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—Hola. Buenas tardes, Pep. ¿Qué piensas de las declaraciones del vicepresidente del Santos de Brasil?
—Yo a este señor no lo conozco, no he tenido la oportunidad de conocerlo.
No lo conozco porque no he ido nunca a Brasil y en el Mundial de ***ón, que ganamos 4-0, no tuve oportunidad de conocerlo.
Probablemente sus intermediarios están muy, muy equivocados; la información que le han pasado es muy, muy errónea.
Yo no me atrevería nunca a hacer un comentario como el que él ha sugerido que he hecho.
Hace tres años hablé con Neymar por teléfono, cuando era entrenador del Barça, porque el presidente Rosell me pidió que lo llamara
para ver si existía la posibilidad de convencerlo para venir al Barça, y lo hice, y lo único que hice fue intentar convencerlo para venir.
En la última gala de la FIFA en Zúrich coincidí con él y estuvimos hablando.
Y hablamos de fútbol, del partido contra el Santos y de la idea que tenía de fútbol.
Cuando me convertí en entrenador del Bayern quise conocer cuál era su situación, porque después de haber hablado con él por teléfono años atrás no sabía cómo estaba la situación y quería preguntar
cómo estaba la situación, si realmente había firmado con el Barça, dónde quería ir. Quise conocerlo y organicé una reunión en Nueva York con su padre.
Después de cinco minutos, ya me di cuenta de que quería ir al Barça.
En estas tres veces, tanto en una, como en Zúrich, como en la otra, le dije veinte veces que lo que tenía que hacer era ir al FC Barcelona;
y en las tres veces, el nombre de Tito Vilanova no salió nunca.
Nunca.
No es necesario que diga si está capacitado o no, porque fue mi ayudante durante cinco años.
Y es más, lo que hizo el año pasado: conseguir la Liga más exitosa de la historia del Barça es suficiente argumento como para que diga yo si está capacitado o no.
Los jugadores buenos están capacitados para jugar juntos siempre, y estos dos (Messi y neymar) también.
Durante este año yo terminé en el Barça, y al presidente le pedí una cosa: yo me iba a 6.000 kilómetros; que me dejaran en paz, que me dajaran tranquilo. Y no lo han conseguido.
No han cumplido su palabra, no la han cumplido.
Hice mi etapa y me fui. No fue su responsabilidad, fui yo quien decidí marcharme. Por lo tanto, me fui a 6.000 kilómetros.
Que hagan su trabajo, que estén contentos con los jugadores que tienen, que hagan lo que hacen.
Les deseo todos los éxitos del mundo porque serán también un poco parte de mí, porque no hace falta que diga lo que significa este club para mí.
Pero ha habido demasiadas cosas este año en las que se han pasado de la raya.
Utilizar la enfermedad de Tito Vilanova para hacerme daño es algo que no olvidaré jamás.
Porque yo a Tito Vilanova lo he visto en Nueva York, y si no lo he visto más ha sido porque
no ha sido posible, pero no por mi parte.
Y justificar que yo no quiero que le vayan bien las cosas a un compañero que he tenido tanto tiempo y que tanto me ha ayudado es de muy, muy, muy mal gusto. No me lo esperaba.
Tanto de unos como de otros. Yo en el Barça, lo sabe todo el mundo, lo hice lo mejor que supe, lo mejor que pude, con toda mi voluntad.
La decisión la tomé yo; ellos tienen que estar tranquilos.
Tanto los de arriba, como los técnicos, como todos tienen que estar tranquilos y hacer su trabajo. Fui yo quien decidió marcharse.
No tengo nada que echarles en cara. Simplemente les dije: "Por favor, dejadme hacer. Me voy con mi familia a aprender, si puedo, inglés", y he acabado intentado aprender un poco de alemán.
Es lo único a lo que me he dedicado todo este tiempo.
Lo único que les pido es eso: que sigan su camino y que me dejen.
Y sin utilizar a mis amistades o a mi gente para hacerme daño. Y si quiero ir a cenar con Johan Cruyff, voy a cenar con Johan Cruyff.
No debo nada a nadie. Hice mi trabajo lo mejor que supe.
Los demás, por favor, que se dediquen a eso, a hacerlo lo mejor que sepan, que los abrazaré cuando nos veamos aquí, en la Audi Cup, o si nos encontramos
durante la competición europea. Todo lo bueno que le pueda pasar al Barça me hará feliz, pero hay cosas que no olvidaré jamás. Jamás.
Y esta es muy pequeña, lo del vicepresidente del Santos es una nimiedad, pero ha habido otras que no tuvieron que haber comenzado.
Ellos ya están contentos: son entrenadores del Barça, están allí dentro; son presidentes del Barça, están allí dentro; y lo tienen que disfrutar como yo disfruté mi parte, mi etapa, allí dentro.
Que lo disfruten. A mí que dejen un poco en paz y disfrutar de mi trabajo e intentar convencer a estos jugadores tan buenos que el Bayern me ha dado e intentarlo hacer lo mejor posible.
Y los demás...
Ya va siendo hora de que me dejen.
Y si de todas estas cosas que he dicho, de todas, hay alguna que no es cierta, que salgan y que me lo rebatan.
Pero que salgan ellos, que no salgan intermediarios del Santos o amigos suyos desde Barcelona. Que salgan ellos y desmientan que todo esto que acabo de decir ahora no es cierto.
Entonces seguiremos hablando. Mientras tanto, que se dediquen a hacer funcionar el equipo y que disfruten, y a mí que me dejen tranquilo.