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Vuelven los ombligos con el calor del verano
con el calor de nuestras miradas que espantan fríos fantasmales
Vuelven esos ojos mirones y guiñadores que proyectan tu cuerpo en dimensiones siderales
Vuelven los que el invierno cubre como burkas de ese
latrocinio q es la ropa -aunque sean finas y coloridas sedas-,
mundana e insensible en el ocaso de la juventud cronológica,
y donde me deslizo exaltado y sediento y hambriento de esa piel de arena fina
Descanso a la sombra del único oasis y en tus dunas y médanos
y en tu irónico y ansiado desierto que muestra el manantial
q encuentro en ese suave y cálido arenal
Tu punto medio Tu punto exacto en esa naturaleza de vivos
y eternos volcanes de lava y miel de ese norte y de ese sur
que grita mi nombre y donde mi lengua y mi existencia pasea y encalla fugazmente.
Pascana de la imaginación, respiro y pausa de unos dedos forasteros...
Jamás punto de calma y descanso..
A veces no sé en quién estás... pero estás y siempre estarás y eso es lo principal y
lo importante y lo máximo Vago entre médanos, me deslizo y termino
bebiendo agua de vida: entonces eres camino.
Sobrevivo regurgitando tu piel y tus recuerdos que en las largas avenidas
de tus pirámides bajan en el solsticio de verano y concluyen en el equinoccio de otoño
antes de ahogarme en sicalípticos huracanes de tu ser
Una lengua horada el libido Y la sensualidad la fulmina y derrite
Un talón de Aquiles LA llave perfecta para ese cuerpo perfecto
de ese ser imperfecto
Capullo de tulipán Un hoyo de lujuria
Una travesía que termina en el núcleo la tierra
Un manantial de deseos insondables Un abismo de ensueños
Una caída, divina, de esas caídas hondas del alma que enloqueció a Vallejo
Tu ombligo Un himen
Otro punto G de las divinas féminas Punto medio y convergente de tu hemisferio
Triángulo de las Bermudas y profundidad de las Islas Marianas
Punto medio y de quiebre de tu parte de arriba y tu parte de abajo