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Cierta noche una chica se quedó sola en su casa, ya que sus padres habían salido y no
regresarían hasta temprano en la mañana. Era la primera vez que la chica se quedaba
sola en casa durante la noche, y solo le tranquilizaba un poco que su fiel perro le acompañaba.
A pesar de sentir la seguridad de tener a su mascota protegiéndola, se dispuso a cerrar
bien todas las puertas y ventanas de su casa antes de ir a dormir, tarea que terminó rápidamente,
con el solo contratiempo de una ventana del sótano que no cerraba
Una vez que creyó haber asegurado bien su
casa, fue a su dormitorio y se acostó, sin dejar de tener la extraña sensación
de que algo andaba mal. Entonces, una vez acostada boca abajo en su cama, alcanzó con
la mano la parte de abajo, que era donde dormía su perro siempre, y sintió que le lamió
la mano, tranquilizándola lo suficiente para poder quedar dormida.
En la oscuridad de la noche, la chica despertó por un ruido que creyó haber escuchado, tratando
de tranquilizarse a sí misma pensando que pudo ser su imaginación, e instintivamente
bajo la mano de la cama para sentir a su perro lamiéndola en señal de que todo estaba bien.
Durmió un rato más, pero esta vez despertó segura de haber escuchado un ruido, y ahora
podía notar un goteo extraño. Pensó de inmediato que era una fuga en el
grifo del baño y como estaba ya cansada por solo alcanzó a su perro una vez más, que
le volvió a lamer la mano. Despertó tal vez otras 2 veces por el extraño
ruido de gotas, y en ambas ocasiones bastó sentir a su perro lamiendo su mano para tranquilizarla.
Casi al amanecer, escuchó a sus padres llegando, y se levantó de inmediato, feliz de que al
fin alguien detendría ese ruido que no la dejaba dormir.
Se apresuró a ir al baño para darse cuenta de qué se trataba, y mientras más se acercaba
el ruido era más fuerte, hasta parecer chorros grandes que caían.
Al abrir la puerta del baño no se podía ver mucho, de modo que encendió la luz. Cuando
pudo darse cuenta de lo que pasaba dilucidó a su perro colgado del tubo de la cortina,
con la garganta cercenada y su sangre llenando de a poco la bañera.
Horrorizada corrió a su cuarto y notó algo escrito en el suelo junto a su cama, algo
escrito con sangre... algo que nunca olvidaría jamás:
Los humanos pueden lamer también.