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En el siglo tres antes de Cristo ...
... Roma y Cartago se disputan la supremacía sobre el Mediterráneo Occidental.
Un conflicto que les llevará más de cien años de enfrentamientos bélicos ...
... las llamadas Guerras Púnicas.
Tras la derrota de Cartago en la primera de estas contiendas y con las naves romanas dominando el mar ...
... un gran contingente de tropas parte hacia las costas de Hispania.
Una tras otra, penteras y tetreras fueron arriando a la ensenada.
Hermosos cascos pintados ... Erizados por innumeras filas de poderosos remos.
De sus entrañas surgieron hombres, animales y armas:...
...sesenta mil infantes, Ocho mil jinetes ... doscientos elefantes.
Un ejército de aguerridos cartagineses bajo el mando de Asdrúbal,...
... yerno de Amílcar Barca, caudillo supremo de Cartago. AÑO 228 B.C.
Miles de almas empeñadas en la aventura:...
... crear un lugar estratégico donde fortificarse y preparar futuras ofensivas contra su enemigo más odiado;...
... Roma.
Aquel día, Poseidón dormitaba. El mar, como un cristal incandescente brillaba sobre ninfas y nereidas.
La voluntad de los dioses estaba sosegada, mas ¿y la de los hombres?
Poderosos brazos animaban la voluntad de aquellos sólidos barcos que oscurecían el horizonte.
Luego, grandes velas insufladas por el mismísimo Neptuno...
... alentaron aquella portentosa flota de rápidas naves.
Las legiones asedian Carthago Nova.
Veinticinco mil infantes, dos mil quinientos jinetes.
Escalas, torres de asalto, órdenes de ataque...
... la poderosa máquina de guerra romana presta a trabar combate.
SOLDADO: ¡A vuestros puestos!
SOLDADO: ¡Prended! ¡Lanzad!¡Adelante!
SOLDADO: ¡Arqueros, preparados!
SOLDADO: ¡Preparados para disparar!
Escipión el Africano, ante la rendición de su enemigo se muestra magnánimo.
Manda que cesen las matanzas.
Comienza el saqueo del botín.
Los barcos se llenaron de brillante plata...
.... y las calles de negra muerte.
.
Estruendo en la guerra ... música en la victoria, y silencio..., silencio en honor a los caídos.
Siempre he amado estos recintos sagrados.
Caminar entre vidas que se fueron...
...mirar inscripciones e imaginar como fue su existencia.
A veces, la tristeza despierta las añoranzas más felices.
La juventud de un muchacho en la Carthago Nova imperial...
...el enclave virtuoso. La ciudad tocada por la mágica animación de Mercurio...
...Carthago Nova, soberbia y voluptuosa nacida de los épicos días de guerra y paz.
Artesanos y comerciantes...
...cómicos y músicos...
...dioses y hombres...
...libertos y esclavos...
...todos representando al unísono el formidable espectáculo de la vida.
Mis ojos se abrieron a la luz en la apacible era del emperador Claudio.
Los dioses me concedieron la fortuna de nacer en el seno de una honorable familia romana.
Mi madre era Octavia Lucana.
Era una mujer de origen noble, culta y refinada.
Yo, Tito Albino, su único hijo.
Mi padre, Marco Albino, era un próspero y respetado comerciante.
Un hombre práctico y de gustos sencillos.
Dime Maecio, ¿Por quién apostarías en los próximos juegos?
¡Por mi escuela siempre!
Tito, cubríos en el ataque.
NARRADOR: Ejercicios de lucha. Una cita diaria ineludible.
El maestro: Maecio “el griego”. Regente de una afamada escuela de gladiadores.
Mi padre quería acrecentar mi incipiente virilidad ...
... alejándome de lo que él llamaba “peligrosa feminidad de las letras...”.
Pero mis dotes para las disciplinas corporales no estaban favorecidas por Marte.
Si no os cubrís al atacar, seréis carne de carroñeros.
Buen combate muchacho.
Gracias, padre.
¿Seguro que no te hace falta un joven gladiador para tu escuela?
Padre, lo hago lo mejor que puedo. ¡Uff!
Dicen que Ben Alí ha preparado gladiadores invencibles.
Ese perro solo adiestra fieras.
Pues Dárdano, el bárbaro, dicen que posee una espada temible.
¡Valiente rata!, esa alimaña no sabe lo que es una pelea limpia.
¿Ah, pero entre gladiadores hay peleas honorables, buen Maecio?
Marco Albino, hay más honor sobre la arena del anfiteatro ...
... que en todo el senado de Roma.
NARRADOR: Cuando mi padre y Maecio discutían de apuestas y gladiadores ...
...mi maltrecha persona estaba de más.
Era mi tiempo para la erudición...
...“la lectura hace al hombre completo”, citaba a menudo mi madre.
Tiempo de estudio que coincidía con sus ofrendas a los dioses.
Octavia, era experta y avezada en mezclas de vino para libaciones.
Unas delicadas habilidades que mi padre, no terminaba de apreciar en toda su extensa valía.
Octavia, ¿qué suerte de ambrosía es esta?
Vino de dátiles... ¿no es de tu gusto?
Mi querida esposa y sus mezclas... ¿Quieres probarlo Tito?
Hoy prefiero el agua, padre.
Sabía decisión.
Pues hace una libación espléndida para Vesta..., es muy refinado.
No lo dudo, pero soy de paladar sencillo.
MARCO ALBINO: Sabes hijo, considero necesario que te vayas haciendo con los negocios que heredarás un día.
¿Y esto?
Vino de loto y dátiles..., semeja al vino con miel..., una libación especial para Vulcano.
¿Es que un hombre no puede tomar vino común en su casa?
Ya ves hijo, lo que es bueno para los dioses no lo es para tu padre.
¡Es que los dioses son inmortales, y yo no Octavia!
OCTAVIA: Querido esposo, te respeto demasiado como para contrariarte.
Además “Muchas palabras nunca indican mucha sabiduría”, ¿pronunció?
¿Tales de Mileto?
¡Magnífico!. ¿Te das cuenta Marco?. Nuestro hijo se está convirtiendo en un erudito.
Tito, deseo que me acompañes al Foro.
Hoy se anuncia a quien conceden las obras de las nuevas conducciones de agua...
... y quiero que estés a mi lado.
Siempre es motivo de orgullo que me vean junto a mi padre.
Vino de pétalos de rosa... ideal para Isis... ¡Aromático!
Muy aromático... Tito... Espero en el Foro todo el favor de los dioses.
NARRADOR: En aquellos días, la prosperidad de la Familia Albino, resplandecía con la intensidad del más brillante lucero.
Las cosechas eran propicias.
Mi madre diría que gracias a sus libaciones, Ceres había sido magnánima.
Las piedras del molino podrían saciar su hambre de grano.
Las tahonas se verían colmadas de harina...
... y los hornos de panes crujientes.
La familia Salvio, nos fabricaba las ánforas necesarias para el buen comercio del vino y el aceite.
También hacían piezas de vajilla.
Delicadas piezas que nacían de las manos de su hija, la bella Lidia.
Mi carácter se tornaba meditabundo y falto de palabras cuando estaba frente a ella.
Concentrada en dar forma al barro, Lidia, de cuando en cuando, me regalaba con una maravillosa sonrisa.
De no ser por los ecos que llegaban del cercano y bullicioso puerto,...
...nunca hubiese salido de aquel dulce trance.
Hermosos tiempos aquellos.
Carthago Nova crecía y prosperaba gracias a su enclave virtuoso.
De los confines más lejanos llegaban hombres y bienes.
Un caudal de riqueza que parecía inagotable.
MARINERO: Gracias a los dioses que hemos llegado.
MERCADER: ¡Daos prisa con esos fardos!
Trigo, Vino, aceite, esparto, plomo y..., plata...; plata surtida del mismo brillo de las estrellas.
Majestuosas naves parían miles de ánforas, 5.000, 10.000 a veces.
Y por todas partes, gentes en acaloradas discusiones y regateos.
Almas que se abrazaban en el reencuentro...
...corazones que se separaban en la despedida.
De nuevo, ante mis ojos, la sinfonía de la vida en todo su esplendor...
...y yo, insaciable, la absorbía con la mayor de las dichas.
Feliz de encontrarme entre los vivos. Feliz de gozar de aquella voluptuosa y soberbia Carthago Nova.
Aquel día, el Foro hervía bullicioso.
Gentío, monumentalidad, augustas estatuas... Todo aquello, sobrecogía mi espíritu.
Habladurías extrañas habían trascendido a lenguas y oídos.
Pero, mi amada Lidia estaba allí para alentarnos.
Ahí tienes a Lucio Andro y sus esbirros..., serpientes de la peor especie.
¡Ciudadanos de Carthago Nova, se hace público el edicto por el cual...
...los honorables Duunviros proclaman la adjudicación de las nuevas obras de conducción de agua!
Un mal augurio, Tito.
Los respetables ciudadanos que concurren a la licitación son...
...de una parte Marco Albino y de la otra Lucio Andro.
Por medio del presente edicto...
... se dictamina que ante las semejanzas de las ofertas licitantes...
...la concesión queda desierta.
¡A quien habrá comprado esta vez!... ¡Un reptil! ..., eso es lo que es.
Para ofrecer un veredicto definitivo...
...los magistrados de la Curia, han determinado que los honorables Lucio Andro y Marco Albino deben entrar en competencia.
Construirán sendas fuentes, aquí en esta plaza del foro.
El adjudicatario final del proyecto, será el primero que consiga terminar la suya.
El agua que salga de ellas debe ser saludable y útil para el uso público.
NARRADOR: Nadie aventuraba una disputa como aquella...
...pero lo inesperado e incierto del litigio animó apuestas y alegró espíritus melancólicos.
"Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta", enunció Aristóteles.
En un día en el que los dioses habían agitado el mar de las inquietudes...
...nada mejor para serenar el espíritu, que las espléndidas y confortables termas de Carthago Nova.
Aguas frías, templadas, calientes, atemperaban los ánimos más exaltados.
Un lugar de encuentro y de..., amigable tertulia, a veces.
Dicen que la grandeza de un hombre se conoce por la importancia de sus adversarios..., noble Marco Albino.
Los hados, en el día de hoy, así lo han querido, respetado Lucio Andro.
Estimados amigos, ¿Cómo se debe considerar a quien muerde la mano que le dio de comer?
Tu agraviada persona parece olvidar quién lucho hasta encontrar el yacimiento.
Al que le sacó de la indigencia y gracias al cual ahora es propietario de una mina de plata.
¡La más fecunda de cuantas se explotan en Carthago Nova!
De la que te has enriquecido a la par que yo.
NARRADOR: “La prudencia suele faltar cuando más se la necesita”...
...pero, los atentos ojos de mi valeroso padre, nunca descubrieron las atinadas razones de Publio Siro.
Que menos que ser tu socio ya que no te impuse rédito alguno.
La mitad de todo no debió ser mala recompensa para el benéfico Lucio.
Qué ingratitud..., Ben Alí, y qué insolencia.
Las palabras ofensivas pierden virtud en boca de Lucio Andro.
Advierto que no deseas ser mi socio por más tiempo.
Ni un día más, si los dioses me otorgaran esa gracia.
De lo que propongo hago testigos a todos los presentes:...
...el que gane la disputa de las fuentes, que se quede con la parte de la mina del perdedor...,
...así dejaremos de ser socios..., y pasaremos a ser de nuevo..., amigos.
Que Júpiter selle tus palabras y así sea.
NARRADOR: La disputa de las fuentes, dio origen a vaticinios y apuestas sin número.
En las termas y en mi propia casa, la tranquilidad era ya un inquilino ausente.
El Agua, savia vital de Carthago Nova, era acogida amorosamente por el sólido y esbelto acueducto.
Éste, la desembocaba con dulzura en un provechoso distribuidor que colmaba tres hermosos receptáculos:...
...el destinado a las termas...
...el de las fuentes y estanques públicos...
...y por último el que abastecía a las casas.
Influencias y sobornos, llevaron a manos de Lucio la acometida de aguas más cercana y provechosa.
Además, para construir la conducción, se hizo con todas las ánforas de Carthago Nova.
Y por si los vientos divinos dejaban de soplar en su favor...
...el viejo usurero adquirió una verdadera legión de esclavos.
BEN ALÍ: ¡A trabajar, perros!
BEN ALÍ: ¡Daos prisa!
Mi padre, víctima de la fría estrategia de su oponente, apenas encontró brazos para alquilar.
El temor a Lucio Andro era más grande que la necesidad de sestercios.
Además, en apreciadas ánforas...
...apenas contábamos con las que fabricaba la alfarería del buen Salvio.
Para más funesta, Plutón hizo aflorar terreno rocoso.
Hender la tierra se tornó lento y penoso.
Mi madre diría que los Dioses nos habían dejado de su mano...
...y había que hacer ofertorios y libaciones para recuperarlos.
En pocas jornadas y como impulsada por Mercurio, El alado,...
...la conducción de Lucio Andro ganó terreno sobre la nuestra.
OBRERO:¡Despacio! ¡Con cuidado!
“Considera las contrariedades como un ejercicio”...
...pero en circunstancias tan apuradas, la sabiduría de Séneca no era bálsamo suficiente para la familia Albino.
¿Y esta delicadeza, Octavia?
Un plato de mi invención... codornices rellenas.
Bueno, sí son codornices.
Sí, rellenas con aceitunas amargas... ¿cómo está?
¡Amargo!
Tomaré uvas..., es lo más seguro.
¿Marco, sabes que me intranquiliza tener por enemigo a Lucio Andro?.
Ese infame.
Si de mi dependiese, bien saben los dioses que cedería en la apuesta.
Tranquilízate, no hará falta. Ya esta casi perdida.
No tiene por que ser así, Padre.
He estudiado nuestra acometida de agua.
Está más lejos que la suya, ya se preocupó esa rata de sobornar a quien le interesaba.
Si, pero tiene la ventaja de ser más alta y de pendiente más suave.
La acometida de Andro por el contrario, tiene una caída muy pronunciada.
Sólo en el primer tramo.
Padre, estoy seguro de que la fuerza del agua romperá la conducción.
¡Eso les retrasaría!
No lo suficiente.
Además, podemos utilizar plomo en vez de ánforas.
¿Conductos de plomo?
Son más sólidos y mucho más estrechos...
...las zanjas a excavar más pequeñas y, por tanto, más rápidas de hacer.
Con la ayuda de los Dioses, recuperaremos el terreno perdido.
OBRERO: Con cuidado.
NARRADOR: Como las vidas de dos amantes que anhelan llegar juntos al final de sus días...
...así transcurrían las conducciones de Lucio Andro y mi padre.
Los dioses dudaban a quien otorgar su favor.
La airosa cigüeña, culminó en belleza la obra de Marco Albino.
El magnifico león, rubricó la impronta agresiva de Lucio Andro.
“En la circunferencia el comienzo y el fin coinciden”.
Al igual que en la certera definición de Heráclito...
...el comienzo y el fin de las enconadas obras, se avenían a coincidir.
Y la negra sombra de Lucio azuzó la contienda.
El plomo cedió a la adversidad. Quizás los dioses habían decidido su veredicto.
Y mis vaticinios, como salidos de un oráculo infalible, se hicieron realidad.
Y como si de un hijo del dios Esculapio se tratara...
...así restañó Salvio la arteria que ocluía la savia de nuestra victoria.
Pero la presteza también hizo virtud en los hombres de Lucio.
ESCLAVO: ¡Abre la compuerta!
Miradas innúmeras, escrutaron las dos fuentes.
¿Cuál sería la primera en manar agua, la cigüeña o el león?
Y todas las voces se acallaron ante el incierto designio de los Hados.
Y el agua, brotó fresca y clara.
Y un manto de vítores, envolvió a la familia Albino.
HOMBRE: Ha sido una victoria justa.
“El día precedente enseña el día que sigue” proclamó la sabiduría de Píndaro.
Nosotros, siempre recordaríamos aquel día en que la cigüeña venció al león y el ingenio a la fuerza.
Siempre recordaríamos aquella virtuosa hazaña, en aquel enclave virtuoso.
Carthago Nova, soberbia y voluptuosa; nacida de los épicos días de Guerra y Paz.
“Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas”...
...pero, la justicia del tiempo, no evita sucesos deshonrosos.
Nerón, había gobernado Roma.
Vientos de decadencia barren el Imperio.
En Carthago Nova, los días de prosperidad quedan lejanos.
Ceres, ofendida por la ingratitud humana, también infligió su castigo.
Un quinquenio de sequías vació los graneros.
Plutón, hastiado de que hurgáramos en las entrañas de su reino, vetó la extracción de riquezas.
Las minas de plata se agotaron.
ANCIANO: Tened piedad de este pobre anciano.
NARRADOR: Hambre y miseria ensombrecieron el futuro.
ANCIANO: Misericordia...
ANCIANO: ¡Fuera! ¡ratas ladronas!
ANCIANO: ¡Malditos hijos fetales!
ANCIANO: ¡Miserables ladrones de ancianos!
NARRADOR: El miedo se hizo señor de Carthago Nova.
Robos y asaltos en noches oscuras.
El pueblo, para evadir sus penalidades, asiste más que nunca a espectáculos y representaciones...,
...todo vale con tal de animar los espíritus entristecidos.
La Curia, mandó celebrar juegos gladiatorios.
Un fugaz remedio para el descontento popular.
Venationes; encarnizados combates de animales contra animales...
...de animales contra hombres...
...y sobre todos, los más apreciados y esperados: luchas de gladiadores.
Hombres contra hombres. Enardecedores combates a muerte.
La fiereza en la arena aquieta la rabia ante la adversidad.
ESPECTADORES: ¡Muerte! ¡Muerte! ¡Muerte!
ESPECTADORES: ¡Muerte! ¡Acaba con él!
Magnífica esquiva, Tito.
Maecio, si no os cubrís en el ataque, seréis carne de carroñeros.
Griego, ¿lo aceptas ya para tu escuela?.
Hacen falta algo más que argucias de Ben Alí, para entrar en mi selecta cuadra.
¡Arriba Maecio, coge mi brazo!
Un gladiador se levanta solo, o se queda en la arena para siempre.
Bien hecho muchacho, así se defiende.
MAECIO: Tito, esas artimañas, son indignas de un discípulo mío.
Pues yo diría que tienen tu sello marcado a fuego.
¡Artimañas innobles!
¿Ya no reconoces las mellas de tu vieja espada?
¡Bah! Un aprendiz aventajado del miserable Ben Alí.
Eso parece tu hijo, Marco Albino.
NARRADOR: Como siempre que empezaban una de sus “apacibles” discusiones, yo me alejaba discretamente.
Satisfecho de arrojar un instante de luz en la niebla de preocupaciones que envolvían a mi padre.
En la casa de la Familia Albino, los tiempos de prosperidad habían quedado atrás.
Malas cosechas. Malos negocios...
... Malos hados, que las fervorosas libaciones de Octavia, mi madre, no lograron disipar.
En aquellos años, yo me encontraba inmerso en el aprendizaje de las sabias disciplinas de Vitruvio.
Según el gran maestro, las construcciones humanas habían de ser; atractivas, prácticas y duraderas.
Para entender la forma de aplicar estos conceptos de armonía y equilibrio.
Octavia dispuso que trabajase como ayudante sin estipendio de los tres arquitectos más estimados de Carthago Nova.
Graco Paeto era celebre por su sabiduría a la hora de acometer obras funcionales y prácticas.
A su mano se debía la nueva remodelación del edificio de la Curia.
SENADOR: No hay justificación alguna para los desórdenes que padecemos.
La Pax romana se extiende a todos los confines del imperio,...
...¿cómo es posible que se haya perdido en nuestra amada Carthago Nova?.
Hay que devolver la seguridad a nuestras calles. Nuestro honor de ciudadanos romanos así nos lo demanda.
Otro de mis reconocidos maestros era Tulio Baebio,...
...experto en creaciones donde lo artístico destacaba con singular prestancia.
Las obras de mantenimiento del esbelto y airoso teatro, tenían la huella de su mano.
Debía realzar el frente escénico del ya de por sí espectacular proscenium.
6.000 espectadores admirarían las habilidades del genial Baebio.
Y por último el más celebre de los arquitectos de Carthago Nova, el gran Licino Didio.
Excepcionales conocimientos sobre la robustez de los materiales le habían hecho acreedor al título de arquitecto de “lo eterno”.
El grandioso anfiteatro estaba ahora bajo su escuadra.
Había que aumentar el aforo hasta llegar a las 11.000 almas.
A la sombra del maestro, mis conocimientos progresaban día a día.
Por desgracia, Júpiter, no dispuso igual benevolencia en el destino de nuestra familia.
El pescado no es muy fresco.
Eso parece....Octavia.
En estos días, es difícil encontrar algo a precio razonable.
MARCO ALBINO: Bueno, no hay plato que no arregle un poco de garum.
¿A eso llamas un poco... Padre?
Tito, este es el auténtico oro de Carthago Nova. ... ¡Hum! Exquisito.
Sí, algún día comercializar esto en grandes proporciones será todo un negocio.
¿Marco, sabes que un joven arquitecto necesita un lugar de estudio más amplio?
Madre, te he dicho que no es necesario.
¡Garum! Más valioso que la propia plata.
Creo que hay una estancia que podría servir... Es amplia y luminosa.
MARCO ALBINO: Además nunca se agotará.
OCTAVIA LUCANA: ¿Qué te parece la que da al jardín?
¡Mientras exista el pescado!
¡Sería una biblioteca perfecta!
NARRADOR: Aquel dialogo sin oídos, era su forma de disimular una normalidad que no existía.
¿Como era aquella frase, Tito? “Si tienes una biblioteca con jardín...
“Si tienes una biblioteca con jardín, lo tienes todo”.
Así era... ¿y la pronunció...?
¿Cicerón, querida madre?
¡Esplendida memoria!
¿Marco, no crees que nuestro futuro Vitruvio merece esa biblioteca?
Tito, recuerda lo que dice tu padre;...
...un día, los barcos partirán con miles de ánforas de esta sutil joya.
NARRADOR: Pero, las naves de mi padre nunca llegaron a su destino.
Neptuno, cobró sus favores con saña implacable.
Las riquezas de Marco Albino iluminaron las obscuras profundidades abisales.
Mi padre tuvo que recurrir al más odioso de los prestamistas de la ciudad: Lucio Andro.
De una u otra forma, cumpliré mi palabra.
Son tiempos difíciles, Marco Albino.
¡Por mi honor... te devolveré hasta el último sestercio!
El viejo le impuso réditos de usura salvaje.
Se ensañó con el único hombre que había osado plantarle cara.
BORRACHO: ¡Escancia sin miedo mujer!
MUJER: ¡Bruto Salvaje!
BORRACHO: ¡Cariñosa! ¡Vaya!
BEN ALÍ: ¡Dejadla en Paz!
BORRACHO: ¿Quién quieres que te acaricie?
BORRACHO: ¡Fuera de aquí, bastardo!
BORRACHO: ¡Acércate, valiente!
BORRACHO: ¡Vamos, échame si puedes!
BORRACHO: ¡Perro inmundo!
HOMBRE: ¡Duro con ellos, Ben Alí! ¡Acaba con él!
HOMBRE: ¡Dale su merecido!
BORRACHO: Ahora verás
MUJER: ¡Bien hecho! ¡Acaba con esas ratas!
(Risas)
MUJER: ¡Vamos, sacad de aquí esa escoria!
MUJER: ¡Y que no vuelva a veros nunca más!
Siempre supe que tú y yo volveríamos a hacer buenos negocios.
Gracias.
Marco Albino, yo siempre cobro lo que se me adeuda.
Todos saben que Lucio Andro, siempre hizo honor a su bien ganada fama.
NARRADOR: Cercado por las deudas, mi padre dio libertad a su fiel artesano.
Las finas manos de Salvio nunca más moldearían para él...
... y nunca más, la tierna mirada de Lidia en el noble semblante de mi padre.
“Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio”, enunció Platón.
Para la casa de Albino, hados funestos estaban por llegar.
Padre, dicen que la tempestad arrojó la nave contra la isla.
Marco, no puedes salir con esta noche.
Los náufragos cuentan que intentaban regresar al abrigo del puerto.
De ser cierto, es nuestra ruina, Octavia.
Pero, las calles no son seguras.
Madre, no te aflijas, yo le acompañaré.
Tito, quédate.
Aguarda, deja al menos que tu hijo llame a Maecio.
MARCO ALBINO: Cuida de tu madre.
NARRADOR: Nuestras miradas escrutaron una premonición terrible.
“Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas”, pero... ¿y las buenas gentes, sabio Cicerón?
¿Por qué el noble y bondadoso Marco Albino?
El cuerpo sin vida de mi padre, apareció a los tres días.
Neptuno, compasivo lo condujo hasta nosotros.
Unos dijeron que fue un golpe de mar...
...pero hubo lenguas que clamaron justicia.
Un falso naufragio, urdido en medio de la noche...
...solo, indefenso, asaltado, golpeado, arrojado al mar como en un angustioso suicidio.
Nunca se llegó a conocer lo sucedido...
...pero decían que la sombra de Lucio Andro oscurecía la verdad.
La pira funeraria ardió como mandaban las disposiciones.
Sin leña tallada en honor al difunto.
Los últimos rescoldos se apagaron con vino.
No hubo plañideras, ni banquetes.
Las nobles cenizas se recogieron en una hermosa urna y fueron guardadas en un lugar discreto.
Lucio, no respetó los sagrados días de duelo para reclamar nuestros adeudos.
Mi madre lo apaciguó con propiedades.
LUCIO ANDRO: Morir joven es un derroche..., un dispendio de los dioses.
Sabes Octavia, pese a nuestras diferencias, siempre respeté a tu esposo.
Incluso en los momentos de más enconada competencia, admiraba su valor.
Fue el único con arrestos para competir conmigo.
La grandeza de una persona la da la importancia de sus enemigos.
Aquí tienes... La mina es tuya.
Gracias... ... Sólo Júpiter conoce el tiempo que he aguardado esto ...
...desde aquel infausto día en que tu añorado esposo me ganó la apuesta.
Fue en buena lid.
Nadie lo puso en duda... Pero recuperarla... y después de tantos años...
...perdona que mi viejo corazón se emocione.
¿Es todo, Lucio?
De momento... querida Octavia, de momento.
NARRADOR: Prácticamente sin ingresos, me vi obligado a pedir estipendio a mis maestros.
Sólo aceptó, Licinio Didio.
Tiempo atrás, Roma había sufrido un devastador incendio.
En la nueva ciudad surgida de las cenizas, “El arquitecto de lo eterno”, tenía que hacer suyo un proyecto imperial.
Dejó en mi mano la terminación de las obras de Carthago Nova.
Poleas y plataformas. Piedras y hombres.
Ocupado en mis absorbentes quehaceres diarios, apenas tenía lugar para soñar con mi amada Lidia.
MAECIO: Homoplaco, si no cuidáis la defensa seréis carne de carroñeros.
NARRADOR: Y en la arena, ya se ejercitaban los gladiadores del buen Maecio.
Los fastuosos juegos que inaugurarían el nuevo anfiteatro, estaban próximos.
Había un reciario nubio; Fabio le llamaban.
Su agilidad felina era portentosa.
Pero sobre todo, me admiraba su nobleza en el combate.
Pasto de buitres vas a ser..., me oyes homoplaco.
MAECIO: Nobleza no es compasión, nubio. No puede haberla.
MAECIO: En la arena, la vida depende de la victoria. Un titubeo es la muerte.
NARRADOR: Los ejercicios de lucha eran duros, incluso crueles a veces.
Maecio poseía la gama de gladiadores mas apreciada por el público.
Veinte esclavos, cada uno de ellos experto en un arte de lucha.
A menudo, viajaba a las canteras.
Seleccionaba los sillares que salían de las vetas mas saneadas.
En una de aquellas jornadas los dioses alumbraron mi destino.
Pasé cerca de nuestra pequeña y abandonada fábrica de garum.
En recuerdo de mi padre, me aventuré a visitarla.
El almacén, por disposición divina, estaba repleto de producto sin vender.
Nuestra familia, hacia tiempo que ya no poseía capacidad de comerciar.
"El día precedente enseña el día que sigue", pero casi siempre el tiempo juega en contra de los más afligidos.
Tenemos que venderla Tito.
Madre, es la casa de la familia Albino.
No puedo pagar a Lucio.
¿Recuerdas lo que contaba mi padre del garum?
La joya de Carthago Nova.
¿Sabes? Están reconstruyendo Roma.
Sí, y dicen que el puerto de Ostia ha recuperado el comercio de los mejores tiempos.
Un cargamento de esto en sus muelles y...
¿Crees que los dioses disponen el fin de nuestras penalidades en los despojos del pescado?.
Y ¿por qué no? Las ánforas de garum son pequeñas.
Y los sestercios para fletar naves, ¿de dónde saldrían?
Pero un barco puede trasportar miles de ellas.
Hijo, “Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio.”
NARRADOR: Las palabras de Platón, en boca de mi madre, sentenciaron la iniciativa.
El garum, de nuevo, cayó en el olvido.
Pero la vida seguía y el maestro había vuelto.
Licinio Didio alabó la buena ejecución del proyecto. Incluso me ofreció trabajar en Roma.
Según él, ya estaba preparado para volar solo.
MAECIO: Si no cuidáis la defensa seréis carne de carroñeros.
MAECIO: Un titubeo es la muerte ... Me oyes homoplaco ...
MAECIO: Pasto de buitres vas a ser ... En la arena la vida depende de la victoria.
Un titubeo es la muerte.
¡Cuidado!
TITO ALBINO: ¿Te encuentras bien Maecio?.
Un gladiador se levanta solo o se queda en la arena para siempre.
Hijo, te debo la vida.
Estas piedras son cosa mía... Soy yo quien te debe una disculpa.
Elige, el gladiador que quieras..., es tuyo.
Maecio, no estás en deuda conmigo.
¡Acéptalo!
Te repito que no me debes nada.
¿No dejas que alcance el honor de hombre agradecido?
¡Pero Maecio, no entiendo de gladiadores!
Yo lo seguiré entrenando, pero en los juegos luchara por ti... ¿te gusta este?
Sabes que nunca aposté en las luchas.
Con la ayuda de tus dioses y los míos puede cubrirte de oro.
Tú ganas..., elijo a ese.
¿Fabio? Sí, es bueno, pero demasiado noble...
...mira éste, fuerte, y un corazón despiadado. Luchará por ti hasta la muerte.
Si he de elegir a uno, prefiero a ese.
MAECIO: Testarudo como su padre..., nunca se dejó aconsejar.
Lo hubiera cubierto de oro de haberme hecho caso.
Vamos Fabio, tienes un nuevo amo.
Nunca me apasionaron los juegos gladiatorios, pero ¿y si todo aquel azar lo movían los dioses para favorecernos?.
El viejo Maecio, no carecía de razón.
Si Fabio salía victorioso, ganaríamos lo necesario para fletar el garum...
...y si no, ¿qué importaría todo ya?
Invocar hados favorables, nunca fue inconveniente, proclamaba mi madre.
Minerva, hija de Júpiter, diosa de la guerra y también de la paz, protectora de las artes y las ciencias...
...fue objeto de nuestras libaciones y sacrificios.
“La prudencia suele faltar cuando más se la necesita”.
De haber reflexionado la sabia advertencia de Publio Siro...
...mi familia nunca hubiese apostado sus escasas pertenecías en aquellos disparatados juegos.
Y allí estaba, el siniestro Lucio.
Dispuesto a acrecentar su ensangrentada fortuna.
Las espadas de su fiel Ben Alí, se cruzarían con las de nuestro buen Maecio.
Lucio Andro, aventó grandes apuestas a favor de Dárdano, el invencible murmillo.
Nosotros, todas las esperanzas en la red y el tridente del noble Fabio.
“Toda el agua de los ríos no será suficiente para lavar la mano ensangrentada de un homicida”.
Pero el noble Esquilo, no tenía cabida en la aquella Roma despiadada de arena, sufrimiento, y muerte.
El feroz murmillo de Ben Alí estaba aniquilando a los gladiadores de Maecio.
Lucio se enriquecía con cada nueva muerte.
¿Cómo mirar a los ojos de aquel de cuya vida dispones?
¿Qué palabras se dicen a quien va a combatir con la negra muerte?
Para alguien así, solo hay una satisfacción posible: la libertad.
Ese fue mi juramento ante el digno y valeroso Fabio.
MURMILLO: ¿Preparado para morir?
ESPECTADORES: ¡Muerte!...¡Muerte!
ESPECTADORES: ¡Fabio!...¡Fabio!
“Nuestro carácter es resultado de nuestra conducta”.
NARRADOR: Al inapelable Aristóteles, yo añadiría: y nuestra muerte es la consecuencia de nuestra vida.
Fabio obtuvo su libertad.
El garum llegó a Roma.
Y la familia Albino, por fin, alcanzó la dignidad de la paz.
Han pasado muchas floraciones.
Ante mis ojos han mutado paisajes y gentes.
Pero todavía hoy, en los días soleados, camino por el Foro y recuerdo a mis padres.
Ahora que mis cansados huesos sienten la llamada de la tierra...
...mi alma se reconforta en el aliento de que reposarán eternamente junto a los suyos.
A veces, la tristeza despierta las añoranzas más felices.
La juventud de un muchacho en la Carthago Nova imperial.
Veo a Lidia, y de su mano me adentro en el mágico puerto que me cautivó desde niño.
Y una vez más, el gozo de admirar...
...naves y ánforas ... almas y corazones ... abrazos y despedidas.
Y de nuevo en mis sentidos...
...aquella sinfonía de la vida absorbente e insaciable...
...aquella voluptuosa y soberbia Carthago Nova...
...el enclave virtuoso de los dioses...