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Lo mío es volar cosas por los aires y golpear a la Autoridad
donde más le duele.
Mira, si eres tan bueno como dice Elizabeth,
creo que nos llevaremos de maravilla.
Con Rage hemos creado una experiencia a lo grande.
Tenemos un mundo mucho mayor, entornos únicos,
distintas experiencias de juego...
Rage es mucho más que un juego en primera persona;
es una experiencia completa.
Somos famosos por hacer shooters de acción,
y todo eso sigue ahí;
pero hemos añadido una historia elaborada y con mucho significado.
¡Agárrate!
En cuanto a la historia de Rage, teníamos el escenario:
queríamos que ocurriera en la Tierra.
Luego, hubo que decidir cómo la destruiríamos.
Descubrimos que
existe un asteroide llamado Apophis,
que pasará cerca de nuestro planeta alrededor de 2036.
Así que, en el mundo ficticio de Rage,
cuando los gobiernos del mundo descubrieron que Apophis iba a chocar
contra nosotros y a acabar con la mayor parte de la civilización,
iniciaron un proyecto llamado Edén.
Al principio del juego eres un superviviente de una de las arcas.
Eres una de esas personas enterradas en 2036
y tu arca emerge del subsuelo 100 años después.
Por desgracia, eres el único superviviente de tu arca.
Así que, al salir, estás solo.
Te encuentras en medio de este mundo postapocalíptico.
Es una versión retorcida de la realidad que conocías
y no sabes muy bien qué puedes esperar.
Posición desconocida.
Hay mutantes y hay bandidos.
Y también grupos de colonos que intentan sobrevivir.
Lo único que hacéis es causar problemas.
Vete de una vez.
El mundo ha seguido adelante y funciona por su cuenta.
No damos al personaje un nombre o una cara específicos en la historia.
Queremos que el jugador se lance
a la acción y aporte su propia personalidad.
Así que, al salir de tu arca en Rage,
no tienes ni idea de cuál será tu papel en el gran conflicto.
Al principio, lo único que te preocupa es sobrevivir.
Te unes a unos colonos y haces trabajos bastante peculiares.
Necesito que hagas lo siguiente...
Pero las zonas por las que te moverás no estarán limitadas de ninguna forma.
Es un mundo abierto, algo totalmente creíble.
La historia, los personajes y el entorno son los
que se encargan de crear el juego.
Conduces por los paisajes,
vas a visitar a tal persona y esta te ofrece un trabajo.
Al salir de la zona segura, entras en una especie de área de combate.
Quizá te topes con un puñado de bandidos
que llevan lanzacohetes montados en sus vehículos.
Puedes decidir atacarles, si quieres,
o también dispararles desde lejos y salir pitando.
Luego empieza a desvelarse la historia.
Te das cuenta de que todos estos clanes de bandidos enfrentados
ocupan una zona determinada del Yermo; son los dueños.
Si te adentras allí y no tienes el aspecto adecuado, te atacarán.
En las ciudades ocurre lo mismo:
si no te conocen, te tratarán como a un proscrito.
Vaya, fíjate.
Una cara nueva y un cuerpo nuevo.
Cuánto me alegro de haberme levantado esta mañana.
Empiezas a conocer a los mutantes locos,
que se odian entre sí. Y también a ti y a los bandidos, claro.
Luego conocerás a otra facción, la Autoridad,
que comienza a tener un papel más importante en la historia.
La Autoridad intenta controlar el Yermo
y dirigir el destino de la humanidad.
Es cierto, y la gente tiene que saberlo.
Pero existe un pequeño grupo que lucha contra la Autoridad,
son la Resistencia.
En un momento dado, estos te descubren
y todos saben que los supervivientes de las arcas
tienen algo especial...
Tienes un montón de ordenadorcitos corriendo en tu interior.
Al avanzar en la historia y hacerte más importante,
la gente empieza a fijarse en ti.
Y la Autoridad no es una excepción.
A medida que consigues armas
y empiezas a interactuar con los personajes
y a enfrentarte con los malos,
te vas dando cuenta de tu papel en el mundo.
Así que eres el nuevo miembro del equipo.
La historia de un juego es lo que llena la acción de significado,
crea un entorno en el que se desarrolla todo.
Si tienes una historia y una acción atractivas,
y formas de hacer avanzar al jugador,
la experiencia es más rica y el conjunto es mucho más consistente.
Pero siempre hay que ofrecer sorpresas a la vuelta de cada esquina.
En el Yermo no se puede bajar la guardia...