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Mientras tanto, en un almacén
—Es por eso que hemos fundado el club de los clásicos.
—No, mamá, es que estoy en un club secreto.
Sí, el club de los clásicos.
No, no puedo venir a cenar.
—Te llamo después.
—Quinta norma: No vale poner el dedo en el ojo como el falso de Mourinho.
Ni dar patadas como el salvaje de Pepe.
Ni fumar como Coentrao.
Ni...
—¡Venga, chaval! ¡Humilla a este merengón!
—¡Falta! ¡Es más cerdo que Xabi Alonso!
—¡Y una mierda! ¡Casi le rompe la tibia y el peroné!
—¡Eh, Messi no escupió al banquillo!
—Tienes razón, esto es ridículo. En la vida hay cosas mucho más importantes que los clásicos.
—¿Pero estáis escuchando qué dicen este par de idiotas?
¿Que hay más cosas importantes que los clásicos? ¡A por ellos!