Tip:
Highlight text to annotate it
X
LA MÁSCARA SUBMARINA
¡Giulio! ¡Giulio!
¡Giulio! ¡Giulio! ¡Giulio!
Sr. Wilson. Ha venido muy deprisa.
Conoce a esta mujer, ¿verdad?
La Sra. Decker. Sí, la conozco.
¿Suicidio?
Eso lo dirá la encuesta.
Pero ya ve, todas las puertas y ventanas están selladas con cinta adhesiva,
las llaves del gas abiertas,
las puertas cerradas desde dentro.
Nadie puede entrar ni salir. Sí, definitivamente, suicidio.
Esta Sra... Decker.
Decker, sí. Es inglesa, ¿no?
Sí, pero no es una turista.
Lleva viviendo aquí bastante tiempo.
Sí, sí, lo sé. Tenemos su documentación.
Esta villa es suya, ¿no?
En realidad le pertenece a su marido.
Gastó mucho dinero en ella.
Fue en un momento de confusión cuando Decker se casó con ella.
Cara, ¿eh?
Ella podía permitírselo.
¿El Sr. Decker también es rico?
No, no, Creo que no.
La doncella dice que está fuera. ¿Sabe dónde?
No. A veces se va por su cuenta durante unos días.
Conoce alguna razón para que...
No, ninguna.
¿Era una pareja feliz?
Sí, por lo que yo sé.
Bueno, será mejor que busquemos al Sr. Decker.
Sí, ¿dónde está? ¡Él la mató!
¡Mamá!
No sabía que hubiese una niña.
Creía que estaba en Inglaterra.
¿Dónde está Paul?
Tiene que encontrarlo. ¡Sé que él mató a mamá!
Soy el Sr. Wilson, Candy, del Consulado Británico.
Conocía a tu madre y no hay de qué preocuparse.
Pronto encontraremos a tu padre.
No es mi padre. Mi padre está muerto.
Paul ha matado a mamá y usted le ha dejado escapar.
Eso no está bien, Candy.
Supongo que tu madre no era feliz,...
Ella no haría nunca algo así,
y menos en el día que yo volvía a casa.
Fue Paul Y ha escapado.
Nadie ha escapado, chiquilla.
Fue necesario romper la puerta.
Desde entonces, siempre ha habido alguien aquí.
¡Si hubiese estado aquí, aquí seguiría!
Y ya puedes ver que no.
Pero debe haber estado.
Mamá no haría una cosa así.
Sé que ha sido un golpe terrible para ti.
Iré arriba con la muchacha.
Bajaré en un minuto Hablaremos de lo que vamos hacer.
¡Candy!
¡Candy! Candy, pequeña, ¿por qué has entrado aquí?
Me llamo Jean Edwards. He venido de Inglaterra con Candy.
Es terrible lo que ha pasado.
Paul lo hizo, Jean. Mató a mamá.
Hablaremos arriba de ello. Vamos.
¡Vamos, Totó!
Totó, vamos.
Creen que estoy loca, ¿verdad?
Todos pensaron que estaba loca cuando dije que mató a papá.
Pobre niña.
Debe tener a su padrastro por un completo monstruo.
¿Candy?
¿Puedo hacer algo por ti?
No, gracias, Jean.
Tengo que hacer algunos arreglos para quedarnos.
¿Te importa si te dejo durante unos minutos?
Sólo voy a telefonear. Volveré enseguida.
- Señorita... - Edwards.
Srta. Edwards, por favor.
Un momento, por favor.
¿Conoce bien a la familia Decker?
Sí, bastante bien.
Por lo que sabemos, el Sr. Decker, dejó escrito que se iba.
¿Lo sabía usted?
Bueno, sé que se iba con bastante frecuencia.
¿Tiene alguna idea de dónde está?
No.
¿La Sra. Decker era desgraciada? ¿Depresiva?
No lo sé. Acabo de llegar.
Sé que no le gustaba que el Sr. Decker se ausentara.
Estaba muy enamorada de él.
Y la niña, tal vez estaba celosa.
Bueno, ha sido una situación difícil.
En realidad odia a su padrastro.
Sí, cree que mató a su padre.
¿Por qué piensa eso?
Vio el accidente, ¿no?
Sí, fue cuando tenía ocho años.
Pasaban las vacaciones juntos.
Los dos hombres alquilaron un barco de pesca pequeño.
Candy también iba.
Hubo un accidente y su padre se ahogó.
Ella lo vio todo.
Se volvió loca de pena,
pero estaba convencida de que la culpa fue del Sr. Decker.
Pobre niña. Ahora piensa que también mató a su madre.
¿Fue suicidio? ¿No hay duda?
Ninguna.
Las puertas cerradas, las llaves del gas abiertas, ninguna duda.
Bueno, no hay nada más que hacer aquí.
Gracias, por su ayuda, Sr. Wilson.
De nada, Inspector.
Dejaré aquí a un hombre de guardia
para el caso de que vuelva el marido.
- Si contacta con usted, llámeme, por favor. - Claro.
- Y usted también, signorina. - Lo haré.
La llevaré a un hotel. No puede quedarse aquí.
Gracias, es muy amable.
Iré a decírselo a Candy.
Nos iremos pronto.
Lo hizo Paul, Jean. Sé que lo hizo.
Hablaremos de eso después, cuando estemos en el hotel.
Vamos.
Vamos, Totó.
Que mala suerte cargar al comienzo de sus vacaciones con esta responsabilidad.
No son exactamente unas vacaciones.
Conozco hace tiempo a los Deckers.
Llegamos a un acuerdo.
Me encargaría de Candy algún tiempo durante las vacaciones escolares.
Siempre funcionó bien.
- Entiendo. - Hotel Europa.
Bueno, si puedo hacer algo más por usted, llámeme.
De acuerdo, gracias.
De todas formas, volveré a pasar esta noche.
Bien.
Srta. Edwards. la llaman por teléfono.
Puede cogerla en la cabina.
Bien, gracias.
¿Diga? Jean Edwards al habla.
¿Cómo ha llegado a usted?
Fue entregado en casa de la Sra. Decker,
poco después de irnos, dirigido a la Signorina.
Nos tomamos la libertad de abrirlo. Voy a leérselo.
"Querida Madge," empieza, "Te echo mucho de menos, pero ha valido la pena.
"El libro va maravillosamente.
"Espero acabarlo esta noche, pero sea como sea,
"no puedo soportar estar más tiempo lejos de ti,
"así que lo primero que haré por la mañana es coger el camino de vuelta.
"Incluso es posible que llegue antes que esta carta.
"Anhelo verte, cariño Tu Paul."
Viene de un pueblo pequeño al otro lado de la frontera francesa.
Si hubiese llegado antes.
Me temo que desear eso no arregla nada.
Mire, Inspector, tengo que estar en la villa antes de que llegue.
Sería terrible que se enterase por un extraño.
Sí, está bien.
Y dígale, por favor, que quiero verle lo antes posible.
Sí, se lo diré. Adiós.
Candy, ¿estarás bien si te dejo por unas horas?
Pero prometiste hablar conmigo.
"Tan pronto como lleguemos al hotel", fue lo que dijiste.
Ahora no, querida. Más tarde. Tengo que salir un rato.
Quédate aquí tranquila.
Si mamá fuese a hacer algo así,
me habría dejado una carta, ¿verdad?
No había ninguna carta.
A eso me refiero.
Fue Paul. Tienes que creerme. Por favor, Jean.
Paul estaba en Francia cuando ocurrió.
¿Cómo lo sabes? ¿Le han encontrado?
Cariño, no puedo explicártelo. Ahora tengo que irme.
Intenta descansar un poco. No tardaré.
Te lo prometo.
No me creen, Totó.
Igual que no me creyeron
cuando dije que vi a papá hundirse cuando cayó del barco.
Las burbujas subían y subían
hasta que dejaron de salir.
Tenemos que descubrirlo, Totó.
Sr. Decker.
¿Qué puedo decir?
Esperaba llegar antes que usted.
No quería que pasara esto.
Lo siento.
No lo comprendo. No es posible.
Si le preocupaba algo,
¿por qué no me lo dijo? ¿por qué no...?
No debe torturarse haciéndose preguntas.
Nadie entiende por qué una persona hace algo así.
Hay que intentar pensar en el futuro.
¿Qué va a ser de Candy?
Sí, claro. Pobre Candy. ¿Está bien?
Sí. La he llevado al hotel.
No podía dejar que se quedara aquí.
No, claro que no.
También he reservado una habitación para usted. No pensé que...
Gracias, querida Jean. ¿Qué íbamos a hacer sin usted?
Es tan práctica.
Tengo que ir a ver a Candy.
El inspector de policía quiere verle tan pronto se encuentre bien.
Sí. Ahora empiezan las preguntas y las respuestas.
Supongo que es inevitable.
¿Cómo te encuentras?
Bien, gracias.
Te has asustado. ¿Pasa algo?
No.
¿Por qué no te desnudas y te metes en la cama?
Podría traerte la cena. Levanta, Totó.
Estaría bien, ¿verdad?
También puedo traer la mía, si quieres.
¿Le han encontrado?
- ¿Al Sr. Decker? - Sí.
¿Ha llamado, señora?
No.
¿Dónde está?
Candy, has sufrido una terrible impresión
pero no debemos dejar que...
Bueno, no empecemos a imaginar cosas que no han sucedido.
No me imagino lo que veo,
como cuando Paul ahogó a papá.
Sea lo que sea lo que viste entonces, no has visto nada esta tarde.
Sé que no he visto una carta para mí y mamá me habría dejado una.
Candy, tienes que dejar de hablar así.
La gente, la gente normal no se comporta de esa manera.
¿Crees que estoy loca, Jean?
Claro que no, Candy. Claro que no.
¿Pero no me crees?
Pensarás de forma diferente en un día o dos.
Ahora quítate la ropa y vete a la cama.
No me iré a la cama hasta que me hables de Paul
Ya te lo dije. Estaba en Francia. Acaba de volver.
No lo creo. No pudo haber estado.
La policía lo averiguará.
La policía lo sabe todo.
¿Le vieron?
¿Le viste?
Sí.
Entonces está aquí, ¿no?
- Sí. - Quiero verlo.
Por la mañana, cariño.
Hola, Candy.
¿No te daba suficiente dinero? ¿Por eso lo hiciste?
- ¡Candy! - Por favor, Jean...
Sé que estoy en lo cierto.
Candy, sé que ha ocurrido algo terrible.
Las cosas nunca serán iguales para ninguno de nosotros.
No puedo devolverte a tu madre,
pero voy a tratar de hacerte feliz.
Voy a tratar de... ocupar su lugar.
Me gustaría.
¿Dónde estabas esta mañana?
En Francia, cariño.
Escúchame, Candy.
Te quiero. Eres todo lo que me queda.
Tenemos que ayudarnos el uno al otro. ¿Lo intentamos?
Podemos divertirnos mucho, tú y yo.
Hace tiempo nos divertíamos, ¿verdad?
Eso fue antes de que matases a papá.
Ella no lo hizo. Ella no lo hizo.
Ella no lo hizo.
Tenía que ser suicidio. No podían dar otro veredicto.
Lo sé. Pero es que no acabo de creerme lo que pasó.
¿Puedo llevarles al hotel?
Sí, gracias.
Mi coche está allí.
¿Cuáles son sus planes, Sr. Decker?
Voy a cerrar la villa.
Jean llevará a Candy con su tía a los Estados Unidos.
Puede que me reúna con ellas después.
Si me dejan los pasaportes, puedo arreglar eso.
Bien, gracias.
¿Cómo está Candy?
Mucho mejor. Quería venir a la encuesta,
pero creí preferible que se quedara en el hotel.
Es una chica extraña, ¿verdad?
Vaya delante y encargue la comida.
- Voy a ver cómo está Candy. - Muy bien.
Señora, la chica se marchó.
¿Se marchó? Pero... ¿Cuándo?
Alrededor de las 10,00.
Sr. Decker.
Mire, señorita...
Brown, Candice Brown.
Ah, sí. Candy.
Mira, Candy, a veces la vida es algo extraño.
Hace que la gente haga cosas que luego no puede explicar.
No lo que esperas, ¿comprendes?
Como tu madre, una mujer feliz, se suicida.
Por qué hizo eso, nadie lo sabe.
Todos sabemos que eso fue lo que pasó
No. Paul la mató.
Candy, has sufrido una fuerte impresión.
No siempre es fácil ver las cosas con claridad.
Veo las cosas con claridad. Siempre lo he hecho.
Nadie creía que fuese diferente a las otras chicas hasta que Paul mató a papá.
Entonces tuvieron que explicar lo que no podían creer,
por lo que dijeron que me imaginaba cosas.
Yo no me imagino cosas y no me estoy imaginando nada ahora.
Echemos una mirada a los hechos.
Encontraron a tu madre en una habitación
con la puerta cerrada por dentro.
El jardinero tuvo que romper la puerta.
No hay otra salida.
no hay forma de que la puerta hubiese podido cerrarse por fuera.
Entonces estaba dentro, escondido.
Pero es un hombre, Candy. Respira como tú y como yo.
Si estaba dentro, tuvo que inhalar el gas. Habría muerto.
¿Y dónde se iba a esconder? No es invisible.
Tuvo que haber una forma. Tuvo que haber una forma.
Si puedes decirme cómo un hombre puede estar en una habitación, invisible,
llena de gas pero respirando aire,
le arrestaré,
pero hasta entonces, Candy...
Lo averiguaré, Inspector y volveré.
- Adiós, Candy. - Adiós.
¡Candy. Candy!
Hola, Sr. Wilson.
Te hemos buscado por todas partes.
Vamos, entra en el coche.
Gracias, Inspector. Estábamos un poco preocupados.
Estará de vuelta al hotel en poco tiempo.
Bien. Avíseme si vuelve a causarle problemas.
Siento que se haya preocupado.
No he sido sólo yo.
El Sr. Decker y la Srta. Edwards te están buscando ahora.
Fui a dar un paseo.
La próxima vez que decidas irte por tu cuenta, es mejor que se lo digas a alguien.
- ¿Lo harás? - Sí, señor.
Sr. Wilson, ¿cuánto tiempo puede aguantar la respiración?
¿Qué?
Aguantar la respiración. ¿Cuánto?
No lo sé. Supongo que un minuto o así.
¿Cuánto es el tiempo máximo que alguien ha podido aguantar sin respirar?
Ni idea. Creo que tres o cuatro minutos.
¿Eso es lo máximo?
Sí, es lo que creo. ¿A qué viene esto, Candy?
Por nada. Me lo estaba preguntando.
Mira, Totó, mira.
Mira lo que llevan esos hombres en la espalda.
Deben contener cantidades y cantidades de aire.
Yo diría que suficiente para varios días.
Candy, ¿dónde has estado? Hemos estado preocupados.
Totó y yo fuimos a pasear.
No vuelvas a hacerlo sin decírselo a alguien.
Te hemos estado buscando ¿Has comido algo?
No, no me apetecía, gracias.
Eso es una tontería. Tienes que comer. ¿Qué tal ahora?
¿Puedo tomar un helado, por favor? De fresa.
Voy a pedirlo.
¿Qué haces con los pasaportes?
¿Te gustaría salir de viaje?
¿Adónde?
A América, a visitar a tu tía. Estaría bien, ¿verdad?
¿Cuándo?
He pensado que tan pronto como nos sea posible.
Dentro de dos o tres días.
¿Por qué? Si acabamos de llegar.
Pensamos que preferirías no quedarte aquí.
Paul cree que estarías más contenta en América con tu tía.
Lo cree. Comprendo.
¿El qué?
Me parece que empieza a tenerme miedo.
¿Miedo? Escucha...
este disparate sobre Paul tiene que acabar.
Sólo trata de hacer lo mejor para ti.
¿Por qué tiene la gente pasaporte?
Es necesario si quieres viajar de un país a otro.
Ya lo sé, pero ¿por qué?
Con él demuestras quién eres,
luego el país te lo sella
y saben dónde está la gente.
¿Te sellan el pasaporte cada vez que entras y sales de un país?
Sí, lo sellan y le ponen la fecha.
- Y en Francia? - Sí, igual que en todas partes.
Voy a encargar el helado, ¿vale?
Gracias, Jean.
¿Dónde está Paul?
El Sr. Wilson ha ido a buscarlo.
No volverás a salir de la habitación sin decírmelo, ¿verdad?
¿Puedo salir al pasillo?
Sí, mientras no abandones el hotel.
De acuerdo, Jean.
Vamos, Totó.
¡Ven! ¡Ven!
Estate quieto, Totó.
No buscamos esto.
Buscamos su pasaporte para demostrar que no estuvo en París.
Hola, Candy. ¿Te interesa mi pasaporte?
- Sí. - ¿Por qué?
Jean me ha dicho que vamos a ir a América.
Sí. Necesitarás un visado.
Como este.
Mira aquí, te pone los datos personales
y en el resto se muestran los países que has visitado.
Montones de países.
Déjame ver.
Bien. Ven y siéntate en la cama.
Mira, este es de cuando fui a Suiza el año pasado.
Tú lo tendrás también en tu pasaporte.
Es inglés.
Todos estos son franceses.
Este es de cuando estuve en Francia la semana pasada
y éste de la vuelta, hace dos días.
Mira, se ve claramente la fecha.
De ese modo siempre se puede demostrar
dónde ha estado uno cualquier día.
Interesante, ¿verdad?
Acabo de ver a Jean abajo.
Te estaba encargando un helado enorme.
Supongo que ya lo tendrá.
¿No sería mejor que volvieras a tu habitación?
Hola, Totó.
Vamos. Vamos, busca a Candy.
Ven., Totó.
Pídelo por favor, Totó.
Eres un buen perro, Totó.
Ahora ve a buscar a Candy.
- Jean. - ¿Sí?
¿El suicidio es un pecado mortal?
¿Qué quieres decir?
Bueno, si mamá hizo lo que dicen
¿podrá ir al cielo?
Claro que sí.
Pero el suicidio es malo, ¿verdad?
A veces sí, cuando una persona lo hace para escapar de algo.
Ocurre a veces.
Pero tu madre no era así. No era mala.
Pero debía haber una razón
y habría querido que la supiera.
Habría dejado una carta, de modo que supiera por qué lo hacía.
A veces las cosas se hacen repentinamente,
es lo que se llama un ataque depresivo.
Tu madre debía de ser muy desgraciada
contigo y con Paul fuera.
Pero ya nos habíamos ausentado antes.
Nadie puede saber lo que hay en el interior de una persona.
Tu madre estaba muy sola en esa caja grande y vieja.
¿Entonces por qué se quedó? Ella odiaba la casa.
Seguramente no.
Claro que sí.
Me dijo que vivía allí sólo porque Paul quería.
Quería cambiarlo todo y hacerla más agradable
pero él no la dejaba.
Compró un montón de cosas nuevas
pero él no le dejaba cambiar nada.
No le permitía poner luz eléctrica.
Ella odiaba el gas. Le daba miedo.
¿Estás segura?
Me lo dijo. Dijo que era peligroso.
Pero mamá ira al cielo, ¿verdad, jean?
Sí, claro que sí. Claro que sí.
Ahora date prisa y acábate el helado.
Voy a echar esta carta
y luego pensaremos en algo agradable que hacer esta tarde.
Pobre Totó. Me había olvidado de ti.
Ven, tengo helado. Es del que te gusta.
¿Por qué lo has hecho?
Candy, ¿qué le ha pasado a...?
Sé por qué mataste a papá y a mamá, pero ¿por qué a Totó?
Candy, no pienses que he tenido algo que ver con esto.
¡No me toques! ¡Sé que le has matado
y sé que también vas a tener que matarme,
porque si no, te mataré yo!
"Vas a tener que matarme,
porque si no, te mataré yo."
Esas fueron sus palabras exactas.
Es terrible. Pobre Candy.
No puedo olvidar la forma en que me miró....
Era tan anormal. Espero que no sea nada permanente.
Desde luego, sólo es una niña.
Las dos cosas han venido juntas.
Empieza a aceptar la primera.
Si hubiese habido una carta,, le habría sido de ayuda.
Es curioso que no dejase nada en absoluto.
Sí.
Sr. Decker, Candy dice que a su madre le daba miedo el gas.
¿Le parece lógico que una persona que le tuviese miedo al gas
lo utilizara para suicidarse?
¿Le dijo eso?
Madge no le tenía miedo a nada.
Candy me dijo que usted no quiso que la Sra. Decker
pusiera luz eléctrica en la villa.
No, no quise.
Madge había gastado ya una fortuna en la casa.
En algún momento tenía que decirle que parase.
Ojalá no lo hubiese hecho.
¿Damos un paseo por la orilla?
Bueno, no sé. Está Candy.
Candy ya estará durmiendo.
Bien, voy a echarle una mirada
y luego me reuniré con usted en el recibidor.
De acuerdo.
Se está muy bien aquí, ¿verdad?
Es perfecto.
Quiero darle las gracias por todo lo que está haciendo, Jean.
¿Qué esperaba que hiciera,
marcharme cuando las cosas van mal?
Claro que no, pero está haciendo
mucho más de lo que se puede considerar correcto.
Significa mucho para mí que se encuentre aquí.
Me cree, ¿verdad?
Sí, le creo.
Me alegro. Es muy importante para mí.
Desde que llegó para cuidar de Candy
las cosas han sido muy distintas.
Si algo iba mal, siempre estaba Jean para ocuparse.
Volvía a colocarlo en su sitio.
No sé lo que hacíamos antes.
Evidentemente se arreglaban. Parecían bastante felices.
Sí, éramos felices.
Madge y yo teníamos mucho en común.
Pero había cosas..., ya sabe.
Me di cuenta de que deseaba que llegasen las vacaciones
y que viniese a casa con Candy.
Y solía preguntarme si habría cambiado mientras estaba ausente.
Nunca estuve fuera mucho tiempo.
La gente puede cambiar en poco tiempo.
Pudiera haber encontrado a alguien, otro hombre.
Odiaba la idea de que se hubiese casado y no volviera con nosotros nunca más.
Y ahora vuelve a mandarnos fuera.
Es por el bien de Candy, ya lo sabe.
Lo sé, no era más que una broma.
Yo no bromeo, Jean. Esto es muy serio y quiero que lo crea.
Lo creo, Paul.
Como mañana es nuestro último día, ¿nos vamos de picnic?
A todos los niños les gustan. Puede estar bien antes de irnos.
Buena idea. Será divertido.
Cogeremos el coche, iremos por la costa y aparcaremos cerca de la playa.
Buena idea.
Si Candy sigue levantada cuando volvamos, puedes decírselo.
Mejor que no lo esté. Es casi medianoche...
Sabía que te encontraría aquí, Candy. Has sido una chica traviesa.
No me gustan las chicas traviesas.
Bien. Está aquí.
¡Oh, Jean!
¡Candy! Candy, todo va bien, cariño.
No hay de qué preocuparse. Estás a salvo.
Jean, estaba tan asustada. No sé lo que iba a pasar.
Estaba tan asustada.
Candy, ¿no quieres algo de fruta?
No, gracias. No tengo hambre.
Apenas ha comido nada.
No importa.
Es su día, deja que disfrute.
LE ODIO
Jean, ¿cómo funciona eso?
¿El qué?
Esas cosas para nadar que te pones en la cara.
Como la del hombre aquel.
Es una máscara para bucear.
Es sencillo. Nadas bajo el agua
y el aire entra por un tubo.
De ese modo puedes ver los peces y otras cosas sin salir a respirar.
¿Cuánto tiempo puedes estar?
Todo el que quieras, incluso todo el día.
¿Y toda la noche?
Supongo que sí.
Me gustaría probarla.
¿Has traído una, Paul?
¿Una qué, Candy?
Una máscara de buceo.
No tengo ninguna. Lo siento. Te compraré una, si quieres.
Pero si tienes una. Yo la he visto.
No, Candy, te habrás confundido.
La vi en tu habitación, en el guardarropa.
Claro, tienes razón. Recuerdo haberla visto.
Alguien la habrá olvidado allí.
Seguramente la última persona que utilizó la habitación.
Sí, te la daré cuando volvamos al hotel. Recuérdamelo.
Mira, el hombre se va.
Caramba, no puedo verle.
Puedes ir a cualquier lado,
por todo el mundo debajo del agua.
Y nadie lo sabría. Bajo el agua, respirando.
Gracias, Paul. Me gustaría que me dieras esa máscara cuando lleguemos al hotel.
En especial esa que estaba en tu guardarropa.
Claro.
Gracias por traerme. Me alegro de que viniésemos. Ahora estoy más contenta.
Me voy a nadar, Jean.
Vale, no te alejes mucho.
Este picnic le ha hecho mucho bien. Es una niña distinta.
Sí, es una niña distinta.
Es como si, de repente, hubiese ganado confianza.
Sí.
Y ha sido algo muy pequeño lo que ha obrado el cambio, una tontería.
Decirle que ibas a darle esa máscara.
¿Eso fue?
Sí. ¿No te diste cuenta?
Fue como si de repente viese claro por primera vez.
Cosas de niños.
¿No se ha ido muy lejos?
No creo. Es una buena nadadora.
Aquí hay unas peligrosas corrientes subterráneas.
Es fácil nadar pero no es tan fácil salir.
¡Candy!
¡Candy!
¡Candy, vuelve!
No se da la vuelta. No me oye.
Estará bien. No te preocupes.
¿Crees que deberíamos ir uno a por ella?
Estoy seguro de que está bien.
Voy a ir.
No te molestes. Iré yo.
- Vale, gracias. - Un baño me sentará bien.
¡Socorro! ¡Socorro!
¡Aguanta, Candy! ¡Ya voy!
¡Paul, aguanta!
Vale, ya la tengo. Bien.
Ponle la cabeza entre las rodillas.
Ha tragado mucha agua. Se pondrá bien.
Gracias a Dios.
¡Ya está! Sólo es agua salada.
Está bien. Ya estás a salvo.
No tienes que tener miedo. Paul te ha salvado.
Intentó matarme. Has intentado matarme.
- ¡Candy! - Es verdad, Jean.
Me agarró la pierna y tiró hacia abajo. ¡Intentó ahogarme!
¡Candy! ¡Candy, para!
¡Es porque sé demasiado!
Intentó ahogarme, como ahogó a mi...
No has debido hacer eso, Jean.
No sabe lo que dice.
Lo sé, pero es que no debió decirlo.
Candy, escúchame. Estoy harta de estas tonterías.
Por una vez, ¿vas a dejar de pensar en ti misma?
Ya sé que perdiste a tu madre, pero ¿te has parado a pensar en Paul?
Ha perdido a su esposa.
Sólo es una niña, Jean.
Eso no es una excusa. Escucha, Candy,
la única razón por la que estás a salvo en esta playa
es porque Paul fue nadando y te trajo de vuelta.
Tú también estás mojada. ¿Fuiste nadando?
Sólo en el último momento. Fue Paul quien te salvó.
Así que eso es lo que salió mal. Jean llegó a tiempo, ¿verdad?
Candy, si dices una palabra más, te...
Paul, lo siento.
No es culpa suya. Casi se ahoga.
No está bien seguir buscando excusas.
Algo va mal.
Tan pronto lleguemos a América, iré a ver a un médico.
Supongo que tienes razón.
No se puede hacer otra cosa. Está enferma.
Justo cuando creía que todo estaba saliendo bien.
Se la ve tan vulnerable.
Gracias.
¿Puedes darme la máscara?
No, Candy, no.
¿Cómo va a hacerte Paul un regalo después del modo en que te has portado?
- Pero dijo que... - Tal vez si te disculpas
por tu comportamiento.
No me disculpo.
No ves que digo la verdad porque te tiene engañada,
igual que a los demás.
Pero voy a demostrarte que tengo razón porque sé que mató a mamá.
¿Has oído, Paul? Ya sé cómo lo hiciste.
Calla, Candy. Cállate ahora mismo.
Lo sé, Paul y voy a demostrarlo.
- Lo siento, Paul. - No importa, Jean.
No me importa lo que diga. ¿Y a ti?
Cuanto antes veamos a un médico...
Es lo único que se puede hacer. Vamos a tomar algo.
Creo que voy a marcharme.
No hay nada más que pueda hacer aquí
y mi presencia parece que pone peor a Candy.
De todas formas, nos vamos mañana.
Lo sé. Quiero decir esta noche, cuando Candy se haya ido a la cama.
En realidad, no creo que deba volver a verme.
¿Adónde vas a ir?
Hay un pequeño hotel al otro lado de la frontera con Francia al que voy a veces.
Iré allí.
Parece tan injusto, dejar que se conduzca contigo de esa forma.
Lo prefiero. En realidad, ya no lo puedo soportar.
Primero Madge, luego la encuesta,
y ahora esta escena tremenda en el vestíbulo.
No quiero saber nada más.
- Quiero ver al Inspector. - Hola.
Quiero ver al Inspector.
Lo siento, el Inspector no está.
No empieza el servicio hasta mañana.
¿Puedo hacer algo?
No, tiene que ser el Inspector.
¿Sabe dónde puedo encontrarlo?
Lo siento. Cuando está fuera de servicio, puede estar en cualquier parte.
- ¿Puede darle un mensaje? - Sí.
¿Le dice que telefonee a la Srta. Candice Brown al Hotel Europa?
Y dígale que sé cómo un hombre puede estar en una habitación llena de gas
y respirar aire.
¿Lo ha entendido?
Sí.
¿Está seguro?
Sí. Mire, voy a anotarlo.
Gracias. Adiós.
¿Habitación llena de gas y respirar aire?
Gracias y adiós.
Adiós, señor.
Está durmiendo tranquilamente.
Jean, ¿estás segura de que vas a estar bien?
Sí, claro. Sólo es hasta mañana por la mañana.
Inmediatamente después de comer saldremos pare el aeropuerto.
¿Harás todo lo que puedas por Candy?
¿Y me lo comunicarás tan pronto la haya visto alguien?
Claro.
Te escribiré desde Francia y puede que pronto vaya a América.
Entonces todos volveremos a estar juntos.
Te echaré de menos, Jean.
También yo a ti.
Estamos cerrando.
Me temo que es un poco tarde. ¿Podría darme una habitación?
Siempre hay habitación para usted. ¿La misma de siempre?
Sería estupendo. Voy a buscar el equipaje.
Mañana quiero dormir hasta tarde.
No me llame antes de las 11.00.
Gracias.
¿Diga?
¿Es la Srta. Candice Brown?
Sí.
La llamo de parte del Inspector de policía.
Quiere que vaya a la villa de Madame Decker lo antes que pueda.
¿Ha descubierto algo?
Dice que no hable con nadie, ni siquiera con la Srta. Edwards.
Bien. Dígale que voy para allá.
Gracias, Srta. Brown. Dese prisa, por favor.
Hola, Candy. Creí que era el Inspector.
¿Dónde está?
De camino. Le llamé en cuanto encontré la carta.
¿La carta?
Sí, Candy, de tu madre.
Por fin puedo demostrarte lo equivocada que has estado conmigo.
Lo explica todo.
¿Dónde está? Enséñamela.
Está arriba, en la sala de estar.
Va dirigida a los dos. ¿Quieres que subamos y la leamos juntos?
Ven, Candy, vamos a leerla tranquilamente antes de que llegue alguien.
¿Viste a alguien antes de salir del hotel?
No.
¿Estaba Jean levantada?
No, creo que no.
Bien, entonces se lo podrás contar todo durante el desayuno.
En la sala de estar.
Ven, Candy. Siéntate.
¿Dónde está la carta?
Aquí. Siéntate en el sofá, te la leeré.
La encontré detrás de los cojines. Debe haberse resbalado.
"Mis dos amores," dice, "Paul and Candy,
"tenéis que perdonarme por algo terrible que voy a hacer.
"Hoy he ido al médico
"y me ha dicho que en poco tiempo voy a morir.
"Me dijo que tendría unos dolores terribles. No soy capaz de enfrentarme a eso.
"No por mí, sino por la mirada en vuestras caras si me vierais sufrir.
"Así que es mejor acabar rápidamente.
"Por favor, perdonadme por la pena que voy a causaros.
"Pero un dolor agudo es mejor para ambos que largas semanas de sufrimiento.
"Sé que cuidaréis el uno del ocho,
"y eso me produce una gran tranquilidad.
"Siempre os habéis divertido juntos.
"Os bendigo a los dos y, Candy
"recibe un beso de tu madre.
¡Mamá, mamá!
Roma, cariño, bebe esto. Te sentirás mejor.
Gracias, Paul.
Léela otra vez, Paul.
Antes tómate la leche.
No quiero más. gracias.
Yo la cogeré.
- ¿Está bien? - Todavía respira.
Gracias a Dios que llegamos a tiempo. Sólo ha respirado un poco.
Tenía que haberla encerrado en su habitación.
Debí imaginarme que trataría de hacer algo así.
Es un problema.
No hay que contrariarla cuando vuelva en sí. Está enferma.
Iremos a un médico cuando lleguemos a América.
Pobre chica. Un manicomio no es un buen panorama.
El gas ya se ha disipado. Llevémosla al sofá.
¿Estoy muerta?
No, estás bien. Llegamos a tiempo.
Ha intentado matarme otra vez.
Sí.
Me trajo aquí y prometió leerme una carta de mamá.
Te das cuenta de cómo lo hizo, ¿verdad, Jean?
Sí, me doy cuenta.
Paul intentó matarme, Sr. Wilson, del mismo modo que a mamá.
Respiraba aire mientras ella respiraba gas
y no estaba en Francia, gracias a la máscara para bucear.
¿La máscara para bucear?
Tú me crees, ¿verdad, Jean?
Sí, ya te he dicho que sí.
Sólo tenemos que encontrar dónde se oculta
y entregarlo a la policía.
¿Dónde se oculta?
Sí, tiene que estar escondido aquí. Igual que la otra vez.
No me creen, ¿eh?
No creen una palabra de lo que he dicho.
Bueno, Candy, es un poco...
un poco exagerado, ¿no?
Pero yo estaba aquí, muriéndome.
Mira, será mejor que digas la verdad.
Tú sabías que iría a buscarte por la mañana temprano
y pensaría que habías venido a la villa.
Pero no es verdad.
Lo es. recuerda que ya te encontramos una vez aquí.
Viniste aquí, esperaste hasta que nos oíste llegar
y luego abriste el gas.
Candy, es posible que no hubiésemos llegado a tiempo.
Ojalá hubiese muerto. Entonces me habrías creído.
¡Está escondido!
Candy, ¿y si te demostramos que no está aquí escondido?
¿Prometes olvidarte de todas esas ideas?
No puede, porque está escondido.
Suponte que podemos.
Suponte que miramos en todas partes, en donde tú nos digas.
Si puede demostrarme que no se esconde, en ninguna parte,
le prometo que nunca volveré a decir nada.
Candy, ¿es eso verdad?
Sí, si no está escondido.
Bueno, dondequiera que esté, debe ser en esta habitación.
Esa puerta estaba sellada con cinta adhesiva cuando la forzamos.
Las paredes parecen bastante sólidas.
No está aquí. Y la puerta de comunicación también tiene cinta adhesiva.,
lo que significa que no está en el dormitorio.
Bueno, no parece estar aquí.
¡Pero está escondido!
Candy, lo prometiste.
¿Dónde más puedo buscar?
¿Hay otro sitio por el que creas que puede haber desaparecido?
Detrás del armario aquel.
Candy, eso es ridículo. Debe pesar una tonelada.
Tiene que estar ahí. Es el único sitio.
- ¿El único? ¿Estás segura? - Sí.
Candy, si movemos ese armario
y no encontramos nada, ¿quedarás satisfecha?
¿Prometes no volver a darnos un susto como este?
Sí, lo prometo.
Le echaré una mano.
Bien, Candy, no hay nada.
Ven a verlo por ti misma.
No, no hay nada.
- ¿Vas a mantener tu promesa? - Sí.
¿Te das cuenta de que todo era producto de tu imaginación?
- Sí. - ¿Y no volverás a mencionar el tema?
Mantendré mi promesa.
Eres una buena chica, Candy.
Candy, esa promesa
podría afectar a tu futuro,
¿verdad, Srta. Edwards? No es necesario ningún médico.
De acuerdo. Siempre que la mantenga.
La mantendré.
Sí, estoy seguro. Vamos al coche, ¿vale?
Lo siento, mamá. Hice lo que pude.
Tengo que mirar otra vez.
- ¡Candy! - No.
Déjela que mire otra vez.
Que quede completamente satisfecha.
¡Candy! ¿Eres tú? ¡Candy, ayúdame a salir!
¿No me oyes? Déjame salir, Candy.
¡Candy! ¿No me oyes?
Candy, si no puedes ayudarme, avisa a los demás.
Prefiero que me encuentren aquí a que...
¡Candy! ¿No me oyes? ¡Llámales!
Candy. Llámales, Candy.
No es más que mi imaginación. En realidad, no estás aquí. Me lo han demostrado.
No es más que mi estúpida imaginación y no debo hacerle caso.
Me hicieron prometerles que nunca volvería a tocar el tema.
¡No, Candy! ¡No puedes hacerlo!
¡Candy, déjame salir! ¡Candy!
Candy, ayúdame, por favor.
No es más que mi imaginación.
Y tengo que mantener mi promesa.
¡Candy! ¡Socorro! ¡Socorro!
¡Pare! Pare, por favor. Quiero bajar un momento.
Le dije que lo averiguaría y volvería.
Vaya a la villa y mire bajo en suelo en la sala de estar.
Verá que yo tenía razón.
ignacio gonzalez para cine-clasico.com