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"...y la contribución esencial de muchos otros, presentan:"
BASADO EN LA NOVELA DE ALFRED DÖBLIN.
PELÍCULA EN 13 EPISODIOS Y UN EPÍLOGO.
Quiere ganar dinero, es normal. Yo también lo hago.
Y si no le gusta que la mantengas...
cosa que no puedes hacer con tu brazo...
Lo dijo enseguida. Es muy buena chica.
Puedes contar con ella, Franz.
Franz, ¿qué ocurre?
Es junio en Berlín, a pesar de todo.
El tiempo es cálido y lluvioso.
Están ocurriendo muchas cosas en el mundo.
El zepelín Italia, con el general Nobile a bordo, se ha estrellado...
y señala su posición al noroeste de Spitzbergen...
donde es difícil de rescatar.
Otro avión tuvo mejor suerte:
voló entre San Francisco y Australia en 77 horas sin escalas...
e hizo un aterrizaje perfecto.
El rey de España...
se está peleando con el dictador Primo de Rivera.
Esperemos que el asunto se resuelva por sí solo.
Asunto conmovedor y, además, a primera vista: un compromiso...
entre Baden y Suecia.
Una princesa del país de las cerillas...
arde en deseos por un príncipe de Baden.
Cuando uno piensa lo lejos que están Baden y Suecia...
sorprende cómo puede ocurrir algo así.
Sí, las mujeres son mi punto débil...
una debilidad mortal.
Cuando beso a la primera, ya estoy pensando en la segunda...
y echándole el ojo a la tercera.
Sí. Las mujeres son mi debilidad. ¿Qué puedo hacer?
No lo puedo evitar, y si algún día me lo gasto todo con las mujeres...
escribiré "Agotado" en la puerta de mi corazón.
Y Charlie Amberg agrega:
Me arrancaré una pestaña y te apuñalaré con ella.
Luego cogeré mi lápiz de labios y te pintaré de rojo.
Y si sigues portándote mal conmigo, sé lo que haré:
pediré un huevo frito y te salpicaré con espinacas.
Tú, tú, tú.
Pediré un huevo frito y te salpicaré con espinacas.
El próximo lunes se inaugura el sistema eléctrico de tranvías.
La Junta imperial de Ferrocarril advierte de los posibles peligros.
Atención, cuidado, no suban, apártense de las puertas.
Está cometiendo una infracción.
Franz, di algo, Franz. ¿No te encuentras bien?
No, no...
Sólo me he mareado un poco.
¿Ves? Eso es lo que siempre dice Mieze.
Dice que deberías tranquilizarte...
con todo lo que has pasado este año, Franz...
y tampoco fue nada fácil estar en Tegel.
Le daría vergüenza...
que trabajases para ella.
Por eso prefiere trabajar ella para ti.
- Sólo que no se atrevía a decírtelo. - Sí, sí.
No tienes ni idea...
de cuánto te quiere esa chica.
Porque a mí no me quieres.
¿O sí que me quieres, Franz?
No, Eva. Eres una mujer genial...
pero tienes que seguir con Herbert. ÉI te necesita. Es un buen hombre.
Ahora tienes que ir a buscar a Mieze. Vamos.
No irá a casa si no la quieres más.
Está bien, puedo yo.
Está bien.
Bien...
ve a la esquina de las calles Jean-Paul y Moses, junto a la obra.
No tiene pérdida.
Calle Moses, junto a la obra.
En silencio...
con ternura, se despidió Franz de Eva.
Estoy bien, Franz.
No llores, Mieze.
Por favor, no llores.
¿Sabes lo que voy a hacer, Mieze?
Algo que tendría que haber hecho hace tiempo.
Hoy puedo hacerlo. Hoy me siento fuerte.
Estaré en casa a las ocho.
Franz.
¿Qué tal, compañero?
¿Hoy no me cuentas tus historias?
¿Para qué? De todas formas, nunca me escuchas...
ni entras en nuestro establecimiento...
ni te aprovechas de las ofertas especiales.
Sé bueno... y vuelve a contarme tu historia.
Inténtalo otra vez.
Está bien. ¿Qué más me da?
Junto al agua está la gran Babilonia...
La madre de la prostitución y todas las atrocidades.
Mira cómo está sentada en la bestia escarlata con sus siete cabezas...
y sus diez cuernos. Tienes que verlo.
Cada paso que das es una alegría para ella.
Está borracha de la sangre de los santos que ha despedazado.
Contempla los cuernos con los que embiste.
De los abismos procede, y lleva a la desgracia.
Mírala: las perlas...
el rojo escarlata, las joyas, cómo enseña los dientes...
sus gruesos labios, por los que ha resbalado la sangre.
Con ellos ha bebido. Oh, puta de Babilonia.
Venenosos ojos dorados, arqueada garganta.
Mira cómo te sonríe.
¿Ya estás satisfecho?
Es una buena historia...
pero yo también tengo otra.
Hay una mosca...
que anda...
y anda...
y se para en una maceta.
La arena le cae encima...
pero no le importa.
Se la sacude.
Luego estira la cabeza...
y sale andando.
¿No te ha gustado mi historia?
No, tu historia no está mal.
Aunque podrías elaborarla un poco más.
Pero a eso puedes aprender: a contar historias.
Está bien. Lo intentaré.
Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha...
- Que vaya bien. - No finjas cansancio, Franz...
no entres a los bares ni bebas.
Izquierda, derecha, izquierda... Si una bala viene volando...
Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda...
Cuando los soldados marchan por la ciudad...
todas las chicas abren puertas y ventanas...
IX. DE ETERNIDADES ENTRE MUCHOS Y POCOS.
¿Qué quieres de mí?
¿Qué tenemos...
que decirnos?
Yo tampoco lo sé seguro, Reinhold, pero pronto lo sabremos.
Es que hace algún tiempo me atropellaron y perdí un brazo.
Yo solía ser un hombre honrado...
Cualquiera te lo podría decir. Pero ahora soy un chulo.
Y quizá podríamos hablar...
de quién tuvo la culpa de ello.
Y aparta esa pistola. No tienes nada que temer de mí.
¿Qué te parece dejarme pasar?
Está bien.
Si de verdad quieres...
entra.
Te he dicho que apartes la pistola.
Eso sería una gran estupidez, Reinhold.
Sólo conseguirías meterte en un lío.
Siéntate, Franz.
Había una vez tres reyes...
que vinieron de Oriente con incienso, que balanceaban...
de un lado a otro.
¿Qué miras, Franz?
¿Estás borracho?
No, no lo estoy, Reinhold.
Sólo quería verte.
¿Qué quieres hacer?
¿Quieres presionarme?
¿Hacerme chantaje por lo que pasó?
Está bien.
¿Cuánto quieres?
Pero que sepas que estamos preparados.
Y que sabemos que eres un chulo.
Sí, lo soy.
¿Qué quieres que haga con este brazo?
Entonces, ¿qué quieres?
Nada, Reinhold.
Nada.
Por cierto, Cilly volvió a estar conmigo.
Un tiempo.
Sabes...
cuando no he visto a una durante unos meses...
puedo volver a estar con ella.
Eso de retomar algo es extraño.
Salud.
Tú tienes dos manos, Reinhold...
y dos brazos, y yo sólo uno.
Y con tus dos manos me tiraste del coche, Reinhold.
¿Por qué? Así es la vida...
Debería matarte...
Por los platillos y los tambores.
Pero eso es lo que dicen los demás.
Yo no quiero eso.
No es lo que pienso.
¿Yo qué pienso?
No sé nada.
No puedo hacer nada.
Pero tengo que hacerlo...
quería hacer algo.
Por los platillos y los tambores.
No soy un hombre...
soy un desecho.
Franz.
Escúchame, Franz.
Lo siento.
Lo siento.
Me he distraído.
Da igual...
no pasa nada.
Es sólo que...
me gustaría...
me gustaría ver tu herida.
Es bastante asquerosa.
Pues ahora tiene mucho mejor aspecto.
¿Siempre llevas la manga metida en el bolsillo?
¿La pones tú así o está cosida?
No, siempre la pongo así.
¿Con la otra mano?
A veces sí, a veces no.
Si tengo la chaqueta puesta es mucho más difícil.
Tienes que tener cuidado de no poner nada en el bolsillo derecho.
Sería muy fácil robarlo.
Pero no a mí.
¿Y por qué no te compras una prótesis?
Cuando uno pierde una pierna, se pone una artificial.
Quedaría mejor, ¿no?
No, Reinhold. Sólo me rozaría.
Yo me compraría una...
o pondría relleno en la manga.
Venga, vamos a probarlo.
¿Para qué?
Así no irías por ahí con una manga vacía.
- Así no se verá enseguida. - ¿Qué quieres que haga con eso?
Mira, unos pantalones, unas camisetas...
- Ya verás. - Reinhold, ¿de qué sirve eso?
No se quedará así. Parecerá una salchicha.
No...
no queda bien.
Te lo tiene que hacer un sastre.
Es mejor así. No tienes que ir por ahí como un tullido.
Parecerá que llevas la mano metida en el bolsillo.
No aguanto a los tullidos.
Un tullido no sirve de nada.
Cuando veo a un tullido, siempre pienso...
que lo mejor sería cargárselo.
Eso pienso yo también, más o menos.
Tienes razón, Reinhold.
Un tullido no puede hacer lo que quiera...
y quizá sí que sería mejor cargárselo.
- Es lo que he dicho. - Sí, y tienes razón.
Tres azucenas, tres azucenas...
planté en mi tumba.
Tres azucenas, tres azucenas...
planté en mi tumba.
Entonces vino un valiente caballero...
y las arrancó...
Te voy a decir algo, Mieze.
Hagas lo que hagas...
jamás te dejaré marchar.
Jamás.
No digas eso, Franz.
Nunca te dejaré.
Nunca.
Nos vemos esta noche.
Espera, espera.
Yo también iba a salir. Voy contigo.
Sra. Bast.
¿Sí, Srta. Mieze?
Nos vamos. Por favor, cierre la ventana más tarde.
- A las seis o seis y media. - Claro.
Gracias.
- Hasta luego, Srta. Bast. - Adiós.
Hola, Willy.
- Has tenido suerte, ya me iba. - Hola, Franz.
Vaya, lo siento... Ella es Mieze. Mi Mieze.
Y él es Willy.
Nos conocimos por ahí y de vez en cuando trabajamos juntos.
- Hola. - Hola.
Tengo que irme, Franz.
- Nos vemos esta noche, cariño. - Adiós.
¿Qué me dices? Échame una mano.
- No está mal. - ¿Cómo? Pero si es un ángel.
Un ángel, te lo digo.
¿No has visto qué inocente parece...
- qué dulce? - Claro.
Me ha sorprendido que una chica de la calle sea así.
Lo hace por amor.
- Hola, Max. - Hola, Franz.
Hace un tiempo magnífico.
Ponme una cerveza, un Kümmel doble y una cerveza con un toque.
¿De Waldmeister o de frambuesa?
- De Waldmeister. - Está bien.
Pajarito.
Ven, el aguardiente ya me lo puedes dar.
Franz, Franz... ¿En qué te han convertido?
¿Qué pasa, Max? ¿Ahora me das sermones?
No es un sermón, es la verdad.
¿O no? ¿No juraste ser decente?
"Ven conmigo", le dice el hombre a su hijo y se va...
y el hijo lo acompaña a las montañas.
"¿Cuánto falta, padre?"
"No lo sé. Tú sólo acompáñame."
Suben y bajas, atraviesan valles.
Es un largo camino.
Es mediodía. "Ya hemos llegado".
"Mira a tu alrededor, hijo. Allí hay un altar".
"Tengo miedo, padre."
"¿Por qué, hijo mío?"
"Me despertaste temprano y salimos de casa...
"y nos olvidamos del cordero que queríamos sacrificar."
"Sí, lo olvidamos."
"Tengo miedo, padre."
"Yo también, hijo mío."
"Acércate, no temas. Tenemos que hacerlo."
"¿Qué tenemos que hacer?"
"No temas, hijo mío. Hazlo con alegría.
"Acércate a mí. Ya me he quitado el abrigo.
"Así no me mancharé las mangas."
"Estoy asustado porque tienes un cuchillo."
"Sí, llevo un cuchillo..."
"pues debo matarte, debo sacrificarte.
"Es Dios quien lo ordena.
"Hazlo con alegría, hijo mío."
"No quiero que me mates."
"No llores, hijo mío."
"Si no quieres, no puedo hacerlo.
"Hazlo con alegría. ¿Qué tienes en casa?
"Dios es más que una casa."
"No puedo.
"Sí, puedo. No, no puedo."
"Acércate. Mira.
"Tengo el cuchillo preparado.
"Míralo. Está muy afilado.
"Es para tu garganta."
"¿Es para cortarme la garganta?"
"Sí."
"Pero entonces la sangre saldrá a borbotones."
"Sí, lo ordena el Señor. ¿Lo quieres?"
"Todavía no puedo, padre."
"No puedo matarte. Si lo hago...
"debe de ser como si lo hicieras tú mismo."
"¿Yo mismo?"
"Sí. No debes tener miedo.
"No debes amar la vida... tu vida.
"Entrégasela al Señor.
"Acércate."
"¿Es el Señor, nuestro Dios, quien lo quiere?"
"No seas cobarde."
"Ponme el cuchillo en la garganta.
"Espera, me pondré así para que mi garganta quede al descubierto."
"Tienes que quererlo, así que yo también."
"Lo haremos juntos.
"Entonces el Señor nos llamará.
"Le oiremos gritar: "Deteneos."
"Ven aquí, ofréceme tu cuello."
"Aquí tienes. No tengo miedo. Lo hago con alegría.
"Mátame. No gritaré."
El hijo enseñó su garganta, el padre se colocó detrás de él...
y le cogió por la frente, sujetando el cuchillo en la mano derecha.
Su hijo lo desea.
El Señor les llama, y ambos caen, postrados.
¿Qué dice la voz del Señor?
"Aleluya.
"Me habéis obedecido.
"Aleluya.
"Viviréis. Aleluya.
"Que así sea. Arroja el cuchillo a los abismos.
"Aleluya. Yo soy el Señor, a quien habéis obedecido...
"a quien siempre debéis obedecer. Aleluya."
Llevabas una mala vida.
Fuiste por mal camino.
Mataste a Ida y por eso fuiste a la cárcel.
¿Y ahora qué?
¿Ves? Ni siquiera tienes una respuesta.
Vuelves a estar donde estabas.
Ida ahora se llama Mieze, has perdido un brazo...
y vuelves a beber, tanto como antes.
Y eso significa que volverá a pasar lo mismo...
pero será aún peor, y entonces será el fin, Franz.
Tonterías. ¿Acaso es culpa mía?
¿Tenía yo ganas de convertirme en chulo?
Déjalo ya.
He hecho lo que he podido, lo que humanamente era posible.
Tú lo viste, ¿verdad?
Incluso perdí un brazo. Nadie me puede decir nada.
Estoy harto. Lo intenté como pude.
¿No trabajé mañana, tarde y noche?
Pero entonces lo entendí.
Tienes razón. Pero, ¿qué más me da?
No soy un hombre honrado.
Soy un chulo, no me avergüenzo.
Además, ¿quién eres tú?
¿Tú de qué vives?
Tú también vives de los demás, ¿no?
¿Acaso me aprovecho yo de alguien?
Me conoces, Franz. Me conoces bien.
Sabes que no te hablaría así si no me cayeses bien.
- Lo sabes muy bien. - Sí, puede ser.
Es así, Franz.
Y te diré algo: acabarás en la cárcel o con un cuchillo en la tripa.
Entonces elijo el cuchillo.
Pero te digo una cosa, Maxie:
antes de eso, ese tipo también habrá probado el mío.
Eso es lo que no entiendo, Franz.
Que te sigas haciendo eso.
La misma historia de siempre.
Bueno, siempre he venido aquí.
¿Ves?
A eso me refiero: siempre vienes aquí.
Es importante no aferrarse siempre a las mismas cosas. ¿Lo entiendes?
Puede que tengas razón, pero éste es mi bar.
No tiene que ser para siempre.
- Sí, pero... - Nada de "peros", Franz.
Pero... ¿sabes qué?
Hoy hay una reunión.
Dentro de media hora.
Hablan de esas cosas. Iremos juntos.
- ¿Una reunión ahora, por la tarde? - Sí, ¿por qué no?
Con todos los desempleados que hay...
puede haber reuniones por la tarde.
Y los pocos que tienen trabajo y quieren ir...
se pondrán enfermos hoy.
Está bien, ¿qué puedo perder?
"El Reich alemán es una República...
"El Reich alemán es una República...
"y quien no se lo crea recibirá una bala en la cabeza."
El parlamento sólo sirve para engañar al pueblo...
y eso lo saben bien todos los partidos.
Los socialistas, por ejemplo, no quieren nada...
no saben nada, no logran nada.
En el Parlamento tienen la mayoría de los votos...
pero no saben qué hacer con ellos.
Lo único que hacen es sentarse en los sillones del club...
fumar puros y esperar a ser nombrados ministros.
Para eso dieron los trabajadores sus votos y también su dinero:
para que 50 ó 100 hombres engorden a su costa.
Los socialistas no conquistan el poder político del Estado...
sino que el poder político ha conquistado a los socialistas.
Y por eso ya no votaremos más.
No votaremos más, porque en un domingo así...
es más saludable ir a dar un paseo al campo. ¿Y por qué?
Porque los votantes deben atenerse a la legalidad.
Y la legalidad significa coerción...
la fuerza bruta de las clases dirigentes.
Y nadie debe darse cuenta...
de lo que realmente es el Estado...
no se pueden ver las ranuras por donde uno podría entreverlo...
porque, entonces, hasta el más tonto entendería que...
sólo es otro crédulo votante, uno más del ganado.
Hay una distancia infinita...
entre él y el estado...
del cual le hacen creer que forma parte.
La burguesía y los socialistas...
y los comunistas están contentos...
y gritan a coro:
Toda la bendición viene desde arriba.
Del estado, de la ley y del orden superior.
La libertad está fijada en la Constitución.
Y es cierto que ahí está fijada la libertad...
está tan fuertemente fijada, muy fijada.
Y muy pronto van a darse cuenta, señoras y señores...
cómo está fijada allí la libertad.
Pero se va a votar una y otra vez...
y dicen que esta vez será mejor, seguro que sí.
Pero yo les voy a decir, damas y caballeros, qué va a mejorar.
Por ejemplo, pronto nos quitarán el derecho a ponernos en huelga.
Pero tenemos la guillotina de las comisiones de arbitraje...
en las cuales no podemos mover con libertad.
No, señoras y señores...
esto es un ciclo de ceguera eterna...
y nada cambiará jamás.
El sistema parlamentario prolonga...
la miseria de los proletarios.
Los esclavos egipcios...
trabajaron sin máquinas...
durante décadas para construir la tumba de un faraón.
Los obreros europeos...
han trabajado durante décadas sin máquinas...
para formar fortunas privadas.
¿Progreso?
Puede que sí. Pero, ¿para quién?
Bueno, yo pronto estaré trabajando para que Krupp en Essen o Borsig...
gane mil marcos más al mes.
¿Y qué más puedes hacer aparte de trabajar si quieres vivir?
Un momento, para un segundo.
Dime cuál es la diferencia entre tú y un socialdemócrata.
¿Lo preguntas en serio?
Claro que sí.
Tú trabajas en el torno y llevas el jornal a casa...
mientras que tu empresa se reparte los dividendos de tu trabajo.
Los obreros europeos trabajan con máquinas forjando una fortuna.
- ¿Es así o no? - Sí. ¿Y qué hacéis vosotros?
Vamos, Franz...
díselo tú.
Déjame. A mí no me interesa hablar de política, hombre.
Esto no es una charla política. Sólo estamos hablando de nosotros.
Bueno, confiesa: ¿en qué trabajas?
Hay un segador cuyo nombre es Muerte.
Debo llorar y gemir en las montañas...
y lamentarme en el desierto entre los rebaños...
pues están tan diezmados que nadie se aventura hasta aquí.
Tanto los pájaros del cielo como las bestias, todos se han ido.
Vamos, dinos en qué trabajas.
Voy por ahí...
haciendo esto y aquello...
pero no trabajo.
Otros trabajan para mí.
¿Eres empresario y tienes empleados?
¿Cuántos tienes?
¿Y qué haces aquí con nosotros si eres capitalista?
Quiero destruir Jerusalén y entregársela a los chacales...
convertir las ciudades de Judea en desierto...
para que nadie more en ellas.
Eso es una excusa.
¿Cómo?
¿No te has dado cuenta de que sólo tengo un brazo?
Ése es el precio que pagué por trabajar.
Y por eso no quiero oír hablar de un trabajo honesto.
Todavía no entiendo, amigo...
por qué no trabajas.
Si no tienes un trabajo honesto...
debes de tener uno deshonesto.
Eso es. Por fin lo has entendido.
Ven aquí, Willy.
Eso es, un trabajo deshonesto.
El trabajo honesto es la esclavitud, tú mismo lo acabas de decir.
Eso es el trabajo honesto, he aprendido la lección.
Así que no trabajas.
Pero tampoco parece que cobres el subsidio.
No, no lo cobro.
Entonces me gustaría preguntarte...
aunque no sea asunto mío...
qué estás haciendo aquí con nosotros.
Estaba esperando que me lo preguntases.
Estabas hablando ahora mismo de la esclavitud del asalariado.
Decías que somos unos renegados y que no podemos movernos.
Sí, pero no me prestaste suficiente atención.
Hablaba de negarse a trabajar...
pero para eso, hay que tener un trabajo.
Y es lo que me niego a hacer.
Eso no nos ayuda.
Para eso, es mejor quedarse en la cama.
Yo hablaba de una huelga...
una huelga masiva...
una huelga general.
¿Eso es lo que llamas acción directa?
Eso son sólo palabras, palabras, palabras...
pero tú vas a trabajar y refuerzas así a los capitalistas.
- Idiota. - ¡Oye!
Fabricas proyectiles para ellos...
que luego utilizarán para matarte.
Y me quieres enseñar tú a mí algo.
¿Lo has oído, Willy?
No me lo puedo creer.
Te voy a volver a preguntar en qué trabajas.
Y te lo vuelvo a decir: en nada.
En nada de nada.
A la mierda con vosotros...
que decís que tengo que trabajar según vuestra teoría.
Yo no engordo a los capitalistas.
Y no me importan ni vuestras charlas ni las huelgas...
ni de lo que no paras de hablar: de lo que se supone que pasará algún día.
Me importa una mierda.
Uno se tiene que valer por sí mismo. Lo que necesito, lo consigo.
- Soy autosuficiente. - Intenta hacerlo estando solo.
Solo no se puede hacer nada.
- Faltan organizaciones militantes. - ¿Qué?
Tenemos que crear...
organizaciones militantes. ¿Lo entiendes?
- Eso es lo que tenemos que hacer. - Organizaciones...
Me gustaría saber qué te está pasando por la cabeza.
De verdad que me gustaría.
Por una parte, das discursos y dices...
que estás contra todos los sistemas...
contra cualquier tipo de orden...
y de organización.
Y por otra parte...
quieres formar organizaciones militantes.
¿No ves que hay algo que no funciona bien en tu cabeza?
¿No lo ves?
No sirve de nada hablar contigo.
No puedes pensar bien. Eres terco.
No sabes lo que es importante para el proletariado:
la solidaridad.
No sabes lo que es eso.
¿Quién hay ahí?
No me asustes así, no es bueno para mi corazón.
- ¿Y esto es bueno para tu corazón? - No.
Para. Está Herbert.
¿Te puedo presentar a mi amigo Willy?
Ésta es mi queridísima amiga Eva.
Hola.
Hola.
Pasad.
La empresa les da las gracias y está abierta a una futura colaboración.
¿Quién es, cariño?
Me parece oír a ese horrible Franz Biberkopf.
Ha oído bien, mi general.
El oído es el órgano que mejor le funciona.
Yo, como especialista, expreso mi total descuerdo.
Como quiera, querida. Cada uno que piense lo que quiera.
¿Tengo razón o tengo razón? Hola, Herbert.
- Hola. Hace tiempo que no te veo. - Habías desaparecido...
He estado en Breslavia algunos días.
Soy demasiado educado para preguntar...
qué te ha hecho viajar fuera de la capital.
Bebamos.
¿Qué os trae a mediodía a este barrio dejado de la mano de Dios?
Había una reunión justo en la esquina.
Salud.
La política hoy en día...
Con el lío que hay ahora, nadie sabe qué pasa.
- Tiene razón, señora. - ¡"Señora"!
Por eso hay que estar al día.
Puede que Willy sea joven...
pero tiene opiniones e ideas increíbles para la edad que tiene.
Es cierto. Los jóvenes de hoy en día nos llevan la delantera.
- Se interesan por todo. Piensan más. - Claro. Tienen más tiempo.
Claro que tienen más tiempo, están en el paro.
Tienen que hacer algo con su tiempo...
y pensar es una de las pocas cosas de este mundo...
que no cuestan nada.
¿Y has aprendido algo?
He aprendido algo.
He aprendido que el orden social existente...
está basado en la esclavitud económica, política y social...
del proletariado.
Eso se expresa en los derechos de propiedad, en el monopolio...
y en el estado, el monopolio del poder.
La producción ya no está dirigida a satisfacer las necesidades humanas...
sino a hacer mayores beneficios.
Todos los progresos tecnológicos...
incrementan y mucho la riqueza de las clases propietarias...
i.e. que contrasta vergonzosamente con la miseria...
de amplias capas de la población.
Salud.
¿Te lo has aprendido de memoria?
Sé sincero. ¿Te has aprendido esa basura de memoria?
Sí.
Incluso así, la idea es bastante simple.
Que el estado, es decir, la policía...
protege más a la gente que tiene dinero, y les ayuda...
mientras que a los otros, a los que van a trabajar...
no se les ocurre que...
bueno, no sé...
que pueden ir contra aquellos...
o...
o reclamar sus derechos... O algo así.
Salud.
Con eso quieres decir que ahora no hay orden.
- Eso es. - Qué tontería.
Es imposible. ¿Qué sería del mundo sin orden?
Yo creo... que tiene que ser así.
Tiene que haber gente...
para estar seguros de poder cruzar la calle tranquilos.
Te felicito, has aprendido lo que se supone que tienes que pensar.
Pero no te engañes.
La gente es necia...
porque...
de alguna forma, no es natural...
el que haya límites.
La tierra, o lo que sea...
pertenece en primera instancia al hombre. Los bosques, todo.
Cualquier límite es artificial. Por eso hemos aprendido...
que tiene que haber algún tipo de orden...
y gente que lo garantice.
Está claro, porque...
el mundo...
¿entiendes?
Todo...
los árboles, los animales, y todo lo que crece...
todo lo que puede funcionar sólo para aquellos...
que quieren sacar provecho de ello...
cuando está dividido de alguna forma...
cuando, en cierto modo, todo está en fragmentos.
Así lo mantienen todo mejor bajo control...
incluyendo a la gente.
Entonces son más... ¿Cómo decirlo?
Son más útiles...
más útiles para los que gobiernan.
Me tengo que ir. He quedado con Mieze.
Dile que esté en el Mocca Fix a las siete, ¿quieres?
- De acuerdo. - Willy, tómate otra copa.
- Creo que es raro. - ¿El qué?
Que sea posible hablar y pensar a favor y en contra...
de la misma cosa al mismo tiempo. Es muy raro.
Bueno... así es la vida.