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Gracias John.
Estoy encantado de estar aquí hoy
para hablar de mi célula favorita:
la célula madre.
Eso es algo curioso de decir.
Muchos tienen un animal o color favorito.
Yo de hecho tengo una célula favorita,
porque esta célula tiene dos propiedades maravillosas:
puede sacar más partido de sí misma,
se puede renovar indefinidamente
y también puede producir cualquiera de las células del cuerpo.
Como saben, todos sus tejidos y órganos
se forman de células.
Así tenemos aquí una célula
que puede hacer lo que sea en el cuerpo.
En los siguientes 10 minutos les contaré
que esto es el inicio de una revolución
en biomedicina,
no muy diferente de la revolución ocasionada por el transistor
en la electrónica.
La mayoría de Uds. tienen un celular y usan computadora.
Estos no existirían si no fuera por el transistor
Previo a los transistores, teníamos los bulbos.
Esta célula, de la que ahora podemos tener cierto dominio,
cambiará la forma de cómo
preservamos a los seres humanos y combatimos enfermedades.
Podría hablar de esto en un número de contextos
para muchas enfermedades,
pero escogeré una hoy.
Hablaré de la diabetes.
Después veré otras enfermedades,
pero quiero compartir con Uds. la idea
de que podríamos crear un mundo
libre de diabetes.
Hay dos tipos de diabetes conocidos por la mayoría.
Uno del que leen en los periódicos todo el tiempo
relacionado con el exceso de comida y falta de ejercicio, obesidad,
conocido como diabetes tipo 2.
Y muchos diabéticos tipo 2, requieren de insulina, pero no todos.
Algunos toman una píldora que los hace
más sensibles a la insulina.
El tipo de diabetes del que hablaré
es el que afecta a la niñez,
llamado diabetes juvenil o tipo 1.
En esta fotos que ven aquí, se examina
la sangre de estos niños
para conocer el contenido de azúcar en ella
de 3 a 5 veces por día
para luego inyectarse solos insulina con jeringa o bomba,
para proporcionar la insulina que salva sus vidas.
Sin la insulina, por supuesto,
la gente no sobreviviría.
Se necesita insulina para metabolizar la comida que se consumen.
Disfrutamos, como John nos recordó, un almuerzo delicioso
bajo el cuidado de Summer Shack.
Bueno, mientras están sentados aquí
su cuerpo digiere la comida para convertirla en azúcar.
su cerebro y el resto de sus tejidos
no pueden usarla sin la hormona de la insulina.
Ahora nos remontaremos a una clase de biología de preparatoria
en sólo 4 o 5 diapositivas de mi presentación
para recordarles
las cosas de las que tienen cierto conocimiento intuitivo
que luego intentaré relacionar con las células madre.
En el interior de todos Uds.
justo en esta región de su cuerpo,
hay un órgano llamado páncreas,
que es del tamaño de un plátano.
Imagínenlo como una rebanada de pan,
de pan de pasas, salpicado de pasitas.
Hay 100 mil de estas esferitas,
mostradas aquí arriba a la derecha
que hacen hormonas
y las células azules en esas esferas
hacen insulina.
En los diabéticos estas células están destruidas.
Como ven abajo a la derecha, las células no existen.
No hay células beta, como se les llama.
El paciente no puede hacer insulina.
La insulina, desde la perspectiva de la industria farmacéutica,
se ha vuelto principalmente no en una medicina superventas,
sino algo que va más allá,
es una mercancía.
Casi USD 25 mil millones al año...
no un millón, mil millones de dólares al año...
se compra y vende y se inyecta en personas.
Así el proyecto del que hablaré
es relativamente simple:
en lugar de inyectarse con insulina
¿por qué no dar al cuerpo las células,
los generadores que producen insulina,
controlan el azúcar en la sangre y así acabar con la diabetes?
Ya les di un indicio de la forma en que se haría
usando mi célula favorita,
estas células madre que pueden regenerar cualquier parte del cuerpo.
Y les muestro esta tabla
porque quizá Uds. tengan una parte favorita diferente del cuerpo.
Pueden verlo y pensar,
"Bueno, si vienen a este laboratorio,
¿qué parte les gustaría hacer?"
A mí me interesa, como saben,
esta parte del páncreas.
que produce células betas, que producen insulina.
Así les mostraré ahora
un par de diapositivas que no hacen justicia,
al resumir 10 años de trabajo,
que tratan de hacer lo que Marco Tempest llamó magia,
que es tomar una célula
crear maestría y dominarla
y luego convertirla en célula beta del páncreas,
que haga lo que queremos.
Sólo les contaré cómo lo hicimos.
Comenzamos con esta célula madre
a veces llamada célula embrionaria madre,
o célula pluripotente inducida
y tenemos que enseñarle qué hacer
porque, recuerden, puede hacer todo.
Pueden imaginarlo como estar en el jardín de infantes
donde hay todo tipo de opciones previas.
Primero tenemos que decirle que sea parte del tubo intestinal.
Ese es el tubo, durante el desarrollo,
que se extiende de la boca al ano
como al pulmón, hígado, estómago y páncreas.
Esa es la primera decisión.
La segunda decisión es convertirse en páncreas.
Puede ser la parte del páncreas que produce enzimas
o la parte que produce hormonas.
Luego tiene que convertirse en productora de hormonas,
pero al final nuestra meta,
es esta célula beta, la que hace insulina.
Las células toman decisiones sobre su destino en la vida.
de la misma forma que lo hacen las personas,
por influencias de sus vecinos,
sus amigos, padres, maestros.
Pero en el caso de las células,
esas influencias son otras células
que mandan señales.
Esas señales puede ser pequeñas moléculas,
como los fármacos mostrados aquí, una substancia,
o pueden ser proteínas.
Aquí una imagen de una proteína
hecha por una célula y enviando señales a la otra.
Estas son las llamadas señales inducidas.
Les mostraré ahora,
que después de una década de trabajo,
hemos descubierto mucho
de la biografía molecular de una célula beta.
Conocemos todas las señales que se reciben,
y cómo responden
y estamos intentando imitar o copiarlas
fuera del cuerpo,
para hacer miles de millones de células.
Hacemos eso en una licuadora,
parecida en las que harían una malteada.
Aquí les muestro unas fotos.
Si pudieran verlo como película...
aquí está una de las licuadoras
bajo una cubierta estéril,
y las tapas naranjas, dos a la derecha, una a la izquierda,
se usan para añadir y tomar las señales químicas enviadas.
Ese fue el primer día que justo empezamos.
Dos horas después, ven que ya se están dividiendo
y creciendo como hierba.
Crecen en estas células que son grandes racimos
y aquí quiero mostrarles esta imagen,
porque pueden ver lo revuelto que está por dentro.
Son racimos de miles de células.
El punto que quiero hacer en esta incubadora particular
es que estamos haciendo células suficientes para 10 personas.
Ahora podemos, en una licuadora del tamaño de
las que tienen en su cocina,
hacer miles de millones de células
que son como las células beta.
John me dijo que son una audiencia muy lista.
Les mostraré una diapositiva científica.
He aquí la evidencia
de que en efecto estamos cerca de nuestra meta final.
Para aquellos de Uds. que son aficionados al fútbol,
Les diría que estamos en la zona de penales
Que estamos sobre la línea del gol
para hacer células perfectas.
Arriba, ven una gráfica
que tiene insulina a la izquierda
y el tiempo en la horizontal.
Si ven aquí, cuando retamos
a esas células humanas
aisladas de una persona que ha fallecido,
de un cadáver
les damos poca azúcar,
verán que sueltan sólo justo la cantidad correcta de insulina,
justo aquí.
Si les damos una gran cantidad de azúcar,
entonces sueltan más insulina.
Y si depolarizamos la membrana,
sueltan mucha.
Aquí están las células que generamos
de estas células madres embrionarias humanas.
La mejor forma que puedo describir la magia aquí
es que cuando estaba en la universidad,
si alguien me hubiera dicho que podía tomar una célula humana
cultivarla en un plato
y que se comportaría como una célula humana,
me habría caído de la silla.
Entonces, lo único que se podía hacer
era estudiar eso en roedores y otros animales.
Ahora, por primera vez,
tenemos la posibilidad
de ganar maestría y domino
sobre las células que componen nuestros cuerpos.
Para concluir, sueño en el día
cuando los niños diabéticos no tenga que examinar
el azúcar de su sangre y se inyecten insulina,
y que, en vez de eso, puedan hacer uso de las células madres humanas
que he descrito hoy,
que se convierten en células beta pancreáticas,
que luego se trasplantan en sus cuerpos,
que les dan azúcar de la sangre normal
sin inyecciones de insulina
para tener una vida normal, como la de otros niños.
Gracias por su atención.
(Aplausos)