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Ved cómo muere en el pecho de Romeo la pasión antigua,
y cómo la sustituye una pasión nueva.
Julieta viene a eclipsar con su lumbre
a la belleza que mataba de amores a Romeo.
Él, tan amado como amante,busca en una raza enemiga su ventura.
Ni él ni ella pueden declarar su anhelo.
Pero la pasión buscará medios y ocasión de manifestarse.
Que el cielo mire con buenos ojos la ceremonia que vamos a cumplir,
y que no nos castigue por ella en adelante.
¡Oh, Julieta! Si tu dicha es como la mía y puedes expresarla con más arte,
alegra con tus palabras el aire de este aposento
y deja que tu voz proclame la ventura que hoy agita el alma de los dos.
El verdadero amor es más pródigo de obras que de palabras:
más rico en la esencia que en la forma.
Acabemos pronto. No os dejaré solos hasta que os ligue la bendición nupcial.
Ya son casados Romeo y Julieta.
El amor ha traspuesto la barrera del odio.
Sin embargo, la felicidad es su desgracia.
La muerte parece vagar por estos rumbos,
acechando a víctimas inocentes.
Pensad humanos vuestras acciones.
No os dejéis llevar por viles pensamientos;
evitad la discordia y promoved la reconciliación.
No intentéis cobardemente excusar los agravios que me has hecho.
¡Defiéndete!
Nunca cometí agravio contra ti. Al contrario, hoy te estimo más que nunca ¡Vete en paz buen Capuleto!
¡Qué extraña cobardía! Teobaldo,espadachín, ¿quieres batirte conmigo?
¿Qué me quieres? Soy contigo.
Detente, amigo Mercutio.
Adelante, hidalgo. Enseñadme ese quite.
Saca la espada, Benvolio. Separémoslos.
¡Oíd, Teobaldo! ¡Oye, Mercutio!
¿No sabéis que el Príncipe ha prohibido sacar la espada en las calles de Verona?
Deteneos, Teobaldo y Mercutio.
Mal me han herido. ¡Mala landre devore a vuestras dos familias.
¡Vive Dios! ¡Que un perro, una rata, un ratón, un gato mate así a un hombre!
¿Para qué te pusiste a separarnos? Por debajo de tu brazo me ha herido.
Ya soy casa de gusanos.
Teobaldo, el alma de Mercutio está desde las nubes llamando a la tuya,
y tú o yo o los dos hemos de seguirle forzosamente.
Pues acompáñalo tú, necio, que con él ibas siempre.
Ya lo decidirá la espada.
Huye, Romeo. Huye,no te detengas.
Soy un triste juguete del destino.
Decidme, padre. ¿Qué es lo que manda el príncipe?
Su sentencia no es de muerte sino de destierro.
El destierro me infunde más temor que la muerte.
No me habléis de destierro.
Fuera de Verona no hay mundo, sino purgatorio,infierno y desesperación.
El cielo está aquí donde vive Julieta.
Un perro, un ratón, un gato pueden verla.
Sólo Romeo no puede.
Detén esa diestra homicida. ¿Eres hombre? Vete a ver a tu esposa.
Consuélala, y huye de su lado antes que amanezca.
Irás a Mantua, y allí permanecerás, hasta que pueda divulgar tu casamiento.
¡Señorita, señorita!
¡Válgame Dios, y cómo duerme!
¿Qué es esto? ¡Socorro, que mi ama se ha muerto! ¡Señor, señora, acudid!
¿Por qué tanto alboroto?
Ved, ved, ¡Aciago día!
¿No os da vergüenza?
¡Dios mío, Dios mío! Abre los ojos, o déjame morir contigo.
¿No os da verguenza? Ya debía de haber salido Julieta. Su novio la espera.
¡Julieta ha muerto! ¡Aciago día!
¡Dejad que la vea!
¡Oh Dios! que espanto. Helada su sangre, rígidos sus miembros!
Huyó la rosa de sus labios. ¡Hora infeliz!
Una hija sola, y la muerte me la arrebata.
Hija mía,que más que mi hija era mi alma.
¡Muerta, muerta, mi encanto, mi tesoro!
¿Qué dice Romeo? Dadme su carta, si es que traéis alguna.
Busqué a un fraile descalzo de nuestra orden para que me acompañara.
Le encontré curando enfermos.
Los soldados al vernos salir de una casa, temieron que en ella hubiese peste
y no nos dejaron salir de la ciudad.
Por eso no pudimos ir a Mantua.
¿Y quién llevó la carta a Romeo?
Nadie: Aquí está. Tanto era el miedo que todos tenían a la peste
que no pude encontrar siquiera quién la entregase.
Esposa mía, amor mío,
la muerte que ajó el néctar de tus labios, no ha podido vencer del todo tu hermosura.
Julieta,¿por qué estás aún tan hermosa?
¿Será que el descarnado monstruo te ofrece sus amores y te quiere para su dama?
Para impedirlo, dormiré contigo en compañía de esos gusanos,que son hoy tus únicas doncellas.
Recibe la última mirada de mis ojos.
Brindemos por mi dama.
¡Oh!
¿Qué es lo que veo? ¡Romeo! ¡Romeo! ¡Pálido como la muerte!
¡Oh! Julieta se mueve.
Padre, ¿dónde está mi esposo? ¿Dónde está Romeo?
Tu esposo yace muerto a tu lado.
¡Esposo mío! ¿Qué veo?
Con veneno se ha matado.
No me ha dejado una sola gota que beber.
¡Dulce hierro! Descansa en mi corazón, mientras yo muero!
Así acabó el odio entre Montescos y Capuletos.
Los Montescos prometieron hacer una estatua de Julieta,
y los Capuletos una de Romeo a su lado.
¡***ía amistad y reconciliación, que alumbra un sol bien triste!
Aprended pues que la discordia no es buena.
Triste historia es la de Julieta y la de su Romeo.
Les queremos agradecer por su compañía...
y por habernos visto todo este tiempo...
y le queremos agradecer también al profesor Fernando Leonel Cáceres
por el tiempo que nos brindó y por tener paciencia con nosotras.
Muchas gracias. ¡Bravo! ¡Bravo!