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Se trata de una especie abundante en Europa, Asia y América del Norte. Su nombre popular es “Vara de oro”.
Aunque ya era conocida en el siglo XIII, no se usó en fitoterapia hasta el siglo XIX.
Crece entre la maleza, las laderas y las rocas, desde las llanuras hasta en las montañas.
Es una planta herbácea perenne, de tallo ramificado y erecto, que crece alrededor de los cincuenta centímetros.
El tallo suele adaptar un color violado en su parte inferior. Es glabro o pubescente, simple hasta la inflorescencia.
Las hojas son lanceoladas, pecioladas y dentadas, y están colocadas en posición alternada. Los nervios son laterales y divergentes.
Las flores son amarillas y olorosas, y se reúnen en numerosos capítulos, erectos y pequeños.
Los capítulos están dispuestos en una inflorescencia en panícula, de ramificaciones ascendentes.
El involucro es verdoso, más o menos cilíndrico, y con brácteas en muchas filas.
Tiene de 10 a 30 flores tubulosas, y de 6 a 12 lígulas. Son hermafroditas.
Su fruto es un aquenio pubescente, con vilano.
Como droga, se usa la planta sin las raíces (hierba virgaureae). Se recolecta en plena floración.
La droga se conserva al abrigo de la luz y de la humedad, en recipientes que no sean de plástico.
Como materias activas contiene taninos, jugos amargos, flavonoides, saponinas y aceites esenciales, entre otros.
Es una planta diurética. Al ser una gran fuente de taninos, tiene importantes propiedades astringentes.
Es una protectora de capilares, y tonificante del sistema venoso, por efecto de los flavonoides.
Las saponinas también aportan efecto diurético, al actuar contra la nefritis, la cistitis, los edemas e incluso contra la obesidad.
Se usa como antiinflamatorio del aparato urinario, y para calmar los dolores espasmódicos.
Se aplica contra enfermedades urinarias, y para mejorar el funcionamiento renal y de la próstata.
Es eficaz contra la bronquitis crónica, la tos y las crisis de asma.
También contiene ácidos fenólicos como el cafeico y el clorogénico, que le proporcionan actividad antiséptica.
En uso externo, se hacen infusiones para tratar las úlceras, las yagas y las heridas supurantes.
Es frecuente confundirla con Solidago canadensis, la cual también es medicinal pero no se recolecta.