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Por la tarde, mi esposa y yo
salimos a comprar café.
Y eso me salvó: comprar café.
Vivimos con nuestra hija.
Escuché algo que se aproximaba...un ruido.
La tierra comenzó a temblar.
Pregunté: "¿Qué sucede?"
Regresamos rápido a buscar a mi hija.
Mi hija se llama Dominique.
Y cuando entré a la casa,
ni siquiera tuve tiempo de terminar su nombre, "nique."
Solo llegué a decir "Do...",
y la casa cayó sobre mí.
Sobre mi cabeza, mi pierna, mi cintura...
tengo el brazo fracturado.
Y si miras alrededor,
esta casa está destruida, esa también.
Y esas. Todas están destruidas.
Yo nací en esta área.
Aquí crecí y viví durante los primeros 20 años de mi vida.
Aquí vivía yo.
Y ahora todo está destruido.
Nuestra historia, nuestras vidas, nuestras relaciones están destruidas.
Es tan solo una expresión personal de la crisis
que todos viven después del terremoto.
Algunas decisiones políticas tomadas en el pasado obligaron
a la gente que vivía en el campo a buscar sustento en Puerto Príncipe.
Cuando llegaron, no hubo un plan de desarrollo urbanístico.
Tuvieron que vivir uno arriba del otro, y construir sus casas donde podían.
Y eso es lo que provocó este desastre.
El Estado tuvo una gran responsabilidad en esto.
Cualquier desastre,
cualquier catástrofe en la que mueren casi 250.000 personas,
es el resultado de la estructura organizacional de la sociedad.
Es el resultado de malas políticas de Estado.
Es el resultado de la pobreza rural,
que obliga a la gente a migrar a las ciudades y vivir en asentamientos precarios.
Es el resultado de la centralización del país, que comenzó en 1915.
Las personas que murieron el 12 de enero no son solo víctimas del terremoto,
sino también del sistema social y de gobierno,
y de las políticas públicas que el Estado no adoptó para proteger a su población.
Somos haitianos
No somos asesinos, no somos ladrones.
No andamos tirando piedras. Solo pedimos ayuda.
No nos dieron nada.
No nos dieron carpas, comida ni atención sanitaria.
No recibimos nada de lo que necesitamos.
Así que esta protesta es en reclamo de algo justo.
Estoy preocupado.
Si algo así pasa hoy y, como dirigente,
no has previsto una respuesta rápida...
Gente que hace fila todos los días para recibir una bolsa de arroz...
viven para eso.
Lo haces una vez, dos veces, diez veces, 20 veces, 30 veces...
y empiezas a dejar de pensar.
Y llega un momento en el que crees que la razón de vivir es una bolsa de arroz.
Me asusta ese tipo de pobreza.
Pocos días después del terremoto el CCM nos preguntó:
"¿Qué están haciendo?
¿Qué quieren hacer?"
El CCM no nos dijo: "Hagan esto",
sino que nos ayudó con el trabajo que habíamos comenzado
y nos ayudará con el trabajo que vamos a empezar.
Para mí, eso deberían hacer todas las organizaciones internacionales
que ayudan a las organizaciones haitianas locales.
¿Por qué pasó esto en Puerto Príncipe?
Porque a nivel social, político y económico,
ya vivíamos una situación que permitió que se produjeran estas consecuencias.