Tip:
Highlight text to annotate it
X
Ésta es la tercera y última observación sobre este texto (Filipenses 2:12-13) que para mí ha cobrado nueva frescura y poder.
La relación entre el temor y el temblor (versículo 13) y la presencia de Dios obrando de buena voluntad en mí.
Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
¿Por qué temor y temblor?
¿Por qué debo atacar el egoísmo, atacar la ira, atacar la condenación, la autocompasión, ...
... por qué debo atacarlos con temor y temblor?
Y si permites que tu mente se ponga a darle vueltas sin tener en cuenta el contexto, dirás:
¡Porque tu vida está en juego, puedes ir al infierno si no lo haces!
¡Y esto es verdad! Pero no es lo que dice.
El fundamento de mi temblor aquí no es la amenaza, ¡sino el Don!
¡Tiembla! ¡El Dios Todopoderoso, el Creador del Universo, tu Padre, tu Redentor, tu Sustentador está en ti!
¡De buena voluntad y obrando! ¡Tiembla! ¡Tu obrar es Su obrar!
Si esto te rompe... esto es lo que quise decir con "no espero el milagro, ¡Yo obro el milagro!"
Mi ataque contra mi pecado en dependencia del Espíritu Santo y arraigado en el Evangelio, es el obrar de Dios, no el mío.
Yo trabajé más duro que ninguno de ellos, sin embargo, no fui yo, sino la gracia de Dios que estaba e mí. (Apóstol Pablo)
Si esto te llega al corazón, si tú puedes sentir esto, vas a temblar.
¡¿Mi querer es el querer del Dios Omnipotente?!
¡¿Mi obrar, mi resistencia es el obrar y la resistencia del Creador Infinito, Omnipotente, Soberano del universo?!
¡¿Él está tan cerca de mí?!
¡¿Él está tan involucrado conmigo?!
¡¿Él está tan de mi parte?!
¡¿Él está tan dentro de mí, formando y moldeando todo mi ataque?!
Sí, esto es lo que dice.