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En Occidente, tenemos una percepción general de que el Tibet es una cultura
que se define solamente por
el budismo tibetano, pero los tibetanos, como las demás culturas alrededor del mundo,
tuvieron una larga historia que implicó actividad militar.
En general, en el caso de armas y armadura, la belleza no tiene por qué impedir funcionalidad
Así que esta silla, por debajo está fabricada de manera tradicional, con cuatro piezas de madera unidas
con correas de cuero. Y cuando se llega al
ornamento, este la distingue como una pieza única.
Las placas que la cubren están hechas de cobre dorado, utilizando una técnica de repujado
en la que los diseños están labrados en relieve, desde la parte posterior, realizados de forma muy fina.
Posee un entramado rojo brillante en la madera, debajo del metal, para resaltar las volutas doradas en el frente.
El tejido de la almohadilla del asiento parece ser un brocado japonés,
una hermosa y suntuosa tela de seda que posee
pares de aves
y pares de leones.
Tiene dos dragones en la parte delantera. Los dragones se utilizan,
a menudo, en Occidente para simbolizar una especie de poder maligno.
En Asia, el dragón simboliza el paraíso, simboliza
la creatividad, el poder.
En la parte superior central posee lo que llaman la Joya que concede deseos. Las joyas simbolizan la transparencia
y la pureza del budismo tibetano. Se dice que la joya tiene el poder de conceder cualquier deseo.
En el centro, tiene esta máscara de monstruo y se dice que está basada
en una leyenda hindú. El dios Shiva nombró a este demonio para que fuera el guardián de su entrada.
Y aquí se utiliza sobre el arco de la silla, como símbolo favorable de buena suerte.
Esta tradición de sillas extremadamente decoradas se ha mantenido intacta
en el Tibet, durante al menos un milenio.
Aunque por su forma, su estilo y el uso de ornamentos decorativos
se podría asumir que fue fabricada en el siglo XIV o XV;
en realidad, esta silla fue fabricada en la década de 1940. Fue hecha para un noble tibetano,
que encargó esta silla cuando fue nombrado gobernador
del Tíbet oriental en 1942. Y, realmente, ese tipo de continuidad no existe
en el resto del mundo actual. Y esto sucede justo a fines de ese período de la historia cultural tibetana.
Para mí esta silla resume la belleza y la continuidad
de la cultura tradicional tibetana, desde sus comienzos
casi hasta su fin.