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San Josemaria estuvo en el colegio
El prado el 18 de octubre de 1972.
Se reunió con los padres y los profesores
y alentó a todos a santificar el trabajo
y a educar a los alumnosen libertad responsable
y con sentido cristiano de la vida.
Para recordar este evento la asociación de padres del colegio
decidió colocar una lápida conmemorativa
que ha sido bendecida en una sencilla ceremonia.
Entre varios - tres, cuatro - urdímos un plan,
y es que en el auditorio
en donde iba a tener lugar,
había una cabina de proyección con tres agujeritos
y nos dirigimos tres de nosotros, creo,
a esa cabina con varios agujeritos
y poniendo mesas, una encima de otras,
logramos, digamos, escuchar
lo que decía San Josemaria.
Yo realmente no recuerdo, digamos,
enseñanza de San Josemaría de aquél momento,
pero sí recuerdo la devoción
con que íbamos a escucharle,
el interés de nuestros padres
por escuchar todo lo que decía San Josemaría
e indudablemente era el alma de éste colegio.
Padre, nosotros queremos mucho a la Virgen pero
¿cómo podríamos transmitirle este
amor que nosotros tenemos a la Virgen a nuestros hijos?
Lo estáis transmitiendo con vuestra piedad
que los hijos lo ven.
Los hijos, desde que son muy pequeñitos
- recordaos vosotros, yo me acuerdo -
son los testigos más
salvajes que podemos tener.
Se fijan en todo,
y lo juzgan todo porque no han aprendido a no juzgar,
no han aprendido a oír
aquello que dice el apóstol:
"qui iudicat Dominus es" -
sólo el Señor puede juzgar el interior de las almas
y los críos se fijan.
Que te vean amar a la Virgen y amar a la Iglesia, y no te preocupes.
Mi padre estuvo mucho tiempo al lado de San Josemaría
y nos inculcó mucho el amor
hacia su persona
y hacia la Obra,
entonces hemos vivido mucho lo de las escuelas
y los colegios de fomento
porque él siempre decía que éstos colegios
primero eran los padres y los profesores,
para poder educar bien a los hijos.
La primera misión vuestra es
la educación de vuestros hijos.
Que estás muy ocupados, pues gracias a Dios.
Los que no estáis ocupados, no interesan nada.
Los que estáis muy ocupados,
tenéis tiempo necesariamente
para dedicarlo al primer negocio que es...
- perdón que lo llame negocio,
pero en éste tiempo materialista hay que hablar así -
que es cuidar de vuestros hijos.
Para mí, lo que emocionó
de nuestro Padre es la alegría,
la simpatía, el gracejo, la espontaneidad:
virtudes profundamente humanas y cristianas.
Hijos, hijas mías. Sed valientes,
que muchas veces no sabeis hablar con los hijos.
Yo he matado todas las cigueñas
y además los niños no vienen de Paris.
Se me quedó grabado una idea:
la rebeldía.
La rebeldía y el inconformismo
de la gente joven -
yo era un chico en aquella época, era un chico -
entonces dije: tras éstas palabras, éste mensaje,
voy detrás de éste hombre, de San Josemaría.