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En el Museo Nacional de Bellas Artes se conservan y exhiben obras de
incalculable valor artístico.
Toda la larga y penosa trayectoria del genio del hombre en busca de la
belleza y el ideal
se expone en su vastas galerías.
Pero otra labor más anónima, más oscura
se desarrolla dentro de esas austeras paredes.
Los cuadros a pesar de su perfección
sufren la lenta e inexorable acción destructora del tiempo.
A rescatar tesoros extraviados en el correr de los años
se dedica la sección restauraciones de esta institución.
Sigamos una tela que va a sufrir este proceso
e introduzcámonos en el taller.
Uno de los más maravillosos trabajos es el transporte de pinturas
cuyas telas están deterioradas.
Con infinita paciencia y consumada pericia
los técnicos
ya sea destruyéndola o bien despegándola,
desprenden del cuadro original
la tela a veces con varias centurias de vida.
Por un procedimiento especial se le vuelve a encolar una nueva base
quedando así la obra maestra
lista para el retoque final.
Merced a una labor silenciosa y
casi desconocida
se han salvado de su pérdida total entre otras joyas del arte
una tela de Bruyn,
" La huida de Egipto" debida al pincel del célebre Tiépolo.
Y se ha logrado que sigan brillando las estrellas de los genios, para
admiración y ejemplo de la generaciónes futuras.