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Este año, el Ministerio del Turismo
ha inaugurado en Gallilea la «Senda del Evangelio».
Peregrinos y turistas
pueden recorrer los 60 km de la Senda
a pie, en bicicleta o en automóvil,
de Nazareth, lugar de la infancia de Jesús,
hasta las riberas del Mar de Galilea
punto central de Su Ministerio.
Al inicio de la Senda, en el Monte del Precipicio,
tuvimos la suerte de tener con nosotros
al Vicario del Patriarca Latino de Israel
que nos ayudó a vivificar el paisaje
con relatos y lecturas sacras.
«Mas el pasó por en medio de ellos,
y se fue» relata San Lucas.
Querían despeñarlo
de la cumbre del monte al llano,
porque no creían en Él.
Nuestro grupo comprendía seminaristas de Domus Galilaeae,
Y músicos de la comunidad «New Life» de Nazaret.
De este lugar,
donde el Papa Benedicto XVI celebró misa en 2009,
emprendemos el hermoso paseo primaveral,
bajando a pie el primer trecho de la senda.
De allí seguimos en autobús hasta el Monte Arbel
reencontrando la Senda cerca de su fin en el Mar de Galilea.
"Aquí llega la Senda que viene de Nazareth.
En el año 60, la rebelión contra los Romanos,
comenzó aquí, en Galilea,
y en todas estas cuevas se ocultaban rebeldes».
De allí seguimos a Capernaum, donde termina la Senda.
"Quien viene caminando desde el Monte del Precipicio en Nazaret,
tarda unos 3 ó 4 días en llegar
pero cuando llega y ve este paisaje,
este entorno,
se siente inspirado al concluir el recorrido».
Para muchos visitantes, el momento culminante
es llegar de aquí a Tiberíades por el lago.
La embarcación es copia fiel de una barca del tiempos de Jesús
que se encontró aquí bajo el agua, junto a la orilla..
A bordo, la música de los grupos contribuye
a hacer sentir la historia y la fuerza espiritual de este lugar.
Monseñor Marcuzzo lee pasajes del Nuevo Testamento
que relatan los muchos milagros que Jesús hizo aquí.
"Y se desencadenó una tempestad,
de viento en el lago,
y se anegaban y peligraban,
Despertando, Él reprendió
'al viento y a las olas'
y cesaron
y se hizo bonanza.
Y les dijo
"Por qué teméis?
Dónde está vuestra fe?'
Y atemorizados, se maravillaban»