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Me uní a Volunteers of America hace alrededor de once años
y retomé esta pequeña campaña para el regreso a la escuela
en la que los empleados sacaban dinero de sus propios bolsillos.
Me prometí que el año siguiente haría algo más:
una iniciativa
para que todos los niños en refugios recibieran mochilas.
Diez años más tarde, equipamos a 13 500 niños
en refugios de la ciudad de Nueva York con mochilas.
¡Recibí una nueva!
El año pasado, decidí intentar recaudar más dinero.
Les envié cartas a cien bancos
y a otras instituciones financieras de la ciudad.
Solo respondió una compañía: HSBC.
Han sido de gran ayuda. Nos llevaron a otro nivel.
Estupendo.
HSBC se compromete con la educación.
Es una de nuestras áreas filantrópicas clave.
Esta causa representa todo lo que defendemos.
Son niños que han sufrido mucho.
Están en hogares de tránsito y hasta cambian cinco o seis veces de familia.
Desean integrarse, ser como cualquier otro.
Aunque pueda parecer poco, una mochila llena de artículos
contribuye enormemente a aumentar la confianza en ellos mismos,
fomenta la asistencia a la escuela y los ayuda a encajar con el resto.
Hace un tiempo, conocí a un joven que entonces tenía quince años.
Estaba en un refugio y le pregunté si había recibido una mochila nuestra.
Su rostro y sus ojos se iluminaron, y dijo:
"¡Sí! Recibí cosas geniales. Cosas que los otros niños no tenían".
Me dejaron elegir la mochila que quisiera
y elegí la que más me gustaba.
Me sentía muy feliz.
Sentía que estaba listo para ir a la escuela.
¡Elmo!
Tengo mellizos de siete años,
un hijo y una hija.
Por eso, es muy importante para mí ayudar a estos niños.
Los niños que viven en refugios, generalmente tienen vidas caóticas
y casi nunca reciben cosas nuevas.
Ningún niño debería preocuparse
de si tiene o no artículos para ir a estudiar.
Pero, mientras lo hagan, estaremos aquí para ayudarlos.
Crayones, lápices de colores, cartucheras. ¡De todo!
Me dieron una carpeta, dos cuadernos.
Un diccionario, una calculadora.
¡Mira!