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Sri Ramana Maharshi
ha dicho
que el Ser Real es el estado en el que
la palabra “Yo” no emerge.
Ni siquiera implícita como un concepto.
Esto tal vez parezca una paradoja, ¿“Cómo puede haber un ser si no hay un “Yo”?
Pero cuando el “Yo” emerge,
lo Real se parte
entre aquello que
es identificado como “Yo” y aquello que es identificado como no-“Yo”.
De repente nos encontramos en un mundo de dualidad sujeto-objeto.
Pero antes de esto, la realidad es una.
Estamos en lo Real.
Y entonces,
todo lo que está en el sujeto de repente se encuentra detrás de nuestra espalda.
El “Yo” crea el inconsciente.
Y crea un sentido de un ser falso
que en cambio es una respuesta al no-“Yo,”
al otro.
Y de repente hay una lucha de poder
y una necesidad de engañar al otro,
una necesidad de ocultarse,
y esta ocultación se convierte en una ocultación de
uno mismo
de todo aquello que había sido reprimido – incluyendo esa entereza primordial.
Sin embargo todo eso es ilusorio,
Pero es una ilusión mantenida por la fabricación de lenguaje en la mente.
Así que la meditación es simplemente negarse
a permitir que la fabricación de palabras en la mente continue;
detenemos el flujo de palabras, regresamos
al estado original de entereza
que es previo al lenguaje—y más allá del lenguaje.
El lenguaje, que es un gran instrumento y tiene sus propósitos,
es útil
para analizar
la “realidad” una vez que
la realidad en forma de egos ha surgido
y para crear ciencias para estudiar los diversos elementos
del mundo natural.
Pero la verdad es que no existen elementos reales: aún lo que consideramos como
material es simplemente una red de conceptos que han sido superpuestos sobre lo Real.
Y cualquier red de conceptos, cualquier sistema de pensamiento, será inadecuado e
inconsistente,
y carecerá de esa entereza.
Y entonces las ciencias han llegado a los límites de su propio potencial,
ya que el observador mismo, el “Yo” que observa al otro,
interfiere
con las observaciones.
Y resulta que las observaciones basadas en lo que llamamos lógica
aristotélica, que es la lógica de la identidad,
el “Yo”
versus el no-“Yo”,
en sí no corresponde
a lo Real.
Y desde que comenzó la física cuántica y descubrieron que un solo electrón
puede atravesar dos hendiduras simultáneamente
han tenido que desechar esa lógica,
por lo menos al nivel de las partículas más elementales. Y ahora han
descubierto más y más que esa misma verdad está disposible,
en realidad está presente en todos los niveles, pero nosotros
muy cómodamente lo ignoramos
gracias al censor
que yace detrás del “Yo” consciente.
Así que lo Real no puede ser esquematizado
por la ciencia ni la lógica ni cualquier sistema de pensamiento.
Entonces cada sistema de pensamiento llega a un punto en el que ya no nos sirve; se vuelve
obsoleto
y autodestructivo.
Eso se llama karma.
Y una vez que hemos llegado a ese punto,
eventualmente reconoceremos que es nuestro pensamiento mismo: no es el mundo el que
proyectamos mediante nuestro pensamiento
sino el pensamiento mismo
que tiene alguna falla,
algún entendimiento erróneo de lo Real.
Y la única manera de reparar eso y crear una actualización del sistema que entonces
podrá
comprender la realidad
más acertada
y precisamente
requerirá
que renunciemos todos los marcos de referencia creados
por el lenguaje,
por nuestra conceptualización de lo que es real,
que resulta no ser real.
Entonces descubrimos la existencia de Maya, la ilusión, y que todo el rato
hemos estado viviendo en la ilusión.
Lo que han descubierto los yoguis --y que ahora ha sido confirmado
por la lógica matemática y ciencia
modernas
es que ningún sistema de entendimiento puede captar la realidad.
La única manera
de captar el Real es dándose cuenta que tú eres lo Real.
Y el esfuerzo de captarlo en realidad lo ha estado alejando de tí
y creando un sentido falso de un “Yo” separado que quiere captar
algo ajeno a sí mismo,
cuando en realidad aquello que
está intentando captar es una proyección
de su propia esencia.
Y el “Yo” que quiere captarlo, que tiene ese deseo,
no emerge del
ser limitado y local
sino en realidad es un artefacto de un fenómeno no-local,
una mente cósmica—la Mente Cósmica, de hecho—
operando a través de un instrumento
limitado.
Cuando aceptamos esa realidad,
que la mente limitada no es más que un instrumento de una mente más grande, y que esa
mente más grande no utiliza lenguaje humano para
expresarse,
entonces podemos rendir lo limitado a lo ilimitado
y eso traerá un acto de comprensión sin restricciones,
una capacidad
que ahora reunirá
aquella dualidad sujeto-objeto enajenada
en un reconocimiento de Ser.
Y eso es la salvación, eso es la redención del ser falso perdido en un mundo de
materia,
de tiempo, de espacio,
en última instancia carente de sentido, ya que
ningun sentido puede captar
la realidad finalmente,
y regresarte
a la plenitud, en lugar de una entidad
vacía,
la plenitud de nuestro Verdadero Ser;
la beatitud, el amor --
todo lo que hemos buscado y sentido que se había perdido, o que
hemos sido
lo hemos derrochado,
y nuestros tanques están ahora vacíos, todos aquellos
sentimientos provienen solamente de la identificación con
una identidad falsa que jamás existió salvo como una ilusión imaginaria.
Y cuando estamos dispuestos a sentarnos en silencio
y a rendirnos a esa Presencia,
que transciende la definición o la descripción,
que enajenó los fragmentos de la realidad que habían sido atrapados en los
diversos niveles del ego
se reúnen, se vuelven a tejer los hilos
y hay una experiencia de entereza y un flujo de energía
enorme, energía ilimitada,
y ya no
una entidad temorosa
que en realidad está buscando ahuyentar la misma energía
que la salvaría de sí misma.
Ya no habrá terror de lo infinito o miedo al amor ni miedo de
no estar en control.
Todos esos
enemigos internos
que lo detienen a uno de alcanzar la felicidad que busca
desistirán naturalmente.
Así que el acto de la meditación es muy simple,
es simplemente regresar
a la consciencia pura esencial que somos
previo al pensamiento. Así de sencillo.
Y entonces descubrirás
que esa consciencia pura no es un vacío
en el sentido normal
de estar carentes de
energía o de vida o de ser,
sino que en realidad es plenitud.
Lo que carece son solo palabras,
deseo, miedo,
todos los remanentes
egoicos que tomamos
como realidad
pero que en realidad no valían nada.
Y ese Vacío, una vez que hemos vaciado el ego,
se vuelve la plenitud del ser divino.
En un principio esta plenitud es intermitente,
la mayoría de la gente lo experimenta solo de vez en cuando
durante una buena meditación, pero la mayoría del tiempo no es así, y en muchas meditaciones no se alcanza.
Por lo tanto no podemos identificarnos con ella al principio;
no se experimenta como Ser, se experimenta como gracia,
como una descarga o un regalo
de la presencia de Dios.
Así que cuando uno está en ese estado de consciencia o ese punto de ensamblaje
es importante tener reverencia por Dios.
En un estado más elevado,
aquello que es
considerado Dios, es considerado como un “otro”,
será realizado como el Ser;
que no existe dualidad entre Dios y el Ser.
Pero debemos comenzar con una renuncia de lo que creemos que es el ser, que en realidad no lo es,
al Infinito.
Y es por eso que la religión
es tan importante.
Pero la religión no debe
fijar a Dios como un otro imaginario
sino reconocer que cuando usas la palabra “Dios” no sabes a qué te estás refiriendo.
Y si te incomoda “Dios”, pon una “X” o pon “Naturaleza de Buda”
o pon
“Brahman” o cualquier otra palabra, no importa,
pues representa lo desconocido.
Pero cuando te rindes a eso que es desconocido y trascendente entonces
el conocimiento
de Ser real se vuelve palpable.
Y entonces puedes llegar al estado de realización de Advaita,
la no-dualidad, de todo lo que es.
Bien, entonces si tomamos esto un paso a la vez
y no intentamos saltarnos
a un nivel
de verdad que no corresponde a nuestro verdadero estado de sentimientos
saboteamos
el camino espiritual.
Para Ramana Maharshi, Advaita es absolutamente correcto.
Pero para aquellos que están en un estado egóico,
un sentido de rendición sagrada es esencial
porque esto trae la humildad
que perfora la vanagloriosa y arrogante
actitud del ego de
attitude,
cinismo
que también trae consigo desesperación y
ansiedad.
Y es por eso que las religiones se han enfocado en perforar el ego
porque el ego tendrá
una falsa bravata
y detrás de eso
solo hay terror
y el sentirse falso,
sentirse como alguien
que es irreal—y eso es un hecho.
Pero detrás de lo irreal que escondemos,
hemos escondido de nuestro ser
lo Absolutamente Real
que es divino y bello
y libre de duda y de miedo y de
cualquier cosa excepto beatitud,
pero una beatitud que contiene todo lo que es,
y es intemporal,
y es la Fuente de todo lo que consideramos bello
y es amor puro.
Así que el hecho de que nosotros somos Eso, si podemos tener fé en eso,
y si aún no te das cuenta que tú eres Eso, que hay
un Ser Supremo, Real Supremo divino, que es eso y que está aquí para ti de
manera incondicional y amorosa,
puedes romper con
la angustia
del enajenamiento
de todo lo que es bondadoso.