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El Monte Olimpo, la montaña más alta de nuestro sistema solar, se eleva 21.000 metros
por encima de la superficie de Marte, cerca de dos veces y media la altura del Monte Everest.
En la Tierra, necesitarías un traje espacial para sobrevivir a esa altura, pero ¿podría
siquiera existir una montaña tan alta en nuestro planeta?
Basados en la intensidad de la gravedad de la Tierra y la densidad y resistencia de la
roca, podrías, en principio, hacer una montaña cónica extendida entre Nueva York y Chicago,
que se eleve a unos 45 Km. Eso es el doble del tamaño del Monte Olimpo y definitivamente
empequeñece al Everest. Sin embargo, hay un par de razones por las que no podemos tener
esa gigantesca montaña sobre la Tierra.
En primer lugar, la corteza terrestre está formada por placas continentales que, en esencia,
flotan en la roca semi-sólida del manto debajo. Con más peso en la superficie, éstas se
hunden en el interior caliente de la Tierra, y cuando se hunden lo suficiente, se ablandan
y, básicamente, se derriten. Para nuestra montaña cónica, eso significa una nueva
altura límite de sólo 15 Km.
A su vez, la poderosa colisión entre dos placas tectónicas, que crea a las montañas
en primer lugar, también fractura y agrieta la roca, debilitando su estructura y exponiéndola
a la erosión.
Durante millones de años, los ciclos de hielo y deshielo merodean en estas grietas, mientras
los vientos arañan las pendientes, y los arroyos y glaciares esculpen profundos valles
en las laderas. Todo debilitando el soporte de la montaña. Esto puede terminar mal.
Por ejemplo, los 3.764 m del Monte Cook /Aoraki en Nueva Zelanda, cuya cima se desprendió
una noche de 1991, fueron reducidos a 3.754 m.
Teniendo en cuenta todos los factores que conspiran para limitar la altura de las montañas
-- por ejemplo, el hundimiento en el manto terrestre, fracturas y erosión -- No apostaría
porque nuestras montañas se hagan mucho más altas de lo que son ahora. Por otro lado,
el Monte Everest sigue creciendo. Dentro de 50 años, podría ser 30 centímetros más
alto de lo que es hoy... o podría ser muchísimo más bajo. Tendremos que esperar para averiguarlo.
Y, ¿quién sabe? Quizá estemos en Marte para ese entonces.