Tip:
Highlight text to annotate it
X
Cuando Pedro salió a su ventana no sabía —mi amor, no sabía—
que la luz de esa clara mañana era luz de su último día.
Y las causas lo fueron cercando cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando poderoso, invencible.
Cuando Juan regresaba a su lecho no sabía —oh alma querida—
que en la noche lluviosa y sin techo lo esperaba el amor de su vida.
Y las causas lo fueron cercando cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando poderoso, invencible.
Cuando acabe este verso que canto yo no sé —yo no sé, madre mía—
si me espera la paz o el espanto, si el ahora o si el todavía.
Pues las causas me andan cercando cotidianas, invisibles.
Y el azar se me viene enredando poderoso, invencible.
Pues las causas me andan cercando cotidianas, invisibles.
Y el azar se me viene enredando poderoso, invencible.