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ĄAsesino! ĄAsesino!
ĄOculto! żDónde? żEn el aire?
ĄCon manto mágico volando en el viento!
żBajo tierra?
ĄAnimales nocturnos cuyo bramido asciende!
Nos alejamos huyendo. Sigilosamente invisibles,
a lo largo del muro, divididos en ángulo.
Partículas de polvo, en soledad. Juntos rodamos:
ĄUn solo cuerpo! ĄUna sola cabeza! ĄUn solo ojo! ĄUn solo puńo!
ĄżNo somos nosotros mismos:
París, la ciudad?!
Y ante un muerto que yace quieto en las calles...
Nos revolvíamos contra nosotros.
Y en nuestros gemidos por el dolor latente,
llorábamos por nosotros.
ĄAsesino!
ĄDebajo de nosotros, entre nosotros! ĄApresadlo!
ĄLanzadlo al aire cual pelota!
Lo sujetamos, a ése.
żTe arrepientes? ĄDemasiado tarde!
Cuenta, żcuántos han sido tus asesinatos? żDiez, treinta, cien?
Un hijito de su madre, Ąembebido de leche, no de sangre!
ĄArrodíllate, confiesa!
Aquí tienes el confesionario.
żNo habla?
ĄCalla!
Es sordomudo.
Quien ríe se delata.
ĄReúnase el tribunal!
ĄAquí los jueces!
ĄAllí el verdugo!
ĄUn bufón!
ĄNumerosos son los asesinos!
ĄTú! ĄTú! ĄTú! ĄTodos vosotros!
ĄNo! ĄTú! ĄTodos los demás!
ĄDespedazadlos con cuchillos!
ĄCubridlos de piedras!
Respiraremos aliviados cuando ésos ya no llenen la sala.
Saludaremos al Sol cuando aquéllos estén devorados.
Sobre vosotros todos,
estableciendo el orden,
otorgando, repartiendo,
se halla, sin embargo, el rey.
Pues que sea el rey...
El rey nunca debe,
pero quiere.
Se constituirá una nueva sala de justicia:
la Sala candente.
Cuando un padre sea envenenado por su hijo,
la investigación la llevará la Sala candente.
Cuando los atormentados por los celos acudan a las brujas
y graben en la cera la imagen de la amada
y puncen la imagen,
para tormento de la amada distante,
juzgará la Sala candente.
Cuando ladrones apuńalen por lóbregos recovecos a los que lleven joyas,
sentirán el ardiente aliento de la Sala candente.
ĄManos a la obra!
ĄA nuestros oficios!
ĄCallaos!
ĄEl orfebre, nuestro prestigio!
ĄManchado por nuestra deshonra!
ĄHacedle una reverencia! ĄAbridle paso!
ĄCardillac!
żQuién ha pasado, adorado casi como un dios?
No era precisamente Hefesto,
mas un orfebre como aquél:
Cardillac.
Sus joyas igualan la suntuosidad de los maestros florentinos
y la excede.
Oí hablar de él en la corte,
pero lo bello exige ser visto con los propios ojos.
Al igual que vuestra belleza, que no deja de sorprenderme.
Los labios se arquean cual ballesta, tensada por Cupido,
mas la saeta engańa a la vista y acierta el corazón.
żNo parecía que a la devoción profesada por el pueblo se unía también la compasión?
Los prendedores, los maravillosos colgantes,
sus filigranas áureas,
los engastes argénteos,
todo se halla manchado de sangre.
żDe sangre?
Un comprador acude a Cardillac,
se va con la joya y el corazón jubiloso.
De pronto se siente acorralado, el aire brama a su alrededor,
una sombra se eleva desde el fondo.
El propietario, aún absorto en la belleza, confuso, vulnerable,
sus pies acometen la huida.
Mas ya siente el puńal
clavado en la nuca.
El asesino roba la joya
y, cual buitre, se desvanece en lo alto,
se la lleva consigo.
París sufre una oleada de crímenes.
Mas ninguno iguala en misterio a éstos.
Los ladrones, puestos de acuerdo,
acaso rodeen el taller del pobre Cardillac.
Acechan. Rápido corre la voz, como el trino de un pájaro,
de un extremo de la ciudad al otro:
''ĄFulano tiene la joya! ĄAsesinadlo!''.
żQuién se atreve ya a comprar?
Atraído por la belleza sobrenatural, vuelve a aparecer otro
y es asesinado.
ż Vos me amáis?
ĄMás que a mi vida!
żNada teméis?
ĄNada, tampoco la muerte!
Pues traedme lo más bello que Cardillac haya creado jamás!
Hoy a medianoche encontraréis mi puerta abierta
y poseeréis el arco de mi boca y la saeta de mi mirada.
ĄBalanza de este mundo!
De un lado la noche del amor,
del otro la noche de la muerte.
Aquélla se engarza en horas fugaces;
mas la otra noche tiene el peso de la oscura eternidad.
ż Ya se han puesto en marcha los asesinos?
żTienen pegado el oído al suelo?
żSu bulla ya persigue mi vacilante paso?
Mi corazón es el fiel de la balanza.
Corro, corro,
tomo la joya y me dejo caer en su cama.
E inclínase la balanza hacia la noche de amor, con su platillo cargado de dicha.
El tiempo pasa,
se marchita la rosa.
La fresca y nocturnal brisa acaricia mis labios.
ż Ya está aquí?
Rápido abandono el mundo superior al que odio.
Quiero que debajo de él, por él sólo
quede sepultada en la infinita profundidad.
żBeso el aire? żAlivio el ardor?
Abierta hasta la sangre yazgo.
Y me dejo morir, traspasada, devorada,
ansiando que él me ansíe.
Mas todo en el mundo está enmudecido.
Sólo la brisa nocturnal acaricia fresca mis labios.
ĄResplandezca el Sol!
De las simas telúricas, mucho más oscuras que la noche,
nació el oro.
ĄFúndete en el fuego! ĄYa fluyes!
Ahora dichoso nado en tu corriente,
sumergiendo mis dedos en el áureo oleaje,
hendiéndolo así violentamente.
Ya te sometes. Me obedeces.
ĄNo te despegues todavía!
Quédate conmigo, muy cerca, pues yo te amo.
Y susúrrame tu voluntad, oh, áurea obra, al oído.
El ácido es mi aliado.
Aquí aparece una mezcla con metal inferior.
Entre todos vos sois el maestro más severo.
Venid, os mostraré mi reserva, para que podáis elegir.
żPor qué os habéis santiguado al entrar?
Por reverencia.
Mucho sobresale vuestro arte sobre el de todos los demás maestros.
ĄMientes! Tus manos temblaban.
Porque ésta es la casa del infortunio.
Sabéis: la noche pasada, otro comprador de vuestras joyas...
- żAsesinado? - ĄAsesinado!
Mas yo sé por qué todos esos infelices, como si de la peste se tratara,
le son arrebatados a la vida.
Mis manos descansan, aguzo el oído.
Vuestra obra no es humana,
Ądemasiado hermosa para el ojo humano!
Éste se cierra ante las obras,
y las manos humanas empiezan a arder
al intentar sujetarlas.
A buen seguro que tiene un pacto con el averno.
Lo que he creado me pertenece.
Lo acecharé llegada la noche,
cuando conjure a los espíritus malignos.
ĄHija!
ĄVigila mis tesoros!
Va a venir mi amado,
quiere que me fugue con él.
Me entregué a él,
mas no está saciado.
Me pide el aire que respiro y todas mis raíces.
Mas yo estoy anclada a esta casa.
Emanan los recuerdos de la mesa, las sillas, las paredes,
envolviéndome como un velo nebuloso.
żLo desgarro violentamente?
żOsaré atravesarlo?
El coche espera.
ĄEntre besos anoche me prometiste huir conmigo!
A cambio de otros besos
libérame de mi promesa.
żQué poder hechicero te aparta de mí?
No te pertenezco enteramente... sólo a medias.
żQuién es el otro? ĄHabla!
ĄLo mataré!
Es mi padre, que aquí manda.
Anoche, cuando te hice la promesa,
él no estaba aquí.
No hay división posible.
ĄElígeme a mí!
ĄElígelo a él!
lmpulsada por el amor tempestuoso, te elijo a ti.
Mas si echo la mirada atrás, lo elijo a él.
No entiendo de padres ni de madres.
Cuando oí las voces del amor,
me encaminé hacia ellas con precipitación;
suelto, libre de toda atadura.
ĄAh! Sólo tú eres capaz de amar.
Ąlnfeliz cautiva de mí! ĄNo me acuses!
No sabes lo que es él.
A menudo lo veo reclinado, fundido con su obra,
como Dios cuando creó el mundo.
ĄYo también calcino mundos!
ĄCómo entrega lo creado, contrito de dolor!
Oigo sollozos,
bajo corriendo, me quedo detrás de su silla; no sospecha mi presencia.
Con lágrimas silentes extiendo los brazos sobre él.
Ínfimo soplo soy, grande es él.
Me atreveré, vendré a verlo, urdiré un pretexto,
Ąy lucharé con él por ti en las profundidades de nuestras almas!
ĄÉste es el bueno!
żPor qué acariciáis el oro y no a mí?
Padre,
amo a un forastero, desconocido para vos.
Hace semanas que te envuelve pasión ardiente.
Padre, padre,
no os abandonaré.
żAbandonarme? żAcaso soy un viejo desvalido?
Con cada obra rejuvenezco, me ajo con cada una,
resucitando con la siguiente.
Os lo traeré, vos también lo amaréis.
Te doy a él, y a él a ti sin haberlo visto.
La cercanía del padre obliga, y yo le pertenezco.
De lejos llama el amado, hacia él me encamino.
ĄAh! ĄNo te partas en dos, corazón mío, indeciso y dividido!
Aquí creé mi primera obra,
aquí habré de crear la última.
Envuelve un resplandor al amado,
cegando los reflejos de la luz del Sol.
- Cada una es un eslabón de la cadena; - Mas la aterciopelada noche del padre
- por ambos extremos a ésta sostengo, - seduce con los enigmas
- para que no me falte ninguno. - que nunca se resolverán.
- Sólo la dicha dolorosa - Así brota la dicha dolorosa
- del poder creador - de mi doble amor,
- hace que permanezca - dulcemente inquietante,
- en esta Tierra. - de esta Tierra.
Mis creaciones son dignas de un rey,
una copa esculpida en las profundidades,
un anillo anhelante de una gota de rubí,
una fuente abovedada voluptuosamente para recibir a la uva, al melocotón.
żQueréis secuestrármelas?
żNo os pertenece todo el país con sus bosques, ríos, ciudades
y todas las joyas que tengo aquí amontonadas?
Esta cadena,
arduamente conquistada...
żPor qué escogéis una entre todas?
Dejádmelo todo unido
cual gavilla que descansa en mi alma.
ĄDevolved eso! ĄLo ordeno!
Si hablé faltando al decoro, suplico humildemente...
ĄVos sabéis! ĄVos sabéis!
ĄEn vuestra grandeza todo lo sabéis!
ĄEs una obra fallida! ĄCrearé obras mil veces más hermosas,
me desprendo de ella
y la depositaré dadivoso ante vuestro trono!
ĄDebería haberlo asesinado!
ĄDebería haber caído muerto!
ĄLánguido! ĄExangüe!
ĄHúmedo como la tierra tras la tempestad!
ĄLo más querido!
ĄOh, mi caro objeto!
żPor dónde andabas perdido?
Nos buscábamos, corríamos a nuestro encuentro.
Me reconoces, como yo a ti.
żDe dónde es la mancha que te empańa, que descompone tu tierna y seráfica mirada?
żQuién viene a atormentarme?
Vengo a pedirle lo más bello que creasteis.
Ya la tarde envuelve en su paz lo bello.
En la oscuridad (para mí, bienaventuranza) no se puede escoger ninguna joya.
Y a pesar de ello yo elijo.
He visto la hermosa obra a la luz del día;
proyectaba su resplandor hacia mí, me dirigí a ella,
y en torno a nosotros, cual ígnea corriente, cińó su lazo el amor.
Entrasteis cual ladrón, hozando, galanteando.
lndisolublemente ya me pertenece aquello que amo.
Sin embargo, vos causáis perturbación.
ĄDadme lo que me pertenece!
- ĄNunca! - Vuestra hija.
żMi hija? Esa nińa,
que carece de saber, que juega en el viento,
sonriendo con amorosa inclinación...
Gustoso os doy a mi hija.
Fingís querer dármela,
mas la tenéis atada por hilos invisibles.
Pronto, cogedla, en el acto.
Voy a buscarla.
Ya que os pertenecéis, corred el uno hacia el otro con manos ardorosas.
żAcaso no sois su padre?
żEs que no la amáis?
żCómo podría amar lo que no me pertenece enteramente?
La mujer se evade; aunque la coja de la mano,
su mirada vaga en la lejanía.
Cualquier sueńo nocturnal me la arrebata.
Sólo aquello que he creado
me es siempre fiel.
ż Y eso es lo que amáis como a un hijo, como a un nieto?
De las obras extraigo mi fuerza,
y mi fuerza entrego a las obras.
ż Y sin ellas, despojado de ellas?
Me desplomaría exangüe...
Las joyas son la fuente de su mágico poder.
Tiembla de temor porque se las robe.
Yo subo si el cae;
la hija será de mi exclusiva propiedad.
Voy a comprar:
Ądadme esa cadena!
ĄHijo, desiste si me quieres!
ĄNo me arranques el alma de mi alma!
Os robo el armamento,
erguido e indefenso quiero ver a mi enemigo.
Después os tenderé la mano,
os haré ascender a mi nivel, vivificándoos, en calidad de amigo.
Jovencito, extrańamente joven, dejad ahí la cadena, pronto.
ĄLa puerta está abierta, corred!
ĄAdquiero la cadena!
- Luchamos y vencí. - Ya muchas veces he sido expoliado.
- Mi mirada vaga en la lejanía - Mas del peligro surge en mí
- y no veo nada que se oponga. - una fuerza mil veces mayor.
Si el mundo se interpusiera entre mi obra y yo...
En el campo de batalla, tras el tumulto,
- cabalgo en silencio, - ...con facilidad lo apartaría.
- la brida suelta entre mis manos. - Nos enfrentamos solos:
- Pues la victoria es mía - yo mismo
- y tan dulce la noche. - y la obra que creé.
Repito mi advertencia:
el destino se rebela contra los compradores.
La muerte no sólo está en la batalla.
No me asustáis. He oído hablar de los asesinatos.
Ningún fantasma se eleva cual humo de la joya que aquí sostengo.
Si se acerca el asesino, la horda de asesinos,
me abriré camino.
Ya lo veréis.
ĄYa lo veréis!
ĄHasta la vista!
ĄResplandezca la luz de la Luna!
ĄDe las simas telúricas, mucho más oscuras que la noche,
nació el oro!
ĄEnorme es el vacío!
ĄNada florece ya en ese lugar!
ĄCalla, alma mía!
Olvida, reprime tu rencor
y no despliegues tus lóbregas alas.
Vastamente rellenaré el desierto.
ĄHended profundamente el oro, oh, manos!
ĄUn nuevo anillo,
una nueva cadena!
żDónde está lo que me han robado?
żSopla el aire? żMe transporta lejos?
ĄTempestad! ĄTempestad!
ĄSumergiéndome en pozos de sangre, recuperaré lo que es mío!
La voz del viejo me heló la sangre.
Lo envuelve el espanto y tiene un secreto.
żTiemblo, yo que nunca he temblado, ante él?
żAcaso me ha derrotado él, que parecía estar desarmado?
Ahuyentado sea el pavor
de los lívidos y apremiantes rostros.
Sólo existe una verdad, una sola:
el ígneo resplandor de los besos,
el expolio del cuerpo de la amada
y el pleno dominio del alma.
ĄPendo del precipicio! ĄA él me precipito!
ĄExtrańo viejo, huye! ĄTemed por vuestra vida!
- Aquí erguido estoy, sin temor a nada. - ĄPensad en vuestra hija!
Ella sólo es fruto de mi sangre terrenal.
- ĄEn vuestras obras! - Su llamada me impele a la fuga.
ĄBebedores, acudid al delirio de la sangre!
ĄDurmientes, aquí os espera un sueńo!
ĄCiudad, respira aliviada!
ĄNos hemos liberado del céntuplo asesinato!
Cardillac era el autor.
ĄBuscad al evadido en su taller!
ĄA puńal empuńado! ĄA máscara arrancada!
A cara descubierta se nos ha presentado el culpable.
Siempre lo sospeché.
ĄSolitario como un león vagaba el lóbrego entre nosotros!
ĄY ahora, hablad vos!
Yo le arranqué la careta al autor,
tengo grabado cada rasgo de su rostro.
ĄNo es éste!
Ése se ocultaba en la oscuridad, cual socio, cómplice.
Sólo cuando falló el asesinato llamó a la guardia.
ĄDetenedlo!
El favor del cielo quiere que siga creando.
żOigo lo que oigo?
La fuerza con la que cayó sobre mí era sobrenatural.
Aún no ha llegado la hora vespertina de festejar...
- Lo agita el apremio amoroso. - żHe visto lo que he visto?
- Mi corazón se extinguía aterrado. - El mundo está embriagado,
- y yo soy un bufón. - żPor qué? żPara qué?
Similar a la pasión que me remueve el corazón.
Mas mi amado,
de pronto aliado con mi padre, aparece salvífico cual milagro.
Aún no ha llegado la hora vespertina de festejar...
...en la que las manos descansan en mi regazo.
Mis labios sobre la herida,
para que la sangre que de ella mana penetre en mi corazón.
ĄMaldición al desconocido!
ĄNo lo maldigas! ĄNo lo maldigas!
ĄDesgárrase el velo de la sospecha!
Padre, puńal en alto, incompasivo sobre su víctima.
Sobre ti desplómase así la bóveda de tu mundo.
lnvestiga conmigo el sentido del espanto.
żLo sedujo la codicia por las joyas vendidas con temor?
żLo envuelve la demencia?
Salve Cardillac, huésped poco frecuente.
El vino brota como el oro de las profundidades de la Tierra.
Los ignorantes se regocijan, los recelosos tiemblan.
Del estremecimiento extraigo valor:
Superado está el poder paterno que me dominaba.
- Mi exclusiva posesión, - Se me abre un camino de luz.
mía ilimitadamente.
Hacia ti de rodillas me encaminaré.
Más de lo que por nacimiento te une a tus progenitores
y más de lo que jamás pertenecerás a la parca.
Extíngase todo otro mundo, piérdase en la noche el recuerdo.
ĄDesgarrad la noche con ebrias canciones!
A nuestro reclamo despierta el Sol.
ĄEl mundo es sombrío, no hay tiempo para el júbilo!
ĄEn nuestro centro, elevadlo!
Mientras, aquél, el confidente, torturado, desvelará la verdad.
żCómo podría aquel ser ínfimo concebir la inmensidad?
No hubo ninguna inmensidad,
sólo vil asesinato con nocturnidad.
Así aparezco, cual defensor del desconocido.
Tal vez él proteja el tesoro
obrado por las manos de Cardillac como si fuera lo más sagrado.
żEnsalzas al autor del crimen,
al asesino impulsado por la codicia?
Porque sé cómo corre,
perseguido por el látigo del acto indefectible.
żSeguiste su rastro en busca de venganza?
ĄDía tras día, noche tras noche!
żDescubriste al invisible?
Lo conozco tanto como a mí mismo.
ĄPues échalo a la garganta de la Sala candente!
El secreto permanecerá conmigo.
żDe qué sirve su nombre?
Sus actos lo transcienden incluso a él.
Conoces el principio, Ącondúcenos al final!
ĄVierte verdad sobre la ciudad sedienta!
- ĄNunca! - Aunque sea tu mejor amigo,
lo queremos como presa de la justicia.
ĄNunca!
ĄMientras no hables, te hallarás encerrado en nuestro poder!
żAcaso no soy Cardillac? Abridme paso hacia el taller,
donde lo que ha de crearse espera anhelante.
- ĄTus obras, - ĄMis obras,
- preńadas de asesinatos, - las que necesitan ayuda,
- ascendidas desde el averno! - las amadas por Dios!
Nos adelantamos, te seguimos, asaltamos tu casa.
Copas, prendedores, anillos sembrarán las alcantarillas,
- żAdónde? żAdónde? - Ąpisoteadas y reducidas a polvo!
żHe de ver morir a mi hijo nascituro, mientras yo sigo vivo?
ĄExigid, yo os daré!
ĄNombrad al autor!
Acorralado por el terror, el alma se estremece hasta sus simas.
ĄLacerante alarido de los asesinados!
Agonía... żCómo salvo...?
ĄEsperad! ĄNo os marchéis!
Aquel que se abalanzó, ceńido de noche;
aquel que alzó el puńal...
ĄEra yo, era yo!
ĄSoy yo!
ĄApartad la vista!
ĄResistid ante el horroroso!
- ĄQuedaos! ĄQuedaos! - ĄHuid! ĄHuid!
ĄDicha de la nueva posesión!
żPor qué alzaste la mano para asesinar?
lndefectible regreso de lo creado a aquel que lo creó.
żCargaste tú solo con el peso del crimen?
żQuién sería digno de él sino yo?
żDe dónde te vino únicamente a ti la fuerza?
Centuplicada se me ofreció.
Luego confiesas el asesinato de jóvenes, de hombres?
Nada vale una vida evanescente.
ż Y harías lo mismo en las noches siguientes?
ĄCon vosotros, con cualquiera!
żOsas vanagloriarte de tus horrendos actos?
Me vanagloriaría si estuviera ante el Trono de Dios.
ĄArrodíllate arrepentido!
ĄResisto impertérrito!
ĄTierra,
trágate lo que vomitaste!
ĄDeteneos!
Contra mí alzó aquella noche el puńal.
żPor qué, pueblo, te erigiste en su juez?
żNo comprendes?
Fue víctima de una santa locura.
ĄDespierta! ĄDespierta!
Lo sabemos todo y te amamos más que nunca.
Noche de la parca, noche de muerte...
- Un héroe murió. - Dame tu mano.
...que lo ocurrido envuelves con tu inmensidad.
- Y retenme entre los vivos - El miedo de lo hombres
- con tu amor. - le era desconocido.
Tras un susurrante vuelo a través del ígneo aire...
Aunque yazga aquí, ha vencido
y yo lo envidio.
...desciende el muerto...
...a la tierra, eterno cobijo silente.
Noche de la parca.