Tip:
Highlight text to annotate it
X
Hoy por la mañana te vi en un telediario; eras parte del
1er encierro de San Fermín 2013. Se refirieron a ti diciendo
que fuiste tú el personaje protagónico porque te quedaste
rezagado. Sabes... tuviste la oportunidad de envestir, herir y quizás
matar a más de uno de esos aficionados. El informe sobre
ti dice que diste varias vueltas desconcertado pero
que jamás intentaste arremeter. Imagino la explicación que darán los taurinos
a ese comportamiento tuyo: será como la promoción que han diseñado para esa que
llaman fiesta en la que hay un toro que sonríe y hace un guiño
como si fuera otro feliz cómplice de un lindo juego grupal. Hay dos explicaciones
posibles. 1ra.: no percibiste a esos de mi especie como amenaza y por
eso no desperdiciaste energías ni te expusiste inútilmente envistiéndolos y
2da.: fue compasión, como aquella que he visto en tantos
vídeos en Youtube entre presas y depredadores como perros con
gatos; gatos con ratas; leones con humanos como el famoso Christian, etc.
Ruego porque no haya sido por compasión porque,
a cambio, mañana muchos alimentarán su sadismo con tu dolor,
con tu sangre, con tu agonía y con tu muerte.
Mañana en la Plaza de Toros de Pamplona, verás por primera y última vez
a un torero quien se habrá entrenado 3 años como mínimo
antes de haber enfrentado y dado muerte al primero de tus hermanos.
Él y sus secuaces saben todo de ti gracias al entrenamiento que
han recibido: saben cuáles son tus movimientos y cómo los haces y conocen
perfectamente todas tus debilidades. Así, por más que te esfuerces mañana,
ellos podrán anticipar y anular tus envestidas porque
las conocen de memoria y, aunque tienen la ventaja de saber cuáles pueden
ser tus ataques, tampoco te dejarán moverte como podrías hacerlo: te clavarán
una puya que te dejará una herida de 5.5 centímetros de
diámetro y hasta 30 centímetros de profundidad que dañará los músculos que
usarías para cornear hacia arriba y que te hará perder al rededor de 2
litros de sangre. Te clavarán banderillas que desgarrarán tus
músculos cada vez que intentes moverte; y cuando tu capacidad de reacción
esté prácticamente mermada por el dolor, las lesiones y
la hemorragia, en el momento en que presentes menos riesgo,
el torero te dará muerte. La prueba de la efectividad de ese
ese entrenamiento y del tratamiento que le han dado a tus congéneres se ve
en las cifras: en 281 años, según el libro "Víctimas del toreo: Matadores"
de Juan José Zaldivar Ortega, sólo han habido 79
toreros muertos en el ruedo. Esto es, 1 cada 3 años y medio; mientras
que la cifra de bajas de tus congéneres muertos en el ruedo
asciende al rededor de 10 mil en 1848 corridas sólo en el año del 2009
y sólo en España, según el Ministerio del Interior español.
Con dolor, vergüenza e impotencia te saludo, deseadito.
Te pido perdón por no poder hacer por ti
más que esto.