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Este viaje pretende ser una mirada de ánimo al futuro.
Acostumbradas a vivir en una sociedad para la que solo se prevé un futuro gris,
inmóvil y de difícil cambio,
vivimos un momento de acción social que nos impulsó a averiguar
si la utopía de la que se hablaba era posible.
Este viaje es una búsqueda y un encuentro.
Mejor aún, es un viaje de búsquedas y de encuentros,
basados en nuestras propias inquietudes e interrogantes,
y de respuestas y de ideas ante un planeta herido
y una realidad que nos preocupa.
Desde pequeñitos, ya nos imponen una forma de vivir
que no es sincera, es atroz.
Podemos hablar de que nos encontramos ante una de las crisis del capitalismo,
pero en este caso, ya estamos ante una crisis también civilizatoria.
Una propia crisis de lo más básico de la condición humana.
La gente sabe que vivimos en un sistema que está absolutamente en ruinas
pero se dedican a pintarle la fachada, y se rien un poco de la gente
que estamos haciendo es el agujero para plantar los cimientos de una nueva casa,
porque la que tenemos se nos cae.
Creo que se pueden hacer las cosas bien, y que a la larga nada más va a sobrevivir
lo que esté bien hecho, o un sistema que esté bien hecho,
porque el sistema se va a autorregular,
o se va a caer hasta que consigamos encontrar algo que funcione bien.
Y esto va a estar en continua evolución y cambio.
Dificultades va a haber siempre, es una pelea contínua,
pero lo importante es que pelees en una dirección que te guste, que te convenza.
Si de alguna manera pasamos los seres humanos de animales a humanos,
fue precisamente por desarrollar una dimensión de apoyo mutuo y de cooperación,
que está presente también en otras especies animales,
pero que la nuestra ha desarrollado hasta unos niveles tremendos.
Somos la especie más social
y los niveles de socialidad en los seres humanos son tremendos.
Lo que hace el capitalismo es deteriorar y destruir
precisamente eso que nos hace humanos.
Progreso básicamente quiere decir ir hacia adelante.
Pero claro, para saber si vamos hacia adelante en algún sentido significativo
necesitamos puntos de referencia, ¿progresar con respecto a qué?
La mayoría social ha tenido la impresión de que efectivamente progresaba, avanzaba,
de que el país se europeizaba, de que se contruían infraestructuras,
de que el PIB crecía, de que las cifras en educación
o el acceso a la sanidad mejoraba, de que la gente se enriquecía...
Eso se ha identificado con el progreso.
Pero fijaos que en lo que son probablemente las dimensiones básicas de la vida humana
lejos de estar avanzando estamos retrocediendo. No estamos yendo a mejor, estamos yendo a peor.
Si nos fijamos en la calidad del vínculo social, la cultura, la capacidad de hacernos cargo de nuestras propias vidas,
las relaciones con los ecosistemas y con la naturaleza...
En todo esos terrenos, los que yo diría que son los básicos,
los que permitirían formular criterios de progreso auténtico,
hemos estado retrocediendo.
El sistema actual, el sistema capitalista, el sistema liberal productivista,
como se suele llamar, tiene un dilema.
Se llama el dilema del crecimiento. Ya no puede crecer
porque no quedan suficientes recursos naturales para todos.
Pero al mismo tiempo tampoco puede decrecer,
porque no hay nada peor que una economía de crecimiento que decrece.
Se llama una recesión.
Es lo que estamos viviendo ahora mismo con la crisis.
Entonces tenemos que encontrar una nueva vía que nos permita salir de este dilema.
El crecimiento imposible a nivel ecológico, y la recesión social, imposible tampoco,
porque eso se llama injusticia.
Entonces, estamos ante dos injusticias que tenemos que superar:
la injusticia ambiental y la injusticia social.
Y por eso, este sistema capitalista, es hoy un sistema que tenemos
que ir superando de una forma u otra.
Y la mejor forma que, yo pienso, tenemos de hacerlo es la relocalización.
Lo que solemos llamar la relocalización, es decir, hacer a nivel local
los cambios que un día dará el sistema global.
Hay una filosofía, que de hecho ya en la constitución de Bolivia figura,
y el presidente de Uruguay, Mújica, también suele hablar de ella,
que es la filosofía del "buen vivir",
que significa un cambio bastante grande
de lo que es el sistema de vida al que estamos acostumbrados,
que realmente no nos hace felices.
Osea, una forma de vida muchísimo más tranquila entre los propios seres humanos,
hombres y mujeres, y entre los seres humanos y el entorno que tenemos.
Yo creo que que esta filosofía será la que en el futuro va a tener más predicamento
porque ya hay mucha gente joven que no quiere un futuro como el que les hemos dejado,
sino que quieren construir una vida muy distinta.
Despues de muchas horas en la carretera llegamos a Matavenero,
una ecoaldea que se encuentra situada en las montañas del valle del Bierzo.
En 1989, un grupo de personas
decidieron levantar las piedras de este pueblo
que llevaba cerca de 20 años abandonado.
Cuando la gente vino aquí hace 22 o 23 años, aquí no había nada, casi no había ni árboles.
Lo empezaron a recuperar y empezaron a vivir en tipis al comienzo.
Y con los años... yo cuando vine aquí ya vivían en casas.
Pero aquí empezamos a construir las casas, muchas en ruinas que antiguamente
estaban aquí, y que estaban derruidas, que no sabemos de quién son,
que esto tiene su catastro pero por ejemplo aquí...esta casa tiene 6 años
nunca vino nadie a decirme "yo vivía aquí".
Pero si que ha pasado en esa casa, en otra, en otros sitios...
que viene gente y dice "cuando yo era pequeño vivía aquí"
"y aquí vivía tal y aquí vivía nosequien"
y la gente cuando viene suele estar contenta de que esto esté levantado.
Porque aquí han pasado muchas historias, muchas vidas, muchas vidas rotas como muchas casas que se han caído
y después de muchos años vienen aquí y entonces ven que hay vida. Y eso les gusta y lo aprecian.
Porque la gente cuando vino al principio trajo... bueno fue algo muy bonito,
porque el pueblo se había quemado diez años antes. Entonces estaba bastante...
los zarzalitos eran pequeños, estos arbolitos no existían, eran palitos.
Y entonces trajeron muchas plantas, muchas cosas, plantas medicinales, frutales,...
y todo esto fué creciendo.
O sea ahora tenemos el resultado de unos veintitrés años.
Aquí se ha funcionado siempre con asamblea, con consejo.
Siempre sin ningún tipo de jerarquía, en el que todo el mundo tiene el mismo poder.
Curiosamente Matavenero es un pueblo legal, tiene su junta vecinal, tiene su pedanía.
O sea tiene un alcalde, tiene un tesorero, tiene un vicepresidente,
Pero eso solamente funciona de cara a fuera, aquí dentro el alcalde es igual que todos.
Pero claro las asambleas, no es fácil.
Por ejemplo, cuando surgió todo el movimiento este del 15M
cuando yo fui ahí a verlo era como aquí.
Realmente lo mismo que pasa aquí pues era lo que yo veía ahí.
El tema de las asambleas, la forma de organizarse.
Y claro en el 15M veías ahí a mucha gente intentando ponerse de acuerdo
y eso es muy bonito. Pero eso en el día a día,
con los años, con los años, con los años, ya,... no es fácil.
Entonces supone a nivel interior un trabajo personal muy fuerte
para realmente funcionar con este sistema.
O sea es un sistema muy elaborado, son sistemas que tienes que tener unos valores,
una capacidad, y eso no es fácil.
Yo vine aquí porque algo no iba... no me encajaba.
O sea yo trabajé seis años de peluquera y llega un momento en que dices
bueno ¿qué estoy haciendo? ¿qué pasa aquí? ¿qué hay? ¿qué es esto?
y algo te dice, ¿qué voy a hacer de mi vida?
A ver, me voy a casar, voy a tener hijos, me voy a hipotecar,
trabajar así hasta yo que se cuando
no, no. Entonces qué pasa,
que de repente surge este pueblo, yo vengo a visitar a un amigo
¡uy qué cosa más especial! Ahí se habla de cosas muy interesantes,
se habla de autosuficiencia, se habla de grupo, de compartir,
se habla de crear, se habla de utopías, de todo realizable, no hay metas,
¡venga vamos!, la fuerza juntos, todas estas cosas.
Entonces hay un boom, un momento de euforia en Matavenero,
yo me alegro mucho de haberlo vivido, en el que todo era posible.
Yo me vine aquí hace diez años. Entonces yo... mi profesión soy maestro,
estaba trabajando en las escuelas oficiales del estado y empecé a conocer
en encuentros de ecoaldeas, que se celebraban en España,
conocí a gente que vivía aquí, en Matavenero. Y ya me hablaron del proyecto.
Y me apetecía tener la experiencia de poder trabajar en una escuela libre,
Con niños que han recibido otra educación,
que están viviendo en un contexto que es completamente diferente de lo que es normal.
Renuncié a mi trabajo como interino y me vine aquí con las maletas directamente.
Y nada, pues a tener una nueva experiencia en el mundo de la educación.
La escuela de la que nos habla Kuke es una escuela libre, donde los más pequeños.
a parte de las asignaturas básicas, aprenden oficios concretos,
siendo ellos mismos los que se marcan sus propias metas.
Además aprenden sobre el conocimiento de su entorno y el medio natural,
sobre agricultura ecológica, construcción, artesanía e incluso circo y música.
Algunos de estos niños se irán. Y otros, como muchos ya han hecho,
volverán para formar parte de esos negocios
que conforman la pequeña economía del pueblo.
La agricultura ecológica, el sistema de aguas comunes y la energía solar
son la base fundamental para la autosuficiencia en Matavenero.
La comodidad aquí va por otro lado.
Pero aquí también tienes un estilo de vida que no tiene casi nada de impacto a fuera.
O sea tú tienes tu luz, tienes tu agua, tienes tu casa, tienes tu calor,
estás manteniendo los bosques con tu leña, tienes tu sistema solar,
tienes tu agua que estás regando todo. Entonces es gasto cero.
Y eso a fuera, la gente tiene que pagar más, cada vez más.
Entonces estás dependiendo de alguien. Aquí en esa parte somos más independientes.
Lo que nos ha salvado es que el progreso tan bueno que nos han ofrecido, aquí no ha llegado.
Y eso también es algo que aquí está muy claro, es un punto en común entre todo el pueblo.
Aquí no queremos carretera.
Y dice la gente ¿Cómo que no queréis? Qué os pongan aquí asfaltado.
Yo salgo un montón de veces cargado con los tambores, para arriba y para abajo con los niños
Cada vez que tengo que subir es una paliza. Pero si aquí hubiera carretera yo no viviría aquí.
Y con los años pues ves que esto ya no es un experimento que ya es que un proyecto que está más o menos sólido.
Y ves gente que tiene 28 o 29 años que se han criado aquí, ves niños de 1, ves niños de 5.
Ya ves la familia de Matavenero es amplia, amplia, amplia.
Venir aquí no te deja indiferente. Vienes aquí, pasas tu tiempo, tu vida
una semana, dos meses, toda tu vida, lo que sea.
Cada uno a su manera.
Nos dirigimos a una ecoaldea muy diferente a la anterior.
Está situada a escasos metros del pueblo de Valdepiélagos,
de ahí la estrecha relación con sus habitantes.
La ecoaldea se constituyó en Madrid
como sociedad cooperativa de vivienda en 1996,
cuando un grupo de personas concienciadas con el medio ambiente
decidieron aunar sus fuerzas y crear este espacio de viviendas,
causando el menor impacto posible en la naturaleza.
Con el esfuerzo y la creencia de sus socios por concebir un espacio sano, fiel a sus ideas
y ecológicamente sostenible, consiguieron finalmente crear un barrio de 30 viviendas,
basándose en la arquitectura bioclimática y el uso de materiales ecológicos.
Además ofrecen diversas actividades y talleres
como los que se llevan a cabo en los encuentros de la red ibérica de ecoaldeas de España.
Nosotros el problema que hemos encontrado son los terrenos.
Cuando se recalifican los pueblos, la gente que tiene terrenos los vende carísimos.
Entonces estamos en un impás, la gente jóven no tiene dinero
y por eso se están llendo a pueblos del Pirineo, a pueblos donde el terreno vale menos dinero.
Y en la Comunidad de Madrid, como el terreno es caro, casi no hay proyectos.
Y la gente que más sensibilidad tiene hacia la ecología es quizá la que menos dinero tiene.
Gente jóven con poco dinero. Y la gente que tiene dinero ya se ha vuelto muy del sistema y no le interesa todo esto.
O dicen bueno son cosas de gente jóven, de idealistas.
que estamos tan focalizados que pensamos que terminamos los estudios,
un buen trabajo, ganamos 2000euros y ya vamos a ser felices seguro.
Y eso no necesariamente se cumple siempre. Hay que contemplar otras posibilidades.
Igual, ganar menos dinero, pero estar en el entorno haciendo el trabajo que tu quieres,
con la gente que tu quieres, comiendo la comida que tu quieres.
Es el tipo de planteamiento que se está haciendo muchísima gente jóven que quiere ir a los pueblos ahora.
Entre 1950 y 1975 se produjo un fuerte éxodo rural. La inmensa mayoría era gente jóven.
Esta huída fue consecuencia de la crisis de las regiones agrícolas,
la implantacción de maquinaria y la necesidad de mano de obra en las ciudades.
Hoy asistimos a lo que se ha denominado neorruralización.
Se trata de un éxodo urbano, una vuelta a las prácticas agrícolas artesanas y oficios de siempre,
siendo reocupados aquellos pueblos que fueron abandonados y que en España suman ya casi 3000.
Si en cada pueblo viviesen una media de 200 habitantes mas de medio millón de personas tendría una vivienda.
Y no sólo eso, sino que tendría mas herramientas a su favor para poder subsistir.
En los encuentros de poladores rurales que se realizan en España,
vemos como esta vuelta al campo es cada vez mayor.
La idea es qué podemos hacer los que estamos aquí. Y la situación nos plantea dos soluciones.
O seguimos con este ritmo alocado de huída hacia delante que plantean los gobiernos
y plantean las instituciones financieras y productivas,
o nos inventamos una nueva manera de relacionarnos con el mundo, con los que nos rodean y con el medio ambiente.
Entonces yo la única teoría con la que me identifico, y creo que es hacia donde tendríamos apostar,
es la teoría del decrecimiento, que plantea
que hay que reducir drásticamente nuestros niveles de consumo y de producción.
Bueno el decrecimiento no es un idea nueva. El decrecimiento realmente nace con la ecología política hace 40 años.
Ya decía un economista, en los años 70, que quien crea crecimiento infinito
en un planeta finito, es bien un loco, bien un economista.
Y la cosa hoy no ha cambiado. Ahora mismo, para dar una cifra, por lo menos para que nos defendamos,
Si toda la gente, en este mundo, viviera como las españolas y los españoles, necesitaríamos tres planetas.
O sea no tenemos suficiente planeta como para dar de comer, para dar cobijo, a todas esas personas,
si todos tenemos el mismo modelo de vida que tenemos aquí en occidente.
Es simplemente una imposiblilidad ecológica. El decrecimiento no dice otra cosa que esto.
Crecimiento infinito en un planeta finito no es posible.
Por tanto tenemos ya que imaginar otras formas de vivir en un mundo finito,
donde podemos vivir feliz, dentro de los limites ecológicos del planeta.
Es que debemos romper esa fraudulenta identificación, que se nos impone por todas partes,
entre el consumo por un lado y el bienestar y la felicidad por el otro.
Si somos capaces de reordenar nuestras sociedades, de asumir un estilo de vida mucho más austero,
privilegiando como compensación la vida social, el reparto del trabajo, el ocio creativo,
reduciendo las dimensiones de muchas de las infraestructuras, recuperando la vida local.
Creemos que esta teoría hay que introducirla, como decía al principio de la charla, dentro de naturaleza y justicia.
Te pueden decir, sí la vida en la ciudad es mucho más cómoda en la ciudad que en el campo.
En muchos casos sí, pero a costa de qué, de cargarnos el planeta,
y de que el 80% de la población esté en situacones de pobreza o de pobreza extrema o muriéndose de hambre.
Y creemos que los pasos que estamos haciendo de nuevo, volviendo a tomar los pueblos, nada más son un paso,
o sea no es una realidad perfecta y realizada,
sino que es solamente un paso,
pero que están siendo pasos decididos y firmes.
Y la vida rural tiene una serie de apuestas.
Rebajar la huella ecológica, reducir el consumo de infraestrucuta de transporte, relocalizar las actividades productivas.
Creemos que también es muy importante la creación de un ocio creativo y liberador.
O sea la gente que vive en el campo aprende una de las cosas, por lo menos yo en los primeros años,
cómo cambia el valor del tiempo vivendo en el campo y viviendo en la ciudad.
Lo que tenemos que ir buscando es de qué manera nos vamos coordinando la cantidad de gente que estamos viniendo a vivir al campo,
para complementarnos e ir evolucionando en esta independencia.
Descubrimos nuevas maneras de revitalizar los pueblos. Una de ellas es la ocupación de los que se encuentran abandonados.
Éste es el caso de Ibort y Aineto, en Huesca,
que finalmente consiguieron la cesion y legalización de su situación a través de la asociación ArtIborAin.
En otros pueblos como Salentinos, en León, solo quedaban dos habitantes cuando una familia
decidió asentarse, comprando y restaurando una antigua casa del pueblo.
Dentro de nuestros objetivos fundamentales está recuperar la vida rural.
Que esto no sea simplemete un pueblo dormitorio, sino recuperar un poco esa vida ancestral,
sobre todo la ganadería, la agricutura, recuperar un poco ese tipo de cultura de vida que se ha perdido a marchas forzadas.
Basado también, no en el modelo industrial de campo que nos venden, o de agricultura, o de ganadería,
sino intentar recuperar otro tipo de vida rural. Es lo que hace falta, entre otras cosas.
Creo que sería fundamental ahora una vuelta al campo. El campo está muy abandonado, está en un proceso de destrucción.
Y bueno ahora con esto de la crisis si que está haciendo que algo se vuelva.
A mí sí me parece que es lo que debería volver. Siempre creo que ha sido una alternativa, y siempre ha estado ahí,
y me parece que es lo que se necesita en este mundo.
El estrés que se llevó generando todos estos años en las ciudades, pues eso no lo concemos.
A lo mejor necesitamos menos, ir a la consulta del psicólogo. Te das unas carreras por ahí.
La forma de vida seguramente sea otra. Entonces, no sufrimos ese hachazo que se estuvo sufriendo estos años en las ciudades.
Bueno, ahora sí vemos eso, que ahora tenemos cierta ventaja, y la gente de las ciudades también tiene esa necesidad.
de decir, ¿qué hacemos aquí? hay otra forma de vida, y hay otra forma de ver las cosas.
no tan materiales, no tan por el interés.
Lo que sí está claro es que ahora los pueblos están en mejores condiciones que hace 25 años.
La gente ahora lo tiene más fácil que hace 25 años.
Cuando nosotros vinimos aquí, no teníamos opción a un ordenador, a entrar en internet. No teniáis ni carretera.
Ahora mismo la gente se viene a los pueblos y tiene opción a esas cosas.
Hace 50 años la gente abandonaba el medio rural porque entendía, legítimamente, que en las ciudades se vivía mejor.
El escenario era más libre, la vida resultaba más fluida, más sencilla.
Hoy me temo que estamos obligados a realizar
una reflexión hipercrítica sobre esto, ¿por qué?
Porque los principales problemas económicos, la marginación social,
la exclusión, la explotación más extrema, se despliegan ante todo en el medio urbano.
El proyecto del decrecimiento implica, en una de sus matrices centrales,
una apuesta por la reruralización. Que es, a su vez, una crítica de lo que suponen las ciudades.
La lógica, por ejemplo, de los sitemas de transporte, la alta velocidad ferroviaria,
es una lógica claramente vinculada con el engrosamiento de las ciudades.
Lo que comunican esos trenes de alta velocidad son ciudades, mientras facilitan una nueva desertización del medio rural.
Esta crisis hay que analizarla como algo positivo, y algo que tiene que hacer replantearnos muchas cosas.
Y entre otras, que el poblamiento urbano, el modelo industrial yo creo que ha tocado techo.
El campo siempre está ahí, hay una alternativa, y está pidiendo nuevas fuerzas.
Pues el proyecto empezó hace muchos años, con un grupo de chavales, porque es lo que todavía somos.
Decidimos comprar un terreno, que fue esta finca, y hacer pequeñas casitas sencillas
y empezar a ir viendo a ver qué podíamos poner en común, qué cosas teníamos en comun, qué no.
Cada uno mantener su identidad, pero a la vez mantener unos criterios mínimos de ecología y respeto
que pudiesen hacer funcionar todo, en las relaciones y en los proyectos.
Te vienes aquí, estás un mes con nosotros, y muchas veces lo que enseñamos a la gente es:
mira, ahora ya sabes cuál es la diferencia entre lo que piensas y lo que sientes.
Esto igual no lo quieres para tu vida así como así, si lo quieres vas a tener que aprender cómo hacer esta digestión,
porque tienes que cambiar tu esquema mental.
Y nosotros ahora nos hemos metido en una bola de trabajar, de bancos,.. en una forma de vida que no permite esto.
Y estamos anclados a esa forma de vida. O sea que el cambio entre esa forma de vida y lo ideal,
una cosa es lo que yo imagino que estaría bien, y otra cosa es lo que siento.
Entre las actividades y talleres que se imparten, tanto para niños como para adultos,
destacan la bioconstrucción, el tratado de aguas, su depuración natural y las energías renovables.
También se centran en la creación de tejido social, con campamentos y convivencias, dinamización de grupos y gestión de emociones.
Otras de sus áreas de actuación es el cuidado de la tierra, el cultivo ecológico y la permacultura.
Permacultura es como un juego de palabras entre permanente y cultura, intentar crear una cultura que sea permanente en el tiempo.
A través de coger información de muchas técnicas y mezclarlas para poder diseñar tanto ecosistemas, como relaciones,
como infraestructuras, como toda una filosofía alrededor de intentar crear una cultura permanente.
La permacultura es una forma de entender, de ver el entorno, la realidad,
Ahora mismo la forma en que nosotros vemos o entendemos el mundo viene heredado por el pensamiento reduccionista de Newton y Descartes,
que nos ha hecho ver la realidad de forma reduccional, es decir, hemos parcelado,
nos hemos centrado en las partes y hemos roto ese contexto, ese vínculo con el todo.
Pero esa forma de entender, de ver el mundo, ha tenido un éxito por un lado en el mundo mecánico,
pero ha tenido un fracaso en lo que es el mundo vivo. Ha tenido consecuencias de tener acuíferos contaminados,
tener sistemas de alimentación que están intoxicados, tenemos suelos que se están erosionando,
O sea toda una serie de problemas, de consecuencias o efectos ambientales que están poniendo en crisis o en riesgo nuestro sustento.
Hay una frase, que lo representa muy bien, de Lynn Margulis, que dice que lo que es residuo para uno es alimento para otro.
Y la permacultura se basa en eso, en el flujo de materia y de energía.
Hoy en día aunque vemos la realidad de forma lineal o reducionista,
entran alimentos y entran residuos, y esos residuos son cabos sueltos,
que generan o trabajo, o contaminación.
Y desde la permacultura, o para esta nueva forma de entender la realidad,
pues es una oportunidad, es un recurso.
Es decir, entender cómo funciona la naturaleza para poder incidir en ella.
O sea hasta ahora el ser humano ha querido controlarlo todo,
ha querido enseñar a la naturaleza cómo ser.
El capitalismo mete un ritmo muy brutal de extracción, producción y consumo,
y la permacultura lo que intenta es ir más al ritmo de la naturaleza,
que es un ritmo más calmado, más pausado, de menos consumo, muy diferente.
Nosotros lo que tenemos aquí es una mezcla de permacultura y de cultivo ecológico.
Y dentro de las huertas sí que hay una filosofía, que básicamente es apoyar la biodiversidad.
Apoyar mucho la biodiversidad, intentar generar un suelo muy rico, que es como son los bosques,
y cuando hay mucha biodiversidad, que hay plantas de todo tipo,
se genera un ecosistema sano y así funcionan bien los cultivos.
La bioconstrucción se basa, para mí en unos tres pilares.
Un pilar es retomar otra vez la construcción tradicional, que se ha hecho toda la vida.
Qué tiene que ir por delante de la construcción tradicional,
pues materiales locales, trabajar con piedra, con madera, con arenas, con cal, con tierra,
con todos esos materiales locales. Y lo hacían de una forma muy cooperativa.
Otra pata muy grande, que es quizá la que está más de moda, es todo el tema de la eficiencia energética.
Actualmente es mucho panel fotovoltaico, calentar las aguas con el sol, orientar bien la casa,
cómo diseñar la casa para que consuma lo menos posible,
y lo que consuma, ya que lo consuma con energías renovables.
Y la tercera pata, y la que menos quizá tenga en cuenta la gente,
pero que para mí es la principal, es la salud.
Que el espacio que estamos creando sea sano. Y ahí se estudian desde las geopatías del terreno,
pues si hay aguas subterráneas, fallas o las alteraciones artificiales;
si hay campos electromagneticos, líneas de alta tensión, electrodomésticos, sustancias tóxicas dentro de los materiales.
O sea que es un poquitín el eje, que la casa sea un lugar sano.
Los techos verdes nos encantan aquí, porque por un lado le devolvemos los metros al suelo que le robamos.
Aquí no implica mucho, pero si esto se hace en ciudades, cuanta más vegetación haya, más polución absorbe.
La egotranspiración que producen las pantas, hace que las zonas de alrededor estén como más refigeradas,
En la vivienda si el tejado está bien hecho con la tierra y sus aislantes
hace de amortiguador térmico, con lo que le da más calidez a la casa.
La idea es cómo integrar todos estos cambios, en una sociedad que no permite cambios,
que si permite cambios, hay hachazo.
Pues como gestionar todo eso a la vez. Y eso nos asusta mucho.
Nos adentramos en Francia para dirigirnos a Mas de Boileau, base logística de Tierra y Humanismo.
Una asociación libre de toda referencia ideologica.
Concentra sus acciones humanistas en la práctica de alternativas que concilian la seguridad y la salubridad alimentarias
y así salvaguarar la autonomía y la supervivencia de las poblaciones.
Fué fundada por Pierre Rabhi, agricultor, político, escritor y filósofo francés de origen argelino.
Uno de los principales precursores del agroecologismo.
Defiende un modo de sociedad más respetuosa con las personas y la tierra,
trabajando con la trasmisión de la agroecología a través de distintos cursos, y con la ayuda de voluntarios
y temporeros que vienen aquí a aprender sobre huerta ecológica, apicultura, compostaje o fitodepuración.
La mayoría de la gente que recibimos aquí son gente con la conciencia de que
el modo de consumo que la sociedad les propone no les conviene, y están buscando otra cosa.
Por eso estoy contento de trabajar aquí, porque en los años 80 no había muchas alternativas,
y cuando estaba en busca de alternativas, de pistas de reflexión, no pasaba gran cosa.
Ahora, por fin hay sitios como este, ecoaldeas, etc... donde la gente puede descubrir formas alternativas
de tener otras actividades, otra manera de vivir. Ya sea en relación a la energía,
en relación a la naturaleza, al trabajo, hacia los seres humanos.
Por otro lado, necesitamos redefinir lo que serían dos cuestiones: la calidad de los alimentos y la autonomía alimentaria.
Sobre la calidad de los alimentos, no hay duda de que la mayoría de los alimentos industriales
están completamente desnaturalizados, ya no contienen nada.
Y vemos todos los problemas de salud que se dan en la sociedad.
Hoy vivimos en un modelo agrícola y alimentario que, básicamente, está controlado por un puñado de multinacionales
que anteponen sus intereses particulares y privados a las necesidades colectivas.
De tal modo que, a pesar de que hoy vivimos en un mundo de la abundancia de la comida,
en que se produce más comida que nunca en la historia, en que se calcula, según la FAO,
que se produce comida para 12000 millones de personas en el mundo.
A pesar de esto, hoy, una de cada siete personas en el planeta pasa hambre.
Hay dificultad para acceder a estos alimentos, hoy en día no hay democracia en el sistema agrícola y alimentario.
El mercado de las semillas está monopolizado por unas pocas empresas.
Monsanto, Carsil, Dupont, son aquellas empresas que a lo largo de la historia
han privatizado las semillas, de tal modo que hoy si un campesino o campesina quiere tener acceso
a unas determinadas semillas, tiene que pagar por las mismas.
Un alimento transgénico es un organismo modificado genéticamente
en función de los intereses del mercado y de la industria agroalimentaria.
Es el máximo exponente, podríamos decir, de lo que implica la privatización de los alimentos.
Implica al campesino la dependencia de la agroindustria para levar a cabo esta agricultura
que necesita la compra de estos insumos a estas multinacionales.
El hecho de modificar los genes de un organismo, puede tener un impacto en nuestra salud,
a la vez que también, contamina el resto de la agricultura, por el viento, por la polinización,..
Y si empezamos por lo que es el primer paso de la cadena agroalimentaria, la producción de alimentos,
vemos como es una producción agrícola intensiva, una producción agrícola que acaba con la agrodiversidad.
En los últimos cien años ha desaparecido un 75% de la agrodiversidad.
Y cada vez más aquello que comemos es más parecido, y por lo tanto una serie de variedades
locales, autóctonas, diversas, han ido desapareciendo.
¿Qué pasa si a estas pocas variedades les afecta una plaga, una enfermedad?
Esto también genera una situación de inseguridad.
Al capital, al mercado, a las multinacionales, no le interesa la agrodiversidad.
Le interesa tener unas pocas variedades que controle que estén patentadas, que estén privatizadas,
por las cuales tú tengas que pagar, y que sean las más productivas según los intereses del mercado.
Aquel sector que genera un mayor impacto climático, según varios informes como el de Grain,
que es un centro de investigacion, señalan que el 55% de los gases de efecto invernadero,
son genereados por el actual modelo de producción, distribución y consumo de alimentos.
Se trata también de un modelo de agricultura kilométrica,
con alimentos que viajan miles de kilómetros antes de llegar a nuestro plato.
Es un modelo de alimentación que también fomenta la compra
en grandes hipermercados o supermercados, a veces alejados de las grandes ciudades
y con la necesidad de utilizar el coche para acceder a los mismos.
Por lo tanto si sumamos todos lo elementos que intervienen en el actual modelo agrícola-alimentario,
vemos que tiene un impacto central en la generacción de cambio climático y de gases de efecto invernadero.
Por lo tanto necesitamos redefinir una verdadera agricultura biológica, una verdadera agricultura natural.
Y aquí son la agroecología, la agrobiología y la permaculltura las que responden mejor.
Después está el aspecto de la autonomía alimentaria donde la gente, cada vez más,
tiene ganas de intentar producir una parte de su alimentaión más que de depender completamente del exterior.
La respuesta global a la autonomía se ha comprobado en Malí, en Burkina Faso, en Senegal, ahora en Camerún,
sitios en los que Tierra & Humanismo está implicado, donde hay acciones que sostienen a las poblaciones locales,
que forman las provisiones locales y que han permitido desarrollar su soberanía alimentaria.
Tiene que ser un modelo de agricultura de proximidad, que se base en los circuitos cortos
de comercialización de alimentos, con una relación directa entre productor y consumidor,
creando y tejiendo redes de solidaridad entre el campo y la ciudad.
Implica una agricultura diversa, una agricultura que cuide del territorio,
una agricultura que defienda un mundo rural vivo y a la gente que vive del campo.
Implica un modelo de agricultura y alimentación, en definitiva al servicio de la gente
y que tenga en cuenta y que respete al ecosistema.
Es justamente lo contrario de lo que defiende el modelo de agricultura y alimentación que tenemos hoy en día.
La reflexión ha de ser global, para salvar el planeta. Pero para tener una verdadera acción global
que sea concreta y que tenga sentido hay que trabajar a nivel local.
No podemos predicar grandes ideas hasta que no hayamos hecho algo.
Por lo tanto, la acción debe comenzar por lo local, la vida local, social, la vida en la naturaleza.
Encontrar una cierta forma de autonomía, de vivir con el medio, y cuando encontremos un equilibrio
en la forma de funcionar, entonces podremos irradiar hacia el exterior.
El lado agroecológico contiene ya un lado social.
La agroecología es un concepto global donde todo el mundo tiene su lugar,
tanto el humano como el animal, la naturaleza y el huerto.
Cada uno debe encontrar su lugar en este equilibrio global.
La agroecología es cómo vivimos juntos. No es sólo huertos biológicos
y "yo no contamino mi suelo", es cómo vivimos con los demás.
Las cosas son graves en el planeta; los suelos se deterioran, los bosques desaparecen,
los mares están contaminados, la radioactividad es una catástrofe. Hay que actuar rápidamente.
Pero hay un enorme cambio en relación a hace 20 o 30 años, donde a todo el mundo le daba igual.
Cuando yo tenía 16 años y era a principios de los 80,
había poquísima gente y nos tomaban por tontos, por locos,...
Todo el mundo pensaba en Wall Street, en el dinero, los grandes coches,...
y cuando nosotros hablábamos de ecología éramos uno por cada mil, o diez mil. Era mucho más difícil.
Ahora, al menos, cada vez hay más gente que empieza un poco a reflexionar y algunos a actuar.
No será hasta el día en que la toma de conciencia sea de la gran masa de la sociedad,
cuando se pueda empujar a los políticos a actuar.
Bueno estamos aquí en Couiza, en el departamento de Áude,
Y esta feria de agricultura biológica es de muy alta calidad.
Y el tema de estas dos jornadas es biodiversidad en resistencia.
Y es muy apropiado. Porque la biodiversidad está amenazada
por la agricultura industrial, el desarrollo económico, los transgénicos, el cambio climático.
Cuando estamos en gran comercio internacional, nunca es "bio",
es una obra de destrucción mutua de los países.
Y aquí la mayoría de gente rechaza el concepto de "bio" en supermercado.
Parece duro, porque todo el mundo tendría que tener acceso al "bio",
pero si dejamos que esto se vaya a la gran distribución, va a ser completamente desfigurado.
El contexto, en plan ecológico y social, no es el de "bio".
Se trata de entender los grandes proyectos, en plan planetario,
que bajo el pretexto de salvar a la biodiversidad, están, en realidad, preparando los instrumentos financieros,
para que todos los ecosistemas tengan una valorización en la bolsa.
Bajo el lema de la "economía verde" se está intentando construir un sistema de explotación
de lo que son servicios casi ecológicos. Es decir, construir una economía también pasada
por el tamiz de la especulación financiera, con servicios y recursos naturales.
E realidad no es más que un filón nuevo que han descubierto para sacar dinero.
Una de las incorporaciones claves que hace la teoría neoclásica de la economía
es reducir el concepto de valor al concepto de precio.
Digamos que solamente es objeto económico, y sólo tiene valor dentro de la economía
aquello que puede ser expresado en unidades monetarias.
¿Qué sucede? Que hay montones de cosas que siendo imprescindibles para la existencia de una vida digna
no pueden ser traducidas a dinero. No se puede fijar precio para el ciclo del agua,
a la capa de ozono, no se le puede poner un precio a la fotosíntesis,
no se le puede poner un precio a la fertilidad de un suelo.
Claro, a medida que se especula con los alimentos, con los precios, se compran cosechas de futuro, etc...
suben los precios de los alimentos y hay países como Kenia,
Mejico, Túnez, etc.. que están sufriendo hambrunas impresionantes.
Lo mismo pasa con el agua, lo mismo pasa con el petróleo,
lo mismo pasa con el aire, con las emisiones de CO2.
Entonces estamos entrando en una fase en la que el capitalismo está agotado.
La economía capitalista lo único que visibiliza es aquello que crea valor monetario.
y claro, hay muchas cosas que no crean valor monetario
o, incluso, nos encontramos con que suben los valores monetarios a costa de destrucción.
Por ejemplo, el Producto Interior Bruto sube cuando un río está contaminado
porque hay que gastar para descontaminar.
Una crisis como la del Prestige, hace 10 años, hizo subir el Producto Interior Bruto.
Una guerra hace subir el Producto Interior Bruto, porque se produce una tremenda venta
de material bélico y de armamento.
La industria farmacéutica, por ejemplo, no gana dinero con la salud, lo gana con la enfermedad.
Es decir, utilizan una única bara de medir, que es la bara de medir el dinero, para reflejar todo.
Y esto es lo que se utiliza para dar los golpes de timón de la economía.
Entonces creamos todo una especie de universo invisible, que no ven los indicadores monetarios,
pero que sigue siendo imprescindible para la vida.
Si queremos una economía, tanto ecológica como justa socialmente,
de manera particular, a nivel mundial, debemos seguir la dialéctica que busca
disminuir fuertemente el consumo de energía y el consumo material.
Se trata de otra lógica económica.
Por ejemplo, vamos a darle más importancia a los bienes sociales, a la educación,
a la salud, a la cultura, a otra agricultura, a otra forma de bien común.
Y estas son las cosas con las que no se puede ganar dinero.
El capitalismo no puede hacer funcionar correctamente estas actividades que son necesarias.
En resumen, el desarrollo sostenible, el crecimiento verde,
son una coartada para no cambiar los fundamentos del sistema.
Que los pueblos se despierten, porque hay un cinismo.
Yo nunca había visto tal nivel de cinismo, de aprovecharse de esta toma de conciencia,
del deseo de más y más gente en esta tierra de salvar el planeta para las generaciones futuras,
Y aprovecharse de este despertar, para a escondidas llevarlo por otro camino.
Porque somos seres vivos, y yo creo que la destrucción de la naturaleza
el efecto que tiene sobre nosotros es más allá de lo racional,
lo sentimos en las fibras de nuestro propio cuerpo.
Porque una civilización que está sacrificando las generaciones futuras
no merece ni el nombre de civilización.
Permablitz nace en Barcelona con la intención de utilizar la permacultutra como puente para la acción local.
Su pretensión es llevar la permacultura no sólo a ámbitos pequeños,
sino también convencer a los agricultoress tradicionales sobre las ventajas de practicarla.
La empresa la conforma un equipo multidiscipliar,
en el que cada miembro aporta algo diferente.
Como ellos nos contaron resumirían su trabajo en grupo,
como un poliedro con diversas caras.
Uno solo no puede verlas todas, pero juntos si.
El jóven al que hoy llamamos de la generación perdida, está un poco como a la espera
de cuál va a ser su rol, su función, de qué manera va a dotar sentido su vida.
Yo creo que en este nuevo marco, que trabaja la agricultura regenerativa,
que trabaja la permacultura, que trabajan los pueblos en transición,
los jóvenes responden maravillosamente, porque le da sentido a su vida.
Por ejemplo, nuestro grupo de siete personas ha sido esa experiencia.
De repente coger pasión, coger ilusión, porque es algo maravilloso
volver a integrarnos con la trama de la vida.
Y viendo que hay toda una serie de preocupaciones y problemas a nivel global
no sólo económico y social, sino también ecológico, pues eso también carga un poco
esa energía y esas ganas de hacer algo.
Yo, por ejemplo, siempre había tenido una actitud reactiva o pasiva,
siempre esperaba a que sucedieran las cosas.
Si tienes la idea, tienes las capacidades, y la actitud es la actitud,
puedes hacer que suceda. Ahora mismo este marco promueve la emprendiduría.
Ya no es solo cosa de uno que tiene que tirar del carro, y emprender y arriesgar
sino un movimiento global, en el que es todo mucho más fácil.
Ahora mismo hay que romper esa tendencia de cuando tienes una idea, una innovación,
la patentas, la proteges y la blindas, para que tú te puedas lucrar de ella.
Para fomentar esa creatividad, lo que nosotros planteamos, en lo que nosostros trabajamos
es el hecho de que el conocimiento sea accesible a todo el mundo,
para que cada una, cada persona se pueda empoderar, y que todo el mundo pueda participar,
y que de ahí se pueda generar una red, que sea simplemente un intercambio de experiencias.
Al final una de las metas también es incrementar el bien común, incrementar la calidad de vida.
No sólo de unos pocos, sino un reparto justo de la riqueza y eso tiene que ver con que haya un reparto del conocimiento.
Estábamos en proyectos medioambientales, relacionados con el secuestro de carbono,
como a través de la agricultura o la reforestación podíamos solucionar el problema del carbono en la atmósfera.
Y poco a poco íbamos viendo que las ONG dependen de empresas
y dependen de gobiernos para que ellas puedan funcionar.
Y ahí entrábamos un poco en choque. No estamos de acuerdo con el modelo económico,
que solo se rige por el lucro, pero vamos a pedirles dinero a ellos.
Nosotros podemos organizarnos. Podemos generar valor, podemos generar riqueza
que nos permita poder consolidar esa forma de vida.
Ese híbrido entre empresa y ONG que sería ese modelo de la economía o empresa del bien común.
Nuestro propósito es poder ofrecer sistemas de alimentación
de alta calidad o alto valor, más allá de lo ecológico,
a precios competitivos, que no destruya los ecosistemas, sino que los regenere.
Romper ese tópico de que lo sano es caro, lo ecológico es caro.
Con ellos aprendimos a ver la permacultura con ojos aún más curiosos.
Las dudas nos surgían cuando hablaban de poder llevar la permacultura a las ciudades.
Hasta entonces, nadie nos había dicho que esto podía hacerse.
y los sitios en los que habíamos visto practicarla, estaban muy alejados de las urbes.
Para convencernos, nos pusieron un ejemplo de una de las áreas
con la que están trabajando en la ciudad, el Aquaponix.
Faltaban ejemplos o maneras de poder producir esos espacios
con las condiciones o el contexto que nos marca la ciudad.
Entonces conectamos cría de peces con cultivos de hortalizas.
En la parte de abajo tienes la pecera o el acuario, donde están los peces,
y en la parte de arriba en una mesa, a la altura de la cintura, tienes las hortalizas.
Entonces el agua, como en el ciclo del agua, sube como si fuesen las nubes por evaporación,
riega con los excrementos, nutrientes y minerales de los peces,
las plantas se nutren, crecen, y el residuo o el excedente vuelve otra vez a los peces.
Entonces es un bucle, es un sistema de retroalimentación.
Lo que es resíduo para uno, es alimento para otro.
Dentro del sector de la agricultura ecológica siempre ha habido mucha crítica
de que la permacultura es para los pijipis, o para gente que tiene su huertecito pequeñito.
y que eso solo funciona en casos concretos. Hay que romper muchos tópicos,
y lo principal es no confundir, "la permaculltura aquí no sirve" o "esto no sirve aquí",
Por ejempo Darren Doherty en Australia está trabajando con un millón de hectáreas,
desde el enfoque permacultura. En Méjico con 500 hectáreas, sólo de hortalizas,
que van en avioneta para ver los cultivos.
Entonces, cómo me vas a decir que no sirve una cosa, esque aún no has encontrado la manera
de poder influir o poder mejorar ese escenario.
En las ciudades, donde el sistema no nos garantiza las necesidades más básicas del ser humano,
nos preguntamos cómo solventar el problema de la vivienda y del trabajo.
En este sentido, la necesidad y la búsqueda de un cambio social profundo,
inevitablemente nos conduce a veces a saltarnos las normas jurídicas establecidas.
A la desobediencia civil, un acto consciente, público y no violento
de rebelión contra la autoridad.
Fue Thoreau, el que en 1849 acuñó los principios de la desobediencia civil
que inspirarían a personajes como Gandhi, Martin Luther King o Tolstói.
Bueno la desobediencia civil ha exisitido ya desde hace muchos años
en situaciones en las que se ha tratado de ir mejorando la sociedad se ha ido a aquellas leyes que se consideraban más injustas,
y se han desobedecido para tratar de cambiarlas, para tratar de mejorar.
Ahora muchos quizá estamos en otra fase, donde ya no se desobedece a un ley concreta
sino que se desobedece a un sistema de poder, para favorecer, para construir otro.
Dentro de esto, aquí hemos promovido lo que llamamos desobediencia económica,
que también va con esa idea de dejar de colaborar con la economía del estado y del capitalismo,
y hacer que esa colaboración se dirija a construir esas alternativas.
Yo creo que hoy en día tratar de construir alternativas respetando la legalidad está muy limitado.
Se tiene que cambiar y se tiene que ir sustituyendo para construir unos derechos,
y unos valores que generen realmente equidad y justicia social.
Cada vez más para temas legales hace falta tener dinero, y poder pagar abogados,
y todo esto es una prueba muy clara de que no es realmente un sistema de derecho.
Éste es uno de los ámbitos en los que desde la Cooperativa Integral Catalana más hemos profundizado.
El uso de las entidades jurídicas para proteger la iniciativas de autogestión.
Hoy Enric Durán es el activista y máximo exponente en España de esta desobediencia.
Es promotor de la Cooperativa Integral Catalana, una propuesta constructiva de desobediencia y autogestión,
cuyo fin es reconstruir la sociedad desde abajo, de manera integral.
Entre sus principios destacan el interés por el bien común, la equidad y la justicia social.
la ecología, la democracia directa y la autogestión.
Su estructura legal es una cooperativa que cuenta con un mercado interno de productores y consumidores,
que utilizan una moneda social propia para efectuar intercambios de productos y servicios,
asegurándose, a la vez, un marco jurídico que les proteja de la banca y del estado.
En la ciudad, como ahora estamos, se pueden hacer por un lado algunos proyectos
que sean de referencia, visibles, para conectar a la gente de la ciudad con todas esas alternativas;
como puede ser aquí en Aurea Social, o en Barcelona también proyectos que llevan muchos años como Can Masdeu.
Y también se pueden proponer alternativas concretas como puede ser los huertos urbanos, los huertos comunitarios.
Y en todo lo que es autogestión o generar autoempleo, la ciudad es un hervidero de iniciativas de este tipo.
de alguna forma la Cooperativa Integral Catalana, en un iniciativa que no se entendería
sin una relación entre lo urbano y lo rural y una interación en muchos niveles.
Aquí podemos reciclar más materiales y llevarlos, al campo para que sean útiles para la bioconstrucción.
Y en el campo se puede cultivar y consumir aquí, en la ciudad.Entonces esa interacción es fundamental.
Hay un coste cuando al final mucha gente que se hace ese proceso interno se quiere ir de la ciudad.
Entonces cuesta de alguna forma mantener la base social potente y comprometida
en lo urbano porque es muy móvil y se va situando.
Son retos que a veces con proyectos motivantes en la ciudad como por ejemplo aquí Aurea Social
se mantiene una red de gente suficientemente potente,
y que si hay gente que se va a lo rural, hay mucha gente que está entrando
y que está haciendo de su participación en espacios como este su puente para luego hacer un cambio de vida.
Bueno en los ámbitos locales hay mucho dinamismo, al mismo tiempo mucha diversidad.
Se van creando proyectos cooperativos de autoempleo, sobre todo en el ámbito local en muchos sectores.
Está también la generación de comunidades, proyectos que, sobre todo en el ámbito rural, se van generando
de gente que se va de la ciudad al campo, o gente que ya ha tenido experiencias rurales y se agrupa en una experiencia nueva.
Son proyectos de cesión de fincas, o de alquileres baratos, o en algún caso también de compra cooperativa,
en los cuales se desarrolla un proyecto de comunidad, de autosuficiencia y de autoempleo.
La Cooperativa Integral va intentando sacar cosas del capitalismo, del sistema económico del capitalismo,
e integrándolo en un sistema económiico propio, donde las herrmientas las manejamos nosotros y no la banca y el estado.
Ya un primer paso en la Cooperativa Integral había sido poner en contacto productores y consumidores
de agricultura ecológica, que son las Ecoxarxas.
Y se quería dar un segundo paso a intentar fabricar otro tipo de cosas para los socios de la cooperativa,
implementando los servicios que da el capitalismo, ir más allá de la agricultura ecológica y producir otro tipo de cosas.
La idea era solucionar con muy poco dinero dos problemas que son fundamentales
sobretodo para la gente jóven, que son la vivienda y el trabajo.
Te da una solución para la vivienda muy económica tal como está el mercado de la vivienda.
Y luego te da la posibilidad de autogestionarte tu propio trabajo.
Evidentemente aquí no hay ningún trabajo disponible en el que tu llegas y dices "¿a cuánto pagas la hora?",
sino que te lo tienes que crear, que es algo bastante complicado, pero que es un primer paso.
Cooperativa de vivienda quiere decir que tu compras el uso de una vivienda a un precio social, normal, que puedas acceder.
Lo que se plantea es, y por eso se llama ecoindustrial se van a hacer aquí producciones industriales
pero que sean ecológicas, y que estén dentro de la economía social, en la cual no se exploten ni los recursos ni las personas.
Lo que se busca aquí es rescatar cosas que sean respetuosas de la gente y de los recursos.
Da la posibilidad de cooperar, de que seamos muchos los que queremos levantar esto,
no sólo los que estamos aquí, sino mucha gente de fuera que también nos apoya, la gente del pueblo.
Esa idea de que las sociedades somos más que individuos sumados,
que juntos, o sea hacemos mucho más siendo 30 aquí, que 30 unidades de personas haciendo cosas.
Lo que se busca es más gene que venga aquí con inquietudes, ganas de aprender, capacidad de trabajar,
y que cree espacios que puedan generar más para la comunidad.
Hay que manejar un mostruo tan grande, y hacer cosas que para muchos es la primera vez que se hacen.
No tienes formación en rehabilitar colonias industriales.
Todavía no la tenemos, estamos en ello. Pero todo llegará.
Somos totalmente impotentes ante lo que pasa. Entonces yo pienso que proyectos así,
y como muchos otros que están ahora saliendo como champiñones,..
Porque hoy lo que está clara es una cosa, y es el futuro que nos espera.
Entonces la gente realmente está espabilándose muy rápido.
Proyectos como este son muy importantes, porque van a dar el sustento para un cambio,
Es un modelo de transición.
En el valle de Collserola, muy cerca de Barcelona, se encuentra Can Masdeu,
un proyecto de proyectos asentado en plena naturaleza.
Esta antigua leprosería, ocupada en 2001 de manera provisional, fue la semila de lo que nos encontramos hoy.
El centro social es gestionado por la gente que vive en la casa y por los vecinos, realizando diferentes actividades.
Del resultado de esta interacción, no sólo se ha conseguido la buena relación con los vecinos,
sino también el mantenimiento conjunto del valle, llegando incluso a paralizar el desalojo.
Se dejó abandonado durante 50 años, y luego llegamos nosotros
y se ocupó para unas jornadas internacionales que se llamaban Rais In Tie
que eran del cambio climático cuando no se hablaba mucho de él, y vino más gente de fuera que de aquí
pero alguna gente de los movimientos sociales nos acercamos también por curiosidad,
Y cuando se ocupó, el ojetivo básicamente era tener un lugar para hacer esas jornadas, no había ningún proyecto detrás.
Fué a partir del primer año, más o menos, cuando se empezó a crear un grupito más pequeño,
que estaba más fijo y más centrado en esto. Y luego también vino la gente del barrio.
Entonces se empezó a generar una interacción, entre mucha gente mayor de una media de 60, 70 u 80 años
y la gente que estaba aquí ocupando. Y de esa interacción acabó saliendo lo que hay ahora.
Es decir, el centro social, que es la parte más pública,
que la gestionamos nosotros con gente de fuera, pero básicamente nosotros.
La parte de huertos comunitarios, que también funciona con otra asamblea.
Y luego participar en el barrio y generar actividades como grupo.
A nivel de participación, cada domingo vienen unas 120 personas.
O sea es uno de los centros sociales que más gente mueve por actividades que no son fiestas.
Básicamente, con muy poco dinero gestionamos una economía común, en la que lo básico lo tenemos cubierto.
Otro espacio ocupado similar es el que nos encontramos en Madrid,
en el barrio de Moratalaz, el Espacio Social Autogestionado Salamanquesa.
Un proyecto que surgió, como muchos otros en Madrid, a raíz del 15M, bajo la consigna de "un centro social en cada barrio".
En noviembre de 2012 ocuparon este antiguo colegio en Moratalaz,
olvidado por la junta y el ayuntamiento,
para llevar a cabo un proyecto educativo para el barrio.
Surgía la idea de hacer como una especie de universidad popular,
que todo lo que se ofreciera aquí, se creara desde el propio grupo.
No que un grupo venga porque aquí se ofrece algo,
sino que un grupo tiene un interés en algo y construyen en que quieren aprender.
Desde el primer día llegó un montón de gente con ganas de hacer cosas.
Ahora mismo se está trabajando también con trabajadoras sociales del barrio,
que ven necesidades en algunas familias que no tienen recursos económicos suficientes,
entonces ellas les mandan a Salamanquesa y aquí pueden disfrutar de la tienda gratis,
se les da alimentos de la red de alimentos, y ven todas las actividades, totalmente gratuitas, a las que pueden acceder.
Las bases son un poco la autogestión, la horizontalidad, la solidaridad, el trabajo común,
la colectividad, la autosuficiencia, también aprender de los demás, crear otro mundo.
Estamos muy acostumbradas a vivir de una manera, con unas normas,
y esto es romper y crear otras normas desde nosotros y nosotras mismas,
desde el pensamiento, romper también un poco esas bases del pensamiento,
de cómo vivimos, cómo nos vemos y nos relacionamos.
Pues es un espacio de comunión, de compartir con las personas,
de compartir tiempo, de compartir ganas, de compartir proyectos, ideas.
Ahora mismo vamos todos así, mirando hacia el suelo, con muchas prisas, cada quien a lo suyo,
Y aquí quizá hay una forma de relajarse, trabajando mucho, porque hay muchas cosas que hacer, pero sí de otra manera.
Desarrollando cómo queremos que sea ese espacio en que nos encontramos,
que no nos lo preguntan en nada tampoco en las ciudades.
Esto es así, esto es un centro comercial y es así, y esto es así,..
No te dan pie a que tu construyas los espacios que vas a habitar en tu ciudad.
Este colegio estaba abandonado y los vecinos y las vecinas te lo pueden decir perfectamente.
La última inversión que se hizo fue subir las verjas, para que los niños no se colasen para poder jugar.
Es el abandono en la educación, de como están 40 niños en una clase,
mientras hay colegios abandonados, donde se pueden hacer muchísimas actividades,
y los tienen para deteriorarse y que se caigan.
Las personas se pueden organizar, pueden autogestionar
y pueden hacer un montón de cosas, sin entrar en esas estructuras tan estrictas.
La cuestión política, durante todo su desarrollo, desde la revolución industrial,
el capitalismo ha sido asociado a la democracia.
En pocas palabras, el liberalismo económico y el liberalismo político han ido de la mano.
Cada vez más, estamos ante una situación política en la que abandonamos la democracia
para acercarnos a un sistema que es la oligarquía. Oligo significa que unos pocos deciden todo.
Diría que es la tercera crisis en la cual nos econtramos, la crisis política.
Mientras pensamos que vivimos en una democracia, en Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Inglaterra,...
en realidad estamos yendo hacia una oligarquía. Y su objetivo no es que la sociedad progrese,
ni que la crisis ecológica se resuelva, ni que los jóvenes encuentren trabajo,
sino "hay que conservar nuestras riquezas, nuestros privilegios".
La responsabilidad es de esas "élites", son los que tienen el poder y rechazan el cambio,
mientras que todos los signos de la degradación, son cada vez más notorios.
Es, sobre todo, en los países occidentales donde la oligarquía tiene más responsabilidad,
dado que los países occidentales son los más ricos y poderosos.
Pero también podemos empezar a analizar cómo se comporta la oligarquía de los países emergentes o pobres.
En India, en China, en Brasil, en Sudáfrica,... Y, a menudo, encontraremos los mismos intereses,
las mismas grandes desigualdades, el mismo tipo de degradación ecológica.
La vía institucional para encarar los problemas vinculados con la cirsis ecológica,
está, hoy por hoy, cerrada. Po eso no nos queda más remedio, nos guste o no,
que asumir el sentido del otro proyecto. El de la construcción desde abajo autogestionaria,
de esos espacios de autonomía. Con la confianza lejana de que esos espacios
se conviertan en un ejemplo que induzca a una parte de la ciudadanía,
no sólo a apoyarlos, sino a ejercer presión sobre los gobernantes.
Pero me temo que hoy, no podemos engañarnos,
Nuestros gobernantes están descaradamente subordinados a intereses privados,
completamente inconscientes de lo que significa la crisis ecológica.
Parece que en el momento presente todavía estamos en disposición de aplicar fórmulas de decrecimiento
en virtud de un criterio voluntario. Es decir, para preveer el futuro,
hemos decidido asumir este conjunto de comportamientos. Pero es cierto, que dentro de unos años,
la opción puede no ser voluntaria, que se imponga, ¿por qué?
Bueno la palabra clave es colapso, Cuanto más demoremos nuestra intervención,
mayores recursos, esfuerzos y energías serán precisos. Por eso es urgente intervenir.
Hay dos grandes percepciones distintas, en lo que respecta a qué tenemos que hacer
para afrontar este problema del colapso. La primera es muy pesimista, pero crudamente realista.
Dice: no nos queda más remedio que aguardar a que llegue el momento del colapso,¿por qué?
Porque será la única manera de que la mayoría de los conciudadanos tomen nota de cuáles son sus deberes.
El colapso es un mal consejero, Si llega el momento del colapso querrá decir
que los problemas se multiplican espectacularmente y que nuestra capacidad de resolverlos se reduce al mismo tiempo.
Cuál es la otra respuesta, que es la mía. Tenemos que apostar con urgencia por salir del capitalismo.
Qué significa salir del capitalismo. Construir espacios de autonomía
en los cuales procedamos a aplicar reglas del juego diferentes de las que se nos imponen.
Es el proyecto de una banca social y autogestionada que no funciona conforme
al criterio de lucro del enriquecimiento privado, del beneficio.
Es el proyecto que surge de la Cooperativa Integral Catalana.
Es el proyecto que se vincula con los grupos de consumo que han ido proliferando en muchas ciudades.
Es el proyecto que ójala germine de la mano de muchos trabajadores
que decidan dirigir sus empresas, que están en quiebra, en régimen autogestionario.
Creo que este es un proyecto hoy por hoy, no me engaño, voluntarista.
Pero me parece que no nos queda más remedio que empezar a optar por la construcción de esos espacios de autonomía.
Entre otras razones por una, por el efecto pedagógico de demostrar que las cosas se pueden hacer de manera diferente.
En ese sentido, paradójicamente, el viejo proyecto libertario, utópico
de la construcción de espacios de autonomía es mucho más realista.
Resuelve, aquí y ahora, algunos de nuestros problemas.
Y en ese sentido me parece que cada vez hay más gente que se está percatando de esto.
Yo no desdeño este horizonte, de que pueda utilizarse el marco institucional
siempre y cuando la discusión sea muy a ras del suelo.
Aquí el concepto central es democracia directa.
A nivel político, se pueden hacer muchísimas cosas, pero también según los niveles donde nos estamos moviendo.
Por supuesto ahora mismo a nivel global, a nivel mundial, si tomamos por ejemplo
las grandes cumbres que ha habito existe poco márgen de maniobra.
Sobre todo porque tenemos grandes tendencias, grandes bloques que se están enfrentando.
Eso lo hemos visto por ejemplo con la últimas cumbres, las cumbres sobre el cambio climático,
donde realmente no ha habido ni siquiera un cambio,
sino, más bien, las decisiones que se han tomado han ido a peor.
Por tanto yo creo que la política tiene mucha más capacidad de actuación a nivel local.
Los ayuntamientos, y los niveles más locales son capaces
de recoger estas propuestas, estas semillas que se están sembrando.
Por ejemplo el tema de los huertos urbanos, el tema de las monedas locales, el tema de la agriultura ecológica,
Graine de Jardin es parte de una red que se llama
Le jardin dans tus ses états (El jardin en todos sus estados)
Es una red nacional, y nosotros trabajamos en la región Ile de France.
Ayudamos a poner en marcha nuevos huertos compartidos, y vinculamos las asociaciones ya existentes,
organizando picnics en los huertos, organizando manifestaciones.
Y estamos en contacto con las administraciones locales y los socios para crear nuevos huertos.
En Paris existen aproximadamente 60 huertos compartidos y en la región Ile de France, más de 100.
Cada huerto está gestionado de manera diferente. La asociación tiene una parcela de tierra,
que le deja gratuitamente el auntamiento a algún socio, y luego se decide que se quiere hacer con el terreno.
Se puede elegir dividir el terreno en parcelas indviduales, o dejar el huerto entero para el colectivo.
Lo que le interesa mucho a la gente es conocer a sus vecino en una ciudad densa como París.
Suelen encontrarse muy solos, aislados en sus casas, y hay una necesidad de comunicarse con sus vecinos,
de conocer a gente debajo de su casa, y también de implicarse en un proyecto local.
Luego, la actividad del huerto en sí atrae a mucha gente.
A muchos les gusta cultivar sus propias verduras, saber de dónde vienen los tomates que van a comer.
Hay gente que, una vez en los huertos, se sensibiliza en temas como el no uso de productos quimicos,
se interesan por el aprovisionamiento de nuestras verduras y de nuestros supermercados.
Y hay gente que ya no va a querer ir a comprar al supermercado.
Nuestra reivindiación es la de hacer que la vida sea menos densa y que haya más espacios
dedicados a todo lo que es la apropiación de espacios públicos por los habitantes,
y...cambiar un poco las mentalidades, también.
En Francia tenemos una cultura de la función pública donde una persona que es paisajita,
es la que va a desarrollar los espacios verdes, y ahí los habitantes no tienen voto.
Nuestro deseo es que la gente tenga voz y voto en los proyectos que les rodean,
ya sea en desarrollos urbanísticos, de vivienda u otros.
Y después, la idea es que la gente se convierta en actor de sus barrios,
que se impiquen en ellos, y esto es lo que hace que cada vez haya más respeto en los barrios.
Cuando se trata de un particular o de una grupo de habitantes,
la gente tiene más respeto que cuando es algo hecho por los servicios de espacios verdes de la ciudad,
porque sabrán que quizá sean sus vecinos los que hayan plantado esos tomates.
A finales de 2009 en el barrio de Lavapiés de Madrid se realizó un curso sobre nuevas formas de ocupación del espacio urbano.
Para los últimos dos días del curso, el ayuntamiento les cedió un solar que llevaba 30 años abandonado.
Los participantes fueron preguntando a los vecinos qué les gustaría tener en el barrio,
y las respuestas fueron muy variadas; un huerto, un espacio para niños, un teatro,
en definitiva, un espacio de encuentro.
Lo acondicionaron en un día, y lo abrieron a los vecinos teniendo muy buena acogida.
Pero al finalizar el curso, tuvieron que devolver las llaves al ayuntamiento,
y el solar quedó nuevamente vacío. No desistieron y lo ocuparon durante 8 meses,
hasta que las máquinas del ayuntamiento entraron destruyéndolo todo.
Esto provocó un movimiento de protesta vecinal enorme y una inmensa recogida de firmas de apoyo.
consiguiendo que se aprobase la cesión del espacio.
Pienso que sobre todo este tipo de espacios ayudan a crear ciudades más amables,
es otro tipo de modelo de ciudad, de gestionar el espacio público.
Además recuperas solares que no tenían nigún valor, que estaban degradados.
Incluso algunos que eran como focos marginales los recuperas para la ciudad.
Desde el punto paisajístico aporta, itroduces naturaleza en la ciudad,
Y luego también la dimensión social que tienen este tipo de iniciativas.
Al final en 3 años hemos creado todo esto con el esfuerzo de los vecinos
que viene aquí y dan su tiempo, su energía, su creatividad, y las ganas que ponen en esto.
Hemos demostrado que existen otras formas de gestionar el espacio público desde la ciudadanía.
Al margen de la zona verde, que era una de las cosas carentes del barrio,
creo que aporta un lugar de encuentro, crea tejido social,
Yo que he visto cómo ha ido creciendo el proyecto, cada vez es más la gente que viene aquí a relacionarse.
Al principio con la excusa del huerto, que te atrae, quieres tener ese contacto con la tierra,
quieres aprender a reconocer las hortalizas,.. Pero al final es el relacionarse.
Hemos perdido un poco el contacto con los vecinos y esto es proponer otro modelo.
Vamos a recuperar las relaciones.
Creo que son espacios que aportan que la gente saque su creatividad.
Por el sistema que tenemos pensamos que no podemos hacer nada y que está todo en cajoncitos,
en que cada uno puede hacer esto, pero aquí veo que es una forma de expresividad, de creatividad.
Y también ha aportado una zona de encuentro para niños muy importante,
que en el barrio no hay zonas de juegos, y aquí ya participan dos grupos de crianza compartida.
Hay deficiencias de guarderías, cada vez son más caras,
Pues aquí en la época que hace buen tiempo hay dos grupos que funcionan,
Pueden dejar a sus niños con dos o tres padres y están los niños en naturaleza
que no tiene nada que ver con estar en un aula cerrada, y ellos pueden ir a hacer algún recado o algún papeleo.
Tenemos actividades de huerto, también un taller de bicicleta gratuito.
Mucha gente de fuera viene, se queda enamorada del lugar y propone actividades.
Existe una red, la Red de Huertos Urbanos de Madrid, en la que estamos integrados,
Cada vez, desde la red estamos viendo que estas iniciativas están teniendo mucho éxito.
Empezaron hace 4 o 5 años que había 3, 4 o 5 en Madrid, y ya existen 40 huertos urbanos.
Hay un resurgimiento, tanto de la agricultura urbana, como también un movimiento de que la ciudadanía
quiere apropiarse de espacios sin uso y adaptarlos a sus necesidades.
Creo que hay gente jóven o no tan jóven que le gustaría saber gestionar cómo funciona un ecosistema agrícola,
cómo producir,... Y eso es muy fácil si dispones del espacio cercano a la ciudad.
Estaba en Madrid hace dos meses y cuando llegue el 20minutos
ví una noticia que decía: "Madrid Río ya es verde,
pero ahora cuesta a los madrileños 800.000 euros al mes"
Es decir que hoy en día tenemos espacio verde, espacio verde que produce vida
Y tiene un coste enorme de mantenimiento. Cómo poder en un futuro cercano darle la vuelta a esto.
De hecho ya lo están haciendo por ejemplo en Noáin, en Pamplona.
Es el hecho de que los parques públicos, que no sean simplemente sitios de recreación
y de ocio, paseos, deporte,.. Sino que generen riqueza.
Si hay una persona qe quiere participar, quiere mostrarse proactivo ante este cambio de paradigma agroecológico,
pues es crear esos proyectos sociales, culturales, agroecológicos, dentro de las ciudades.
Los movimientos sociales, o las alternativas en comunidades pequeñas,
la pequeña escala es la que hace que funcione.
Hablamos de la autogstión, de la cooperativa, del autoempleo,...
Entonces como que parece que en Madrid o en una ciudad grande te puedes perder.
Pero esque es todo lo contrario.Madrid es un ejemplo increíble de la cantidad de alternativas que están ahora en marcha.
y a raíz de la crisis la gente se está buscando las castañas como sea.
Decrece Madrid nace en septiembre del 2009, y nos dedicamos sobre todo a la difusión.
Mapear desde grupos de consumo, bancos de tiempo, una tienda que vende productos ecológicos,
un taller de reparación de bicis autogestionado,... Esto lo intentamos moverlo a nivel de la Comunidad de Madrid,
pero a través de estos encuentros, de juntarnos con más gente, el mapa ha ido creciendo
y ahora tenemos el mapa grande que recoge toda la Península Ibérica.
El otro grupo que tenemos es el de documentación.
Quiere hacer una especie de decreteca, donde ir colgando vídeos, pdf´s, documentos,
todo el material que encontramos sobre decrecimiento.
Y el otro grupo, que es en el que estoy yo, es el grupo de jornadas,
Lo llamamos la caravana decrecentista. Y este sí que es un grupo de demanda de fuera,
gente que , por ejemplo, quiere montar su propio grupo de consumo.
"¿Cómo lo hacemos?" Bueno se ponen en contacto con nosotras,
Y nosotros acudimos, damos una pequeña charla de decrecimiento y luego un taller de cómo montar un grupo de consumo.
El decrecimiento, para mí sería, consumir menos para vivir mejor.
O sea que una de las prácticas basiquísimas sería ¿qué necesito? ¿por qué lo necesito?
y si realmente esa cosa me hace feliz.
Por ahora lo que tenemos que hacer, si tenemos un mundo finito,
tenemos que aprender a autolimitarnos, porque justamente ya no podemos superar
algunos límites ecológicos que existen en el planeta. Por tanto la autolimitación
es una prioridad ahora mismo para lo que sería otro mundo posible sin crecimiento.
Y eso supone también una cuestión democrática muy importante, porque cómo hacemos para autolimitarnos,
sobre todo en un mundo que piensa que nadie se pude autolimitar, porque aquí es la libertad.
si tu quieres cuatro coches, pues te puedes comprar cuatro coches.
Creo que al final la gente con el decrecimiento se cuestiona muchas cosas.
Y dices: a ver, ¿te has parado a pensar que a lo mejor un acto aquí en Madrid
tiene una repercusión en diferentes lugares del mundo?
Parece que son problemas que ya los solucionaran Amnistía Internacional y las ONG´s.
Pero no. Esque somos todos parte del problema y de la solución.
Tenemos que reflexionar sobre una cosa fundamental;
el por qué, el para qué y el cómo estamos produciendo, trabajando y consumiendo.
Y tenemos que definir entre todas y todos, lo que vamos a producir, consumir y trabajar.
En ciudades como Bilbao, Madrid o Barcelona por supuesto el cambio es más complejo, más complicado
porque son metabolismos sociales totalmente insostenibles.
Para hacernos una idea, Bilbao necesita 100 veces su territorio para poder sostener su modelo de vida.
Por tanto somos conscientes de que el cambio puede ser largo y duro, pero es posible.
Cómo es posible. Pensando, por supuesto, a largo plazo, y, otra vez, a nivel local.
Tenemos que reaprender a cultivar, y a saber también comer lo que producimos,
porque la crisis va a ser tan dura, tan larga, que seguramente lo vamos a necesitar.
Claro esque esta crisis parece que es una crisis económica, pero esque es sistemática.
Es una crisis de mentalidad, es una crisis ecológica, política, social.
Abarca tanto, y la economía es una parte importante, pero no es solo esa.
A mí el decrecimiento me convence. Para mí es como un velo,
que te has quitado y de repente ves la realidad, y te das cuenta de que hay un montón de cosas
que están ahí, pero que nadie le da la importancia que tienen.
Somos minorías, tanto los que dominan ahora mismo,
como nosotros que estamos pidiendo, construyendo un cambio, somos minorías.
Que estamos ampliando los círculos y las redes de gente que está detras, sin duda.
También se está dando, en personas que no están dentro de estas minorías y que están haciendo lo mismo.
Por ejemplo, un hombre que aprende a coser de nuevo, está dando un cambio
Una persona que quiere recuperar un huerto, para él, detrás de su casa, también está dando un cambio.
Personas que se agrupan para comprar un edificio y rehabilitarlo de forma ecológica,
tipo cooperativa de vivienda, también está dando un cambio.
Y esto sí que estamos viendo, que son círculos de afinidad entre personas que están haciendo lo mismo
se están ampliando y están llendo a más.
Creo que hay dos caminos que se abren ante nosotros y no sé hacia cuál de ellos vamos a dirigirnos.
El primero, el camino pesimista, es aquel en el que los capitalistas, los oligarcas, se aferran a mantener el sistema.
Y para seguir por este camino van a ir cada vez más hacia un desvío autoritario.
Dado que, por culpa de esta crisis ecológica, habrá un desafío para conseguir recursos naturales
como el petróleo, el gas, los alimentos, las materias primas, los minerales...
también habrá una tendencia de los países dirigidos por oligarquías a enfrentarse en guerras por los recursos naturales.
Por lo que podría haber una evolución hacia la violencia, hacia un sistema dictatorial, un régimen autoritario;
con guerras civiles y partidos de ultraderecha, y tensiones cada vez mayores entre países.
Por ejemplo, los EE.UU., donde hay una violencia social extremadamente fuerte
y que es secundada por los grandes medios de comunicación de la derecha.
En Europa también se puede ver que hay un arrebato de los partidos ultraderechistas
ampliamente suscitados por los partidos oligárquicos.
El otro camino posible, es que haya una toma de conciencia colectiva.
Y al mismo tiempo hay alternativas, posibilidades de hacer las cosas de otra forma,
tomando conciencia de que las cosas se juegan a nivel interacional.
Podemos ver que en muchos lugares hay una rebelión, un rechazo que se está cimentando.
Por ejemplo, la Primavera Árabe en 2011, el movimiento de los Indignados que nació en España,
y que también lo encontramos en Francia, en EE.UU., Occupy Wall Street,
en Chile se produjo un movimiento estudiantil muy importante,
que conjugaba, a la vez, una protesta ecológica con la protesta estudiantil respaldada por la sociedad.
Cuando el sistema se desmembre; en ese momento muchos de nuestros conciudadanos se encontrarán perdidos
y es en ese momento cuando debemos ser capaces de decir: "hay alternativas".
Y que podamos estar listos para proponerlo cuando el sistema se encuentre realmente dañado.
Tenemos estas dos posibilidades. Y debemos llegar a demostrar que "otro mundo es posible",
según esta bella y justa expresión del movimiento altermundialista.
Ya están las brechas, ya están las semillas, y si seguimos dándole más fuerza
un día podrá superar el otro sistema que no es sotenible ni social ni ambientalmente.
En este momento se está destrozando la vida de muchísimas personas,
y el único sitio donde encuentras una esperanza para llevar esto de una manera
muchísimo más esperanzadora es cuando estás en contacto con los demás.
Y encuentras la posibilidad de crear un mundo muy distinto al que hay hoy.
Yo creo que la gente jóven tiene que inventarse otras cosas.
No te vas a quedar deprimido en el cuarto viendo televisión.
Habrá que salir y apostar, experimentar, arriesgar.
Animo a que la gente vea que hay otra forma de vivir, y que no tiene porqué ser aquí.
Que pueden ir a otros sitios. O cambiar pequeñas cosas de tu vida,
para que empecemos a vivir de una forma un poco más sostenible,
que la vida que hemos llevado hasta ahora, parece que se nos va a acabar dentro de poco.
O eso dice la gente que estudia esto.
Que parece que estamos encerrados en nuestras burbujas, en nuestros problemas.
Y al final nos damos cuenta de que es romper esas burbujas, y coger las burbujas de todos.
Al final el camino está cuando nos unimos, es cuando somos fuertes.
Yo creo que cada vez hay más gente que tiene conciencia y espero y deseo que sea a través
de un movimiento pacífico, de desobediencia civil, de resistencia,
Resistencia. No estoy hablando de no hacer nada, estoy hablando de actuar.
Y yo lo que estoy viendo hasta ahora es que la violencia siempre viene del otro lado.
Yo si confío en que pueda haberlo. Y no sé si lo llegaré a ver,
Pero al menos, mientras viva tendré la felicidad de saber que estoy haciendo algo
que por lo menos te procura algo de dignidad.
Vale más vivir la vida así, que ir agachadito, con vergüenza, aunque tengas los bolsillos llenos de dinero.
En el camino nos desprendimos de viejas ideas.
Nuestra generación ha crecido creyendo que no había alternativa posible a este sistema.
Nos habituaron a ver la injusticia, la desigualdad, o la destrucción,
como parte de un mundo imposible de cambiar.
Las alternativas existen.
Construir una nueva sociedad justa e igualitaria, donde la libertad y el respeto sean sus bases,
es el reto que se nos abre ahora por delante.
Un reto que debemos afrontar para inventar nuevos caminos,
y comenzar así, a mirar el futuro, de nuevo con esperanza.