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Volvamos en pensamientos al año 1911.
El emprendimiento de colonización en Rusia,
se encontraba a comienzos del siglo 20
en el pico de desarrollo económico-cultural.
Iglesias, escuelas, hospitales, fábricas,
Emprendimientos agropecuarios testificaban de una estructura social
que había alcanzado un pico,
que quizás no era percibido a cabalidad por toda la gente.
Los menonitas reverenciaban la familia de los Zares
que les había propiciado hace 100 años el comienzo de este emprendimiento de colonización.
En iglesias, escuelas, y para las diversas festividades
también entre los menonitas se entonaba el coral: “Dios bendiga al Zar”.
Se registraba el año 1911. En la colonia Molotchna,
En el pueblo Fischau vivía la familia Jackob Boschmann;
Residía aún en la casa del padre David Boschmann.
Jackob y Katarina Boschmann ya tenían una hija Anna.
El primer hijo David había fallecido en su niñez.
Ahora la família Boschmann esperaba al tercer hijo.
Padre Jackob Boschmann recuerda en sus memorias:
„En el año 1911, día 18 de Julio, el amado Padre Celestial rellenó el vacío que había quedado en la familia,”
"otra vez con un hijo varón, y de vuelta lo llamamos David."
En aquellos tiempos la familia Jackob Boschmann seguía la tradición,
De dar al primer hijo el nombre del abuelo paterno.
David vivía por un tiempo con sus padres En una propiedad rural cerca del Mar de Azov.
Allí el padre había asumido un cargo de administrador.
En este ínterin aprendió a hablar fluentemente en ruso entre el personal perteneciente a la empresa.
De vuelta a la colonia Fischau, Nació en 4 de enero de 1915 el hermano Heinrich.
Mientras, en el año 1914 había principiado la primera guerra mundial.
Y las nubes tenebrosas al horizonte del imperio del Zar,
que quizás al comienzo – por lo menos para La gran mayoría de los colonos menonitas -
Aún no se había hecho sentir, se hizo cada vez más atemorizante.
Padre Jackob Boschmann fue alistado En el servicio sustituto al militar.
En aquellos tiempos era el servicio forestal.
Madre Katarina quedó sola en casa, En Fischau, sobre la propiedad paterna.
Un golpe pesado alcanzó a la familia Boschmann Cuando Heinrich falleció el 13 de Noviembre de 1916.
Madre Bochmann tuvo que sepultar sola a su hijo. El padre no recibió autorización,
Para volver a casa para la ocasión del sepelio de su hijo.
En octubre de 1917 comenzó la revolución en Rusia,
Y al poco tiempo ya no existía algún orden político.
El líder bolchevique Lenin alcanzó el poder Lugo de duros combates por razones políticas
del gobierno bolchevique, y dispuso cambios radicales.
en todos los ámbitos de vida del gran imperio ruso.
Desapropiaciones, confiscaciones, se realizaban en todo el país.
Adversarios eran liquidados en caso de oposición. Al poco tiempo la revolución alcanzó a todo el país.
Miles perdieron la vida y a menudo eran sepultados en cuevas comunes.
Soldados abandonaron sus posiciones en las frentes, y quiénes prestaban servicio sustitutivo volvían a casa.
Así también el padre de familia Jackob Boschmann.
Luego Jackob Boschmann, en enero de 1919, compró un establecimiento en Fischau, con una pequeña casa.
A partir de ahí la familia tenía su propia casa, y una hermosa huerta de frutales.
No integraba dicha propiedad algún campo rural.
Era la segunda propiedad al extremo norte, lado este, de su pueblo natal Fischau.
En esta casa nacieron aún Tina, Mariechen y Lisa.
Años muy difíciles vivió la familia Boschmann Desde 1919 hasta 1932.
En cierto día día apareció una banda numerosa y requirió 2, 3, 4 carros.
Debían transportar a heridos. Se fueron un Enns, Adrian, Weiss y Wölke.
Estos cuatro varones jóvenes fueron llevados, Con los carros.
El camino llevaba al norte, siempre siguiendo los rieles del tren.
Y entonces, en alguna parte se les ordenó detenerse. Los heridos fueron alzados, y seguía el viaje.
Para la noche los cuatro jóvenes eran encarcelados. Y así continuó la primera, y también la segunda noche.
Y luego, a la tercera noche, se dieron cuenta: “ahora será el fin para nosotros.”
Fueron desvestidos, sólo ropa interior, y afuera, Detrás de ellos, unos cuantos con rifles.
Y en la oscuridad aún veían, La sepultura ya se encontraba cavada.
Cuando allí llegaron, Enns se voltea de un impulso, Corre hacia la izquierda; escucha tiros.
Aún escucha los gritos de Henirich Weiss. Otra cosa ya no sabe.
Enns había huido, toda la noche, dirección sur. Llegó a la noche subsiguiente en el pueblo.
Padre Enns se deparaba con un acertijo. El joven contó lo ocurrido.
Al día, o noche anterior, fue cuando los jóvenes habían acordado, despedirse.
Y uno de ellos ya tenía a su novia en el pueblo.
Cuando luego algunos señores salieron del pueblo para Traer a los cuerpos, esto no fue permitido.
Pero, finalmente, era el cuarto día, ya era oscuro,
Volvieron con una caja, de reparticiones iguales al pueblo.
Aún hoy me atormenta el cuadro: Tres madres, paradas; Ante la caja; juntas. Tres ataúdes iguales se encontraban a espera.
Toda la comunidad se hizo presente. Aún resuena en mi memoria la canción:
"Despertar en el día del juicio; Hasta la vista."
Fueron sepultados en el camposanto, en cueva común.
Exactamente al centro, donde solía cruzar el camino.
Los cuerpos fueron depositados en tres ataúdes iguales. Todos exactamente iguales.
Y alli aún veo una madre que pregunta:
¿Cuál de ellos es mi hijo? Se deposita una mano de señorita en su hombro, y muestra:
"Ahí descansa David." Esto no lo puedo olvidar jamás.
Revolución, hambruna, y epidemia de tifus.
A Rusia alcanza la peor hambruna de toda su existencia.
Personas esqueléticas se agolpan en los rieles de los trenes, esperando por socorro que jamás aparece.
A la hambruna se suman las epidemias. Cólera, tifus, disentería.
Muchs niños quedan sin padres.
También en el hogar paterno de David Ingresó la enfermedad.
De manera que mamá Boschmann y David, de 11 años atendían a la chacra con sus propios esfuerzos.
"Cómo pudieron con todo el trabajo, la madre y David, esto nos resulta inconcebible, a posterioridad.
"Allí estuvo muy de cerca la ayuda de Dios. Sí, el Señor nos ha sido muy benigno.”
"A él le damos las gracias." Así escribe el padre Jackob Boschmann sobre este acontecimiento.
Padre Jackob Boschmann vió como benigna conducción y ayuda divina,
que nadie falleció en su casa a consecuencia de la grave enfermedad.
Miles perecieron en todo el país a consecuencia del hambre y tifus.
En sus memorias siempre ha vuelto a menciionar cuánto, tanto,
Él y madre Katarina han orado, agradeciendo a Dios por su benigna protección.