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Imagina que estás atrapado en una isla desierta sin internet ni libros, y que un genio malvado
solo te dejará salir de ahí si le sabes decir cuánto pesa un millón de dólares. Por suerte,
eres físico, así que eres capaz de pesar un millón de dólares mentalmente.
Esto es lo que harías: aproximar. No sabemos cuánto pesa un dólar, pero sí sabemos
cuál es su tamaño, aproximadamente. Un dólar mide unos 15 cm de largo y unos 5 cm de ancho. ¿Y cuál es su grosor?
Eso tampoco lo sabemos, pero sí sabemos que los billetes están hechos de papel, y sabemos también
que los libros de "Harry Potter" tienen unas 800 páginas, o 400 hojas de papel. Y,
a ojo de buen cubero, su grosor es de unos 5 cm, lo que equivale a unas 80 hojas por cm.
Ahora podemos calcular el volumen de un dólar: 15 cm de largo por 5 cm de ancho por 1/80 de cm de grosor
es igual a 0,9 centímetros cúbicos.
Pero seguimos sin saber cuánto pesa el papel. Aunque sí sabemos que un centímetro cúbico
de agua pesa un gramo. Y el dinero es un activo líquido, ¿no? Así que supondremos que un centímetro cúbico
de dólares pesa un gramo. Multiplica 0,9 por un millón y ya tenemos el resultado: Un millón de dólares
pesa 900 kilogramos, unas 2.000 libras.
¿Por qué son importantes las aproximaciones en física? No nos gustaría dedicar dos meses a realizar un cálculo
sin haber hecho una estimación aproximada de lo que estamos calculando. Y a veces las aproximaciones,
como esta nuestra, pueden ser bastante precisas: en este caso, según el Tesoro estadounidense, un millón
de dólares es una tonelada de dinero. Literalmente.