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(Aplausos)
Arrakis es un planeta que está en el borde exterior en el sistema Arkanis.
Es un planeta completamente desértico
y en el que apenas hay recursos,
pero está cerca de una ruta comercial intergaláctica muy recorrida,
lo que lo hace un sitio estupendo para que contrabandistas y la calaña de toda la galaxia
se refugie en este planeta y se tome un trago después de hacer sus maldades.
En este planeta hay gente honrada, como Luke Skywalker,
que después de un duro día ayudando en la hidrogranja de sus tíos,
normalmente suele salir a contemplar la puesta de sol en Tatooine,
una puesta de sol con dos soles, Tatoo I y Tatoo II,
mientras sueña con vivir aventuras por la galaxia.
No sabe la que se le viene encima.
Es "La guerra de las galaxias",
el episodio uno de las tres películas originales,
y en los años 70, esta escena en la que sale alguien contemplando una puesta de sol con dos soles,
tenía mucho de ficción y poco de ciencia.
Pero desde hace unos pocos años, empezamos a detectar planetas orbitando otras estrellas
y hemos empezado a detectar planetas muy extraños
que nada tienen que ver con los planetas que pensábamos que podían aparecer.
Uno de ellos es Kepler-16b.
Se trata de un planeta que orbita un sistema de dos soles.
Dos soles de distinto color y de distinto tamaño
que darían exactamente puestas de sol como las de Tatooine.
Hoy en día, lo que era ficción en los años 70 es realidad.
Puede que algún día en una secuela de "La guerra de las galaxias",
dentro de mucho tiempo, no haga falta efectos especiales
para la escena en la que Luke sueña con aventuras viendo la puesta de sol de dos soles.
Algún día puede que se lleve el equipo de filmación a Kepler-16b
y se grabe la puesta real de dos soles.
Es un planeta inventado que empezamos a descubrir que realmente existe.
Y no es el único.
También hay un planeta inventado, que es un mundo frío y muy oscuro,
que tiene un sol naranja que apenas calienta su superficie,
en la que una gran civilización ha desarrollado la tecnología suficiente
para crear ciudades utilizando el cristal del cuarzo y los cristales del hielo de la superficie
con una tecnología impensable para nosotros.
Pero, aun con su gran tecnología,
son incapaces de detener el fenómeno planetario que va a destruir su planeta.
Jor-El y Lara acaban de tener un hijo.
Sabiendo que hay otro planeta muy lejos
en el que una civilización incipiente, pero con mucho potencial, puede albergar a su hijo,
lo lanzan en una cápsula para intentar salvarlo.
El planeta queda totalmente destruido.
Pero el hijo de Jor-El y Lara llega hasta la Tierra,
es criado por unos campesinos y prospera.
Y llega un momento en que dice:
"Voy a utilizar las habilidades que confiere mi raza para ayudar a los seres humanos".
Si os digo que es Kal-El, no os suena.
Pero si os digo que es Superman, seguro que os suena, uno de los extraterrestres más conocidos.
Superman es un hombre muy fuerte, que vuela, pero no siempre ha sido así.
Los primeros cómics de Superman le atribuían solo un superpoder:
una tremenda fuerza.
Superman en los primeros cómics solamente era muy fuerte.
Era tan fuerte y tan resistente,
que era capaz de saltar el rascacielos más alto de Metrópolis de un solo impulso.
Y esa era su única habilidad.
Ni era capaz de volar, ni tenía rayos X en los ojos, ni podía ver a través de las paredes.
Eso vino un poco después.
De hecho la habilidad de volar de Superman se desarrolló para el cine
porque cuando se hizo la primera película de Superman,
resulta que era mucho más complicado hacer efectos especiales para gente que salta rascacielos
que para gente que vuela, que solo hay que colgarlos y ponerles una pantalla de cine detrás.
Y esas habilidades de superfuerza
venían de que en Kripton, el planeta natal de Superman,
la gravedad es mucho más intensa que en la Tierra.
Muchísimo más intensa. Veinte veces más intensa que en la Tierra.
Por lo tanto, para los kriptonianos, levantar una taza de café
es levantar una taza que puede pesar 600 kilos.
Claro, dejas un kriptoniano en la Tierra y te levanta un autobús
o te salta un edificio porque es muy fuerte.
Era un planeta inventado, pero resulta que se ha descubierto un planeta,
Gliese 581 c, que tiene unas características muy similares a las de Kripton.
Es un planeta cinco veces más grande que la Tierra
y tiene una gravedad, el doble de intensa que la de la Tierra.
Y lo más interesante de este planeta, que se parece mucho a Kripton,
y de aparecer allí algún tipo de especie humanoide y desarrollarse,
si visitaran la Tierra serían una especie de supermanes capaces de saltar edificios
y capaces de levantar coches con una sola mano.
Y es que Kripton, digo Gliese, perdón he confundido el planeta,
es uno de los exoplanetas que orbitan otras estrellas en los que buscamos vida potencial.
Y buscamos vida porque este planeta es uno de los planetas candidatos a tener agua.
Y por lo que sabemos de cómo funciona la vida en la Tierra,
donde hay agua, suele haber vida.
Es un planeta idéntico a Kripton, que tiene una gravedad intensa,
que orbita un sol naranja y que tiene probabilidades de albergar agua y, quizás, vida.
Tal vez algún día encontremos vida en un planeta como este.
Son planetas inventados que pasan a la realidad.
Podríamos hablar de muchos ejemplos.
Pero una cosa muy importante que estamos aprendiendo en planetología,
en los últimos años, es que todos los planetas que se detectan son distintos.
No hay un claro patrón de cómo son los planetas.
Los sistemas solares que encontramos en otros soles, no es que sean copias del nuestro,
ni se parezcan, cada uno es distinto
y cada uno tiene particularidades muy exquisitas.
Son sistemas cada uno prácticamente únicos.
La variedad de sistemas solares y de planetas que estamos detectando
desborda totalmente cualquier planeta inventado o cualquier planeta imaginado.
Y no solo eso, sino que estamos detectando muchos.
Esto es un gráfico de todas las estrellas que se pueden ver desde la Tierra.
El telescopio espacial Kepler, solo observando en este cuadradito de aquí,
detectó 1235 candidatos a planetas.
Solo es el 1% de las estrellas de nuestra galaxia
y el telescopio espacial Kepler es muy poco sensible.
Seguramente solo esté detectando, en el mejor de los casos,
el 10% de los exoplanetas que hay ahí.
Si pasamos esos datos a toda la galaxia y a un sistema que pudiera detectar todos esos planetas,
podemos contar miles de millones de planetas solo en nuestra galaxia.
Todos distintos.
Y todos que pueden parecerse a Kripton, a Tatooine, a Avatar
o a cualquier planeta inventado que os podáis imaginar.
Esto no es ficción, es ciencia, es lo que nos estamos encontrando
y es curioso porque hace quince años cualquier niño de primaria
podía decirte todos los planetas de carrerilla:
"Mercurio, Venus, la Tierra, tal, tal, tal..."
Pero ahora hace falta entregar una base de datos de Excel porque hay miles.
¡Cómo cambian las cosas en quince años! ¡Cómo descubrimos el universo!
Incluso dentro de nuestro Sistema Solar, encontramos increíbles similitudes,
por ejemplo con el asteroide B-612.
No sé si lo conocéis. Es un asteroide en el que hay tres volcanes, uno no está activo,
en el que vive un aristócrata
y en el que de vez en cuando salen rosas impertinentes, mentirosas y un poco desagradables.
El habitante, que es aristócrata, al contrario que la aristocracia normal que conocemos,
tiene que trabajar, arrancar raíces de baobab, limpiar volcanes...
Y este tipo de cosas.
Harto de las intrigas de la rosa, un día decide irse a explorar otros planetas,
que es una idea muy bonita.
Resulta que no hay que buscar fuera del Sistema Solar.
Dentro de nuestro Sistema Solar, hay un pequeño mundo que se llama Ío,
que orbita Júpiter, y que vosotros juzgaréis la similitud.
Fijaos en esos volcanes. Esto es un volcán de Ío en una tremenda erupción.
Es una erupción de lava de 300 km de altura.
Para que os hagáis una idea, en la Tierra a 300 km de altura
están los astronautas de la Estación Espacial Internacional.
Y es también un mundo plagado de volcanes, pequeñito,
pero a diferencia de este, o el aristócrata ya se ha ido,
o no hay aristócratas ni hay rosas.
Y esa es la única diferencia grande que hay entre los planetas.
Una idea. Una idea muy chula.
Sabiendo que todos los mundos que estamos detectando son distintos,
cada uno más exótico que el siguiente y que desbordan la imaginación.
Sabiendo también, que cuando veis una noche estrellada,
todo eso está plagado de planetas,
—alrededor de cada estrella, que veáis en una noche estrellada—
habrá varios planetas orbitando y todos ellos distintos al sistema de al lado.
Y sabiendo la variedad y la cantidad de planetas que hay en la galaxia, en el universo,
una idea se hace posible.
Y es que cualquier mundo imaginado o cualquier planeta inventado
de cualquier película, de cualquier libro
o cualquiera que os inventéis ahora u os hayáis inventado en algún momento,
seguramente tiene una correspondencia con un mundo real o muy parecido.
La ciencia, en este caso la planetología, supera con mucho la ficción.
Así que la próxima vez que veáis a un niño dibujar un planeta extraño,
no lo miréis con condescendencia,
porque seguramente haya un mundo muy parecido a ese.
Muchas gracias.
(Aplausos)