Tip:
Highlight text to annotate it
X
Cuando somos niños, somos menores
y no nos acordamos de las cosas como mucho mayores.
Ya cuando tenemos 25 años, somos grandes y, entonces, por ejemplo,
un animal del zoológico que nos parecía gigantesco,
que vimos cuando teníamos seis años, cuando tenemos 20 nos parece mucho menor.
Nos damos cuenta de que es menor.
Entonces el tamaño de la casa, la casa paterna siempre es una cosa grande,
cuando vamos a visitarlo después de años vimos que no era tan grande así.
La cama no era tan alta, no tenemos que hacer movimientos específicos para subir,
nos bajamos para sentar en la cama, por ejemplo.
Cuando somos niños pequeños tenemos que subir para llegar a la cama,
entonces eso es obvio.
Pero con relación a la duración del tiempo, no lo sé.
La duración del tiempo que percibimos
es un fenómeno que no tiene mucha relación
con la duración del tiempo real medido por relojes.
El tiempo psicológico que es el primero y el que percibimos
tiene la duración que nuestro cerebro quiera darle,
y que no tiene porque ser igual al tiempo psicológico.
Por ejemplo, cuando estamos en un momento agradable, siempre pasa más rápido.
Y el momento desagradable siempre nos da la impresión,
después del ocurrido, que cuesta a pasar.
Pero cuando somos niños, después
no sé como percibimos el tiempo realmente, porque ya no soy más niño, pero
cuando adultos, nos acordamos del tiempo percibido
cuando éramos niños, como si fuera mucho mayor de lo que realmente era.
Quizás cuando somos niños no parezca así,
pero después cuando somos adultos y nos acordamos
como debe haber sido aquel tiempo de niño, nos parece siempre más largo.