de mi vida profesional, indefectiblemente,
me llevó a recorrer mis orígenes,
a recorrer recuerdos.
Yo nací en La Paternal, un barrio de Buenos Aires,
en un hogar de modesta clase media judía.
A los cuatro años, contraje poliomelitis...
una enfermedad que, bueno, dejó algunas marcas.
Hice todos mis estudios en escuela pública.
Empecé la Facultad de Medicina en la Universidad de Buenos Aires...
Y siempre con una idea, como si estuviera predestinado:
Yo iba a ser cirujano. Tenía que ser cirujano.
Claro, Cirugía la aprobé raspando...
(Risas)
...con un 4, y creo que de favor, porque estaba más para el 3.
Eso, esa herida tremenda a mi orgullo
no podía terminar en ningún otro lugar
que en el diván de un psicoanalista.
Pero, igualmente, eso me ayudó...
Pude obtener un récord, pude superar aún al propio *** Allen:
tengo más de 40 años de terapia con el mismo terapeuta.
(Risas)
Es toda una marca.
(Aplausos)
Me recibí y pude especializarme en Cirugía.
Cirugía cardíaca infantil.
Es decir: intentar curar a chicos que nacen con defectos en su corazón.
Agujeros entre cavidades, que no deben estar.
Arterias, válvulas tapadas, diminutas, algunas ausentes.
Porciones de corazón que deben ser reemplazadas por prótesis.
Esto me llevó a estudiar en Inglaterra y en Canadá una técnica que
es la de conservación de porciones de corazón, que son donados
pero que no sirven para ser trasplantados en su totalidad,
entonces se pueden extraer de él válvulas, arterias,
prepararlas y congelarlas para ser utilizadas luego en cirugías,
cuando el paciente lo requiera.
Estas cirugías, estas técnicas novedosas,
a veces no son suficiente.
A veces hay chiquitos que tienen enfermedades del corazón
que solamente pueden ser resueltas a través de un trasplante cardíaco.
Ése fue un nuevo desafío que tomé:
el de generar el primer programa estable, permanente,
de trasplante cardíaco infantil en un hospital público.
En el Hospital Garrahan.
Es decir, para que todos los chicos del país,
cualquiera sea su condición social, origen, etcétera,
puedan tener acceso a tan sofisticado tratamiento.
En octubre de 2000, pudimos hacer el primer trasplante de nuestro programa.
(Video) "Para nosotros fue algo no esperado. Porque...
...cuando uno va a ser papá nunca desea que un hijo vaya a nacer con problemas."
"Me internaron en el Hospital Penna, de acá de Bahía, en terapia...
...De acá me derivaron al Garrahan."
"Nos habían dicho que ya no podía seguir en el respirador...
y que los órganos estaban muy comprometidos...
Hice una pequeña oración mientras que hacía eso
y le digo 'Dios mío, gracias por el tiempo en que estuvimos acá...
...Gracias porque nos permitiste estar con Sabrina'
Y recuerdo que no alcancé a terminar la oración...
Y vino Lidia corriendo a decirme 'José, José, vení porque nos llaman,
nos llaman los doctores, que hay un corazón para Sabrina'..." (fin video)
Ese trasplante, el primero, por suerte fue exitoso, y luego lo siguieron otros.
Pero, en el devenir del programa, nos dimos cuenta de que
el problema fundamental para estos chicos...
y esto sucede en todo el mundo: es la falta de donantes adecuados.
En nuestro país, hoy hay más de 7.000 personas que esperan
el trasplante de algún órgano.
Cien de ellos, de corazón.
Y de esos cien, dieciséis son pacientes pediátricos,
chiquitos que están en nuestra lista de espera.
¿Qué es un donante adecuado? Es crítico para los chicos.
Tiene que tener condiciones de edad, de tamaño, de peso,
y de grupo sanguíneo, porque no es lo mismo.
No se puede trasplantar a un chiquito de 18 meses
el corazón de un donante de 18 años.
Y mucho menos se puede trasplantar un corazón incompatible,
de grupo sanguíneo distinto.
En enero de 2004, teníamos internada una paciente
a la cual le quedaban pocas horas de vida.
Dieciocho meses tenía.
Era muy difícil obtener un donante de esa edad,
de todas las características de compatibilidad.
Mi colega, el doctor Naiman, descubrió un trabajo,
un protocolo científico de una médica de Canadá,
que proponía, a estos chicos que esperan y que no tienen donantes adecuados,
cambiar las características de su sangre para poder recibir
corazones de otro grupo.
Llegó ese donante, incompatible,
y pusimos en práctica por primera vez, en toda Latinoamérica, ese protocolo.
Y la verdad es que yo pensé que íbamos a ir todos presos.
Pero...
(Video) "Abril tiene tan sólo 18 meses...
Necesita en forma urgente un trasplante de corazón.
Desde el lunes, un respirador, medicinas, y la mano del personal médico
del Hospital Garrahan la mantienen con vida."
"Yo cuento siempre que fue parte todo del mismo milagro.
Porque yo no sabía nada de medios, no sabía nada de nada.
Y sin embargo ella fue abriendo puertas adonde fui...
Me atendió un presidente en 40 minutos... o sea, me atendió con la velocidad
que necesitaba Abril. Y cuando me atendió...
Lo primero que me dijo fue 'Lo que vos necesitás yo no te lo puedo dar'.
...No me olvido más de eso...
Porque yo necesitaba un corazón...
Y me acuerdo que me dijo:
'Bueno, esto que vos necesitás yo no te lo puedo dar pero'..." (fin video)
Pero bueno... ese trasplante se hizo.
Abril, a diez años, está muy bien.
(Aplausos)
Y nosotros seguimos bregando por algo que pudiera sostener
a los chicos mientras esperan el donante adecuado.
Y, entonces, a través de mucha gestión,
muy difícil pero, por suerte, obtuvimos respuesta.
Logramos que ese presidente, que le decía al papá de Abril
que no podía dar lo que él necesitaba... bueno: nos lo diera.
Artificial, de fantasía, como el de Pinocho, pero un corazón al fin.
Con este elemento, costosísimo, que el Gobierno compró en Alemania,
nosotros nos entrenamos para utilizarlo,
pudimos, finalmente, mantener con vida durante meses,
y hasta año y medio, chiquitos que esperan por el donante.
Esa consola que ustedes ven en primer plano es la que genera
el impulso de la sangre, que entra en cánulas y bombas
que están implantadas en el tórax del paciente,
reemplazando al corazón enfermo.
Pero esto voy a dejar, por ahí, que lo expliquen los expertos.
(Video) "Cuando lo desenchufás, suena; cuando lo enchufás, no".
"La manguerita le echa aire para que no se salga la sangre."
"De la máquina viene el aire y acá viene... la bomba."
"Ah, la bomba... y bombea como un corazón."
"Sí."
"¿Y qué pasa si no hace eso el Berlin?"
"¿El qué?"
"Si no funciona..."
"Muero."
"¿Y si no está qué pasa?"
"Y... pasa que después se apaga la máquina y no..." (fin video)
Los chiquitos con este corazón artificial conviven con nosotros,
como les dije, meses, años, en el hospital.
Es muy alegre verlos, pero a veces se hace difícil.
A veces los padres, bueno, nos preguntan con angustia
cuándo llegará el donante, y hay que poder contenerlos, y ayudarlos.
Y, a veces, se pasan momentos muy difíciles, como éste que quedó registrado.
(Video) "...O sea, una porción chiquita de pollo
...y un fideo seco... seco.
Al pollo lo pude comer, lo mojé con limón...
Los fideos seguían secos. No me los pude comer."
"¿Y qué dijeron de la cocina?"
"No era la comida de ayer, era de mañana...
Era comida vieja." (fin video)
(Risas)
Bueno, pero podemos finalmente superar estos episodios,
y convivir con los pacientes, hasta que el milagroso teléfono suena,
el Incucai nos avisa que hay un donante,
nosotros definimos que sí, que sirve para alguno de nuestros pacientes,
de nuestros receptores, y a partir de allí se desencadena
una cascada de acontecimientos, una vorágine imposible de describir.
Por eso compilamos en dos minutitos imágenes de un operativo de trasplante,
para ver si ustedes podían vivirlo un poco más de adentro,
y sentir las cosas que nosotros sentimos,
que a veces es difícil ponerlas en palabras.
(Video) "Ahora son las cuatro menos diez, y estamos yendo para
llegar al hospital cuatro y media, que ése es el momento, el punto de encuentro,
para salir a hacer la ablación de un donante que hay en Jujuy."
"El equipo de ablación está coordinado por el Doctor Naiman. Gerardo Naiman,
que es quien se ocupa de organizar la salida del equipo hacia
el lugar donde está el donante."
Mientras transcurre la ablación comienza la preparación del receptor.
"Vamos a empezar con Felicitas...
Hay que desarmar toda la cirugía del corazón artificial que tiene adentro.
Y eso nos da a nosotros una situación casi como de no-retorno."
"Yo creo que hay que hacerlo, porque no puede vivir conectada a una máquina."
"Mami..."
"No, no, no tenemos que llorar... Yo te espero acá."
"No quiero..."
"Pero es la última vez."
"Es la última vez ¿no?"
"Sí, nada más."
"Chau, mami..."
"Te espero con el corazón nuevo."
Es inevitable. La familia del receptor espera la llegada del corazón.
(Sirenas)
El equipo de ablación llega al Hospital Garrahan con el corazón para Felicitas.
(Aplausos)
Y, por suerte, como en la mayoría de los casos, el trasplante sale bien.
El corazón late... (fin video)
(Aplausos)
Y nosotros también, el equipo, no sé si vieron la última imagen...
despedimos con un aplauso al paciente.
Es una forma, por ahí, de descargar esta tensión que, bueno...
que llega a buen término.
Y todo esto, para nosotros es una idea, una sensación que tenemos,
que la hacemos con mucha humildad, porque todo el equipo
lo que piensa es que nos sentimos, humildemente,
intermediarios en una aventura maravillosa,
como es la donación de órganos.
Y bueno, eso es lo que hacemos todos los días y, por suerte,
cuando los pacientes se van de alta, nos invade la curiosidad,
le queremos preguntar qué obtuvieron como premio, como regalo,
frente al esfuerzo, semejante esfuerzo...
cirugías, corazón artificial, trasplante...
Bueno, entonces, cuando los chicos se van de alta,
algunos nos cuentan qué fue lo que recibieron de regalo.
Qué fue lo que pidieron.
(Video) Felicitas, 9 meses de corazón artificial. A un mes del trasplante.
"Te felicito que te vas, che...
¿Y qué te regalaron? ¿Qué pediste?"
"Un corazón."
"Me mató.
...Listo... Y te lo dieron, ¿no?"
"Y llegó ese corazón tan lindo..."
"Muy bien... estás hermosa." (fin video)
Y como les decía. Estas imágenes, la despedida de los pacientes...
Abril saltando cuatro años después de ese trasplante imposible,
de corazón incompatible.
Los 35 chicos que ya trasplantamos. Los 28 que asistimos con el corazón artificial...
Bueno, todos estos recuerdos cobran un especial sentido porque
siempre hay chicos que esperan un corazón.
Y, por otro lado, de este lado, siempre hay gente que los escuchan.
Muchas gracias.
(Aplausos)