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Cantón, motor del crecimiento económico chino.
En esta provincia del sur se fabrica el 30% de lo que China exporta al mundo.
Pese a la crisis, el PIB cantonés sigue siendo superior al de Bélgica.
Miles de africanos emigran aquí cada año buscando un futuro mejor.
Este barrio es conocido como Ciudad Chocolate.
Una Little Africa en la que se encuentran desde túnicas hasta pelucas especiales para africanos.
Son productos muy diferentes de los locales. Si nos abstraemos, parece que no estamos en China.
Al atardecer, los africanos se reúnen en Ciudad Chocolate.
Jeannot es congoleño. Llegó a Cantón hace 5 años y abrió este salón de belleza.
Desde entonces se ha convertido en el lugar preferido de tanzanos, ghaneses y congoleños.
Allí no sólo se cortan el pelo. También comparten comida, tertulia y sus series favoritas.
Vine a China porque todo el mundo en mi ciudad solía hablar siempre sobre este país.
Lo sentí como algo nuevo.
El número de africanos residentes en Cantón aumenta del 30 al 40 por ciento cada año.
Son de 30 nacionalidades diferentes pero todos tienen algo en común:
China penetró en sus hogares con los productos de multinacionales y la televisión por satélite.
Pensaron que en China podrían multiplicar su riqueza y muchos compraron un billete sin vuelta.
Los africanos tienen m·s facilidad para conseguir un visado chino que uno europeo o estadounidense.
Pero lo más difícil es sentirse en casa.
Con los chinos sólo se relacionan para comerciar.
Cliente Africano: Todos los chinos excepto tú, quizás, me generan desconfianza.
Dependienta China: ¿Realmente piensas eso?
Cliente Africano: Para mi, la mayoría no son de fiar.
Dependienta China: ¿Incluida yo? Quiero estar segura.
Cliente Africano: Bueno, tú puedes ser una excepción, de veras.
La convivencia entre chinos y africanos no es siempre fácil.
Todos lo reconocen fuera de cámara.
Julio de 2009: Tiene lugar la primera manifestación de extranjeros convocada nunca en China.
Eran los africanos que manifestaban su rechazo hacia la política de visados.
No hay cifras oficiales pero, según estimaciones, puede haber unos 100.000 africanos en Cantón.
Más de la mitad no tiene sus papeles en regla.
Muchos aseguran que el gobierno chino ha endurecido la normativa tras los Juegos Olímpicos.
Les preguntamos si se sienten discriminados.
No soy muy feliz porque ofrecen malos empleos a los extranjeros.
P: ¿Extranjeros en general o te refieres sólo a las personas de raza negra?
Sólo a los extranjeros. He trabajado para muchas empresas. Todas funcionan igual. No me gusta.
Otro ejemplo. El pasado año no querían extenderme la visa. No entendía porqué.
Al parecer, hemos pagado todos por el mal comportamiento de algunos ciudadanos africanos.
¿Entiendes? Pero China es realmente buena para hacer negocios.
La mayoría prefieren China a EEUU o Europa para procesar sus productos.
Siempre venimos con bastante dinero, entre 20.000 y 500.000 dólares para comprar bienes.
Por mi piel negra ya están pensando que huelo mal.
Pero, en el fondo, son los chinos quienes realmente huelen mal.
Es porque nunca se bañan pronto por las mañanas. Los africanos siempre nos tomamos una ducha.
Cuando preguntamos a los chinos aseguran no tener ningún problema con sus vecinos de piel negra.
Pero a su vez critican que no puedan hablar el chino
y que cada vez más mujeres salgan con hombres africanos.
Es malo para China, añaden, que vengan aquí inmigrantes de países más pobres.
Venimos de lugares diferentes, países distintos.
Todos somos amigos. Aunque no compartimos el mismo idioma y tenemos problemas para comunicarnos.
No podemos entendernos muy bien.
Si hay alguien que trabaja para unir a las dos comunidades es Osram Atta.
Empresario de Ghana, gestiona el envío de mercancías de China a África
y es uno de los africanos más respetados de la ciudad
gracias fundamentalmente a sus buenos contactos en el Departamento de Inmigración.
Debemos comprender que procedemos de dos entidades diferentes: Oriente y Occidente.
No hay una relación fluída entre chinos y africanos porque aquello que han escuchado en un principio
no se corresponde con la realidad que contrastan.
Muchos africanos vienen pensando que los chinos visten aún las camisas maoístas rojas y azules.
Pero es muy diferente cuando vienen a China y contrastan que la realidad es más compleja.
El profesor Li es muy buen amigo del señor Atta.
Es también el primer académico chino en investigar la emigración africana a Cantón.
El Confucianismo distingue diferentes clases sociales. Es muy reaccionario con otras culturas.
También hay un problema de índole laboral.
Aunque no sea políticamente correcto decirlo en este país hay demasiados obreros "Blue-Collars".
China pide más inmigrantes cualificados o "White Collars". Los africanos no están ofreciendo eso.
Las tensiones se diluyen en el ámbito académico.
Muchos países africanos tienen convenios educativos con China
y las universidades de Cantón tienen cada vez más estudiantes negros.
Robert viene de Kenia y está estudiando Turismo Internacional.
La vida del Campus es agradable. Pero déjame contar una experiencia que tuve hace poco en Beijing.
Estuve un mes, nada más abandonar Kenia. La gente no paraba de hacerme fotos. Cien por minuto.
Todo el mundo. Entonces dije: "OK, debo de ser un superhéroe".
China y Africa se necesitan. Están destinadas a entenderse.
De las nuevas generaciones depende que su relaciÛn no sea ˙nica y exclusivamente comercial.