Tip:
Highlight text to annotate it
X
Tengo una pregunta para ustedes.
¿Cómo supieron qué querían ser de grandes?
Yo no lo sabía. Entonces le pregunté a mi papá,
porque los papás saben de esto, ¿no?
Y el me dijo que debería seguir contabilidad y computadoras
y que así siempre podría conseguir trabajo.
Bueno, en mi caso, algo salió un poquito torcido,
y creo que para la mayoría de nosotros, porque tienen que entender esto:
si hubiera 10 de nosotros cenando juntos,
en términos estadísticos, 7 de nosotros estaríamos quejándonos
sobre lo aburrido y frustrante que es el trabajo.
Por lo que, la gran mayoría de nosotros en los EE UU
estamos en realidad ausentes y caminando como sonámbulos
por nuestro trabajo y tal vez incluso por nuestras vidas.
Hice la pregunta equivocada a la persona equivocada,
y con eso, me encaminé a convertirme en una persona que odia su trabajo.
Y, al cumplir los 23, yo estaba allí. Y no importaba
el hecho de estar trabajando para esta prestigiosa compañía, ganando mucho dinero.
Por dentro, estaba viviendo 5 cm debajo de mi piel,
y eso se plasmaba en mi vida entera.
Por aquel entonces, solía cruzarme con aquellos pocos
que comenzaban a prosperar en sus trabajos.
Leía sobre ellos o me reunía con ellos,
y eran cualitativamente diferentes.
Tenían energía y daban sus dones al mundo.
Y yo sabía que yo no lo estaba haciendo.
¿Cómo hago para convertirme en uno de ellos?
Hice todos los exámenes de orientación vocacional y leí todos los libros.
Pero aun así todavía no sabía cómo cambiar mi trabajo.
Así que busqué una respuesta a esto en todas partes.
Tradiciones religiosas, artes, psicología y negocios.
Y todo me conducía al mismo lugar,
que estaba pasando por alto, algo enormemente importante en mí.
Y creo que muchos de nosotros lo hacemos.
Así que de las artes y las tradiciones religiosas aprendí cosas como esta.
El poeta Rumi dijo, "Que la belleza de lo que amas sea lo que haces".
Y Joseph Campbell dijo, todos lo hemos oído, "Sigue tu dicha".
Y Shakespeare dijo, "Sé fiel a ti mismo".
Y sentí tres cosas: satisfacción, confusión y escepticismo.
Satisfacción porque fue como, "¡Guau! ¡Sí que hay forma de vivir en este planeta!"
Y confusión porque hacía que apretara mi nariz aún más contra la ventana,
mirando a esta gente, que estaba prosperando en su trabajo,
que de alguna manera había resuelto este acertijo poético
que yo nunca podría resolver.
Y luego, escepticismo, porque todavía no sabía
cómo cambiar mi trabajo con estas ideas,
y dudaba de que, incluso si lo resolvía,
podría yo ganarme la vida.
Pero eso fue antes de que descubriera una gran cantidad de investigación actual.
Les doy un ejemplo de lo que aprendí de los negocios.
Miles de personas tomaron un curso para leer rápido.
Y el punto no es sobre leer rápido.
Se trata de la naturaleza humana. Presten atención.
Antes de que tomaran el curso, algunos lectores comenzaron muy lento,
y otros comenzaron muy rápido.
Ahora, intuitivamente ustedes podrían pensar
que los lectores lentos, al estar en el mínimo de su potencial,
serían los que más se beneficiarían del curso.
Y que los lectores rápidos, al estar ya al máximo de su potencial,
tendrían menos cosas por aprender.
Entonces, ¿qué pasó?
Lo opuesto.
Los lectores lentos aumentaron un 50%.
¡Bastante bien! Hasta que vemos a los lectores rápidos.
Ellos volaron a un 600%.
Nosotros pensamos que vamos a crecer más donde estamos siendo poco eficientes,
y que si trabajamos mucho y usamos mucha fuerza bruta,
podemos ser excelentes en lo que queramos.
Y lo que aprendí es que en realidad estamos totalmente mal informados sobre esto.
Así que, miremos más allá de lo que los lectores nos están mostrando,
e imaginemos por un momento que cada grupo de lectores
es una persona.
Si pones un libro frente a una lectora lenta, se desanima.
Esa persona no tiene un apetito voraz por la lectura.
Tiene apetito por otras cosas, pero no por la lectura.
Por lo que cuando se prepara y practica, puede mejorar,
y puede llegar a ser competente, y tal vez, buena,
pero nunca ha intentado ser experta,
porque la lectura no es algo natural en su sistema.
Es de hecho algo extraño.
Es una habilidad, sí, pero una habilidad ajena para ella.
Entonces, si se mete en un trabajo que requiere esta habilidad ajena,
será menos creativa y productiva,
por lo que no será reconocida,
y tendrá el doble de probabilidades de estar estresada,
deprimida y de padecer afecciones cardíacas.
Cuando pones un libro frente a una lectora rápida, su cara se ilumina.
Tiene un apetito voraz por leer y su vida está llena de libros.
Y cuando se entrena y practica, ella es experta,
porque la lectura es algo natural en su sistema.
Es una semilla de su don natural.
Y si se mete en un trabajo que depende mucho de esto,
será seis veces más propensa a amar su trabajo,
será muy creativa y productiva,
por lo que será reconocida como una celebridad,
y tendrá el doble de probabilidades de triunfar en su vida.
Entonces, resulta que organizaciones de investigación como Gallup,
que han estudiado esto los últimos 30 años con millones de personas,
y otras organizaciones de investigación que han confirmado lo mismo,
están diciendo algo muy similar
a lo que el poeta Rumi decía hace unos 800 años,
que lo natural en nuestro interior es la clave
para sobresallr en nuestro trabajo y en nuestras vidas.
Entonces, sucede que pasamos por alto nuestro don natural.
Y cuando nos encontramos frente a un impulso, grande o chico, de seguir una profesión
la pregunta que deberíamos hacernos es,
"¿Cuál es mi don natural?"
Distintas tradiciones llaman a este don natural de diferentes maneras.
Seguramente habrán oído hablar de un fluir, o motivación intrínseca,
o fuerzas, o naturaleza divina.
No importa cómo lo llamemos.
Se muestra cuando realizamos una actividad que realmente amamos,
y es una actividad específica, que viene de un modo muy natural hacia nosotros.
Es casi como si no pudieras hacer esta cosa.
Van en piloto automático. Están totalmente inmersos,
sus instintos se encienden y están aprendiendo realmente rápido.
Y esta combinación especial de cosas que pasan dentro suyo es maravillosa.
Podrían hacer esto el día entero, si alguien tes trajera comida.
Entonces, voy a sugerir algo sorprendentemente simple,
y de hecho asombrosamente sencillo.
¿Saben? Ese trabajo que odian o toleran en este momento,
es de hecho el mejor lugar para comenzar a notar su don natural,
porque un 75% de nosotros usa su don natural en el trabajo al menos una vez por semana.
Pero, el odio enturbia.
Entonces, dentro de ese turbio, noten cuándo se iluminan.
Es diferente para cada uno, pero presten atención a las señales de su cuerpo.
Un hormigueo en las manos, o que su pulso se acelere
o que sus ojos se iluminen,
pero sea cual sea la actividad que les dé esa señal en el trabajo, háganlo.
Y háganlo de nuevo, háganlo de nuevo, háganlo de nuevo.
No importa si piensan que no son buenos en eso,
o si creen que es insignificante, o que no es nada.
Si lo hacen una y otra vez, lo harán crecer.
En mi vida, metida en un trabajo que odiaba, me di cuenta de que me iluminaba
cuando ponía a preguntar a la gente sobre las cosas que les importaban.
Les conté esto a mis amigos y a mi familia, y me dijeron, "Oh, eso es típico en ti".
"Podríamos ponerte en cualquier lugar y seguramente estarías haciendo eso".
Y ahora no soy el tipo de consultora en liderazgo que da un montón de consejos,
sino la que hace un montón de preguntas.
Y estoy siempre en la búsqueda de lo que me ilumina en el trabajo.
Este "Darse cuenta-hacer-repetir", es una práctica de toda la vida.
Así que, el mundo necesita personas más creativas y pujantes,
y ustedes son exactamente eso.
Y si necesitan un recordatorio,
solo miren al derredor de este mundo físico tan imponente en el que vivimos.
Las abejas producen miel. Pero no producen leche.
Y las begonias florecen en la sombra, no bajo el sol.
Y en cuanto a sacar un tornillo,
un destornillador funcionará mejor que una tijera.
Por lo que tengo dos preguntas más para ustedes.
¿Cuál es su naturaleza?
¿Cuál es su don natural?
Gracias.
(Aplausos)