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“Dejad que los niños vengan a mí”
Este cementerio es el panteón de los ingleses,
porque aquí están sepultados los mineros inglés que vinieron a trabajar las minas en 1824.
Todas la tumbas están viendo hacia Inglaterra, pero hay una en especial que pertenece a Richard Bell,
que es el único que está sepultado diferente.
Él está viendo hacia el norte porque le da las gracias a México
dado de todo el cariño y todo el amor, lo que en su país no;
porque allá lo despreciaron y humillaron, los ingleses,
porque él pertenecía a un circo de payasos pobres.
Pues, fue su última payasada.
¿Se aparece Richard Bell?
No, yo no lo he logrado ver.
He logrado ver a otros espíritus, a otras almas de este cementerio;
como es la niña, muere, la sepultan en este panteón.
A los pocos días de ser sepultada, los padres de esta niña deciden irse a su tierra,
para Inglaterra.
Ellos vienen, la desentierran, sacan su ataúd, lo abren;
pero cuando abren el ataúd de de la joven,
algo va siendo sorpresa de ellos
que descubren que la han sepultado viva.
Mi papá es Don Chencho, que cuidó este panteón 47 años.
Él fue nombrado por la reina Isabel II de Inglaterra,
miembro de la orden del imperio británico por su labor que tuvo en el panteón,
que fue desinteresadamente.
Es el primer hidalguense mexicano que recibe el honor de una reina.
Por eso es el eterno centinela que va a cuidar su panteón hasta la eternidad.
Soy María del Carmen Hernandez Skewes.