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[Dave Erasmus, empresario]
Si la pregunta hoy fuera: '¿Es bueno dar?',
no nos tomaría mucho ponernos de acuerdo.
Pero la pregunta actual es profundamente diferente.
Es: ¿Es dar, bueno para ti?
Es una pregunta que genera diferentes opiniones, donde quiera que voy.
Verán, la experiencia de dar, para algunas personas,
es como un agujero ***;
no se obtiene nada a cambio,
incluso aunque lo esperen.
Y otras personas creen que al dar sólo hay que pensar en el objetivo,
y que no se trata de obtener nada a cambio.
Pero lo que quiero sugerir hoy
es que no sólo dar es bueno para ti,
sino que hay que entender que el valor de dar
es fundamental para llegar a saber quiénes somos
y cuál es nuestro papel con los demás.
Cuando tenía 10 años, mi maestra, la Sra. Taylor,
nos contó una historia sobre dos lugares muy similares.
Eran salones para fiestas,
decorados y hermosos, como éste de aquí.
Estaban preparados para un banquete,
para cientos de personas,
y, lo único raro era que
en cada puesto, como único cubierto,
había un gran cucharón de madera.
En el primer lugar,
las personas estaban deprimidas, hambrientas y aisladas.
Y en el segundo lugar, las personas estaban felices en el banquete, riéndose,
conversando y disfrutando de lo lindo.
Nos explicó que en el primer lugar,
la diferencia era que las personas pensaban que los cucharones
eran para tomar los alimentos ellos mismos.
Pero resultaba complicado llevarse a la boca
esos enormes cucharones,
por lo que terminaron frustrados, deprimidos
y obviamente con hambre.
En el segundo lugar, alguien se dio cuenta
que los cucharones no eran para alimentarse ellos mismos
sino que debían alimentar al que tenían justo al frente, al otro lado de la mesa.
Cuando las personas vieron que esto funcionaba,
lo copiaron y compartieron formando lazos,
comieron juntos y disfrutaron de la velada.
No me acuerdo mucho más de lo que la Sra. Taylor nos dijo en la escuela.
Si está escuchando, lo siento mucho.
Pero esta historia se me quedó grabada.
Cuando tenía quince años, fui a un campamento juvenil,
y el primer dia
nos hicieron formar un gran círculo
Entonces dijeron: "Todos den un paso hacia adentro.
Después, den otro paso hacia adentro".
Todos estábamos encorvados, con los hombros bien juntos,
sintiéndonos extraños, como cualquier adolescente
cuando tiene a alguien muy cerca.
Entonces dijeron "Den un giro a un lado, y den un paso más hacia adentro".
Ahora estábamos completamente pegados, cada uno con el del frente.
Y luego nos pidieron hacer algo completamente inesperado.
Dijeron "A la cuenta de tres, todos nos vamos a sentar".
Sin sillas alrededor, esto parecía de locos.
Pero dijeron, "Uno, dos, tres, siéntense".
Si alguno de ustedes ha hecho esto,
en alguna experiencia cursi de trabajo o en algún ejercicio de formación de equipos,
sabrán que la persona al frente se va a sentar sobre tus piernas,
y tú te sientas en las piernas del que está atrás.
De alguna forma, entre todos se crea una estructura autosostenida,
algo que no podría haber hecho uno solo.
Siento que aprendí entonces algo profundo y serio,
que en ese momento no podía poner en palabras,
sobre nuestra interconectividad como sociedad.
Rabbi Jon Sacks, en Londres,
dice esto mucho mejor que yo.
Él dice, "Imagina por un minuto que tuvieras todo el poder del mundo.
Y en un momento de locura,
decides compartirlo con otras 9 personas.
¿Que te quedaría?
Un décimo del poder que tenías al comienzo
Entonces dice, "Imagina que tienes todo el amor del mundo entero,
y decides compartirlo con otras 9 personas.
¿Que te quedaría?
La economía del amor funciona muy diferente a la del poder.
Cuando compartes tu amor, no te queda menos
sino que añades más.
Y le añade más a las personas con las que lo compartes.
El amor es viral.
Se incrementa cuando lo entregas.
Está hecho para ser compartido.
Tengo dos amigas.
Una de ellas se llama Dani,
y la otro se llama Isla.
Somos muy buenos amigos.
Son muy cercanas.
Pasamos mucho tiempo juntos.
A veces cuando estamos cenando, comienzo a notar un patrón recurrente.
Es que Dani casi siempre paga la cuenta,
de la comida de Isla.
Ella casi siempre es la conductora elegida.
Isla siempre es impredecible.
Un minuto está feliz, al siguiente está furiosa.
Dani siempre me cuenta historias de Isla llorando en su hombro.
No conozco a Isla desde hace tanto tiempo como conozco a Dani,
pero algunas veces me pregunto por qué Dani quiere seguir
dándole a Isla,
cuando parece que Isla sólo toma.
Pero hay algo que tienen que saber sobre Isla.
Es que tiene siete sólo 7 meses, y Dani es su madre
(Risas)
Cuando saben eso, cambia basicamente la ecuación.
Lo que sea que hayan pensado de Isla, ahora es distinto.
No porque haya nada adicional en la ecuación,
sino porque algo intangible se ha añadido:
el lazo entre madre e hija,
que todos entendemos, pero a veces no lo expresamos.
Es el reto de entender
cómo una madre continúa dando cuando no recibe nada a cambio.
Realmente, lo que hay, es que
cuando Isla sonríe o la mira de fente,
recibe algo más de Isla
que todo lo que Dani podría darle en bienes materiales.
Verán, el dar de verdad no es sólo una transacción.
Se trata de amor en acción.
Y cuando ves las cosas tangibles de este mundo,
sólo estás viendo una pequeña parte de la ecuación.
Cuando haces una búsqueda en Google,
no es difícil encontrar todo un montón de investigaciones
para probar la tesis de lo que estamos hablando:
¿Es dar, bueno para ti?
La respuesta es, de forma unánime, 'si'.
Podrías revisar en investigaciones fisiológicas,
el impacto que tiene en nuestra salud.
Se sabe que las personas que tienen como estilo de vida el ser activas en dar,
pueden agregar años a su vida,
reducir la presión arterial,
y el riesgo de una enfermedad del corazón.
Podríamos revisar los impactos sociológicos.
Podemos ver que las personas que le dan a la gente de su entorno
construyen lazos mas fuertes,
y esto forma mejores comunidades y sociedades,
promueve bienestar y paz en acuerdos de convivencia.
Podremos incluso mirarlo a nivel neurológico.
Podemos ver el impacto que esto tiene en el cerebro,
Cuando participamos, de forma activa, en dar.
Se refuerzan las vias de la serotonina y la dopamina,
que son las que se activan cuando hacemos cosas como tener sexo,
comer chocolate o tomar drogas.
Es fundamentalmente bueno para ti.
¿Pero entonces por qué será
que hay un descenso epidémico en la generosidad de nuestra generación?
No creo que se deba a falta de información,
a falta de investigación, o a falta de reflexión sobre el tema.
Creo que se trata simplemente de falta de liderazgo.
Y es por eso que hemos empezado a experimentar con diferentes formas de dar,
para ver si se pueden activar diferentes comportamientos en las personas,
para que se involucren en causas que valen la pena.
Permítanme presentarles a Herb.
Herb es un buen amigo mio.
Dirige TEDx en el Norte de Inglaterra.
Decidimos realizar un evento en noviembre pasado,
llamado "Cose a tus amigos".
Cinco personas subirían al escenario
y, a beneficio de una causa que fuera de importancia para ellos,
harían algo estúpido para conseguir una buena cantidad de dinero.
Logré convencer a Herb de que era una buena idea,
y él, estúpidamente, aceptó.
Tuvimos el evento, nos divertimos,
con algo de música en vivo,
y la pasamos bien.
A la mitad del programa,
habíamos logrado recaudar todo lo que necesitábamos hacer que Herb actuara.
Fue que lo vestimos de geisha japonesa.
(Risas)
Me va a odiar por esto.
(Risas)
Pero la pasamos bien, nos fuimos a casa
habiendo recogido bastante dinero.
Pero, para mí, el real aprendizaje de este experimento
fue a la mañana siguiente.
Verán, me desperté, tomé el teléfono,
y vi que Herb había publicado una fotografía suya en Facebook,
vestido de geisha japonesa.
Y lo que sucedió fue que, como se imaginarán, se volvió una locura.
Hubo 10 veces más participación con esta foto,
que todo lo que jamás había visto en su muro.
Más de 120 personas querían saber más de esto.
Uds. pueden sacar sus propias conclusiones de por qué sucedió,
pero yo pienso que fue porque hizo algo vulnerable,
algo creativo,
algo un poco estúpido,
para algo importante para él.
Él no comentó cuánto consiguió
ni el valor económico del evento.
Simplemente conectó algo divertido y comprometedor,
con algo que importaba.
Dio un poco de él mismo
y esto hizo la diferencia para las personas en su red social.
Otro experimento que estamos haciendo está un poco más cerca de mi corazón.
De hecho, se trata de mi panza.
Con todo este trabajo duro, sentado frente al computador,
he luchado para salir
y hacer el ejercicio que necesito para mantenerme en forma y sano.
A pesar de que mis amigos y familia me insisten,
diciéndome que me ponga los tenis,
esto no ha sido motivación suficiente para mi,
para salir a correr y ponerme en forma.
Entonces, decidimos crear una aplicación llamada "El quemador".
Y con el quemador se bajan la información
de mi otra aplicación para correr llamada "RunKeeper",
Me impuse un reto.
Me propuse llegar a
quemar 10.000 calorías, con ejercicio, antes de Navidad.
Así puedo pasar ese reto a mis amigos
y ver si quieren apoyarme
o, como los conozco,
les doy la oportunidad de apostar en mi contra.
(Risas)
Así pueden salir y hacer sus apuestas.
Si logro mi reto,
entonces el dinero apostado irá a una causa que actualmente apoyo.
A propósito, usamos Givey,
la plataforma de donaciones que creamos para hacer esto.
Si pierdo el reto,
entonces tendré que dar esa misma cantidad de dinero
a las causas que cada uno de mis amigos
que apostaron en mi contra,
están apoyando en Givey.
Tengo la esperanza de que esta presión social
será suficiente para obligarme a salir
a correr para quemar todas esas calorías.
La razón por la que la llamamos el quemador,
es porque o logras quemar todas esas calorías,
o se te quema tu dinero.
De todas formas estamos tratando de usar la dinámica social
para hacer algo bueno.
Llegué a Chisinau el viernes a la 1 AM.
Pensé que me iba a ir a la cama.
Pero diez minutos después, me encontraba en una terraza,
con una bebida en la mano,
en medio de una fiesta de cumpleaños.
(Risas)
Me tocó oir algunos discursos y brindis por el que cumplía años.
Su nombre es John.
Trabaja en un albergue local, aquí en Chisinau,
llamado Angelus.
Algunos de ustedes lo conocen.
Pensé que iba a escuchar historias
de personas hablando de borracheras y de otros momentos bochornosos.
Pero lo que escuché me inspiró y me motivó.
Todos los que estaban ahí por su cumpleaños,
-no eran amigos del albergue-
de lo que más querían hablar,
para celebrar el cumpleaños de este amigo,
era de cómo había él logrado, de forma creativa,
conectarlos con causas que le importaban a él, y que ahora les importan a todos ellos.
Hablaron de partidos de fútbol de beneficio
y banquetes y galas.
Hablaron de rallies.
Hablaron de juegos de preguntas.
De hecho, la noche de juego de preguntas fue tan exitosa,
que algunas personas que él esperaba que contribuyeran al albergue,
no alcanzaron a ser admitidas.
Verán, creo que él sabe algo sobre el hecho
de que no es lo que la gente da,
sino cómo los invitas a dar,
lo que determina si dar es bueno o no para ellos.
Él llegó a un tipo diferente de motivación social.
Él les ha ayudado a comprometerse con causas
de importancia para a él, en este mundo interconectado.
Los invitó a dar un poco de ellos mismos,
envolvió sus aportes en un poco de su amor,
y los condujo a hacerlo
en la forma más creativa y más placentera posible.
Es este tipo de liderazgo lo que me motiva
a crear nuevas formas sociales para el acto de dar.
Entonces, la pregunta es: ¿Es dar, bueno para ti?
Ahora quiero retarlos,
después de esta historia con esos amigos,
a que busquen algún tipo de experiencia social de dar,
o que la inventen si acaso no la pueden encontrar.
Algo relacionado con tus pasiones, tus intereses.
Conéctate con una causa que valga la pena.
Invita a tus amigos a dar un poco de sí mismos,
envuelve su acción de dar en amor, y compártelo
en la forma mas divertida, más emocionante que puedas,
con todos los compañeros que encuentres,
y pásala bien.
Y entonces puedes volver y contarme, si dar, es bueno para ti, o no.
Gracias por su tiempo.
(Aplausos)