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Yo les quiero contar una ancedota que va un poco al hilo porque
me parece bonita y también me parece tiene referencia
a esta edición Crítica de Conversaciones.
Hace no más de 3 años aproximadamente,
porque murió poco después,
en una comida de amigos estabamos con
el periodista y maestro de periodistas Alberto Míguez.
Nos contó que hace muchos años atrás,
Antonio Fontán un día le dijo:
"Alberto, ¿quieres venir conmigo
a comer con el Fundador del Opus Dei?
Y dijo: Bueno pues, voy.
Y cuando se estaba sentando en la mesa
le entró un poco de apuro y le dijo:
Mire, yo quiero aclararle una cosa
antes de que nos sentemos:
yo soy ateo, no creo en Dios.
Y San Josemaria le dijo:
bueno no te preocupes, sientate,
lo importante no es que tu creas en Dios
sino que Dios cree en ti, asi que ya.
Fue una conversación agradable,
en que le preguntó por su familia
- Alberto Míguez estaba casado con una francesa -
de cómo la había conocido,
por su hijo, por su labor,
de la política internacional, cómo enviado especial y corresponsal.
Y que luego él le preguntó por el Opus Dei,
por qué lo había fundado,
qué significaba eso de la santificación del trabajo, etc.
Y cuando terminó la comida,
San Josemaría le dijo:
como yo sí creo en Dios,
si no te importa
le voy a hablar a Dios de ti,
y así, de alguna manera,
mantenemos viva esta conversación
que hemos iniciado en el día de hoy.
Y yo le pregunté en esa comida a Alberto Míguez:
"Bueno, ha pasado mucho tiempo,
y con la comida que nos cuentas:
¿ahora crees en Dios?
Y Alberto Míguez nos dijo: no.
Sigo siendo ateo, no creo en Dios,
pero te diré una cosa:
creo en Escrivá de Balaguer.
Y le dije: y ¿por qué?
Y dijo: por una cosa muy sencilla,
porque una persona que habla
con Papas, Obispos, incluso con Dios,
habló conmigo y no habló
ni con un alma que había que convertir,
ni con un discípulo al que había que animar,
ni un hombre que había que corregir,
hablaba conmigo, con Alberto Míguez
y eso no lo olvidaré nunca.
A mí me gustó la anecdota,
de una persona, que como se ve,
estaba alejada de la religión
pero había quedado la impresión con aquél contacto;
porque me parece que éste libro
refleja muy bien esa situación.
Uno se siente parte de las conversaciones de Escrivá.