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Las huellas de los primeros homínidos
han venido a confirmar, en sucesivos hallazgos,
que el continente africano es el origen de la especie humana.
Desde allí,
desde los pequeños emplazamientos donde establecieron sus comunidades,
aquellos antiguos humanos
fueron moviéndose hacia tierras más fértiles, con climas más favorables,
o siguiendo las rutas
de los animales de los que se alimentaban.
Si bien los primeros desplazamientos
oscilaron entre los 30 y los 60 kms de distancia, por cada generación,
después de 10.000 años y de muchas generaciones en movimiento,
nuestros ancestros llegaron a recorrer más de 30.000 kms,
casi una vuelta al mundo,
expandiéndose hacia múltiples rincones del planeta.
De este proceso,
resultó un conglomerado multiforme y disperso de pueblos,
en una época que podríamos llamar la prehistoria de las migraciones,
y que se convertiría en matriz de todas las migraciones futuras.
El fenómeno de las migraciones, realmente, no es un fenómeno nuevo,
podíamos decir, que desde que existe el ser humano, existen migraciones,
existen movimientos de población.
Si vemos que en las distintas etapas de la historia,
las distintas civilizaciones, las personas se han desplazado,
y se han desplazado por diferentes motivos,
tanto por guerras, por conquistas,
desastres naturales, en busca de alimentos...
En este sentido, los distintos movimientos migratorios han sido,
al mismo tiempo, causa y consecuencia de acontecimientos
de carácter ecológico, económico, político y social:
de reorganizaciones territoriales,
de nuevas construcciones identitarias,
de conquistas, de conflictos...
pero también de encuentros, de alianzas,
de transmisión de conocimientos, valores y creencias,
que han propiciado la evolución de la humanidad en su conjunto.
Con el Comisariado de Le Monde Diplomatique en español,
La Casa Encendida presenta hasta el próximo 5 de Enero,
una exposición que aborda el fenómeno de las migraciones
desde una perspectiva histórica,
y que reflexiona sobre las fracturas actuales
de un mundo en constante transformación.
La exposición Migraciones: Un planeta en movimiento,
intenta reflejar la forma en que está organizado el mundo actualmente,
y hemos elegido que las migraciones, quizás sean,
la representación que mejor refleja la organización del mundo.
Solemos hablar de la globalización,
solemos hablar de que el mundo está globalizado,
esa globalización significa la libre circulación de las mercancías,
la libre circulación de los productos, de los capitales,
pero, sin embargo, las personas,
no tienen esa misma libertad de movimientos.
¿Por qué?, porque se supone que tienen que estar sometidos
los movimientos de las personas a unas reglas que vienen marcadas,
bien por organismos internacionales, o bien por cada uno de los estados.
Pero la globalización de nuestro mundo actual,
que percibimos como un fenómeno nuevo,
fruto de las coyunturas de la postmodernidad,
no es sino el legado de sucesivas relaciones históricas
animadas por el movimiento de los pueblos.
La conquista del Mediterráneo,
las invasiones bárbaras de la Europa continental,
la expansión de los pueblos árabes desde España hasta el Indo,
y las rutas comerciales que vincularon más pacíficamente,
a pueblos nómadas de variadas procedencias,
fueron, en sentido amplio, migraciones.
Grupos humanos en movimiento buscando nuevas oportunidades
para mejorar sus condiciones de vida,
intercambiando saberes, midiendo sus fuerzas,
y gestando nuevos movimientos cada vez más complejos y ambiciosos.
Quizá haya dos etapas que podamos definir o fijar
como grandes antecedentes de las migraciones actuales.
Una primera, desde el siglo XVI al XVIII,
que es la etapa de los grandes descubrimientos,
de las conquistas de nuevas tierras.
Estas migraciones, sobre todo, a América y a Australia,
generaron bastantes transformaciones en las sociedades de llegada.
La colonización de América empujó a más de dos millones de españoles
y a un millón de portugueses a emigrar al nuevo mundo.
Y la trata Atlántica de esclavos
desplazó, forzosamente, a 11 millones de africanos
para trabajar en las minas y en las plantaciones de tierras americanas.
Aquí se habla pocas veces de las migraciones forzosas,
y es en esta época, cuando son estas migraciones silenciosas,
la trata de esclavos,
afectaron del XVI al XVIII a 13 millones de personas,
es la primera migración transnacional,
muy importante, sobre todo, puesto que provenía,
de la Costa de Marfil, la costa de los Esclavos, hacia Brasil,
hacia las nuevas plantaciones que se estaban realizando en América.
El desarrollo del capitalismo industrial
desplazaría la atención de los europeos del siglo XIX
hacia Asia, Oceanía y África, afinando en los exóticos destinos,
los objetivos de la empresa colonial.
Es una época de grandes transformaciones sociales,
que obligan a la población a emigrar por determinadas situaciones.
Hay una primera etapa, del centro de Europa,
que es donde surge la revolución industrial,
que se van hacia Canadá y Estados Unidos,
y otra posterior, que afecta sobre todo a los países del sur de Europa,
que van, sobre todo, a Brasil y a Argentina.
Una época en que las colonias de asentamiento
preconizadas por los teóricos del imperio
desplazarían a miles de europeos
hacia destinos supuestamente "incivilizados",
en la búsqueda de nuevos recursos y nuevas tierras,
resultando una cartografía
que sentaría las bases y los conflictos del mundo moderno.
Si analizamos los aspectos colonizadores de los países que,
también por razones de demostrar su dominio,
han hecho migraciones para ocupar los países,
luego a continuación esos países colonizados
están dando lugar a migraciones en sentido contrario.
Actualmente en España,
recibimos a muchos emigrantes de países latinoamericanos,
por razones de cultura, por razones de lengua, etc.
En Francia aparecen los emigrantes propios de las ex-colonias francesas,
en el Reino Unido los propios de las antiguas colonias.
Apenas 50 años separan
los procesos de independencia de las antiguas colonias
de la oleada migratoria masiva
desde los nuevos estados hacia las viejas metrópolis europeas.
Y, en el caso de España, de la inversión radical del fenómeno,
es decir, del inicio de un nuevo flujo migratorio de españoles
hacia países menos maltratados por la crisis económica.
Esta exposición, en la inauguración viene acompañada por una performance
que realiza el Nuevo Teatro Fronterizo,
dirigido por José Sanchís Sinesterra,
donde lo que se hace es, digamos, intercambiar, y ver,
cuál sería la situación de unos emigrantes españoles en el siglo XXI.
Podríamos decir que el Nuevo Teatro Fronterizo,
sería una especie de segunda edición corregida y aumentada,
de un proyecto que nació en Barcelona a finales de los 70
y que en los 80 se concretó en la apertura de la Sala Beckett,
que dirigí durante 7 u 8 años, hasta que decidí venir a Madrid.
Después de varios años de tranquilidad,
pensé que se daban circunstancias adecuadas
para recuperar aquel primitivo proyecto
de explorar las fronteras del teatro con otras áreas del pensamiento,
con la historia, con la filosofía, con la ciencia,
de establecer vínculos más estrechos del teatro con colectivos sociales,
como los emigrantes, las asociaciones vecinales,
y proseguir el trabajo de investigación artística.
Nos pareció que estaba perfectamente en sintonía,
con nuestros objetivos éticos, políticos, sociales,
y entonces lo que hice fue,
pedir a una serie de jóvenes autores y autoras,
más autoras que autores, hay que decirlo,
que escribieran cada uno,
un monólogo que tuviera lugar en un locutorio de un país remoto,
a donde un español o una española a tenido que ir a trabajar,
dada la situación de precariedad laboral
que en estos momentos estamos viviendo.
Desde el estallido de la crisis en 2008, en tan sólo un trienio,
más de 100.000 jóvenes han salido de España en busca de empleo.
De mantenerse las tendencias migratorias,
el Instituto Nacional de Estadística, prevé,
que en la próxima década, emigrarán de España,
alrededor de medio millón de jóvenes más.
Una coyuntura preocupante,
que algunos denominan ya como fuga de cerebros,
considerando que son los jóvenes más cualificados,
los que toman la decisión de emigrar.
Actualmente, ya hoy en el 2011,
hay más salidas que entradas de españoles.
Sobre todo, y esta es una gran diferencia,
es una población más cualificada,
frente a la población que salía en los 60 y durante el XIX,
que afectaba más a una población agrícola
y con otro tipo de necesidades.
Un curioso giro en la historia migratoria de un país,
que ha pasado de ser el mayor receptor de emigrantes de Europa,
a convertirse en un país emisor.
Y una nueva oportunidad para comprender el entramado dialéctico
de los movimientos de población a lo largo y ancho del planeta,
y a través de la historia.
Hay otra serie de factores, que considero que son más importantes
que el volumen de la emigración en sí, como único factor.
En principio, la mundialización de las migraciones,
pero entendida como la participación múltiple de muchísimos países.
Esto lleva consigo, también,
una multiplicación de las redes migratorias.
Desde el año 2007, la población urbana del mundo superó,
por vez primera, a la población rural,
y la tendencia no tiene visos de verse interrumpida.
Las ciudades más pobladas del mundo, Ciudad de México, Bombay o Shangai,
competirán con nuevos gigantes urbanos
que llegarán a absorber el 62% de la población mundial.
En cuanto al destino, también ha variado,
hasta finales del XX,
había cinco países que acumulaban todo el volumen de población;
Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina, Brasil.
Actualmente, además de estos focos,
han aparecido dos grandes focos, muy importantes,
Oriente Próximo y el Sudeste Asiático.
Numerosas diásporas provocadas por las guerras, las hambrunas
y los desastres ambientales,
han puesto en camino a millones de personas,
en un peregrinaje inevitable, que muchas veces les cuesta la vida.
Claro, los movimientos que se producen históricamente
son debido a cuando hay una guerra, cuando hay unas persecuciones,
también están los exiliados, o los desplazados o los refugiados.
Todo eso es lo que analizamos.
¿Por qué hay que presentarlo desde un análisis histórico?,
justamente para hacer hincapié en lo que señalabas antes,
mire usted, esto no es una cosa nueva,
esto es consecuencia de los siglos anteriores, como diría Goytisolo.
El teatro siempre,
o muy frecuentemente a lo largo de su historia habla de lo social,
pero, ¿cómo lo hace?, individualizando casos particulares
que de alguna manera son paradigma, metáfora, ejemplo,
de la perspectiva social más amplia.
Reunimos cinco monólogos, cinco actores-actrices,
dispuestos a encarnar a esos personajes,
y hemos estado trabajando en un proceso de reescritura,
de adecuación de los textos, y hemos construido un extraño,
yo no sé si es una performance o es un espectáculo,
que está como entre lo coral y lo monologal,
porque en realidad son 5 monólogos,
pero lo particular se encuentra en resonancia con ese destino colectivo
de tantas y tantas gentes que tienen que abandonar su país,
sus circunstancias, su familia, para ayudar a sobrevivir a los suyos.
Y si bien las normativas migratorias
tienden a endurecerse en la mayoría de los países occidentales,
y los muros de contención, a multiplicarse,
la presencia creciente de comunidades de emigrantes,
como la comunidad hispana en Estados Unidos,
siguen la vía de la movilización social,
para hacer valer sus derechos
Es claro, que en toda la historia ha habido,
pero no solo por razones económicas,
¿por qué emigra la gente?,
es la otra pregunta que nos hacemos en la exposición.
Entonces, obviamente, por razones de seguridad,
por razones de identidad y por razones económicas,
son unos de los factores que hay.
Pero existen otros muchos movimientos migratorios
que no que llegamos a ver,
porque no alcanzan, salvo mediáticas excepciones,
el grado de excelencia informativa.
Entre tanto, más de 17 millones de inmigrantes internos
se mueven dentro del continente africano,
frente a los apenas 4 millones que acogen los países más ricos
de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico.
Un cambio importante de estas migraciones,
es la migración interna.
La migración interna ha alcanzado un volumen impresionante,
podemos decir que hay 740 millones de personas
que se desplazan en el interior de sus países,
esto es el triple de los movimientos migratorios internacionales,
entendiendo por migratorios internacionales,
aquella población que ha nacido fuera del país donde actualmente reside.
La feminización del fenómeno migratorio
es otro rasgo creciente de los desplazamientos de población.
A partir de los años 60, cada vez más mujeres,
se lanzan hacia proyectos migratorios independientes,
que muchas veces se ven frustrados
por la intervención de las mafias de trata y el crimen organizado.
También se ha hablado mucho de los flujos migratorios Este-Oeste.
Es decir, de China a los países occidentales,
y desde la década de los 90,
desde la antigua Unión Soviética hacia Europa Occidental,
que han sido bastante grandes.
Las guerras de África Central y Occidental
han convertido a países como Angola,
República Democrática del Congo, Sudán, Ruanda y Sierra Leona,
en exportadores de refugiados y emigrantes hacia países vecinos
o hacia otras regiones del continente,
que suelen sirven de escala para continuar hacía Europa.
Y se habla menos, de las migraciones Sur-Sur,
y realmente los grandes movimientos de población
se hacen entre países del Sur.
Entre países dentro del mismo continente,
sobretodo típico de África y de Asia.
Estos movimientos difieren en que son menos estables,
muchas veces son una etapa de transición hacia países del Norte.
Son más factibles por la proximidad geográfica y eso permite,
el abaratamiento del transporte, y una mayor facilidad de traslado,
y en segundo lugar, por las redes que haya, familiares y sociales,
que entonces la integración es mucho más rápida.
La exposición ha recogido, además, testimonios gráficos,
como los del fotoperiodista afgano Zalmaï
o los del argentino Walter Astrada,
premios World Press Photo 2010.
En un intento de aproximar, desde una mirada más personal,
las odiseas cotidianas a las que se enfrentan millones de seres humanos.
Podía haber sido más amplio,
podíamos haber incluido a personajes
que tienen que huir de su país
por situaciones políticas peligrosas, por guerras,
pero pensamos que aproximarlo a algo más cotidiano,
que tiene que ver con españoles que han tenido que irse a trabajar fuera,
era una manera de sensibilizar más al público
sobre algo que ya está ocurriendo en nuestro país,
que está modificando nuestra perspectiva
sobre lo que es el fenómeno de la emigración,
que no es solo una invasión
de gentes de otros países que están en situación de precariedad,
sino que es una dinámica
que tiene que ver con la propia historia de la humanidad,
y que en este mundo globalizado, cada va a ser más y más evidente.
Como paradigma de los flujos migratorios de nuestro tiempo,
los emigrantes perseguidos por los regímenes políticos
de sus países de origen, huyen de la completa indefensión,
hacia otros países que puedan garantizarles siquiera la vida.
Sería importante reseñar
la importancia del tema de los refugiados,
aquellas personas que han cruzado la frontera por causa política,
los desplazados internos,
que por motivos de guerras civiles, de desastres naturales,
han tenido que emigrar, moverse dentro de su país.
Este colectivo afecta a una población campesina pobre,
sin recursos, que se traslada a zonas
donde ni siquiera pueden decir que son desplazados
porque están mal considerados,
que no hay servicios públicos, que no tienen acceso a la sanidad,
que no tienen acceso a la escolaridad,
que viven en campos, en unas situaciones de extrema pobreza.
A pesar de las políticas de integración
de los países occidentales,
muchas veces,
tanto los medios de comunicación como los poderes públicos,
han promovido la idea de que la inmigración
es un problema nacional al que debemos hacer frente.
El despertar de brotes xenófobos y el aumento de las deportaciones
se ven agudizados por la ansiedad colectiva de la crisis económica.
Al tiempo que distorsionan
la realidad objetiva de las estadísticas demográficas
de países como España, hasta hace unos años,
necesitado in extremis, de mano de obra extranjera.
Todo eso es lo que intentamos analizar
a través de la exposición,
con una cartografía, ahora,
la cartografía es complicada en el mundo de las migraciones,
porque los movimientos migratorios se producen cada día.
Entonces, se supone que hay del orden de 230 millones de personas
viviendo fuera de su población.
El equivalente en población al que podría ser el quinto país del mundo,
con fronteras imprecisas, amenazadas y constantemente móviles.
Millones de personas en camino,
batiéndose contra las coyunturas históricas
y alterando, sin cesar, la cartografía del planeta.