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Lejos de los fastos de la residencia presidencial, es aquí donde vive
José Mujica, el presidente de Uruguay.
Es el único presidente del mundo que dona el 80% de su salario a obras
de caridad.
- Pobres, son aquellos que precisan mucho.
Porque nunca alcanza.
Para él no existe nada más importante que la vida, y la simplicidad
significa libertad.
Una libertad por la que no ha dejado de luchar.
Anarquista y luego líder de los Tupamaros, un movimiento guerrillero inspirado
en el socialismo de los años 60, Mujica ha pagado un alto precio por sus convicciones
durante la dictadura militar. Pasó
15 años en prisión.
-Pasé unos años muy difíciles.
-Pasé 14, 15 años muy difíciles.
Pero le quisiera resumir lo siguiente,
un mensaje para la gente joven, más que nada
No sería quien soy, hoy,
si no hubiera vivido esto.
Porque el hombre aprende mucho más
del dolor que de la bonanza.
En dos oportunidades se fuga de esta vieja prisión, transformada
hoy en un centro comercial.
Luego de ser traicionado por uno de los suyos
pasa 8 años completamente aislado
Mauricio Rosencof era su vecino de celda. Las torturas que padecieron no hicieron
más que reforzar su determinación.
- Tomamos un camino, lo importante
es llegar al camino. El de la lucha por la igualdad social, por la vida.
Y ese camino es para toda la vida. Con barricadas,
con un compañero muerto al lado.
Y él llega a la presidencia de la república. Pero el camino sigue.
Liberado al final de la dictadura, Mujica se convierte primero en
diputado, luego en senador, en ministro de Agricultura y finalmente en presidente.
- Su figura bonachona, de abuelo que aconseja,
del hombre que habla, camina y se viste como todos
hizo que la gente se dijera:
"éste es como nosotros, vamos a votar por este hombre."
"Pepe", como aquí lo llaman, es un pragmático:
matrimonio igualitario, despenalización del aborto,
nacionalización del comercio de la marihuana... Uruguay parece
como un enclave progresista en un continente latinoamericano aún
muy conservador.
Pero en el plano económico, la realidad es tenaz.
- No aplica su discurso a sus políticas
porque en realidad no puede, porque vivimos en un sistema capitalista.
No podemos crear un cataclismo, porque
si el capitalismo no sigue trabajando, generando riqueza, no puedo
cobrar impuestos a los más ricos
para repartir entre muchísima gente.
Entre las críticas más frecuentes figuran su lenguaje directo y su rechazo del protocolo,
lo que genera polémicas.
Pero a Mujica no lo afectan. Con el apoyo de la mitad de la población,
continúa su lucha por la igualdad social a su escala, convencido de que
el cambio llegará a largo plazo.