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Isaac Asimov, Philip K. ***, Julio Verne, Mary Shelley,
nombres inmortales de autores visionarios.
Ellos fueron capaces de ver más allá de la ciencia de su presente,
y, lo que es más importante,
acercaron esta disciplina al público,
a través de artículos o novelas.
Historias imaginadas en un presente paralelo,
un futuro cercano o muy, muy lejano.
Pero siempre con una base científica.
Aquí comienza "Más ciencia que ficción",
la ficción al servicio de la ciencia.
A principios del siglo XX,
la India permanecía bajo el control del Imperio Británico.
En ese contexto internacional, conocido como el colonialismo,
en Motihari, una colonia británica de la India,
nació un niño en el seno de una familia
de madre con ascendencia birmana y padre británico.
Es Eric Arthur Blair.
Un nombre que, puede no suene a muchos,
pero ese niño, años más tarde, se haría llamar George Orwell,
el creador de la distopía totalitaria más referenciada.
La biografía de George Orwell
está marcada por su compromiso con la libertad
y contra los totalitarismos de cualquier condición ideológica.
Tras su estancia en India y Birmania,
se trasladó a Europa
a probar suerte en el mundo literario, con escaso éxito,
para más adelante enrolarse en las milicias del POUM
y participar, de forma activa, en la Guerra Civil Española.
Activista, periodista, miliciano y escritor,
una biografía reflejada en sus obras cumbre.
Herido de gravedad por un tiro en el cuello
en las proximidades de Huesca,
abandonó el campo de batalla para recuperarse de sus heridas
y de una tuberculosis que terminó siendo fatal.
Para entender el espíritu combativo de George Orwell
es necesario detenerse en su primera obra de gran relevancia,
"Homenaje a Cataluña"
Yo creo que "Homenaje a Cataluña" es, sin duda,
una de las novelas, de los relatos épicos,
de una fase, de un proceso dentro de nuestra Guerra Civil,
pero que nunca había sido contemplado,
yo diría que, no solamente hasta ese momento,
que es casi inmediato a la finalización de nuestra Guerra Civil,
sino incluso, posteriormente,
nadie había abordado el papel de la intervención internacional
en nuestra Guerra Civil,
no desde el punto de vista de la historia, de las grandes palabras,
sino, sobre todo, de los relatos humanos,
sobre todo de esa gente que de una forma solidaría,
dando ese rostro humano al aporte solidario, al aporte obrero,
tuvieron un peso decisivo en la Guerra Civil.
Pero no son sino sus dos novelas posteriores,
"Rebelión en la granja" y "1984"
las que definieron el concepto que, más tarde,
describiría una sociedad controlada,
psicológica y tecnológicamente, por los gobernantes.
"Rebelión en la granja" no es ni más ni menos que,
hacer ese compendio de los valores emblemáticos que tiene el ser humano,
representados en esas condiciones peculiares
de ciertos animales en la granja, en cautividad,
para romper ese cerca que les separa de la libertad,
de esa expresión máxima de libertad y de espontaneidad,
para fijar un rumbo fundamental para la humanidad del ser humano.
Es sin duda, yo diría,
una gran proclama, un gran canto, a la libertad,
y no solamente para ese momento, yo diría que es una de esas obras,
de esas banderas en el ejercicio de la libertad del ser humano.
En este capítulo de "Más ciencia que ficción"
queremos detenernos en su última obra "1984".
A mí una idea que me gusta mucho de la obra,
por lo escalofriante que es,
es cuando al protagonista, a Winston, le están reeducando,
le están curando, como dice O'Brien,
le dicen: "vamos a vaciarte de individuo,
para dejar de ti simplemente una cáscara,
que vamos a rellenar de nosotros",
y eso creo que es lo dramático y lo escalofriante de esta obra,
y que desgraciadamente, cada vez va siendo un poquito más verdad.
En la sociedad actual,
aunque alejada de la evidente decadencia
de la imaginada por Orwell en "1984",
los medios de comunicación
han dado cuenta de algunos desmanes de los gobernantes,
preocupados por guardar bajo llave información delicada
o simplemente por esconder aquello que no consideran oportuno.
Es relevante el caso de Edward Snowden,
consultor tecnológico
de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos,
quien hizo públicos, a través de varios medios,
documentos clasificados de alto secreto,
incluyendo programas de vigilancia masiva.
Temas como el...
rehacer completamente la historia y la verdad,
la verdad no existe, sino es la que nos cuentan,
este control que hablábamos antes de las tecnologías hacia nosotros,
el control de la lengua para que se pueda utilizar
solamente lo que es políticamente correcto,
la reafirmación del partido de la nación
fomentada por el odio al contrario, al enemigo.
Todas esas cosas, que están denunciadas en Orwell,
como los métodos que puede utilizar el sistema
para acabar con el individuo y hacer partido, hacer masa,
cada día está más vigente.
Bajo la promesa de la seguridad colectiva,
la vigilancia pública se ha instalado en las calles.
Algo que ya vaticinó,
en el contexto de la primera mitad del siglo XX, George Orwell.
De nuevo, en la historia imaginada por Orwell,
la ciencia y la tecnología adquieren un papel protagonista.
El uso inadecuado de la tecnología,
herramienta fundamental del ser humano,
puede invadir, como se ha demostrado, la intimidad individual.
Para evitar un uso desmedido,
se han creado dispositivos informáticos
destinados a proteger la información de agresiones externas
y proteger los datos personales pertenecientes
a cualquier grupo en cuestión.
Pero como vemos en "1984",
Orwell quiere advertir de los peligros
relacionados con el uso exclusivo de la tecnología
por parte de los mandatarios.
Hay unos elementos en las calles,
desde las grandes plazas
hasta el rincón más pequeño de la casa de cada individuo,
que son las telepantallas.
Las telepantallas constantemente están mandando información,
están incitando el odio hacia el contrario
como forma de reafirmar el propio partido,
están dando consignas, están dando noticias, de forma constante.
No se podían apagar, siempre estaban encendidas,
y lo que hacen es bombardear constantemente la información.
Y luego tenían la comunicación en el otro sentido, es decir,
las telepantallas lo que permitían era,
ser observados y oídos constantemente,
ni siquiera en la intimidad del hogar podías estar solo,
podías ser individuo, siempre te estaban controlando.
George Orwell imaginó una sociedad en la que era difícil,
o casi imposible, escapar al control gubernamental.
El rastro de la actividad humana
era perseguido, encontrado y modificado.
El canto de esperanza que recoge Orwell en su novela, en su relato,
de que hay una luz profunda del ser humano que se revela,
que no quiere aceptar esas dinámicas opresoras del sistema,
son también elementos hoy aprovechables
en las dinámicas sociales actuales.
En gran parte, esas dinámicas de "Basta ya",
de "Democracia real", de "Participación en la calle",
son resistencias para aceptar ese tono monolítico del sistema,
ese tono monolítico de nuestro partido y de nuestros regímenes,
que en gran parte tienen ese mismo tono gris, ese olor a cerrado,
que ya la novela de "1984", de George Orwell, nos predestinaba.
Si pensamos en la nube,
en la nube esa en la que está toda la información,
todos estos datos de espionaje que hemos oído
y todo lo que hay por detrás, que no sabemos y que no nos cuentan.
La verdad oficial,
que vemos que es muy distinta a la verdad real, sería otra cosa.
Orwell seguro, en aquella época,
Internet o la nube de ahora, de datos, ni existía ni la previó,
pero, sin embargo, esa idea de poder trabajar con la información,
manipularla, y con grandes volúmenes de información,
es lo que creo que ahora mismo está, hoy en día,
en la nube en la que ponemos toda la información,
y también lo tenemos en casa,
antes todos teníamos una enciclopedia,
hoy no tenemos una enciclopedia, tenemos Internet,
y lo que diga Wilkipedia, parece que es verdad y va a misa,
cuando no todo es así.
Como vimos en el capítulo dedicado a la figura de Mary Shelley,
el control sobre la ciencia y la tecnología
exige un respeto por la ética.
Ese es el camino que lleva al progreso del ser humano,
respetando los derechos individuales.
Orwell reclamaba un ciudadano educado,
formado y comprometido como respuesta a los desmanes del poder,
para no llegar a necesitar activar una de sus frases más célebres.