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El Cielo está abierto, la tierra está abierta,
el oeste está abierto, el este está abierto,
la mitad del cielo sur se abre, la mitad del cielo norte se abre,
las Puertas están abiertas de par en par,
las Barreras tienen descorridos los cerrojos,
y he aquí que Ra aparece en el horizonte
Este sortilegio permitía a los difuntos, ya purificados,
acompañar a Ra en su barca solar, en su recorrido por el firmamento,
además procuraba la aparición del dios solar un día más.
Pertenece al más popular de los textos sagrados del antiguo Egipto:
el "Peri Em Heru”, el "Libro para salir a la luz del día”,
mas conocido como “El Libro de los Muertos”.
Estos textos datan de 1.500 años antes de Cristo,
en el inicio del llamado Imperio Nuevo,
época donde el antiguo Egipto, alcanza su máximo esplendor.
Pero realmente provienen de otros más antiguos.
El libro de los muertos es una recopilación de diversos escritos funerarios
que los antiguos egipcios ya empezaron a dibujar en tumbas y templos, hace 5.000 años.
Por aquel entonces aparecen los primeros testimonios de Ra, el dios Sol.
Pero junto a ellos se encuentran otros vestigios mas difusos.
El debate debió surgir al intentar averiguar dónde estaba Ra en las horas de oscuridad.
Los antiguos egipcios dedujeron que debía existir un lugar debajo del firmamento
donde el sol se regenerase y así poder surgir en un nuevo amanecer.
Lo definieron como el inframundo,
en él vivirían los dioses y los difuntos merecedores de la vida eterna,
pero también sería la morada de las fuerzas del mal y la oscuridad.
Es la eterna lucha entre el bien y el mal,
entre la luz y la oscuridad,
entre la vida y la muerte.
Principios opuestos que no pueden existir el uno sin el otro.
Mantener el equilibrio entre el inframundo y el mundo real
era la máxima preocupación de los antiguos egipcios.
La ruptura de esa armonía destruiría su existencia
y por tanto su máximo anhelo: la eternidad.
El Nilo era para los antiguos egipcios, el eje central de sus vidas
y un manantial inagotable de provisiones.
El progreso y el bienestar que alcanzaron gracias a esta fuente de vida
posibilitó la creación de una de las civilizaciones más extraordinarias que hayan existido.
Pero para sus antiguos pobladores, sus aguas escondían un submundo de oscuridad y misterio.
El Nilo era uno de los senderos espirituales que aunaban la vida y la muerte,
el mundo real y el inframundo.
Podemos remontarnos a cerca de 20.000 años,
cuando los egipcios eran muy pocos,
y vinieron de Sur y del Norte y crearon la comunidad egipcia.
Y vieron cómo el Nilo manaba cada día
cada año, en un día.
y que el Sol se elevaba cada día al cielo
Unieron esos momentos y establecieron una relación entre la salida del Sol,
el fluir del Nilo en el mismo camino,
con algo que llamaron inmortalidad, o eternidad, o la vida eterna.
Al contrario de la mayoría de las civilizaciones,
el color *** para los egipcios no estaba asociado al luto ni a la tristeza,
al contrario, simbolizaba el poder de la regeneración.
Para ellos era un milagro como año tras año al producirse la inundación del Nilo
su *** limo fertilizaba sus tierras.
Cuando estas inundaciones descienden, dejan a su paso una tierra fértil negra
que se llama el “Kemet”, de hecho los Antiguos Egipcios lo llamaban Egipto Kemet
y es una tierra muy fértil que los egipcios podían cosechar
y desde luego tener una recogida muy importante
y hoy en día también pasa, el 90% de la población en Egipto vive alrededor del Nilo, que es el que le da estas cosechas.
Sus observaciones no se limitaron al río sagrado,
descubrieron que cada año, antes de la crecida,
una estrella aparecía en el firmamento.
Estudiaron intensamente los astros,
El inicio del Año Egipcio coincide con la salida nuevamente de una estrella, Sirius,
después de una larga invisibilidad.
Este incidente en medio de Julio
ocurre junto con la inundación del Nilo
cuyas las aguas regalan la vida a Egipto.
La salida de esta estrella es símbolo de la celebración del Año Nuevo.
Este hecho fue clave para el desarrollo de la cultura egipcia,
saber cuando se producían las crecidas
les permitía determinar el tiempo de la siembra.
Esto unido a los grandes proyectos de canalización,
hizo que sus tierras llegaran a ser las más fértiles del planeta.
La principal aplicación de estos conocimientos
fue el desarrollo del primer y mas perfecto calendario
que se haya realizado en la antigüedad,
siendo la base del que manejamos actualmente.
Para los antiguos egipcios el día en que Sirio aparecía en el firmamento era el primer día del año.
Éste se dividía en doce meses de treinta días cada uno.
Para que todo cuadrase, al final del año se añadían cinco días,
los días de Anubis, el dios con cabeza de chacal.
El año tenía tres estaciones de cuatro meses cada una:
La época de la inundación, el periodo de las labores agrícolas
y el tiempo de la recolección.
Hemos podido comprobar como dos fenómenos estelares mágicos
marcaban el ritmo de vida de los egipcios:
el recorrido del dios solar Ra,
que garantizaba tanto la renovación de los días,
como el equilibrio de los dos mundos,
y el milagro de la crecida anual del Nilo
gracias a la aparición de la diosa Sotis: la estrella Sirio.
El pueblo Dogón, al sur de Mauritania,
también relaciona a Sirio con sus ciclos agrícolas.
Esta danza pertenece al Bulu, una ceremonia para favorecer la fertilidad de la tierra
antes de las primeras lluvias.
La mayoría de las civilizaciones han personificado en entes sobrenaturales,
los poderes de la creación y las fuerzas de la Naturaleza
responsables de su supervivencia.
Y todas ellas han tratado de comunicarse con sus dioses
o incluso transportarse al lugar donde moraban.
Los Sánemas o Yanomamis del Norte viven en una de las zonas menos exploradas
de Venezuela, en la cuenca del Cáura, afluente del Orinoco.
Tienen una curiosa forma de viajar al mundo de los espíritus de la selva.
Se trata de esnifar un potente alucinógeno llamado sacona o yopo
que obtienen de la corteza del Ama-ahí.
Con ello consiguen hallar su Moresby,
la parte del alma que mora en su animal protector.
Como los Yanomamis, muchos de los pueblos de Nueva Guinea
creen en seres sobrenaturales que habitan en la selva.
En las tierras altas fronterizas con Indonesia viven los Asaro,
conocidos como los hombres de barro,
los Asaro se han aprovechado desde hace mucho tiempo de esas creencias,
se convierten en espíritus para defenderse de sus enemigos.
En la Isla del Sol, en el lago Titicaca,
el yatiri rinde culto al Tata Inti, el Dios Sol.
Al amanecer, el humo del fuego sagrado, se eleva en invocación a Viracocha,
el dios Inca que creo el mundo desde esta isla.
El hombre rogaba al sol que saliese todos los días,
pero también se preguntaba si él era capaz de aparecer por si mismo.
Los antiguos egipcios imaginaban que antes de la creación
no había cielo, ni tierra; dioses, ni hombres; animales, ni plantas.
Un inmenso vacío que llamaban Nun, contenía a Atum, el principio de todas las cosas.
En el siglo XIX en las excavaciones de la antigua Tebas
se halló un curioso papiro, cuya antigüedad se desconoce,
en donde el propio Rá relata su creación.
Fui yo quién vino a la existencia como Jepri
cuando vine a la existencia, el ser vino a la existencia,
y todos los seres vinieron a la existencia,
después de que yo viniera a la existencia.
El papiro conocido como Bremner Rhind y los primitivos textos de las pirámides,
fueron las primeras representaciones de los egipcios
sobre la creación del mundo y el origen de los dioses.
Atum tomó conciencia de sí mismo
y apareció Ra, el Sol
Luego nombró a Shu y se hizo el viento
después mencionó a Tefnut y comenzó a llover
Shu y Tefnut tuvieron dos hijos Geb, la Tierra y Nut, el Cielo
Geb y Nut se casaron
por eso Nut siempre está sobre Geb, el cielo sobre la tierra
de su unión nacieron las estrellas
Geb y Nut engendraron a Osiris, Isis, Seth, Nephthys
y ellos dieron origen a las multitudes que habitan esta tierra.
Cuando Ra, o cuando el Demiurgo crea el mundo
establece el orden y la justicia
y rechaza las fuerzas del caos a una esfera
alejada y separada de ese mundo ordenado,
de ese mundo justo que crea Ra donde aparecen
también los dioses y aparecen, por supuesto los hombre.
Sin embargo, esas fuerzas del caos, esas fuerzas del desorden
que quedan en la periferia del mundo creado
no dejan de acechar a Ra y el orden establecido en la creación.
En su afán por comprender el mundo que les rodeaba,
los egipcios fueron construyendo un complejo universo mágico.
A partir de los Textos de las Pirámides,
grabados sobre el 2350 A. C.,
los escribas y sacerdotes fueron actualizando los textos
según la evolución de las ideas religiosas, hasta llegar a la redacción en el 1300 A.C.
del Libro de los Muertos.
Sin embargo 200 años antes, creyeron haber solucionado el enigma de Rá.
creyeron haber solucionado el enigma de Rá.
Dedujeron que tendrían que coexistir dos mundos distintos:
el que vemos, y otro donde Rá se trasladaba por las noches
y donde tendrían que habitar los difuntos,
un lugar misterioso que denominaron Inframundo.
Junto al mundo real, el plano en el que se desarrollaban las actividades,
los egipcios creían en la existencia de otro mundo,
otro mundo en donde una serie de divinidades y de seres
junto con los difuntos moraban en distintas condiciones de existencia.
El inframundo era un lugar principalmente de oscuridad,
es precisamente la oscuridad uno de los caracteres más importantes de ese lugar o de ese espacio.
Un lugar a donde solamente llegan los rayos del sol en el momento en que el Dios Ra
penetra en su interior y lleva la iluminación a las almas, a los seres
y a los dioses que en él moran.
El inframundo es un lugar fértil que recuerda a las orillas del Nilo
y en otras ocasiones es un lugar desértico, pedregoso, donde moran
y habitan seres malignos que ponen en peligro el orden de la creación.
Junto a los dibujos, los jeroglíficos permiten entender el significado de las imágenes
A través de esta lengua escrita en los dibujos nace un mundo propio, que no solo nos describe la realidad de
hace 5.000 o 2.000 años si no es incluso superior.
A través de esas palabras, a través de esas imágenes el Antiguo Egipto
alcanza una realidad que en definitiva es más estable que la auténtica realidad de su vida cotidiana
Pues esa realidad tiene consistencia hasta ahora
Basándonos en las palabras y en las imágenes
nosotros tenemos la posibilidad de sumergirnos en ese mundo espiritual
y conocer hasta los más mínimos detalles
Es en la tumba de Thutmosis I, faraón de la XVIII dinastía en el 1500 A.C.,
donde se encuentran las primeras descripciones del enigmático inframundo.
Se trata de El libro del Amduat, el libro de lo que hay en el otro mundo,
o el libro que hay en la cámara oculta.
La forma en que imaginaron el inframundo desborda cualquier imaginación.
El libro del Amduat muestra la geografía del mas allá,
detallando una a una las doce horas del viaje nocturno de Rá.
Los textos y dibujos se completaban con diversas formulas funerarias
destinadas principalmente a que el faraón en su viaje junto al sol
pudiera transformarse junto a él
y lograr con Rá su resurrección diaria.
Se dan incluso dimensiones de las regiones que atraviesa el Dios Sol
dimensiones exageradísimas por ejemplo entre la puerta occidental
por la que penetra Rá al inframundo y la región de Wermes se hablan de 120 iterus
una medida de longitud Egipcia que corresponderían a cerca de 1.200 kilometros
Rá penetraba en el inframundo a través de la puerta occidental del horizonte
a primera hora todo es alegría en esa región
Rá ilumina después de 12 horas el más allá y todos se regocijan con su llegada
Rá además distribuirá campos entre las divinidades y seres que habitan en él,
organizará sus vidas, administrará los bienes y en general se comportará
como un soberano que administra y gobierna el territorio.
Rá viaja durante las doce horas de la noche en una barca.
Está representado en realidad en su Ba, en su espíritu,
tiene cabeza de carnero y se encuentra en un baldaquino.
Le acompaña dentro de su barca, una tripulación compuesta por ocho dioses.
Durante las primeras horas la barca de Rá navega por un río que atraviesa el inframundo,
pero a partir de la cuarta hora este río desaparece
y la barca de Rá es remolcada con cuerdas e impulsada por la magia de los dioses.
En la hora séptima la diosa Isis y el “Mago Mas Antiguo”
repelerán al eterno enemigo de Rá:
la serpiente Apofis.
al finalizar el recorrido una vez completada la regeneración de Ra
el dios Sol ya no en la forma de Ba si no en la forma del escarabajo Kipri
Allí es recibido por Su, el dios que divide y separa el cielo de la tierra
y finalmente abandona definitivamente el mundo del más allá
para ingresar por la puerta del oriente en el mundo de los vivos
Es difícil saber que entendían los egipcios por dios,
hasta hace poco tiempo se ha querido explicar la mitología egipcia
nuestros conceptos religiosos y nuestra forma de pensar,
fue un error.
El principal fue no diferenciar entre el lenguaje escrito
a través de jeroglíficos o dibujos y el transmitido oralmente,
que era el mas importante.
Lamentablemente es imposible disponer de registros sonoros
Durante mas de tres mil años
los egipcios fueron formulando y perfeccionando su cosmogonía,
pero su obsesión sobre todas las cosas,
era implorar a los dioses a fin de asegurarse la eternidad,
superando la muerte terrenal.
Uno de los conceptos mas interesantes del pensamiento religioso egipcio es Mat
Mat es el orden, la justicia, la verdad
suele ser representada como una divinidad femenina
con una pluma de avestruz en la cabeza
o en otras ocasiones como una estatuilla representando esa misma divinidad
en realidad Mat es el orden tal y como se estableció
en el momento de la creación por el Demiurgo o Rá
El antiguo Egipto era un mundo mitológico
donde sus habitantes temían la perdida del orden cósmico,
porque eso les llevaría al caos primigenio
y no podrían lograr su destino eterno en el mundo mágico de los dioses.
Pero para mantener el equilibrio entre esos dos mundos
y poder viajar entre ellos,
era preciso emplear la misma herramienta que los dioses:
la magia.
Uno de los aspectos mas importantes de la religion egipcia
es sin lugar a dudas la relación que existe
entre la magia y las creencias religiosas.
los egipcios no entendían la una sin la otra
cualquier aspecto de la vida de los egipcios
esta vinculado a la religión y desde luego a la magia
El dios creador el primigenio va a ser,
a través de la palabra el que va a crear al mundo
se materializa lo que es la magia para los antiguos egipcios,
cuando no entendían algún suceso o algún acto etc
siempre recurrían a la magia porque ellos no podían entender
que aquello sobrenatural no tuviera relación con la vida terrestre
Lo importante es que esos textos y rituales que se encuentran
en los textos de las pirámides
los de los sarcófagos fueran dicho oralmente
y de ahí la importancia de la palabra
La única manera de que la magia realmente se entienda
y quede materializada es a través de la palabra
Los encargados de ejercer la magia
eran el gran mago, el faraón y los sacerdotes
pero la comunicación con los dioses
estaba reservada al único mortal que poseía
los poderes mágicos necesarios:
el dios viviente, el faraón.
“Soy un Sermaatre Setemperre, Ramses Mediamon
salí de Re mientras que mi padre me enmaatre me crío
el mismo todopoderoso me hizo grande cuando yo era niño hasta que reiné,
los grandes se postraron ante mi cuando fui instalado
en tanto que hijo mayor como principe heredero en el trono dejé”
Dos veces al año y gracias a la ubicación del Templo de Ramses II,
el sol ilumina el pequeño santuario.
El rey es iluminado por Amón y Rá,
las dos formas divinas transmiten sucesivamente al soberano
la irradiación necesaria para mantener su naturaleza divina.
Los templos eran una de las dos conexiones posibles
entre el mundo real y el mundo de los dioses,
la otra evidentemente eran las tumbas y los templos funerarios.
Los rituales y las ceremonias mágicas
había que realizarlas en un espacio donde pudiesen comunicarse con los dioses.
Un lugar donde estos,
tuviesen su otro yo material para ser agasajados y venerados.
Un templo egipcio, no era un lugar donde los fieles
iban a comunicarse o rezar con su dios
como ocurre en una iglesia cristiana o una mezquita musulmana.
Era la morada sagrada de los dioses.
El acceso al templo estaba totalmente vedado al pueblo
que sólo podía acceder al primer patio.
El resto estaba reservado a los sacerdotes y por supuesto al faraón.
Aunque el faraón era el encargado de mantener el orden universal
y el culto a los dioses,
en la práctica las ofrendas que se realizaban en los templos,
tenían que ser llevadas a cabo por otro tipo de personas,
delegados del faraón,
para que pudiera mantenerse el debido culto a las divinidades
en todos los templos de Egipto,
esos personajes eran los sacerdotes.
Las ceremonias más importantes,
los ritos más importantes que tenían lugar en los templos egipcios
se llevaban a cabo aquí en esta capilla
en el Santa Santorum de cada uno de los templos,
el lugar mas recóndito y secreto de el edificio cultual,
aunque las ceremonias y la preparación de las ceremonias tenían lugar
o empezaban muchos antes de la amanecer
era precisamente cuando los rayos del sol se elevaban por el horizonte
cuando el sacerdote penetraba en esta cámara
y se acercaba a este sagrario donde era guardada la estatua del dios
El sacerdote debía de realizar una serie de ritos ante la estatua del dios,
destinados a velar por su purificación y alimentación.
Todos los días se cambiaban los vestidos y los alimentos a las estatuas divinas.
Acabadas esas ceremonias las puertas del santuario se cerraban
y el sacerdote abandonaba la estancia una vez terminados todos los ceremoniales.
Naturalmente las divinidades no consumían físicamente estos alimentos,
tomaban la parte inmaterial, su esencia, que era con lo que se nutrían.
Estos alimentos eran retirados al finalizar el día y repartidos entre el personal del templo.
La casas terrenales de los dioses, llamadas por los antiguos egipcios Hut- Netcher,
debían de estar construidas y diseñadas para que se pudiera establecer
la perfecta conexión con su morada divina.
El faraón y los sacerdotes eran necesarios para establecer el vinculo mágico,
pero necesitaban el mecanismo que canalizase sus sortilegios.
Fue en la arquitectura y la astronomía donde encontraron
las herramientas necesarias para ejecutar sus rituales.
El templo egipcio era una puerta a otra dimensión
y su diseño así lo exigía.
La altura de sus techos, el nivel de sus suelos,
la forma y elementos de las columnas y sus capiteles,
los juegos de luces y sombras,
ningún elemento estaba puesto al azar
todo tenía su razón de ser.
Al ser una residencia divina, debía de ser eterna,
por este motivo, su emplazamiento, orientación y los materiales de construcción
tenían que ser cuidadosamente elegidos para tal fin.
Al principio se utilizó el adobe pero enseguida se sustituyó
por materiales mas duraderos,
esto supuso tener que desplazarse hasta largas distancias para conseguirlos.
Los constructores no se ciñeron solo a crear una morada a los dioses,
el templo egipcio también era una representación del mundo y el cosmos.
La explicación de las extraordinarias dimensiones de los templos del Nilo,
obedece a la concepción de la arquitectura mitológica egipcia,
pues mientras los clásicos griegos y romanos,
construyeron siguiendo un patrón de proporciones humanas,
los egipcios edificaron a medida de los dioses.
Como ya sabemos su función principal era la adoración a los dioses en nombre del faraón,
para rogarles entre otras, dos cosas fundamentales:
la regeneración perpetua de Maat, el orden universal,
y la puntual crecida del Nilo,
que hiciese posible la fertilidad de los campos.
Pero su misión no se reducía solo al culto,
los templos eran centros de erudición y sabiduría,
en ellos se formaba e iniciaba en los conocimientos de la magia
y se guardaban los escritos sagrados.
La forma de vida de los egipcios dependía en gran parte de los sacerdotes.
La medida del tiempo, los calendarios, las fiestas y el culto a los dioses,
se decidían y proyectaban dentro de los templos.
En todos estos actos, los dioses eran invocados a través de la magia.
Era el modo de establecer la conexión entre la dimensión celestial
y el mundo terrestre.
Sin embargo el templo no era la única puerta de acceso al inframundo,
existía otra mucho mas directa y definitiva.
En el extremo oriental de Papua Nueva Guinea,
se encuentra un lugar tenebroso llamado por los nativos, La Roca Sagrada.
Desde lo alto las momias de los Kukukuku velan por este pueblo de guerreros feroces.
En la Isla de Sulawesi, Los Toraja sitúan tallas humanas llamadas Tau Tau,
para velar por los espíritus de sus antepasados
que yacen enterrados entre los balcones de madera.
El hombre no se conformó solo con lograr el beneplácito de los dioses,
sabemos a través de muchas culturas, que su afán era ir más allá,
intentar superar la muerte y reunirse con su creador
para vivir con él eternamente.
En el Perú dos culturas emularon a los egipcios en sus formulas funerarias.
La cultura Moche hace dos mil años, enterraba a sus gobernantes en pirámides
con infinidad de objetos y alimentos
para asegurarle su existencia en la otra vida.
Cientos de años más tarde, los Chachapoyas,
que vivían en la sorprendente fortaleza pétrea de Kuélap,
momificaron a sus cadáveres.
Para conservarlos primero los vaciaban y luego los sellaban.
Los enterraban envueltos en varias capas de tela
que mas tarde adornaban con rasgos del difunto.
El propósito siempre era el mismo,
había que conservar el cadáver
para que su forma inmaterial pudiese vivir en el mas allá.
Los egipcios sabían que solo la magia del faraón
y los sacerdotes eran capaces de realizar obras y actos sobrenaturales,
gracias a ella se mantenía el orden universal,
pero su poder también podía ayudar a los hombres
a conseguir su ansiado anhelo.
Había que lograr que el fallecido llegase al mundo de los dioses.
Si estos consideraban que había adquirido los suficientes merecimientos,
le concederían la ansiada vida eterna.
Pero antes había que prepararlos para el gran viaje.
Los antiguos egipcios mostraban un gran despego de la vida terrena,
la consideraban como un tránsito breve hacia la eternidad.
Podemos por lo tanto decir, que para ellos
lo más importante era la vida después de la muerte,
no la vida terrenal.
La vida terrenal era sólo una vida temporal para ir al cielo,
para la vida después de la muerte.
Para que esto fuera posible el ser humano tenía que estar
preparado para ese tránsito,
los egipcios dedujeron por tanto, que el cuerpo humano
debería estar compuesto por elementos adaptables a los dos mundos,
unos tendrían que ser materiales y otros inmateriales.
Al principio de la creación, cuando el demiurgo crea a los seres humanos,
les proporciona un cuerpo con una serie de elementos primordiales,
para que puedan hacer frente a todas sus necesidades terrenas y espirituales.
Lo que hoy en día llamamos el estado psicosomático,
el Antiguo Egipto lo clasificó en muchos términos.
Hay un Ka, luego un Ba,
hay una entidad que se llama
Algunos de ellos están conectados más a la supervivencia física después de la muerte
otros a la inmortalidad del alma.
Son imaginaciones complejas que varían mucho
de nuestro pensamiento occidental en el que nos gusta
nombrar todo con precisión.
El concepto de la momificación era el mismo que el de las estatuas divinas en los templos.
La estatua hacía de soporte material al dios venerado
y servía de enlace entre los dos planos de existencia.
Para comunicarse con él, debía de existir su otro yo material.
Según ese criterio, los egipcios consideraron que,
para que el cuerpo espiritual asegurase su eternidad en el paraíso,
era necesario que el terrenal fuese también conservado eternamente
por medio de este proceso.
Una vez embalsamado, había que preparar al difunto para el viaje sagrado.
Con respecto a las ceremonias del enterramiento
son descritas en muchas tumbas y papiros.
Un acto central es la llamada apertura de la boca.
El sacerdote abre de manera simbólica
los ojos, la nariz y la boca del muerto momificado.
Y le devuelve la potencia de los sentidos
el difunto vuelve a ver, oler, respirar y hablar.
Obtiene la capacidad del funcionamiento de los sentidos fuera de la vida terrenal
ya que esta aptitud, de nuevo obtenida, funcionará toda la eternidad.
El muerto puede vivir eternamente.
La ceremonia se llevaba a cabo primero en el patio de la tumba
donde se realizaban una serie de purificaciones rituales.
Después en la sala del Sarcófago tenía lugar una interesante dramatización
en la cual uno de los sacerdotes hacía el papel de difunto
y tenía que ser despertado por el hijo del fallecido.
Se utilizaban unos curiosos instrumentos rituales en forma de azuela,
cuchillos o bastoncillos, que eran llevados a la boca, ojos, oídos
y otras partes vitales del difunto para devolverle su capacidad en la otra vida.
Una vez en el mas allá, el difunto tiene que superar el juicio ante Osiris,
el dios de la Resurrección.
Ante cuarenta y dos jueces tiene que demostrar su integridad moral.
Es la llamada confesión negativa de los pecados.
Después de la muerte, sólo tenía que mostrar
que había sido un hombre respetuoso frente a Osiris.
Tenía que demostrar a Osiris que había sido una buena persona,
que no había robado, que no era un ladrón,
que era un hombre justo, que había trabajado con sus manos,
que había dado de comer al hambriento.
Y entonces Osiris le decía; vale, ve al Cielo.
Así eran las creencias que se reflejan en el Libro de los Muertos del Antiguo Egipto.
Junto a la declaración de inocencia en el juicio del difunto
otro importante episodio que parece acontecer en la Sala de la Verdad,
en la Sala de la Justicia es el Pesaje del Corazón.
En ella, ante Osiris, está colocada una gran balanza, en donde se va a llevar a cabo
el pesaje del corazón.
En la escena aparecen distintas divinidades, como Horus o Anubis,
que tienen el papel de acompañar al difunto hasta la estancia donde se halla la balanza
y el Dios Osiris.
El pesaje del corazón consistía básicamente en la colocación de este órgano
en uno de los platos de la balanza
y contra él se pesaba la pluma de Maat,
la diosa de la verdad, de la justicia.
En el caso de que sus pecados pesasen más que la pluma,
el difunto era devorado por Ammit un monstruo mitad hipopótamo,
mitad cocodrilo, mitad león.
Esto suponía pasar una eternidad como un no ser,
condenado al castigo del infierno egipcio.
Si su corazón pesaba menos que la pluma, el difunto era declarado justificado
y considerado un bienaventurado.
A partir de ese momento vivirá una plácida existencia en el mas allá, junto a Osiris.
No cabe duda que las magníficas construcciones que hoy podemos ver
en el valle del Nilo han logrado el propósito de sus creadores.
Los antiguos pobladores de Egipto amaban la belleza de la vida terrenal,
pero sólo como un fugaz transito hacia la verdadera existencia inmortal.
Para contentar a los dioses edificaron a su escala,
diseñaron sus templos y tumbas con perfección matemática
en sus formas y proporciones,
alinearon sus contornos con el sol y demás astros celestes.
Su obsesión era mantener a toda costa el orden cósmico,
no podían permitir que todo regresase al caos primigenio.
Para ello aprendieron el uso del lenguaje y el poder mágico de los dioses
y se comunicaron con ellos.
Descubrieron donde iba el sol por las noches y como conseguía salir cada amanecer.
Y lo más importante descubrieron como acceder al inframundo
para permanecer con los dioses por toda la eternidad.
Magia, ciencia y religión, representan la naturaleza del hombre,
su forma de revelarse ante el terror de la nada,
la lucha por penetrar en los misterios de su existencia y la del universo;
es una mezcla de extraña seducción y una inquietud aterradora,
que aunque le hace sentirse consciente de su insignificancia,
le permite sentirse orgulloso de su humilde condición humana.