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Iba en mi coche campante y me paró el comandante,
bájese dijo sonriente, el paso me dio educado y galante.
Y en un carrazo flamante, me dio un paseo excitante,
el manicure me aplicó, a bucear me invitó y un masaje calmante.
Luego hospedado en su chante guisó para mí con un toque picante,
hasta me puse a llorar, como Pablo Escobar, me sentí Pedro Infante,
a Tehuacán me invitó, unos tragos sacó, yo venía cante y cante,
luego discreto me fui, ni las gracias le dí por no ser sofocante. -- La conclusión, Susana...
No soy narcotraficante, ni diputado mutante,
por eso yo no me explico ¿por que me llevó
con usted comandante?
Soy solo un pana elegante, sofisticado y amante,
de autos de lujo, diamantes, y todo lo ajeno que encuentre mi guante,
mi guante de ante, (mi guante estrujante),
mi guante brillante, aguanten el guante,
que no hay quien lo aguante...
-¿y cuándo despertó?,
- cuando despertó,... el comisario seguía ahí...