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Discurso inicial de Ruth Calderón en la Knesset 2013
Señor presidente, honorable Knesset.
El libro que tengo en mis manos, cambió mi vida,
y en buena medida es la razón
por la que llegué a este día
en que tengo el privilegio de hablar en la Knesset
como nueva parlamentaria.
Esta copia le perteneció a David Giladí,
escritor, periodista, editor,
y abuelo del presidente de nuestro bloque
que fue recordado ayer aquí.
Tuve el privilegio de recibirlo de su hija,
la escritora Shulamit Lapid.
No heredé de mi propio abuelo un Talmud.
(imagen de Iair Lapid)
Nací y crecí en un barrio tradicional de Tel Aviv
hija de Moshé Calderón, nacido en Bulgaria,
que inmigró siendo un jovencito
después de los duros años de la Guerra,
que empezó a estudiar Agronomía en la Univ. Hebrea de Jerusalem
y que fue reclutado inmediatamente para la guerra de la Independencia
para defender Gush Etzión.
Más adelante, mi padre es especializó en Entomología,
el estudio de los insectos,
y se convirtió en un experto internacional en cereales.
Mi madre, que nació en Alemania,
fue una niña que combinaba la "desgracia"
de ser judía, zurda y pelirroja.
Inmigró, también, siendo una jovencita,
y se encontró con mi padre
durante el sitio británico impuesto a Jerusalem.
Al terminar el estado de sitio,
cuando fueron a presentarse a las familias,
a las vecinas búlgaras ya no les quedaba más qué decir salvo:
"es realmente simpática, Moshico, pero
"¿ya no hay más judías que hay que casarse con una ashkenaziá?"
Cuento todo esto para decir que crecí en un hogar muy judío,
muy sionista, laico-tradicionalista-religioso,
que mezclaba a Sefarad con Ashkenaz,
a Beitar con Hashomer Hatzair.
En el mainstream de los años '60 y '70
me eduqué, como toda mi generación, en la escuela pública
bajo el espíritu de "del Tanaj al Palmaj"
y no conocí la Mishná, ni el Talmud,
ni la Kabalá, ni el Jasidismo.
Aún siendo joven, sentía que algo me faltaba.
Algo de la nueva y liberada identidad israelí,
de Elik, que nació del mar,
y de las canciones de Naomi Shemer,
era bueno y hermoso -pero incompleto.
Me faltaba profundidad, me faltaban palabras,
me faltaba pasado, relatos, protagonistas, lugares,
drama, historias.
El "nuevo hombre hebreo", educado por la generación de los fundadores,
cumplió su sueño y se convirtió en un valiente guerrero,
práctico y bronceado.
Pero, para mí, él (y yo) teníamos una hueco
que no sabía cómo llenar.
Pero en cuanto me encontré con el Talmud
y me enamoré de él, de su lenguaje y su humor,
de su profundidad, de sus métodos de discusión,
de su actitud práctica, de su humanidad, de su madurez,
sentí que había encontrado lo que buscaba,
lo que me faltaba.
Desde entonces -estudio,
en Batei Midrash y en la Universidad,
donde obtuve el Doctorado en Talmud en la UHJ,
en literatura talmúdica y estudio de la Torá.
Tuve años de estudio del "Daf Iomi" (página diaria),
y estudios en grupo, que me fueron formando.
Por mi propia necesidad y junto con otros
fundé Alma, casa de la cultura hebrea en Tel Aviv,
y algunos años antes fundé Elul,
un Beit Midrash mixto (hombres y mujeres, religiosos y laicos),
el primero en su tipo en Israel.
Ya hace algunas décadas que se viene desarrollando en el país
un movimiento de renovación judía,
que ahora está floreciendo
donde estudian decenas o cientos de miles de israelíes
en marcos que no les imponen una forma "correcta" de ser judíos
o la forma en que deben convertir su Torá en modo de vida.
Estoy convencida de que el estudio de los grandes textos
de la cultura hebrea y judía
son imprescindibles para la construcción
de una nueva cultura hebrea en Israel.
Es imposible marchar hacia el futuro sin saber de dónde venimos,
sin conocer íntimamente, en detalle,
tanto lo sublime como lo indignante y ridículo.
La Torá no es propiedad de una u otra corriente.
Es un regalo que recibimos todos nosotros,
y todos recibimos la posibilidad de observarla
mientras creamos la realidad de nuestras vidas.
Nadie nos quitó el Talmud ni la literatura rabínica.
Con nuestras propias manos los entregamos
en épocas en que parecía que había un objetivo
más importante y urgente: construir el Estado,
crear un Ejército, la Agricultura, la Industria, etc.
Ahora llegó el tiempo de volver a apropiarnos de lo nuestro,
de saborear ese capital cultural que nos espera,
que está ahí, ante nuestra vista,
para nuestra imaginación y producción creativa.
En lugar de contarles sobre la belleza de este libro
quisiera contarles un cuento del Talmud,
la "historia de Rav Rejume", Ktuvot 62,
y usarlo para decir algunas cosas sobre este momento
y sobre mis metas en la Knesset.
Para el que quiera, traje el texto y se lo puede repartir
pero sólo el que quiere...
Lo leo una vez en arameo para oir su música
y después en hebreo, para la... lectura.
(sigue la lectura en arameo del cuento).
Ahora en hebreo.
Rav Rejume era un Rav,
ante todo Rav=mucho, "mucha-persona",
y Rejume en arameo es Amor.
Rejume de la palabra "rejem" (útero),
alguien capaz de contener,
como el útero de una mujer es capaz de contener al bebé.
Es una muy hermosa elección que hace el arameo
para la palabra "amor", a diferencia del griego
donde tomaron la palabra útero para construir la palabra "histeria".
La elección aramea es una elección feminista de nuestros sabios.
Estaba frente al...
Rejem también es "ramaj" (el número de partes del cuerpo)
¿Perdón?
Que "rejem" también es "ramaj".
Muchas gracias.
¿Podrías dejar de interrumpir?
No, no, es una forma de colaboración, ¡me alegra!
(Sheli Yajimovich- Avodá)
Me alegra esta colaboración en cuestiones de Torá.
Rejume estudiaba en una gran Yeshivá,
una de las cuatro grandes de Babilonia,
Nehardea, Mejoza, Pumbedita, Sura.
Estudiaba en Mejoza,
y en el cuento está frente a su "rector",
que era tan famoso que se lo llamaba "Rava".
La "a" final en arameo es el artículo "el",
o sea que era "El" Rav.
Estaba habituado -y les cuento que a nuestros sabios
no les gustaba la gente que hacen las cosas por costumbre;
en el Talmud, en general, cuando alguien está habituado a algo,
en unas pocas líneas alguien se muere.
Rejume solía llegar a "su casa"
(que en arameo quiere decir tanto "su mujer" como "su casa",
por lo que un hombre sin mujer es un "homeless";
una mujer sin hombre, en cambio, no).
Rejume solía llegar a su casa todas las noches de Iom Kipur.
Presten atención a que dice "todas".
Hay aquí algo de ironía: ¿qué es eso de decir
"todas" la noches para algo que ocurre una vez al año?
No es mucho.
Uds. estarán pensando, también, qué clase de fecha
elige un hombre para acercarse a su mujer,
el día de Iom Kipur que no es precisamente
un día para la intimidad sino para la tefilá,
y en general -ni siquiera en casa.
Una vez, cierto año,
estaba tan entusiasmado con la tefilá
que se olvidó, no salió a tiempo y no fue a su casa.
Su mujer lo esperaba: "Ya viene, ya viene".
En arameo se puede escuchar sus suspiros:
"Hastha atei... hashta atei..."
esa expectativa de que cada SMS, cada llamada,
cada ruido de pasos, cada golpe en la puerta...
estás segura de que se trata de él.
"Ya viene, ya viene". Pero no venía.
En cierto momento, ella comprende
que este año él ya no va a venir.
A lo mejor sonó el shofar de Iom Kipur
y nadie entrará por la santidad del día.
Esa mujer, que esperó todo el año,
que durante años espera un día en particular,
ya no puede más y decae, se entristece,
pierde el control.
"Saca" una lágrima de su ojo. Así, en forma activa,
no es que "le cae" una lágrima,
sino que le permite a una lágrima fluir,
después de años de no llorar.
Ahora hay que imaginarse una pantalla dividida:
de un lado, un plano corto de una mujer
con una lágrima corriéndole por la mejilla,
y del otro lado, Rav Rejume vestido de blanco
sintiéndose santo y puro.
Ya saben: después de algunas horas de ayuno
nos sentimos elevados.
Rejume está estudiando Torá en el tejado, ante las estrellas,
y se siente tan... cercano al cielo.
Cuando cae la lágrima, el techo se abre
y Rejume cae y muere.
En arameo, dice "descansa su alma".
¿Qué podemos, qué puedo aprender de Rav Rejume y su mujer?
¿Qué puedo concluir para este lugar, para mi trabajo aquí?
En primer lugar, que quien olvida que está sentado
sobre los hombre del otro,
terminará cayendo.
Y con esto me sumo a sus palabras, Dip. Bennet.
Aprendo que ser "justo" no es apegarse a la Torá
sino ser sensible al ser humano.
Aprendo que en una disputa,
más de una vez las dos partes tienen razón,
y que hasta que no comprenda que tanto yo como el otro,
tanto la mujer como Rav Rejume,
sienten que hacemos lo correcto
y se sienten responsables y a cargo de la casa...
Muchas veces nos sentimos como la esposa, que esperan
hace el trabajo, va al ejército,
mientras "otros" están estudiando ahí, en el tejado,
y a veces son los otros los que sienten que ellos
cargan con toda la tradición y la cultura y la Torá
en tanto nosotros nos vamos a disfrutar a la playa.
Tanto yo como los otros sentimos que cargamos
con toda la responsabilidad por el hogar.
Hasta que no lo comprenda, no podré encontrar una solución.
Invito a todos a años de productividad reflexiva,
de disenso con comprensión y respeto mutuo.
Aspiro a aportar a que el estudio de la Torá
sea cosa de toda Israel:
"que la Torá esté a disposición y todo el que quiera la tome".
Que todos los jóvenes de Israel tomen parte en la carga,
tanto en el estudio de la Torá como en el servicio militar y civil,
que construyamos juntos la casa y no caigamos en desesperanza.
Aspiro a un día en que los recursos del Estado
se distribuyan con justicia y equidad
a cada estudioso, de acuerdo con la calidad de sus estudios
y no de acuerdo con su pertenencia a un colectivo u otro;
que los Batei Midrash y Yeshivot laicos y pluralistas
obtengan el mismo apoyo que los ortodoxos y jaredim
y que de la "envidia de los escritores" y la sana competencia
creza la Torá y el estudio.
Quiero recordar a mi maestro,
el Rav David Hartmann
que falleció esta semana
que me abrió las puertas de su casa de estudio
y construyó el lenguaje de un judaísmo valiente.
Que en paz descanse.
Quiero terminar con una tefilá
que escribió mi compañero Haim Heiss:
una tefilá para la entrada a la Knesset:
"Quiera Adonai, nuestro Dios
"y Dios de nuestros patriarcas y matriarcas,
"que salga de esta casa tal como entro a ella:
"íntegra y en paz con los hombres.
"Que mis actos favorezcan a todos los habitantes de Israel,
"y que actúe para reparar y mejorar a la sociedad
"que me ha enviado aquí,
"y para lograr una paz justa entre nosotros
"y con nuestros vecinos.
"Que siempre recuerde que soy una delegada del pueblo,
"y que debo mantener rigurosamente las manos y el alma limpias.
"Que tenga -y tengamos- éxito."
Y quiero leer una pequeña bendición para mi bloque,
"Iesh Atid" ("Hay Futuro"):
"Que cuidemos esta cultura de hermandad y colaboración,
"que sigamos unidos, que sigamos en el recinto,
"y que tengamos el privilegio de concretar nuestro sueño
"y generar cambios positivos".
Muchas gracias.
Amén. Gracias a la diputada Ruth Calderón.
Te deseo mucho éxito en tu trabajo en la Knesset,
en todo lo que hagas. Amén.
La diputada Zehava Dalón saludará a la diputada Ruth Calderón.