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Hemos estado escuhando charlas todo el día
sobre personas que van a revolucionar cosas,
que tienen tecnología revolucionaria
y formas revolucionarias para construir autos, educar gente...
La mía es la menos revolucionaria de todas las ideas que van a escuchar.
La mía es que usted, y usted, y usted, tienen permiso de tener sexo
exactamente como quieran, con la frecuencia que quieran,
y que es tarea del resto de nosotros, asegurarnos de que lo sepan.
(Risas) No es una mala forma de terminar el día ¿verdad?
Y el mejor momento de la historia para tener esta charla es
ahora que finalmente nos hemos liberado del "no preguntes, no cuentes".
¿Cierto? (Aplausos)
¿Qué es lo contrario de "no preguntes, no cuentes"?
¡Es "pregunta y cuenta"!
Entonces, ahora que sabemos que está bien
que el soldado que pelea junto a nosotros tenga sexo con un hombre,
es hora de preguntarnos si está bien que el vecino de al lado
vista como una niña y esté siendo atado y azotado todas las noches.
Y la respuesta es que está bien, porque en nada lo afecta a usted, sea lo que fuere;
porque lo que ellos hacen es un acto consensuado entre adultos
y a menos que lo esté haciendo con ellos, no tiene porque importarles.
Pero tenemos que volver atrás, y hacernos una pregunta sencilla:
¿Qué es el sexo? El sexo es un acto consensuado entre adultos.
Y eso es todo lo que es.
Si miran esta imagen
de un templo de la India de hace como mil años, verán que no se trata de monogamia,
y probablemente tampoco de heterosexualismo.
Desde que la gente ha tenido sexo,
lo ha hecho en formas salvajes y creativas, a las que incluso llaman arte.
El sexo es un acto consensuado entre adultos,
es íntimo, personal y totalmente natural.
¿Entonces por qué nos avergonzamos tanto de él?
Pienso que primero debemos preguntarnos qué es la vergüenza,
y necesitamos ir más allá, y separarla de la culpa.
La culpa es una voz interior que emerge en nuestros adentros cuando
sabemos que hemos hecho algún mal a alguien.
Dije una mentira; me siento culpable porque hice algo malo.
La vergüenza es una fuerza externa que otros ejercen sobre uno,
que nos dice que somos malos.
No es que haya dicho una mentira y hecho algo malo; es que soy gay y entonces soy malo.
Es una idea realmente devastadora,
que termina arrebatándole a Uds. el control autónomo de su sexualidad.
Y cualquiera que quiera tomar el control de su sexualidad,
no lo hace pensando en lo mejor para ustedes
Ya sea su guía espiritual, su maestro, su amante o quien quiera que sea,
no es natural.
¿Pero qué le hace la vergüenza a las personas? ¿Qué importancia tiene acaso?
Si sintonizan las noticias, verán que
hay niños gay que se tiran de puentes porque están avergonzados de serlo,
y entonces sabrán cuán importante es.
De hecho, existe mucha investigación sobre el impacto de la vergüenza ***
en homosexuales y lesbianas.
Desafortunadamente, sólo es en gays y lesbianas
porque la gente no investiga mucho la vergüenza entre los heterosexuales.
Si miran las estadísticas, los jóvenes entre 21 y 25 años
tienen 8 veces más probabilidades de cometer suicidio
si se sienten marginados debido a su sexualidad.
Eso es en verdad cruel.
En el 2005, en los 16 estados en que se instituyeron enmiendas constitucionales,
que establecen que el matrimonio gay está mal y es prohibido,
las estadísticas son de lo más terribles.
La depresión en la población gay y lesbiana
en esos estados pasó del 23% al 31%;
la ansiedad generalizada pasó del 3% al 9%
y el abuso del alcohol del 22% al 31%.
Lastima a la gente: la vergüenza *** lastima a la gente.
Pero se trata sólo de gente gay, así que son buenas noticias para el resto de nosotros.
Excepto que la gente gay es justo eso, gente.
Y si la vergüenza *** lastima a los gays, probablemente también lastima a los heterosexuales.
Resulta que cerca del 8% de la población es homosexual.
En una encuesta realizada en 2005, donde se le preguntaba a la gente
sobre su comportamiento ***, el 20% de los que respondieron
se identificaron a sí mismos como "retorcidos",
queriendo decir que tenían múltiples parejas al mismo tiempo,
usaban juguetes, ataduras, azotes y veían *** juntos.
8% de las personas habían salido del closet, el 20%, y pienso que es bajo,
todavía viven avergonzados dentro del closet, que es donde seguramente
guardan todos sus juguetes, así que tal vez está bien.
(Risas)
El problema es que esto es algo grande para todos nosotros.
El sexo es una industria grandísima.
Aun en medio de la crisis, la pornografía es una industria de USD 13 mil millones.
El 25% de las solicitudes hechas a los motores de búsqueda son de ***.
Eso es mucho si lo piensan bien. 12% de los sitios en Internet son de ***.
Y si creen que 13 mil millones es mucho en ***,
el año pasado, en la peor crisis económica mundial desde la gran depresión,
se vendieron USD 15 mil millones en juguetes sexuales.
Somos "retorcidos", gastamos mucho tiempo y dinero
buscando sexo o más diversión *** de alguna forma.
¿Pero qué es el sexo normal
ahora que hemos declarado que no queremos sentir vergüenza?
El sexo normal es un acto consensuado entre adultos.
Nos podemos dar azotes, disfrazarnos,
hacer lo que queramos, y es normal.
Esta mañana, mi novio y yo intentamos encontrar
una forma de ilustrar la profundidad y amplitud de la sexualidad humana
sin espantarlos con fotos que incluso me espantarían a mí.
Visitamos Lustlab, un sitio de clasificados personales
específicamente para gente que busca sexo interesante.
Hay 90 parafilias diferentes solo en Lustlab,
donde ustedes podrían entrar buscando pareja. Y esto es solo en Seattle.
Seattle debe ser una de las ciudades más conservadoras del país,
así que algo quiere decir eso ¿no?
En Lustlab hay de todo, desde asfixia hasta juegos acuáticos,
y los juegos acuáticos tienen que ver con la orina, no con el agua, por si no lo sabían,
y todo lo que hay en medio, como dominación,
juegos con cuchillos, sexo en grupo, lo que sea, todo es normal.
¿Por qué preocuparnos porque nos estemos avergonzando los unos a los otros
como si saltar de un puente no fuese malo
o como si estar deprimido no fuese malo?
Porque se destruyen matrimonios, carreras, vidas y comunidades
cuando se guarda en secreto lo que se hace sexualmente;
todos esos, digamos políticos, que son sorprendidos buscando a
jovencitos en los baños de los aeropuertos.
Ya es bastante malo que su propia carrera se vea destruida;
qué podremos decir de la mujer con quien se casó, que creía que el suyo
era un feliz matrimonio consensuado con alguien a quien ella satisfacía.
Una mentira así no sólo lo lastima a él, la lastima a ella y a su familia.
No tiene ninguna gracia, no está bien.
Hace unos años contrataron a Milton Diamond para que investigara
sobre el impacto de la pornografía en las parafilias y los crímenes sexuales,
con la esperanza de probar que quienes tenían sexo no convencional y veían pornografía
eran los que cometían los crímenes.
Su hallazgo fue de hecho una correlación a la inversa;
quienes veían pornografía y estaban sexualmente satisfechos
tenían una propensión menor a cometer crímenes.
Y esa estadística está soportada por el hecho de que hay menos crímenes
en las ciudades, donde se ve más pornografía.
Adivinen en cuál estado del país ven más pornografía: Utah.
(Risas) ¡No es una coincidencia!
Mientras sacaba estadísticas
y revisaba lo de los políticos y los aeropuertos, y esas cosas más bien divertidas,
me encontré con unos datos que estaban que ni pintados;
los transexuales, los que estan en proceso de transición bien sea a hombres o mujeres,
sufren 3 veces más infecciones de las vías urinarias que la población general.
¿Saben por qué?
Temen usar baños públicos porque la gente se burla de ellos.
Eso es bastante diciente. ¿Entonces por qué lo hacemos?
Es simple: nadie, en verdad, sabe por qué humillamos
a la gente por su sexualidad, dejando a la iglesia aparte,
que es lo que intento.
Creo que hacemos que la gente se avergüence de su sexualidad
porque estamos asustados de la propia.
Palpita bien adentro de nosotros, es íntima, real, y asusta,
y es personal, y queremos, y debemos proteger nuestra sexualidad.
Si le damos a otros el derecho de hacer esas cosas realmente
miedosas y extrañas entre sí,
creo que estamos dándoles permiso
de hacérnoslas a nosotros también.
Y eso como que da miedo.
Les tengo fabulosas noticias, la cosa, de hecho, funciona a la inversa.
Cuando le devolvemos a las personas el control autónomo de su sexualidad
y les decimos: pueden definir su sexualidad como quieran; háganlo,
nos estamos dando ese mismo derecho.
Y entonces, a nosotros se nos permite decir, quiero que me amarres,
pero no quiero que me azotes.
Tenemos permiso de poner nuestros propios límites.
No solo podremos tener lo que queremos;
no tendremos que aceptar lo que no queremos.
La otra cara de esto, como personas,
es que creamos un lugar seguro en el que nosotros mismos podemos ser honestos.
Y cuando somos honestos y de confiar con quienes amamos,
es posible que podamos empujar nuestros propios límites
un poco más lejos y descubrir el espectro completo para nosotros mismos.
Y por último, espero que tengan todos sus encuestas;
por favor díganme que tienen sus encuestas.
Esto es una especie de juego y tienen que jugarlo con migo.
Espero que todos hayan llenado sus encuestas. Nadie sabrá sus respuestas;
lo prometo.
Quiero que agarren sus encuestas, las arrugen y las hagan una pelota
bien redonda y luego quiero que la arrojen
tan lejos como puedan dentro de la audiencia.
(Risas) ¡Por Dios! ¡Eso se vio fabuloso!
Bien, ahora recojan una y vuelvan a arrojarla.
Quiero que se sientan bien que nadie verá sus respuestas.
La mías están justo ahí, en caso de que se lo estuvieran preguntando.
Esas son mis respuestas.
Ya no tengo nada que ocultar,
¡Bien! ¡Alto!
Recojan una encuesta, ábranla y léanla.
Es mi mayor esperanza que vean algo allí que les quede dando vueltas en la cabeza.
¡Ah, en la mía lo habrían visto!
Bien, todavía no terminamos, falta una parte más,
y seguro que ya me pasé de mi tiempo, seguro que sí.
Mientras voy saliendo,
les pido por favor, uno, que dejen las encuestas
con los acomodadores de la salida, pero más importante:
quiero que lean la encuesta que tienen
y quiero que miren a alguien a su lado,
que vean a la persona a los ojos y digan, "Me temo que
verá que contesté que sí... a todas las anteriores".
Y no es que yo quiera que ustedes se atrevan a confiar un secreto,
es que quiero que todos desarrollemos esa memoria muscular y construyamos ese lenguaje.
Está bien que seas honesto conmigo, lo aceptaré.
Y quiero que todos sepamos lo que se siente acoger
lo que es más importante para otros y atesorarlo,
porque es así como nosotros, en comunidad,
vamos a aprender a aceptar a los demás por quienes son,
y vamos acabar con la vergüenza *** y a empezar a tener
sexo realmente vibrante y bueno.
(Risas) Gracias.
(Aplausos)