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Entonces, el apocalipsis ha ocurrido.
Los zombies han ido y venido,
y toda la vida vegetal de la Tierra ha muerto de algún modo.
Todo lo que tienes son algunos suministros básicos
y algunas semillas de ciertos tipos de plantas esenciales.
Entonces, ¿qué debes hacer
para asegurarte bien de que crezcan,
viendo cómo la reconstrucción de la civilización humana
depende absolutamente de ello?
Bueno, probablemente pensarás
que la última cosa que debes hacer
con esas semillas de importancia crucial
es algo como hacerles agujeros,
o moliéndolos con papel de lija,
o echándolos en ácido
o agua caliente.
Pero, de hecho, todos estos métodos
son usados a menudo
para hacer que las semillas empiecen a crecer.
Una semilla típica consiste de una planta embrión
encerrada en un tegumento duro.
Para empezar a crecer,
necesita surgir o brotar
del interior de la cáscara.
Este proceso se llama germinación.
Pero tan difícil como sería que
salieras de una celda en la cárcel
sin ventanas ni puertas,
la embrión necesitaría un poco de ayuda
para escapar de su prisión,
y cualquier proceso que lo haría más fácil
por el desgaste de la cubierta de la semilla
es llamada escarificación.
Esto permite que la humedad y nutrientes
penetran la cubierta de la semilla,
haciendo que el embrión empiece a crecer
hasta que logra salir.
Ahora, estarás preguntándose
porque las plantas necesitarían a los humanos
para hacer todas esas cosas raras con las semillas
para crecer,
y, de hecho, no crecen.
En ambientes naturales,
las cubiertas de semillas son desgastadas por temperaturas frías,
bacteria,
o hasta la digestión de animal.
Nuestros métodos de escarificación solo imitan
y aceleran estos procesos naturales
para aumentar las posibilidades de éxito de la germinación.
Una de las técnicas que podemos usar se llama mellar.
Para hacer esto, hacemos un pequeño corte o rasguño
en la cubierta de la semilla.
¡Ten cuidado de no cortar demasiado profundo!
No quieres dañar el interior del embrión de la planta.
Otra manera es limar la cubierta de la semilla
es usando papel de lija o una lima de uñas.
Otra vez, no quieres limar demasiado,
solo lo suficiente para desgastar un poco de la cubierta.
Después de aplicar uno de estos métodos,
querrás rociar las semillas con lejía
para prevenir moho.
Las semillas también pueden ser empapadas en agua
para suavizar la cáscara.
Una manera de hacer esto
es colocar las semillas en una bolsa de nylon,
luego poner la bolsa en agua caliente.
Apagar el fuego inmediato
y dejar que el agua se enfríe a la temperatura ambiente
antes de retirar las semillas.
Es importante no calentar la semilla por mucho tiempo
porque esto hace que mate al embrión.
De nuevo, querrás rociarlos
con lejía después.
Finalmente, puedes intentar sumergir las semillas
en una solución de ácido sulfúrico.
Asegúrate de estar usando gafas protectoras y guantes
cada vez que estés trabajando con una sustancia tan peligrosa como esta.
Coloca las semillas en una bolsita de malla de alambre
y sumerge la bolsita en la solución por 10 minutos.
Luego, saca la bolsita
y enjuágala con agua limpia.
Saca las semillas y, antes de esto,
rocíalas con lejía para que no se queden mohosas.
Si pruebas todos estos métodos,
vas a ver que algunos de ellos
son más efectivos que otros,
y que algunos funcionan mejor para tipos de plantas diferentes
que tienen cáscaras más duras o gruesas.
Entonces, saber qué técnicas de escarificación de semillas funcionan mejor
será útil si alguna vez necesitas sobrevivir a un cataclismo,
empezar una hacienda,
o simplemente querer plantar en tu propio jardín.