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Pasó mucho tiempo desde que The Legend of Zelda
tuvo un juego nuevo para consolas.
Skyward Sword salió para Wii en el 2011.
Sin embargo, la última adición, Breath of the Wild,
promete haber valido la pena esperar.
Este nuevo Zelda es un juego enorme
que minimiza todo lo que la serie hizo antes
y es un cambio drástico en cuanto las convenciones de la serie.
Lejos quedó la naturaleza lineal
de avanzar por un mundo en un orden específico
y completar calabozos elaborados para obtener ítems clave para avanzar.
En su lugar hay un juego mucho más abierto
que te permite literalmente ir en cualquier dirección
para ver qué encuentras sin restricciones importantes.
Es el tipo de libertad que no se ve desde el clásico original de NES,
de hace ya 30 años, pero el regreso a la exploración sin restricciones
es lo mejor que le pasó a Zelda
desde que Ocarina of Time llevó la serie a la tercera dimensión.
Los que teman que haya poca dirección no tienen de qué preocuparse.
Breath of the Wild tiene varias formas de indicarte el camino correcto.
También puedes usar un nuevo dispositivo llamado Pizarra Sheikah
para marcar puntos en el mapa, y seguir tus misiones actuales.
Muchas de estas tareas, ya sean misiones principales,
misiones opcionales de los personajes,
o eventos al azar al llegar a ciertas áreas,
son enigmáticos y requieren que uses la cabeza para avanzar,
en vez de depender de un compañero como solía ser el caso antes.
Breath of the Wild te incentiva constantemente
a aventurarte en cualquier dirección más que cualquier Zelda anterior
y quizás más que juegos de mundo abierto similares.
La cantidad impresionante de cosas que encuentras
con solo escalar una montaña o cruzar un lago no tiene igual.
Hay mini calabozos ocultos llamados santuarios, equipamiento raro,
personajes con pistas cruciales sobre misiones opcionales,
nuevos enemigos que pondrán a prueba tu capacidad de combate,
torres que dan información sobre la región, varios mini juegos
y pueblos enormes llenos de vida.
Puedes perderte fácilmente por horas y horas
sólo viéndolo todo, e incluso así,
probablemente te habrás perdido tanto de lo que no tienes ni idea.
Para poner su tamaño en perspectiva,
pasamos entre 50 y 60 horas con el juego, aproximadamente,
y completamos un 21% del total del juego.
Así que si bien puedes saltearte mucha de la exploración
y misiones opcionales y completar la historia en 25 horas,
Breath of the Wild es tan encantador
que te encontrarás perdido en su impresionante mundo por mucho más.
Pero tanta libertad y la gran escala de Hyrule tienen su precio.
En la versión de Switch, en su base,
hay problemas de framerate importantes en ciertas partes del juego.
Estos problemas suceden más en ambientes densos como bosques,
pero ocurren en todo tipo de área,
desde llanuras a cimas de montañas nevadas.
En algunos casos, es tan grave
que no se puede jugar hasta que termina el problema.
Y sucede tan seguido que no se puede ignorar, tampoco.
Es lo único que arruina
lo que sería de otro modo una experiencia estelar.
Esta libertad conlleva los peligros de sobrevivir este nuevo Hyrule.
Por muchos años, la serie de Zelda ha sido demasiado fácil
con sus ayudas y enemigos que apenas son una amenaza.
Todo esto cambia en Breath of the Wild.
Este Hyrule es más duro y despiadado.
La muerte es común, ya sea por caídas accidentales,
ser víctima de otros peligros del ambiente,
o simplemente quedar abrumado
por los enemigos más agresivos y peligrosos que encontrarás.
Sumado a tus problemas de supervivencia
está la durabilidad de todas tus armas y herramientas,
así como el regreso del sistema de resistencia.
La resistencia determina por cuánto corres o nadas,
cuánto puedes usar ataques más agresivos,
y qué tan alto escalas cualquier superficie en el juego,
Es lo único que limita tu habilidad de explorar a voluntad,
pero puedes aumentar tu resistencia con el tiempo
para aliviar un poco esta adversidad.
Igualmente, en combate, está el peligro constante
de que tu arma, escudo o arco se rompa en cualquier momento,
dejándote indefenso temporalmente.
Es tan fácil cambiar entre armas instantáneamente,
pero lo que te arruinará será no estar preparado para una batalla.
Ya sea que pelees contra un nuevo tipo de enemigo
o te encuentres un enemigo parecido a un jefe,
es común que te derroten en tu primer intento.
Sin embargo, Breath of the Wild te obliga a planear más
y a utilizar las herramientas a tu disposición,
como usar el terreno para tomar ventaja,
o buscar un arma o equipamiento más apropiado
para aprovechar la debilidad del enemigo.
El sistema de durabilidad también hace más valiosas a las armas raras,
así que usar espadas o hachas poderosas sin pensarlo puede perjudicarte luego.
Todo esto implica no solo que morirás mucho,
si no también combates mucho más difíciles
que se sienten más gratificantes de lo que se han sentido en mucho tiempo.
No es solo el mundo que ha cambiado mucho.
Los calabozos icónicos de Zelda también han sido mejorados
como parte de esta evolución.
Regados por el mundo hay más de cien santuarios
que son mini calabozos aislados con sus propios desafíos.
Los primeros sirven como tutoriales para los nuevos ítems llamados runas,
que otorgan habilidades especiales que van lanzar bombas remotas
a poder mover objetos metálicos con magnetismo.
Los santuarios más avanzados se tornan más y más complejos,
y a veces requieren una combinación
de distintas runas para resolver los puzzles.
Otros se centran en desafíos de combate contra varios oponentes.
Algunos puzzles son bastante difíciles y puedes ponerse muy enigmáticos.
Estos mini calabozos tienen algunos de los mejores puzzles de la serie,
lo que impresiona mucho.
Y hay mucho incentivo para buscar los santuarios,
ya que te recompensan con orbes espirituales
que son la forma más común de aumentar tu salud
y la única forma de aumentar tu resistencia.
Sin mencionar que algunos santuarios también contienen ítems únicos.
Regar el mundo con estos santuarios es una de las formas que el juego incentiva
que explores cada rincón,
pero hay un pequeño problema con este sistema.
Si bien hay cuatro calabozos tradicionales,
no son tan buenos como algunos de los mejores en la serie.
Cada uno tiene algo único,
pero la mayoría de los puzzles son simples variaciones
de lo que ya viste en los santuarios.
Excepto un calabozo, todos son fáciles
y se tarda menos en completarlos que los calabozos de juegos anteriores.
La cantidad de santuarios y su ingenio
ayudan a compensar la falta de calabozos tradicionales,
pero igual nos deja queriendo más.
Sin embargo, los jefes de estos calabozos son excelentes.
Si bien hay encuentros parecidos regados por el mundo,
no son tan complejos o difíciles como los jefes de los calabozos.
No solo requieren habilidad de combate,
sino también ingenio y uso estratégico de las arenas de batalla.
Tampoco hay ítems clave en los calabozos
que aprovechen sus debilidades.
Complementa adecuadamente la naturaleza brutal del juego.
Aparte de los problemas de framerate mencionados anteriormente,
Breath of the Wild luce increíble.
Sí, hay inconvenientes típicos de un gran mundo abierto,
pero el juego toma ventaja de la gran dirección artística.
Algunos ambientes lucen mucho mejores que otros,
pero en general el juego luce bien con paisajes hermosos.
Sin contar Tetra's Trackers, que solo salió en ***ón,
Breath of the Wild marca la primera vez
que la serie ha usado voces para sus personajes.
Todos los personajes importantes tienen diálogos hablados,
aunque Link sigue mudo, como siempre.
El juego incluso se burla de esto en varias cinemáticas
cuando le hablan a Link pero él no responde.
A veces es un poco extraño que no le hable al reparto,
y teniendo en cuanto cómo define la personalidad de Link la trama,
las excusas típicas de por qué no le dan una voz
no justifican la decisión tanto como en el pasado.
Los desarrolladores han tomado un enfoque interesante
con la música de Breath of the Wild.
Casi siempre oyes solo ruidos ambientales
y algunas que otra nota,
y es muy efectivo para atraparte en el momento.
Pero hay una banda sonora tradicional también
que se oye cuando llegas a un pueblo, entras a un santuario, o visitas un lugar nuevo.
La música del juego también le avisa al jugador ciertas cosas,
como cuando baja la temperatura, te acercas a enemigos,
o durante eventos más importantes.
Es un uso más orgánico del sonido, pero funciona bien,
aunque se sienta que hay menos música tradicional que en juegos anteriores.
Nintendo ha logrado algo muy especial con Breath of the Wild.
Lo único que lo limita son los problemas de framerate,
pero incluso eso no alcanza para mermar su evidente grandeza.
Tras intentar por casi una década,
el equipo de Zelda finalmente se alejó drásticamente
de la fórmula establecida de Zelda.
Esta es una nueva dirección para la serie,
una que se apega tan perfectamente al espíritu de la aventura clásica de NES
y la reinterpreta para una nueva generación.
En vez de intentar superar a Ocarina of Time,
Nintendo nos ha dado algo completamente distinto,
pero su impacto es igual de profundo.
Breath of the Wild es un logro que con suerte será el comienzo
de un futuro increíble para las siguientes aventuras de Link.
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