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Florencia Rolandi: El corazón de una mujer puede romperse EN SERIO
¿De qué se mueren los hombres?
La primera causa de muerte en los varones
son las enfermedades cardiovasculares.
Y las mujeres sabemos esto,
porque, a lo largo de la vida, cuidamos a nuestros hombres.
También sabemos por qué pueden enfermarse.
Hace unos años ya, desde un programa que hacemos en
la Fundación Cardiológica Argentina, hicimos una encuesta,
en una muestra representativa del área metropolitana de Buenos Aires,
de 600 mujeres,
y les hicimos preguntas sobre factores de riesgo.
Y el 80% de las mujeres sabía que condiciones como
tener presión arterial alta, colesterol elevado, ser diabéticos o fumar
son factores que aumentan el riesgo cardiovascular.
El 90% de las encuestadas sabía que el dolor de pecho
puede ser un síntoma de infarto cardíaco.
Y la gran mayoría además tenía información acerca de
todas las conductas que previenen o ayudan a controlar
la enfermedad cardiovascular.
A esas mismas mujeres les preguntamos:
"¿Cuál es la primera causa de muerte en las mujeres?"
Y, como pueden ver, más de la mitad contestó que el cáncer, en general.
Y muchas que el cáncer de mama, en particular.
Pero ¿de qué se mueren en realidad las mujeres?
En Argentina, 1 de cada 3 mujeres muere por enfermedades cardiovasculares.
Muchas más muertes que si sumamos las que ocurren por
todos los tipos de cáncer, y además por SIDA, y además por accidentes.
Es más... estos son datos del Ministerio de Salud de la Nación,
y, como ven, desde el año 2007 en nuestro país,
mueren incluso más mujeres que hombres por causa cardiovascular.
Hoy, 135.
Y una en los próximos 11 minutos.
Yo soy médica cardióloga,
y desde el año 2006 tengo el compromiso de combatir dos realidades:
la primera es ésta: sin dudas, la enfermedad cardiovascular
representa el principal problema de salud que tienen las mujeres;
y la segunda es que, como les mostré, la mayoría de las mujeres
desconoce este dato, y tiene una percepción que difiere de la realidad.
Ahora... los factores de riesgo cardiovascular ¿son los mismos?
Yo digo "diabetes, hipertensión, sedentarismo, estrés, sobrepeso"...
Al mencionarlos, pareciera que sí... pero esto no necesariamente es así.
Si hablamos de sobrepeso, no es lo mismo en hombres que en mujeres.
En la mayoría de los hombres la grasa se concentra en la panza,
mientras que en la mayoría de las mujeres la grasa se concentra
en las caderas.
Y, para el corazón, pareciera ser más nociva
la distribución abdominal de la grasa.
Por otro lado, el impacto que tienen los factores de riesgo
también es distinto por género.
La diabetes, por ponerles un ejemplo.
Ser diabético es un factor de riesgo para los hombres y para las mujeres.
Si un hombre es diabético, tiene 2.6 veces más riesgo
de tener un infarto que si un hombre no es diabético.
Pero si una mujer tiene diabetes, tiene más de 4 veces de chances
de tener un infarto que una mujer que no tiene diabetes.
Y lo mismo ocurre con la hipertensión arterial o con el sedentarismo,
que aumentan la chance de un infarto, mucho más en las mujeres
que en los varones. Y por el contrario, el tabaquismo tiene
un ligero peor impacto en los hombres que en las mujeres.
Y el tercer punto, en relación a los factores de riesgo,
es que es posible que existan condiciones que son propias
de las mujeres, y que aumenten el riesgo de enfermarse,
y que no conocemos.
Y esto tiene que ver con que, históricamente,
las enfermedades cardiovasculares han sido estudiadas en los varones.
Y extrapolar la evidencia que proviene de los hombres a las mujeres
puede ser un error.
Así como estudiar a las mujeres puede traer sorpresas.
Déjenme darles un ejemplo:
tal vez muchos hayan escuchado que las mujeres, en edad fértil,
tienen menos riesgo de enfermarse, por efecto de las hormonas sexuales.
Una protección que se pierde a partir de la menopausia.
Bueno, durante muchos años, muchas mujeres
fueron tratadas con terapia de reemplazo hormonal.
Se las reemplazaba con parches con hormonas similares a
aquellas que ya habían dejado de tener.
Bueno, sólo los estudios de investigación, que incluyeron a miles
de mujeres, seguidas durante muchos años, pudieron
poner de manifiesto que el reemplazo hormonal,
lejos de proteger al corazón, aumentaba el riesgo cardiovascular.
A las mujeres nos mata que nos reemplacen,
y esto es la evidencia científica...
pero, además de eso, es un buen ejemplo de que las mujeres
tienen que ser todavía objeto de estudio.
La medicina hoy, fundamentalmente, está basada en estos estudios clínicos.
Y aún en la actualidad, las mujeres siguen estando sub-representadas
en los estudios de investigación.
Y esto es una cosa que podemos cambiar.
Puedo mostrarles datos de insuficiencia cardíaca,
pero podría mostrarles de cualquiera de las enfermedades cardiovasculares.
La proporción de mujeres incluidas en estudios de investigación,
en este caso con drogas para el tratamiento de insuficiencia cardíaca,
es menor al 30%,
cuando en realidad, si uno agarra toda la población que tiene
insuficiencia cardíaca, más de la mitad son mujeres.
Ahora... al principio de la charla, les hablé de los síntomas.
Y quiero detenerme en esto:
si también existen diferencias en los síntomas
entre los hombres y las mujeres.
Voy a hablar de infarto cardíaco.
El síntoma típico de un infarto es el dolor de pecho, opresivo,
descripto hace más de 200 años por un hombre,
en base a lo observado en hombres,
y en ese entonces leído por hombres.
Pero existen otros síntomas, que se llaman atípicos,
en contraposición a lo típico,
y que son el dolor de espalda, las náuseas, la fatiga,
la sensación de indisgestión.
Y, a priori, uno pensaría que atípico suena a "raro" o "infrecuente".
Bueno, casi la mitad de las mujeres que tienen un infarto
tienen síntomas atípicos.
Y es posible que si la descripción del infarto hubiera sido hecha
en base a hombres y a mujeres,
a esto que llamamos atípico lo hubiéramos denominado de otra manera.
"Femenino"...
Lo cierto es que la dificultad que supone
a veces esta tipicidad de los síntomas tiene consecuencias
que son muy importantes.
Y ocurre aún, cuando las mujeres tienen presentaciones típicas,
que puede ser difícil hacer un diagnóstico por lo siguiente.
Un hombre entra a una guardia con un infarto,
o la mayoría de ellos, diciendo esto:
"Tengo un dolor de pecho que me aprieta, como si tuviera
la pata de un elefante parado encima".
Y todos corremos. Esto es lo habitual.
Pero muchas mujeres hacen un relato del dolor que es distinto.
Algo más asociado a los sentimientos. Algo como:
"Tengo una sensación como de angustia, como si necesitara suspirar"...
Y nadie corre.
Porque es un relato más complejo.
Y, ante un infarto, es muy importante ser claros.
Porque lo que ocurre es que se tapa una arteria,
se obstruye bruscamente el flujo que pasa por esa arteria,
y deja de irrigarse el músculo cardíaco.
Y por cada minuto de demora, hasta que se abre esa arteria,
mayor es el daño del corazón,
y, obviamente, mayor es la probabilidad de morirse.
Cada minuto cuenta.
Algo que es de sentido común, pero que además
ha sido demostrado científicamente, es que
de los pacientes que tienen un infarto los que antes llegan al hospital
son los que, cuando empezaron a sentirse mal, se dieron cuenta de
que efectivamente estaban teniendo un ataque cardíaco.
Y el darse cuenta, el estar en presencia de un cuadro clínico,
se construye mentalmente, por un lado con el reconocimiento
de los síntomas, y por otro lado si uno cree que lo que está ocurriendo
es posible. Y esto último es viable sólo si uno sabe
que puede enfermarse.
Déjenme contarles el caso de Loli.
Loli es una paciente a la que conocí hace unos años
cuando entró al hospital con un infarto.
Loli empezó a sentirse mal estando en un taxi,
muy cerca del hospital.
Y le dijo al taxista que la lleve a la casa,
"para no preocupar a mi marido"...
porque tenía exámenes que corregir... ella es profesora.
Porque, como muchas mujeres, sentía que tenía
algunas responsabilidades familiares que no podía delegar.
Porque creyó que se le iba a pasar.
Y porque, en definitiva, nunca se imaginó que lo que estaba teniendo
era un infarto.
El caso de Loli no es una excepción.
En Argentina, un estudio que se hizo demostró que
las mujeres consultan, en promedio, casi 2 horas
más tarde que los hombres.
Y esto significa menos probabilidad de vivir.
Otro caso.
Ana María. Una mujer que estaba en su auto,
en un semáforo, parada.
Viene de atrás un camión que lleva congelados,
que no frenó, y la chocó de atrás.
Entonces ella se baja, algo aturdida, del auto,
sin lesiones graves... Va a ver su auto.
Cuando ve cómo está, empieza a discutir con el camionero,
y en el medio de la discusión empieza a tener dolor de pecho.
Al poco tiempo, llega la ambulancia, le ponen un collar de Filadelfia,
la llevan al hospital. En el hospital ella entra diciendo que le dolía el pecho,
y la llevan a hacerse una serie de radiografías y tomografías,
para descartar lesiones asociadas al accidente.
Y, esto es meramente especulativo, pero es posible que
si Ana María hubiera sido un hombre que entraba a la guardia de un hospital,
tras un estrés hiper-agudo como el que supone tener un accidente
de autos, diciendo que le dolía el pecho,
lo primero que hubieran hecho los médicos es un electrocardiograma,
para descartar que no tenía un infarto, antes de llevarlo a
dar vuelta por la sala de rayos.
Entonces, las demoras de las mismas pacientes a consultar,
las demoras que a veces tiene el sistema de salud,
y la dificultad diagnóstica que a veces supone
esta atipicidad de los síntomas
determina que acá, en Argentina, pero también en el resto del mundo,
las mujeres reciban menos tratamiento para el infarto.
Y una consecuencia evitable es que
el hecho de que reciban menos tratamiento de algún modo
explica, entre otras cosas, que una mujer con un infarto
se muera más que un hombre con infarto.
Entonces, creo que es muy importante que,
desde la comunidad médico-científica, incrementemos
la investigación clínica en mujeres.
Que luego, desde lo asistencial, efectivamente les brindemos,
les aseguremos que van a tener el mejor tratamiento disponible.
Y el resto tiene que ver con la comunidad, con que podamos
generar conciencia.
Si ustedes que son mujeres, y también ustedes que son varones,
se convencen de que las mujeres pueden enfermarse del corazón,
entonces esto puede tener dos consecuencias muy importantes.
La primera tiene que ver con la prevención:
que las mujeres adopten conductas saludables,
que consulten periódicamente al médico,
que conozcan cuál es su riesgo vascular...
que los varones empiecen a cuidar al corazón de las mujeres,
del mismo modo en que las mujeres cuidamos
el corazón de nuestros hombres.
Y la segunda consecuencia es que, ante la eventualidad
de que una mujer tenga algo, que rápidamente consulte.
Porque eso puede salvarle la vida.
Hace unos meses, estábamos reunidos en una sobremesa con amigos,
yo en ese momento estaba trabajando en una campaña de concientización
y estaba muy entusiasmada con esta idea de que una simple campaña
puede salvarle la vida a alguien,
y alguien me dijo:
"Vos no podés esperar que los demás sueñen tu sueño".
Y yo espero, profundamente, que el que me lo dijo esté equivocado.
Así que les pido a todos, por favor, que nos ayuden
y se comprometan a contar esto. Y es que:
"El corazón de una mujer puede romperse EN SERIO".
(Aplausos)