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El hombre es una criatura singular.
posee un cúmulo de dones que lo hacen único entre los animales:
a diferencia de ellos, no es una figura del paisaje;
es el que moldea el paisaje.
Cada rincón del mundo está saturado de precisas y bellas adaptaciones,
mediante las cuales un animal se integra a su medio como un engranaje a otro.
Pero la naturaleza, es decir: la evolución, no ha circunscrito al hombre a ningún ambiente específico.
Por el contrario, tiene habilidades menos específicas para sobrevivir;
y sin embargo, esta es la paradoja de la condición humana: el poder de adaptación a todos los medios.
Su imaginación, su razón, sus delicadas emociones y su vigor
le permiten no aceptar el medio sino cambiarlo.
Y la serie de inventos merced a los cuales el hombre de todas las eras ha remodelado su mundo,
constituye una clase de evolución diferente, no biológica sino cultural.
Yo llamo a esa brillante secuencia de logros culturales El ascenso del hombre.
En estas pinturas el cazador se familiarizaba con peligros que sabía tendría que afrontar, pero que todavía no había llegado.
uando el cazador era traído a este sitio en medio de la oscuridad
y de pronto se proyectaba una luz sobre las pinturas,
veía al bisonte como lo tendría que ver frente a sí.
Se le hacía patente el momento del miedo;
su brazo armado se flexionaba frente a una experiencia por venir y ante la cual no debería sentir miedo.
Creo que el poder que vemos expresado aquí por primera vez es el poder de anticipación: la imaginación.
La imaginación es un telescopio en el tiempo, nosotros estamos viendo retrospectivamente la experiencia del pasado.
Los hombres que realizaron estas pinturas, los hombres entonces presentes, pudieron ver hacia adelante por el telescopio.
Pudieron quizá prever el ascenso del hombre,
porque lo que llamamos evolución cultural es fundamentalmente un desarrollo y un ensanchamiento constante de la imaginación humana.
Los hombres que elaboraron las armas y los que realizaron las pinturas estaban haciendo la misma cosa:
anticipar el futuro como únicamente el hombre puede hacerlo, deduciendo el porvenir por el presente.
En todas estas cuevas, la huella de la mano dice: «Esta es mi marca. Este es el hombre».
Todos tenemos miedo, por nuestra confianza, por el futuro, por el mundo.
Esa es la naturaleza de la imaginación humana.
Sin embargo, cada hombre, cada civilización, han avanzado a cause de su compromiso con lo que se han propuesto hacer.
El compromiso personal del hombre a su habilidad,
el compromiso intelectual y el compromiso emocional que trabajan juntos como uno,
han hecho el Ascenso del Hombre.
El hombre es único no por su obra científica,
y es único no por su obra artística,
sino porque tanto la ciencia como el arte son expresiones de su prodigiosa plasticidad mental"