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Todos los días vemos cosas que se comportan como partículas: si dejas caer una pelota, veras cómo sigue
una única trayectoria; si dejas tu girafa aparcada en la calle, cuando vuelvas seguirá ahí,
una sola girafa.
Y también vemos comportamientos ondulatorios: Cuando aprietas el claxon, se producen ondas que se propagan por el aire,
llevando el sonido a los oídos de todos los presentes; o, si vas en barco, verás cómo produce ondas
que se propagan por la superficie del agua.
Pero cuando se trata de la física a escalas muy pequeñas,
lo que observamos es una dualidad onda-partícula. A veces, los objetos muy pequeños (como los electrones
o los protones) se comportan como partículas, y otras como ondas. ¡Chaqueteros!
Por ejemplo, si sueltas un electrón, se propagará como una onda a través de la habitación,
pero cuando llegue a la pared, solo chocará con ella en un único punto.
Al fin y al cabo, soltaste un solo electrón.
¿Qué pasaría si el sonido presentase dualidad onda-partícula? Cuando gritases, las ondas sonoras se propagarían
en todas las direcciones, pero solo una persona podría oír lo que dijeses. O, cuando fueses en tu barco
por el agua, las ondas se propagarían igual que ahora, pero solo romperían contra la costa
en un único sitio.
¡Qué aburrido sería hacer surf en un mundo así!