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Trabajo periódicamente en una fábrica desde hace cinco años.
Mi salario mínimo es de 458 pesos diarios.
Mi familia, mi esposa, mi hijo y mis abuelos están aquí conmigo,
dependen de mí y de mis ocho horas de trabajo.
Un salario mínimo
sólo permite cubrir las necesidades básicas
como la alimentación diaria, la factura mensual de la electricidad
y del agua, y el alquiler.
En la actualidad los precios aumentan.
No sé si podré conseguir un empleo mejor.
Ello depende de las prestaciones que nos ofrezca nuestra empresa.
No es justo, por ejemplo, que al trabajar en una fábrica o una empresa,
expuestos a productos químicos y maquinaria,
nuestra empresa no nos ofrezca ninguna prestación médica.
Es difícil dar de sí mismo todo en el trabajo porque en caso de accidente
la empresa sólo paga a corto plazo, nunca durante un largo período de tiempo.
Actualmente soy el presidente del sindicato,
y mi objetivo es gestionar la consecución de esas prestaciones laborales a largo plazo en nuestro trabajo
y lograr un empleo justo y decente para todos nosotros.